Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12






Los próximos días salía más temprano del trabajo solo para no verlo, no respondía sus llamadas ni mensajes, no abría la puerta cuando Kook la visitaba en su casa y lo único que sí hacía era llorar por todo, nada valía la pena.

Una tarde, fue hasta la casa de Jungkook, se decidió averiguar si todo era verdad, pero al llegar la recibió su madre, él no se encontraba en el hogar

Al entrar a la casa, vio a la chica que le abrió los ojos con aquella grabación.

— Sigueme —le dijo la mujer al ver las miradas asesinas de Anne, y detrás de ella siguió los pasos— Jungkook no está, pero podríamos hablar en tanto el llega.

— ¿Es cierto? ¿Esa chica es novia de Jungkook?

— Están comprometidos —dijo su madre para ver la reacción de la muchacha.

— Señora Jeon —su voz se quebró por completo— ¿Podría dejarlo ser feliz... —detuvo sus palabras, nisiquiera sabía si lo que diría valía la pena y lloro en silencio nuevamente.

— Pide lo que quieras... Dinero, una empresa, trabajo, una casa, pero ...

— Quiero que me ame, quiero que cumpla sus promesas conmigo, quiero olvidar esto y seguir con nuestros días perfectos.

— ¿Mi hijo no te ama?

— Dígale que le pedí dinero, dígale que me dió una casa, dígale que vendí mis sentimientos y llevelo lejos, no quiero volver a verlo.

— ¿Segura?

— Yo no soy la amante de nadie, merezco algo mejor, fui ilusa al pensar que todo era un cuento de princesas cuando solo es una terrible pesadilla, desde hoy, odiare a Jungkook con todas mis fuerzas, si me cruzó en su camino haré como que no lo conozco.

— Se lo diré

— Señora Jeon... Si Jungkook me amara, si él, si sus sentimientos fueran reales por mi... ¿Lo dejarían ser feliz conmigo?

— No eres de nuestra clase social —la chica soltó un quejido doloroso, abrió la puerta y salió llorando en silencio— Pero si, lo dejaría ser feliz a tu lado —murmuro la mujer.

Kook al llegar a su casa con molestia porque una vez más no pudo ver a Amel, fue al despacho de su madre, creyó que ella tenía algo que ver en ello y sin avisar entro eufórico.

— ¿Le dijiste algo? ... ¿Por qué ya no quiere verme, Omma?

— Víno a verme está tarde —conto ella sumida en los papeles

— ¿Que?... ¿Que le dijiste?

— Nada, no alcance a decirle nada, dijo que si le daba dinero dejaría de verte, al parecer el dinero fue más fuerte que sus sentimientos.

— ¡Mientes!

— Ella no miente amor —hablo Anne a sus espaldas, en el umbral de la puerta y así como le mostró a Pam la grabación hizo lo mismo con Jk.

— Desde hoy odiare a Jungkook con todas mis fuerzas, si me cruzó en su camino, haré como que no lo conozco —su madre frunció el ceño, eso en definitiva no era necesario.

Su hijo empuñó sus manos a los costados, la señora Jeon sentía pena por ambos jóvenes sufriendo, el corazón de su hijo había sido roto con una vil y maldita mentira, una que al parecer le pasaría en sus hombros por el resto de su vida, puesto que ella al saber realmente la verdad, no fue capaz de decir la verdad.

— Comiencen con los preparativos, mañana nos iremos a España salió de ahí empujando el cuerpo de la que ahora era su novia.

— ¿Fuiste tu?

— Obviamente, no dejaría a Jungkook en las manos de ella, lo haré feliz, le daré hijos, y usted, tendrá el negocio del año como socia de mis padres.

La vio alejarse, fue ahí cuando se dió cuenta que era mujer seria la desdicha de su hijo, no hablo simplemente por qué se decía le convenía para sus negocio, su mente está dividida entre la culpabilidad y la esperanza, indirectamente ella no tuvo nada que ver, pero era la responsable después de todo.

Amel lloraba en su cama, era literalmente una persona sin vida, en su trabajo no la reconocían, se escondía en rincones diferentes y cuando volvía aparecer sus ojos estaban hinchados y rojos.

Sufría, y todos lo sabían.

La señora Jeon fue a visitarla un día a su trabajo, el verano había llegado y ya se podía usar otro tipo de ropa, la muchachita la habían derivado a la oficina y se encargaba de los número desde hace unos meses, era lo mejor para su estado, eso le comentaba la chica nueva recién llegada mientras la dirigía al lugar.

Al abrirse la puerta, Amel se levantó de la silla, ahora tenía una explicación para ello.

La chica tenía una redonda y bella barriga, una que conmocionó a la mujer, se miraba triste, demacrada, y acariciaba su bulto cuando se acercaba a ella.

— Señora Jeon —rreverencio a ella— En qué puedo ayudarle.

— Desde cuando lo sabes?... —los ojos de Amel se nublaton nuevamente

— Cuando Jungkook me dijo que nos casaramos, estuve a punto de contarle, pero, por alguna razón no pude y al siguiente día supe por qué.

— Jungkook se casó hace unos meses —ella sonrió con ternura— ¿Que harás con el bebé?

— Tenía la esperanza de que... Todo fuera un mal sueño, y que Kook llegará a buscarme y me viera así, que me dijera que me ama y podríamos ser felices al fin... Es mi hijo, es mío.

— ¿Es un niño?

— No lo sé, esperaba que fuera una sorpresa.

— Dámelo, yo lo cuidare como mío, le daré una buena vida.

— ¿A qué vino Señora Jeon?... ¿A asegurarse de que no nos volvamos a encontrar? O ¿A quitarme lo único que me recuerda a lo lindo que Jungkook me hizo sentir?

— Amel...

— No me llame así, usted no tiene derecho a decirme de esa forma, ni usted ni nadie.

Por un momento la mujer quiso consolar a la chica frente a ella, querer abrazarla y quitar ese dolor que estaba en lo más profundo de su alma, envenenando sus pensamientos y sentimientos, quería decirle que todo pasaría, pero nada podría mejorar, y era mejor quitar la espinita de un tirón que removerla lentamente hasta que saliera, el dolor sería mucho menor.

— No tienes los medios para cuidarlo —sus palabras sonaron con dureza— a tu lado pasará hambre ¿Que harás cuando debas trabajar y no sepas con quién dejarlo? ... Traerlo aquí no es una opción.

— Ese es mi problema.

— También mío, es mi nieto, y sí quisiera podría quitartelo porque la ley me ampara, puedo demostrar que no estará bien cuidado contigo, niñita y perderias la oportunidad incluso de verlo.

— ¡Que le hice yo para que me haga esto! —grito con desespero y ahogo— ¿Tanto me odian por enamorarme de su hijo?, Nunca le pedí nada, jamás me interesó su dinero —comenzo a bajar los desibeles del tono en su voz— solo quería que me amara como yo lo amo.

— El amor no lo es todo.

— Se equivoca, Señora Jeon, para mí, el amor lo es todo, usted no sabe lo que es crecer junto a alguien que le recuerde que no es su hijo legítimo, que le recuerde que su madre simplemente la abandonó en el hospital, anhelando aceptación, una pizca de cariño y cuando creí que lo había conseguido, me entero ... Me entero que en realidad no es mío.

— Un bebé no se alimentará solo de aire, no comerá de amor, no vivirá de cariños y aceptación, no se vestirá solo de besos, puedes tener todo eso para entregar, niña, pero...

— Váyase... Con todo el respeto que le tengo le pido por favor que se vaya de mi trabajo. —la mujer respiro profundo.

— Me iré, pero no me quedaré así, vendré de nuevo a buscar una respuesta.

Así fue por varios días, si bien ya no entraba a la oficina de Amel, la esperaba sentada frente a unas mesas, o en la salida de su trabajo, incluso cuando salía de su casa aquel auto negro con vidrios polarizados estaba ahí, observandola, insistiendo indirectamente, mascullando en su cabeza.

La chica se volvía loca con las ideas en su cabeza, revisaba sus cuentas de banco y las posibilidades de quedarse con su hijo, pero todo salía de su presupuesto y no tendría para sobrevivir mucho tiempo si dejaba de trabajar para enfocarse solo en su bebé.

Entonces, lo decidió.

Con los nervios y una vocesita en su interior repitiendo le que se arrepentirá de ello, con el puño temblando escribió su firma y timbró.

Apenas lo hizo el abogado arrebato los papeles para que el arrepentimiento no la hiciera romper los documentos.

Firmo su sentencia de muerte, y el brillo desapareció completamente de sus ojos.

Aquella tarde, en la sala de hospital esperaba ver a su bebé una única vez para guardar su imagen en su mente, pero quién entró solo fue aquella mujer que le quitó todo.

— ¿Dónde está mi hijo?

— Es mejor así.

— Por favor —le rogó intentando levantarse.

— No te muevas o la herida en tu vientre se abrirá.

— ¡No me interesa! —cayo a sus pies sosteniendo su pantalón de diseñador— Se lo ruego, Señora Jeon —apoyo su prente en la punta de sus zapatos— déjeme, permítame conocerlo.

— Ya no está aquí, en este momento una familia lo recibe en sus brazos.

— ¡Dijo que lo cuidaría usted!

— No me arriesgaría a que fueras a mi casa cada día para verle, confórmate con saber que es un niño —la mujer sostuvo el nudo en su garganta al oír los sollozos desgarradores.

— ¡Mi bebé! —murmuraba con pena— ¡Mi bebé! —soltó a la mujer mientras lloraba en el piso—Jungkookie —escucho los tacones irse hasta salir de la sala, ahí se quedó llorando arrepentida de cada cosa.

Maldito destino, maldito el amor, maldito el día en que Jungkook la noto en la heladería, maldita su insistencia y perseverancia, malditos sentimientos.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro