Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Tres.

El partido contra Shutoku tenía a Ayami muerta de nervios incluso si ella solamente tenía que estar sentada mirándolo y animando a su equipo. Los chicos también estaban nerviosos pero lo demostraban menos que ella, además de estar emocionados y dándose mutuo apoyo.

El partido empezó junto con un violento retorcijón de tripas de Ayami, quién incluso se movía inquieta en la banca en la que estaba con los demás miembros del equipo que la miraban con cierta empatía. Durante el tiempo que duró el encuentro, muchas emociones vinieron a ella: asombro, felicidad, enojo, incertidumbre y sobre todo, nervios. No podía evitar ponerse nerviosa, sentimiento que perduró sobre los demás hasta que sonó la bocina que indicaba el fin del partido.

104-104.

Suspiró fuertemente y se abrazó a sí misma, con una sensación de alivio enorme. Midorima había mejorado un montón su trabajo en equipo, tanto que Ayami estaba casi segura de que Seirin perdería. Saludó energéticamente a Midorima con la mano desde la distancia, el peliverde solamente la quedó mirando de una forma extraña y no correspondió el saludo.

Ayami pensó que el dolor de estómago por los nervios pasaría a ser un mal recuerdo, pero volvió al instante en que recordó que el próximo partido de Seirin sería contra Kirisaki Daichi. Si perdían contra ellos sería espantoso; sobre todo por la manera tan rastrera con la que jugaba Kirisaki.

☠☠☠

Se sorprendió a sí misma estando tranquila y de buen humor a la mañana siguiente. Comió abundantemente y en el subterráneo estaba tarareando las canciones que salían de sus auriculares.

No le dolían tanto los moretones, su cara se había desinflamado casi por completo (apenas se notaba que le habían dado una golpiza, o como ella decía, que se había tropezado y golpeado la cara contra unas rejas) y el desayuno no le había caído mal. Todo apuntaba a que sería un buen día.

Llegó al gimnasio dónde se realizaría el juego poco antes de la hora acordada, cosa muy rara en Ayami, pues solía llegar casi atrasada o completamente atrasada.

Se sintió fuera de lugar cuando vio llegar a sus demás compañeros, mientras que ella estaba tranquila y de buen humor, ellos estaban serios y con cara de perro enojado. Pero eso no le quitó tranquilidad, al contrario, supo que ellos estaban decididos a trapear el piso con Kirisaki Daichi.

El juego empezó fuerte por parte de Seirin, con un alley-oop de Tetsuya y Kiyoshi, pero fue rápidamente puesto en empate con una jugada de Kirisaki que casi le cuesta un ojo a Taiga.

Después de que Kirisaki marcara el punto 10 y que Taiga casi le diera un puñetazo a uno de los jugadores adversarios, Riko pidió un tiempo libre para poder hablar con el equipo, y que éste pudiera reposar de sus lesiones; Ayami no tardó en darles algo frío para que se pusieran en los moratones.

—Voy a ir... por el interior yo solo... —murmuró Kiyoshi mientras se frotaba las piernas.

—¿De qué... hablas? —la voz de Riko tembló.

—Me voy a quedar yo solo en el interior —dijo ahora más firme y sonoro—. Ustedes cuatro pueden estar en el exterior.

—¿Qué dices, Kiyoshi? —Se alarmó Hyuuga, parándose de la banca— ¡El juego más rudo está en el interior! ¡Si haces eso todos sus ataques se concentrarán en ti!

—Eso... Es mejor que ver cómo lastiman a mis amigos.

Tienes un corazón tan bueno que me dan arcadas...

Por eso es que Kiyoshi no le podía agradar a Ayami. Era un tonto que no tenía sentido de la supervivencia. Él iba en contra de todos los «valores» que alguna vez le pudieron enseñar a Ayami cuando ella era una niña.

—Oye... —habló Riko— tú pierna ya está lastimada. No puedes hacer eso...

—Lo haré —le interrumpió Kiyoshi—. Lo siento, Riko. Es por esto que regresé. Si me sacas ahora... te odiaré por el resto de mi vida.

La garganta de Ayami ardió, incluso si quiso quedarse callada para no armar problemas dentro del equipo en un momento tan crucial, no pudo.

—Eres imbécil. —Los miembros del equipo giraron hacia Ayami, boquiabiertos al escucharle decir aquello con tanta molestia. La pelinaranja no dio un paso atrás y le dio una mala mirada a Kiyoshi— Estás siendo egoísta con Riko. Sabes que Makoto terminará por romperte.

—No estoy siendo egoísta, lo estoy haciendo por el equipo.

—Estás siendo egoísta —repitió, y se acercó a él—.  Riko está preocupada por ti y no haces más que preocuparla aún más solamente porque este será el último año que jugarás en preparatoria. Es un deseo egoísta. El equipo puede seguir sin ti... solo... solo tienen que devolverle la misma jugada a Makoto.

—Claro que no —declaró, firmemente—, estaríamos cayendo igual de bajo que ellos.

—Kagami estuvo a punto de romperle la nariz a alguien en plena cancha, Kiyoshi, no sigas con tu fantasía de que todos tenemos buen corazón y razones nobles. No los vencerán solo con baloncesto, porque ellos no están jugando solo baloncesto.

—Voy a jugar en el interior yo solo —decidió, sin escuchar realmente nada de lo que Ayami le decía.

El tiempo fuera terminó y los jugadores volvieron a la cancha. Ayami miró incrédula a Riko, esperando que ella dijera algo, pero no fue así.

—¿No harás nada?

—Cállate —le espetó Riko sin ánimos.

Kiyoshi siguió jugando, aún con todos esos golpes, aún con todas esas faltas... Kirisaki Daichi ni siquiera se detuvo cuando Kiyoshi terminó en el suelo y luego en camilla.

Terminó el segundo cuarto. Hanamiya, molesto porque Kiyoshi aún no se rendía, caminó fuera de la cancha, chocando con Kuroko; lo empujó reclamándole que se quitara del camino.

—Espera un momento, por favor —pidió el peliazul.

—¿Qué? —preguntó Makoto, hostil.

—¿Por qué juegas de esta forma tan baja? ¿Realmente disfrutas ganar así?

Makoto, como siempre, fingió para burlarse.

—Claro que no... Pero si no lo hago, ¿cómo se supone que venza a equipos con jugadores de la Generación de Milagros? Yo... hice una promesa —dijo, al borde del «llanto»—, lograría el primer lugar en la Winter Cup y... —soltó una risilla y se volvió a Tetsuya— Estoy bromando, toooonto. Dicen que las desgracias de otros saben a miel. No me malinterpretes, no es que yo quiera ganar. Sólo quiero ver a tipos que han trabajado duramente y dedicado su vida al baloncesto, rechinar sus dientes mientras pierden —Hanamiya avanzó hacia Tetsuya, y se inclinó hasta que sus narices casi se rozaban—. ¿Me preguntas que si lo disfruto? Sí, lo hago.

En los vestidores de Seirin las cosas no iban muy bien. Taiga no encontraba la forma de poder deshacerse de la ira y los demás no estaban mejor, incluso Tetsuya tenía una mirada aterradora.

Ayami y Kiyoshi ni siquiera se miraban y Riko tenía una mirada bastante triste.

El tiempo libre se terminó y fue hora de volver a la cancha. Tetsuya hizo unos movimientos para anotar un punto más y luego lo remplazaron por Koganei. El peliceleste se sentó al lado de Ayami, esta le dio una leve sonrisa para tratar de animarlo y le tendió una botella de agua que el chico recibió gustoso.

—¿Cómo vas con el juego?

—No del todo bien.

—Quizás debería entrar... —susurró Ayami, pero Tetsuya la escuchó.

—¿Entrar a la cancha?

—Sí.

Se observaron mutuamente como niños que traman una travesura.

—Hace tiempo que no lo haces... Pero, este juego es muy peligroso para...

—Lo haré. Makoto no estará contento hasta ver a Kiyoshi más allá de su límite, en palabras simples: hecho mierda. Quiero entrar.

Hanamiya hizo un cambio de jugadores y dejó de jugar sucio. Ahora robaba pases y encestaba sin problema alguno, era imposible para Seirin poder encestar. Riko nuevamente pidió un tiempo para poder hablar con el equipo, y Tetsuya tuvo una idea.

El jugador fantasma entró al juego y ahora él se encargaba de desviar los pases de forma que Hanamiya no pudiera robarlos.

Seirin había recuperado el juego, hasta que los golpes volvieron y Kiyoshi ya no pudo más. Tiempo fuera.

—Tengo muchas cosas que decirles... —comenzó Riko— Lo primero... Teppei, estás fuera.

Ayami sonrió triunfante y casi aplaude.

—¡¿Qué?! ¡Espera, sólo un poco más y...!

—¡No! —Los ojos de Riko estaban cristalizados— Si que sigas en la cancha significa tener que repetir lo que pasó el año anterior... preferiría que me odiaras.

—Pero... ¿quién va a entrar en mi lugar?

Ayami levantó la mano, se aclaró la garganta y todos voltearon a verla.

—Tetsu, ¿tienes un uniforme extra?

—Sí.

—Entonces todo solucionado.

☠☠☠

—¿Estás segura de esto? —preguntó Riko, sosteniendo la tijera.

—Solamente falta que cortes ese mechón, Riko, sólo hazlo.

La castaña obedeció, mandó el tijeretazo y el cabello de Ayami cayó al suelo.

—Ahora tienes el mismo corte de pelo que Kuroko-kun... —observó Riko, tratando de emparejar un poco el desastre que había hecho.

—Y mido lo mismo que Tetsu: 1.65, crecí. Me puse su uniforme de repuesto, y el vendaje en el torso para parecer más robusta... voy a jugar.

Ambas chicas salieron de los vestidores y a los jugadores de Seirin casi se les cae la mandíbula al suelo.

—Hace tiempo que no te veía así —le dijo Tetsuya.

—Sí... la última vez que lo hice fue en Teiko...

—¡Cambio de jugador! Número 7 cambia por Número...

—Número 12, su uniforme dice 11 porque el propio tuvo algunas complicaciones, y por eso llegó tarde al partido y está ocupando el de un compañero —explicó Riko, tratando de no parecer nerviosa.

El árbitro, sin parecer muy interesado, le preguntó a Kirisaki Daichi si tenían complicaciones con dos números 11.

Makoto sonrió.

—No, claro que no... que entre.

Ayami chocó palmas con Kiyoshi, indicando cambio y el árbitro sonó su silbato.

—¡CAMBIO DE JUGADOR! ¡Número 12 entra al juego!





siento que quedó mal pero también me siento incapaz de hacer algo mejor lsdklds

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro