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- Kookssi -grito Amel, moviendo su mano haciendo señas para que el acercara.
Pero Jungkook estaba tan plácido al verla desde la distancia sonreír, disfrutar y chapotear con el agua en la costa de Busan que solo quería seguir observando para grabar esas imágenes en su memoria.
Completamente enamorado suspiro en su direccion, su corazón galopaba en su interior, ama tanto a Amel que daría todo loq que tiene para hacerla feliz.
- Vamos Jungkookssi -camino lentamente a él - si no te gusta venir a la playa no le veo el caso que me trajeras.
- Ven aquí -la tomo de su mano sentandola entre sus piernas, abrazando con dulzura desde su cintura- amo la playa, es el lugar que me relaja y da mucha paz, ver el atardecer desde aquí es único.
- No parece.
- Claro que sí, amo la playa, pero más te amo a ti, Amel, y solo quiero observarte para luego cuando nos separemos al ir a nuestras casas soñarte y tenerte presente, ¿entiendes?
- Entiendo -respondio con una sonrisa- Kookssi -entrelazo sus dedos posicionados en su vientre- ¿Por qué Amel?, Ya se que es parte de mi nombre, pero siento que hay algo más.
- Llegaste a mí sin preguntar, diste vuelta mi mundo, no me dejas pensar en nada más que no seas tú y al hacerlo sonrió como un idiota, a los días de conocerte ya hacías revolver mi estómago y mi corazón te pertenecía, y no solo quería llamarte por tu nombre, bonita, nena... Quería gritarte Amor, porque eso eres, mi amor, mi único y verdadero amor. Esa noche quería decirlo, y mezcle ambas palabras Amor y tu nombre, y forme Amel.
- Kook -giro a él viendo su rostro- hagamos una promesa -levanto su dedo meñique- estaremos juntos siempre, creerás en mi y creeré en ti, nos amaremos hasta que nuestros corazones digan basta -el sonrió con ternura y sin pensarlo enredo el dedo meñique con el de ella- pero...
- Me gusta como suena así, no debe haber un pero.
- Kook, pero si algún día no estoy en tu vida por cualquier circunstancia, júrame que me recordarás con cariño, que amarás a alguien pero no tanto como me amas a mi, buscarás a alguien bueno, que sea cariñoso contigo, y te entregué lo que necesitas y serás inmensamente feliz.
- No me gusta esta promesa Amel.
- Por favor -junto sus frentes soltando en un suspiro la súplica- deseo que nunca llegue ese momento, pero hay que ser realistas, somos jóvenes e inmaduros, no sabemos si nuestros sentimientos cambiarán, o si aburrirás de empalagosidad.
- Lo juro, pero deseo que nunca nos separemos, que seamos viejitos y sigamos amándonos con esta intensidad hermosa.
- Te amo, no me equivoqué cuando decidí llamar tu atención -beso castamente y prolongado sus labios delgados- ahora vemos, quiero verte mojar tus pies, y luego, iremos a mi casa y nos daremos una ducha caliente juntos -se levantaron a la vez.
- ¿No podemos ir directo a la ducha? -rieron y Amel lo jalo hasta el agua fría de aquella playa en Busan siendo observados por varios.
Fueron tratados de locos, jóvenes y estúpidos, pero ellos no comprenderían nunca lo que sienten el uno por el otro.
Jungkook se sentía con nervios, hace más de dos horas había salido uno de los pediatras avisando y dando las buenas nuevas, el trasplante en Amel, su hija, fue un éxito, la vio pasar en la camilla y un alivio se apoderó de su cuerpo, pero al recordar que Pam aún seguía dentro sintió que algo no estaba bien.
Jimin lo veía a la lejanía, no conocía a la chica que conquistó el corazón de su amigo, pero sabía perfectamente lo buena que fue con él durante el tiempo que estuvieron juntos.
Jungkook nunca pudo olvidar ni encontrar a alguien que fuera como ella, nadie la podía igualar.
Los recuerdos lo invadian en ese momento, necesitaba tenerla entre sus brazos como lo hizo algún día, la ama y no puede estar sin ella, todo ese tiempo lejos de su lado fue soportado por su hija.
Sentado en una de las bancas, con sus codos sobre las rodillas y sus manos juntas frotando en su frente, comenzó a culparse por todo, las lágrimas comenzaron a asomarse con lentitud, nublado su vista y apoderándose del nudo en su garganta.
- Kook -escucho y los zapatos de su amigo llegaron a su frente- Amel despertó y quiere verte.
- No puedo alejarme de aquí -dijo aún en la misma pocision.
- Yo me quedaré aquí, cuando salga un doctor prometo llamarte.
- Jimin -su voz se quebró completamente.
Aquel recuerdo de la playa se hacia presente una y otra vez, no quería, se resignaba a esa realidad, a ser feliz sin ella, la necesita, tanto él como su hija la necesitan.
¿Que pensaría la pequeña Amel cuando sepa que era su verdadera madre?
¿Que haría sin su sabiduría al enfrentar la vida?
Las lágrimas cayeron violentamente el aire le faltaba, tantas promesas sin ser cumplidas, tantos sueños que aún no cumplían, tantos lugares que no pudieron visitar, cuantos Te amo que aún no le decía.
- Si la pierdo de nuevo moriré -dijo desahogando su pena, escondiendo su rostro entre las palmas de sus manos- por favor -murmuro para el mismo- por favor, que nada malo le pase.
- Jungkook, yo me quedaré aquí, Pam te necesita, pregunta por tí, ve a verla y tranquilizala, también está preocupada por Amel.
Después de tanta insistencia, Jeon decidió ir a ver a su hija, limpio las lágrimas costosamente pues salían sin parar, respiro profundo, y entro con una sonrisa totalmente fingida.
- Hola, tesoro.
- Papi -dijo con debilidad- duele
- Yo sé, amor, pero pasará -acaricio su mejilla- ya verás que todo estará mejor.
- ¿Dónde está ella? -Kook arrugó su ceño conteniendo las lágrimas- ¿Papi? -pregunto con sus ojos cristalizados.
- Ella está bien, tranquila, ella siempre estará con nosotros ¿ok?
- Ok -respondio no muy convencida.
- Descansa, princesa -beso su mejilla- descansa para que todo pase más rápido -la niña cerró sus ojos con los tarareoa de su padre, canto la canción favorita de Amel, extrañandola como nunca la había extrañado.
De pronto, la puerta fue abierta, un Jimin apareció en el umbral solo basto con verse para que Jungkook saliera corriendo, no sabía dónde, pero salió disparado por los pasillos buscando una señal.
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