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5.- Nuestros personajes adquieren poderes sobrenaturales

(En caso de tenerlos que los pierdan)









En un mundo donde los poderes más allá de lo humano, sobrenaturales o del tipo que fuera, aquel que no lo tuviera era un bicho raro. Cada poder le daba al ser humano un uso en específico, así que no tener uno te convertía en un inútil.

Pero de la misma forma se te catalogaba desde un poder 1 o normal, hasta el 5; y este te denominaba como potencial homicida o peligro para esta nueva humanidad súper desarrollada.

Había poderes que te hacían perfecto para convertirte en policía, en médico, en constructor. Los poderes ciertamente te daban un lugar en el mundo.

Quizá solo había un 1.1 de 10 de ser parte de la población que no lo tenía y esos casos eran documentados, pues no se deseaba semejante mal para el niño.

Ahí no era donde entraba Kouki. Ciertamente tenia uno. La cuestión del asunto fue que aprendió a ocultarlo hasta decidir a sus cortos 5 años a decir que no tenía uno. Mil veces prefirió las miradas de lastima a las de codicia.

Kouki llego a los 6 años al orfanato Seirin. Siempre desconfiado, siempre solo y si amigos, más aprendió a ver que no todos eran malos. Tenía amigos que ocultaban sus poderes, mas no los negaban como él. Seria completamente raro un lugar lleno de personas sin poderes.

Su benefactora; Riko Aida, le había permitido a él y a nadie más hasta la fecha, el negar sus poderes. Así que estaba bien.



—No debes decirle a nadie Kouki-kun— le había dicho su benefactora —A nadie—



Y así fue como creció.










—¡Kouuuuki-chan!— escucho el castaño a lo lejos, cubriendo sus oídos por el grito. Una ráfaga de viento más tarde aterrizaron a su lado un par de personas

— ¡Te extrañe en vacaciones!—

Kouki no dijo nada, solo les sonrió en su lugar. Estaba en segundo de universidad, instruyéndose así como uno de sus dos amigos para enseñar.

Takao estudiaba medicina y Kuroko, tal como el, para profesor.



—Volví a mi hogar para ayudar con... para ayudar— les dijo



El orfanato había estado teniendo problemas económicos. Su madre; como había aprendido a llamar con el tiempo a Riko, no había querido decirles, pero uno de sus compañeros de infancia, Kagami le había llamado contándole la situación desde EUA, pues el de la misma manera se enteró por alguien más.

Ambos habían vuelto y a base de mucha lucha en esos 15 días de descanso obligado, lograron salir a flote.



—Sabes que cuentas con nuestra ayuda de ser necesario—





Takao Kazunari nivel 3; alias Halcón, por las enormes alas en su espalda. Había decidido ser médico cuando en su niñez se le mego esta por el hecho de tener esas alas.

Kuroko Tetsuya, considerado nivel 4 debido a su invisibilidad, puesto que si quisiera, podía escabullirse a robar o plantar una bomba en algún lugar.



—Por cierto, más tarde tengo que presentarles a un par de amigos, debo advertirles que son nivel 5—



—Wow Furihata-kun, no sabía que conocías celebridades—



—Desde niños de hecho—



Algunos niveles 5 escalaban en sus niveles de popularidad cuando eran buenas personas, ya que de conocer sus poderes, y usarlos para el bien, salía un poco de la jurisdicción de la policía. No había terminado de hablar cuando un fuerte escalofrió lo invadió, después a su lado sintió ese pequeño calor que lo invadía cuando lo veía.

Tanto Kuroko como Takao lo hicieron a un lado, medio ocultándolo entre sus cuerpos. El nombre de la persona que había bajado de esa elegante limusina no era ni más ni menos que los gemelos nivel 5. Akashi Seijuuro y Akashi Saiki. Seijuuro tenía el nivel 5 debido a su poder de fuego y Saiki debido a su enorme poder mental.

Seijuuro cuando niño, después de la muerte de su madre, había incendiado su hogar debido a la ira y el dolor mal controlado y Saiki; debido a lo mismo, había reventado las cabezas de todo quien se encontraba ahí; menos su hermano y padre.



Fueron puestos en una institución especial y aunque ya habían pasado más de 10 años de ese suceso aún se les temía como a demonios. Uno cursaba abogacía y el otro relaciones empresariales.

Kouki sin embargo no lo hacía. Le gustaban ambos por mas retorcido que eso sonase y sentía que de alguna forma estos lo sabían, por eso les rehuía cada que podía.



—Deberías conseguirte un novio, así los olvidas de una buena vez, par de estirados— dijo un molesto Takao mientras elevaba un poco sus alas para que las plumas no tocaran el suelo



—Cállate Takao, te oirán— dijo alarmado Kouki



— ¿Cómo van a hacerlo Furihata-kun? Están a por lo menos 10 metros— dijo Kuroko



Bueno, eso era cierto.












Kuroko siempre se preguntó porque su amigo tenía vendadas las muñecas y parte de su cuello y sabía que Takao también lo hacía. Sin embargo aún le quedaba algo de decencia por lo que aún no le hacia ese cuestionamiento.

Cuando el castaño estaba nervioso, solia tocar los vendajes y Takao le habia dicho que ciertos dias al mes, su aguda visión los notaba con un tenue sangrado.

Mientras esperaban en la cafetería de la universidad, Kuroko no pudo evitar ser el primero en tomar la palabra, o cual era extraño porque ese era siempre Takao.



—No estés nervioso Furihata-kun, si son tus amigos estoy seguro que son buenos—



—No es eso Kuroko... es solo que son naturalmente dominantes y me da miedo...—



—¡Oh!— grito Takao para luego hablar en voz baja —Lo dices por los gemelos maravilla—



—Cállate Takao...—



—Si... pero no por eso; Kagami me dijo que los conocía. Su hermano mayor hace negocio con ellos—



Ninguno de los dos entendía el miedo de Furihata por ese hecho, pero sus pensamientos se vieron bloqueados cuando vieron entras a dos personas muy atas. Uno; quien según les dijo Furihata era Kagami, reconociéndolo por su cabello rojo, parecía apunto de comerse al primero que se le cruzaba y el otro; de cabello negro, era sumamente hermoso, ese sería Himuro al parecer.

Kuroko al mismo tiempo en que el pelirrojo se sentara, desapareció, asustándolos a todos. Cosa que hizo que Himuro riera, haciendo que temblara el lugar un poco.



—Me disculpo— había dicho aun siendo invisible Kuroko



—No hay problema...— hablo Kagami, pero ciertamente se veía un poco rojo.



Como le había dicho Kouki anteriormente, Kagami era nivel 5 debido a su fuerza extraordinaria. Si lo deseaba, con solo un golpe mínimo de sus dedos, destruiría en pedacitos al desdichado. Himuro por el contrario, si reía podía causar terremotos de alto nivel, por eso siempre parecía desinteresado o casi, como justo había pasado en el momento en que rio.

Volvieron a sus clases, unos más avergonzados que otros, escuchando; Takao, que esperarían a Kouki al finalizar las clases.



—Entonces Kouki-chan ¿Te iras sin nosotros?— le pregunto Takao cuando se disponía a ir a su edificio



—Este si... — respondió rápidamente —Por cierto Kuroko, me dijo Kagami que quisiera; si es posible, ya sabes, solo si quieres... pues—



—Si Furihata-kun, puedes darle mi numero—le contesto



Después de eso, cada quien yendo a sus respectivas clases, no pudo evitar sacar de su cuerpo la sensación creciente de temor.










—Lo siento Furi, ellos quieres saber de dónde sacamos la mercancía. Han sido inflexibles esta vez. Dicen que no quieren meterse en problemas fiscales o de trata— escucho Kouki de Kagami



Sabia que llegaría el momento en que ese día llegaría. Kouki lo sabía, mas no había querido pensarlo en mucho tiempo. Suspiro cansado y un poco dolorido.



—Odio mi poder, me habría gustado no tenerlo pero ahora nos es tan necesario—



—No te preocupes Kouki— escucho de Himuro —Así deba de batirles el cerebro a esos dos, no te pondrán una mano encima. Hemos hecho un par de cláusulas en el contrato donde especifica que aunque te conocerán no podrán ver tu rostro, no podrán escuchar tu voz ni hacer nada más que ver como entregas lo pactado. Así como los días al mes en los que lo harás—



—Miralo del lado bueno Furi, ya no sufrirás de dolor siempre por no usar tu poder—



De entre los niveles 5 había categorías. Peligrosidad para el ciudadano y entorno y peligrosidad para sí mismo, que desencadenaba en peligrosidad para el resto.



Kouki era del segundo tipo.



Además de que si no hacia uso de este, podía tener mucho dolor si no lo sacaba. Se la vivía consumiendo multivitamínicos, puesto que para usar su poder debía rasgar y hacer sangrar su piel.



Cuando Riko lo encontró una tarde vagando por las calles a sus 5 años lleno de sangre, desnutrido y descalzo, sabía que a esa edad ya había conocido el infierno.



—¿Cuál es tu poder? — le había preguntado y Kouki solo había dicho un rotundo "No tengo"



Más tarde descubrió que Kouki era del tipo de creación de estructuras, podía crear oro, plata y el más curioso e invaluable metal, el Rodio*.



Sus padres le habían descubierto a muy temprana edad semejante poder, por lo que no dudaron en usarlo. Pronto Kouki a pesar de tener 5 años parecía de 3 por la falta de cuidados y vitaminas.

Y en una oscura tarde en la que ambos de sus padres le ordenaran crear el que era hasta ese momento el más valioso de todos los metales, colapso.



Cuando el grupo de Aida dio con el hogar del castaño, se encontraron con la escena más dantesca que había visto en sus vidas y eso que habían acudido a infinidad de llamados. Además de las botellas de licor, lo que reconocían como drogas y demás artefactos para ese uso, estaba una pareja que presumían eran los padres de Kouki, en medio de la sala, con por lo menos dos docenas de barras de diferentes tipos de metal incrustados en su cuerpo.



Después de las investigaciones supieran que Kouki poseía la habilidad de crear oro, platino, plata y el más caro y raro del mundo, el rodio, a base de sus componentes sanguíneos y que además con cierto nivel de técnica, el manipular el de otros y matarlos desde adentro.



—No tengo poderes — había dicho entre lágrimas —De verdad no los tengo



Y para Riko, así se quedó.









Cuando Seijuuro y Saiki vieron el video de seguridad de su nueva adquisición parecían... satisfechos. O al menos eso era lo que pensaba su padre al verlos.





—Habíamos estado haciendo negocios con Kagami, Himuro y este chico desde hace un par de años esporádicamente. Pero con el repunte de la tecnología, es cada vez más necesario— acoto Seijuuro mientras veía el video



—Quien iba pensar que era justamente él quien sería una mina de... pues de Rodio— dijo Saiki —Tiene muy dentro de su mente el hecho de que tiene ese poder, por eso antes no podía verlo, ya que verbalmente lo negaba—   



—Ahora entiendo las cláusulas del contrato, tengo entendido que puede donar hasta dos litros de sangre para convertirlo en un par de Kilos de metal, ya sea oro, plata o Rodio— hablo por fin Masaomi —No permitamos que vaya a otra compañía, si es necesario usar la vio...—



El hombre mayor cayó al suelo con un terrible dolor de cabeza e intentando apagar las llamas de su corbata ante la sugerencia. Lo cierto era que Masaomi Akashi no era más que un títere en la que fuera su empresa y la razón se encontraba en ese video de evidencia.

Seijuuro sabía que Kouki se sentía atraído a ellos debido a su hermano, quien sin que el gobierno supiera, había sabido desarrollar el escuchar la  mente, además de su obvio poder para destruir con solo un pensamiento.

Saiki sabía también, que el gobierno no sabía que Seijuuro podía crear fuego sin necesidad de una chispa, únicamente si lo pensaba su blanco podía estallar en llamas.



Ambos se protegían, con la sola idea de proteger a su amado. Uno del que no recordaban su rostro.



¿Cómo había sucedido eso? Pues bueno, cuando ambos gemelos tenían 8 años, habían sufrido la pérdida de su madre. Si bien eso era doloroso para la mente de un niño, ambos siendo Akashi debían mantener su papel de hijos perfectos.



Sus poderes si bien eran catalogados como 5, no habían causado ningún inconveniente debido a su estatus. Sin embargo cuando Masaomi había introducido a quien deseaba fuera su nnueva esposa; es decir su madrastra, una mujer que como poder tenía la capacidad de convencer de hacer lo que ella quisiera una vez al día. Masaomi había resultado ser inconvencible, puesto que su poder era el tener un escudo mental; siendo eso muy conveniente para conquistarla y sin que nadie supiera, ni siquiera la mujer; de que poseía casi el mismo poder pero más "diluido", lo que este llamaba como convencimiento, así que un de un momento a otro tenía un títere para sus negocios y para mantener a raya a sus hijos.

Con lo que no contaron fue que la mujer al saberse y sentirse poderosa de entrar a la familia más famosa de todo Japón, había osado burlarse de la fallecida Shiori, desencadenado en uno de los sucesos más comentados de todos los tiempos.



Los gemelos conocieron a Kouki un mes después del accidente. Vieron a un niño asustado, lloroso y patético a sus perspectivas.



Seijuuro odiaba a los niños inferiores y Saiki a quienes les temían miedo. ¿Cómo se conocieron? Pues los tres acudían a la misma institución en la que se les enseñaba a controlar sus poderes.

Saiki había escuchado la mente de un pequeño Kouki mas bien sin querer al no saber controlarlo, tomando de la mano a Seijuuro y trasmitiéndole lo que había oído le cuando escuchara le escuchara decir que pensaba que los ojos de dos colores de Seijuuro le parecían bonitos y que el color de cabello de Saiki le recordaba un dulce muy dulce.



En un par de ocasiones le habían escuchado llorar, diciendo que no tenía poderes, que quería regresar a su casa en cuanto pisaba la institución. Más ambos sabían que no era cierto, que Kouki tenía un poder peligroso, pues lo habían visto perder el control en un par de sesiones. Hasta que un día, no volvió más.



Se les había dicho que para Kouki había sido mejor pensar que no tenía poderes, que el hecho de hacerlo entrenar lo estresaba más que ayudarlo. Así que sus tutores se harían cargo de ese momento en adelante. Naturalmente ambos gemelos perdieron el control de nuevo ante la pérdida. Pues hacia solo poco tiempo que habían logrado acercarse. Que habían logrado que perdiera el miedo a socializar.

Encontraban que el saber que el inocente niño no les temía fascinante, querían tenerle para ellos, protegerle cuando invadieron una vez la mente de su tutora y saber lo que le habían hecho.

Por supuesto al ser niños no sabían qué clase de poder era el de Kouki, lo valioso que era lo que de su sangre sacaba.

La institución se había beneficiado por un tiempo debido a sus entrenamientos, e incluso sus tutores serian regulados para que nadie explotara el don de Kouki, al menos hasta que este cumpliera la mayoría de edad.



Y así a la edad de 10 años, le habían perdido el rastro. Más no le habían olvidado.



—Pronto estarás a nuestro lado Kouki— decía Seijuuro en voz alta, mientras veía una fotografía de un sonriente castaño





—Así es, así debamos pasar por quien debamos pasar, Kouki volverá nosotros, de donde nunca debió marcharse— hablo Saiki desde su privilegiado lugar a la derecha de Seijuuro





Y esta vez no vas a escaparte— dijeron ambos












RODIO*: Su valor es cinco veces más alto que el oro o 10 veces más que el platino. Se ha convertido en el más caro del mundo; en 11,500 dólares la onza

****SANGRE: Se sabe que concentraciones de hemoglobina tan bajas como de 2 a 2,5 g/100ml pueden ser aceptables. [...] Una persona saludable puede tolerar una pérdida de 50% en la masa de glóbulos rojos y no presentar ningún síntoma si la pérdida de sangre ocurre gradualmente, el ser humano posee alrededor de 5 litros.



Posible Spin-off

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