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14-Creencias


Ahaz,molesta, decidió entregar una parte de su poder a todos los que Maita rechazó,pero al ser demasiados y ella no tan fuerte necesitó que sus criaturasrealizaran contratos para poder usar sus poderes.

Las bestias tomaron forma humana y entraron a través de la ventana al hotel donde se quedaban Argent y Epify. Ya era nuevamente de noche, en Losela las calles se cubría de luces, desde lo alto de los cuartos de hotel se veía como un millar de luciérnagas en un mar de oscuridad.

—¿Cómo te sientes, Epify? —Argent se acercó a la chica quien miraba la ciudad desde la ventana.

—No puedo negar que la diferencia con respecto a la sensación usual es abismal. Respirar se siente como sacar la cabeza del agua después de casi morir ahogado y ya no duele —dijo jugando con el collar.

»Me preocupan más los otros. Tú tienes varias heridas, pero el hombro de Tanok se llevó la peor parte.

—Deberíamos ir a un hospital para que le revisen el hombro —sugirió Argent.

—¡Me niego! —Tanok dijo tajante ante la sugerencia

—Si no te tratan en este momento puedes morir por la pérdida de sangre o una infección, no es momento de ser terco —dijo Argent.

—No te esfuerces, Tanok no cederá, el pertenece a la tribu Neonis ellos tienen prohibido el uso de la tecnología, y Tanok es demasiado fiel a sus creencias. —Drake habló con resignación.

—Tanok siempre vivió en lugares llenos de bosques y vegetación. Su lugar de nacimiento fue el bosque montañoso Osa, en Tártaro —explicó Epify.

—Nuestra religión, la de los lobos, nos prohíbe usar la tecnología. Vivimos por y para la madre naturaleza. Además, incluso sin eso jamás usaría algo tan asqueroso como lo creado por humanos —continuó Tanok queriendo ser él quien cuente sus pensamientos.

—Tú también odias a los humanos —afirmó Argent ante el comentario final.

— Humanos y lobos jamás se llevaron bien, sin embargo, podíamos mantener una relación decente con algunas tribus indígena. Los trueques nos beneficiaban a ambos, nosotros entregábamos algunas hiervas o frutas que solo se conseguían en Tártaro y a cambio, ellos les daban sal u otros alimentos. Elinto, la ciudad de Alaya, estaba cerca gracias a un portal en el pico de la Montaña Osa de dónde yo soy. Luego los lugareños y otras manadas de Osa decidieron traicionarnos.

—¿Cómo los traicionaron? —preguntó Argent genuinamente curioso.

—No importa. Simplemente usen cosas naturales. Dentro de mi mochila cargo algunas plantas medicinales, solo deben triturarlas y agregar un poco de agua para hacer que tenga una textura pastosa, en ese momento pueden colocarla sobre la herida —dijo Tanok.

—No podemos decir que los humanos no han hecho cosas para hacerse odiar. Sin embargo, las hadas son la misma mierda o hasta peor y eso que yo soy una —comentó Drake burlonamente.

Argent arrugó la cara ante la actitud despreocupada de Drake.

—¡No bromees! ¡Lo primero que te dijeron y no hiciste caso! —Argent le reclamó a Drake.

La sonrisa de Drake se borró de inmediato y con un asentimiento reconoció su culpa.

—Lamento mi imprudencia y entiendo mi error, acepto mi responsabilidad. Hasta que estés completamente curado haré todas y cada una de las cosas que me órdenes. —Drake se disculpó con una reverencia, colocó una rodilla en el piso y agachó la cabeza como se inclinaban los caballeros a los reyes en el pasado.

—El problema no son las heridas. En Maat no está permitido que los dragones usen sus poderes. Esos poderes son originarios de los ángeles y nosotros no somos más que meros ladrones que los obtuvimos por una necesidad egoísta.

—No sé bien en qué momento usaste tu don. —Drake dijo un poco confundido.

—Para anular ese humo, mi don me permite anular las habilidades mágicas de todo lo que esté a menos de un metro. Por tu culpa he traicionado a los viatores y a mí mismo como aspirante a viator —Argent lucía muy frustrado.

—Gracias por salvarme, lamento que hayas tenido que hacer algo que consideras deshonroso. Te juro por mi propio honor que nadie te vio usar tu don y si nadie te vio es porque no pasó. Compensaré mis errores incluso si me toma cien años, no te arrepentirás de haber salvado mi vida —Drake le dijo con una mirada cómplice en su rostro, le estaba dando a entender a Argent que nadie se enteraría de esto y que sería como si nunca hubiera pasado.

—Tampoco exageres tanto, solo te cubrí porque a diferencia mía, eres tan frágil que seguro hubieras muerto.

A pesar de su respuesta fría se notaba que ninguno de los dos quería que el otro saliera herido.

Tanok miraba con molestia la escena, Drake era parte de su grupo, en cambio Argent solo era un aliado conveniente, Akatsa estaba bien con los que quedaban no necesitaba foráneos que llegaran a irrumpir. Si en este tiempo había crecido el número de personas con las que cohabitaba, era por mera conveniencia, no porque los considerara parte de su grupo.

—No sirve de nada ser tan receloso Tanok, estamos juntos en esto y verlos como aliados facilita todo —dijo Epify mientras se encargaba de las heridas del lobo.

—Nunca consideraré un extraño parte de mi manada —concluyó Tanok con molestia.

Cuando Epify terminó de sanar al lobo le dio un beso en la frente como una muestra de cariño y preocupación. Tanok estiró su brazo sano y con el atrajo el cuerpo más pequeño. En ella siempre había encontrado confort desde la muerte de su manada y por eso se aferraba a ella como a un salvavidas.

—Tanok incluso si no quieres confiar o apreciar a alguien al menos deberías utilizar las herramientas que te prestan para no morir estúpidamente­ —dijo la chica en lo que se separaba del lobo —. Voy a mirar cómo están los dos del otro lado, el hada está nerviosa y me preocupa que el albino psicópata se ponga agresivo, Jouktai debe tener un rato difícil cuidando esos dos. —Epify se paró y fue hacia la puerta.

Jouktai vio a Epify ingresar en el cuarto y se paró para recibirla, había estado algo aburrido ya que desde que llegaron el hada híbrida se sentó en una esquina del piso y al albino no paraba de jugar con cosas y saltar en la cama.

—Jouktai, nos van a correr de aquí si el niño no se comporta, además ¿Por qué está la chica en el piso? —dijo Epify.

—Ella está demasiado nerviosa, por ello dejé que se ubicara donde se sienta más segura, y el niño, no veo que está haciendo de malo, solo está saltando, quizás con eso se cansé rápido y se duerma —respondió Jouktai sin darle importancia.

—No está bien visto que los niños salten en la cama, la pueden romper y meternos en un gran problema, que es lo más importante —refutó Epify.

—El lobo se golpeó, ¿verdad? —preguntó el albino.

—Si y no es tu problema —respondió tajante la chica.

—Como frecuentemente me lastimaban y en muchas ocasiones me pedían que me deshiciera de los cadáveres sé bastante de cómo funcionan los cuerpos. Si quieren lo puedo coser —soltó el albino en lo que soltaba otra risa incomoda.

—Jouktai —llamó la niña a modo de súplica.

—Vale, ya me hago cargo —suspiró Jouktai sabiendo que si Epify perdía los estribos podría lastimar al niño —. Oye pequeño, vamos a dar una vuelta por ahí —dijo al albino —. Epify, me lo voy a llevar a caminar hasta que se quedé dormido y lo traigo.

—Perfecto, él puede dormir con Argent, el hada dormirá conmigo.

Jouktai estaba agotado por la batalla, pero no estaba herido y sabía que podía cuidar mejor a ese niño que cualquiera de los otros que se encontraban bien. Decidió hacerlo caminar por parte turística de la ciudad hasta que cayera dormido, no necesitaba más emociones fuertes en el día.

—Oye, ¿tú no eres humano verdad? —preguntó el niño.

—No, soy una bestia comadreja.

—Puedes hacer magia, ¡eso suena genial!

—Puedo hacer magia de contrato, mi magia es elemental de viento.

—¿Por contrato?

—Existen tres tipos de magia: básica que todo el mundo puede usar, por contrato y por don. Epify tiene por don, esa magia no tiene que ofrecer sacrificio, cuando es por contrato debes sacrificar algo, yo me causo dolor.

—Entonces es mucho mejor la de dones.

—No necesariamente. Cuando eres mago de don puedes usar magia básica y tu don, nada más, cuando eres por contrato puedes usar más estilos de magia avanzada y tienes mayor control, los dones suelen no poder controlarse completamente nunca.

—¿Pero tú dices que usas solo viento?

—Porque, las bestias tenemos afinidad a un tipo de magia elemental, en mi caso es el viento —mintió al no revelar su afinidad a la de objetos —, pero eso no implica que no pueda usar otro tipo de magia, solo es que necesito un sacrificio mayor para lograr un efecto de la misma magnitud que con el viento —dijo Jouktai antes de detenerse a pensar —. Hay gente muy que puede mezclar magias de contrato de varias clases, pero no es muy usual ya que requiere mucha planificación.

—Veo, ¿toda la magia es de tipo elemental?

—No, existen las elementales, las alineadas y las abstractas, según tu raza vas a tener afinidad a alguna en especial.

—¿Yo que tipo de afinidad tengo siendo humano?

—Los humanos son muy variables, es más cuestión de personalidad, en las bestias es más común que sean afines a una elemental, las hadas suelen tener varias afinidades.

—Quiero aprender magia, ¡enséñame!

—No sé si sea buena idea. Por hoy estoy cansado, déjame pensarlo y mañana te contesto. Además, las bestias no son tan buenos magos, los mejores son hadas, aunque de las hadas que tenemos cerca ninguna es apta para enseñar magia. Drake es malo en magia y la híbrida no sabe ni hablar bien.

Tras un largo paseo el niño por fin empezó a cabecear, Jouktai quiso tomarlo para colocarlo en su espalda, pero apenas lo rozó un salto acompañado de una mirada de terror hizo que una chispa de entendimiento lo iluminara.

—Lo siento, no quise tocarte —se disculpó Jouktai.

—¡Odio que me toquen!¡Duele mucho!¡Es asqueroso! —El albino reaccionó alterado, cubriéndose con las manos como protegiéndose.

—No voy a tocarte, fue mi error. —Jouktai levantó las manos para demostrar que no haría nada.

—¡Ahora te vas a burlar porque soy débil y estoy sucia!

Jouktai logró captar el cambio en la forma de referirse, pero prefirió no presionar.

—No estás sucia ni eres débil, no tienes la culpa de lo que te hicieron. Que un, o unos, imbéciles te hagan daño no te vuelve menos en ningún sentido.

» Si eres débil por eso yo también lo soy. Cuando estuve en prisión hace unos años también me pasó. No voy a decirte como sentirte ni nada de eso, pero al menos de forma racional mantén en tu cabeza que tú no tienes la culpa de nada de eso.

—¿Cómo es posible? Tú eres fuerte.

—En la cárcel yo tuve miedo, mucho miedo. Me paralicé y no fui capaz de hacer nada. No importa que tan fuertes seamos el miedo es algo natural y no te da tiempo a reaccionar, pero no es tu culpa, la culpa de todo lo tiene el agresor —dijo Jouktai con una sonrisa, aunque no quiso contar que tiempo después tomó venganza y mató a los perpetradores.

Tras un incómodo silencio regresaron al hotel. Jouktai acompañó al albino a la habitación de Argent y le dio claras instrucciones al glainne de no tocar al albino ni acercarse mucho sin entrar en detalles. Después de eso salió a un manglar cercano a la ciudad, donde las otras bestias y Drake acordaron pasar la noche.

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