035.
Un mes después.
Ha pasado ya tiempo desde que pasó todo aquello que marcó mí vida. He podido conseguir un lugar donde quedarme, con Jeff, lo cual me ha sorprendido. Luego de todo lo que pasó entre nosotros, se ha vuelto muy arraigado a mí. Nunca hubiera pensado que aquel hombre que trató de acabar con mí vida, ahora se volvería parte de ella.
Cada día para mí es una lucha por sobrevivir. Desde el día que vi mí rostro en las noticias, no pude volver a ser la misma.
"Informamos desde el escenario de la muerte del importante y prestigioso detective Roman Clark. La causa de su muerte ha sido la gran pérdida de sangre debido a destripamiento.
El autor de éste lamentable hecho es el buscado asesino Jeffrey Woods. Las autoridades siguen en su búsqueda, sumada a la de su cómplice Elizabeth Martinez, la cual mostraremos a continuación en pantalla. Si usted ha visto a alguna de éstas dos personas, por favor dar aviso rápidamente a la policía local. Seguiremos informando..."
Desde ello, todo fue muy complicado. Me veían como a una criminal, sólo por seguir mis sentimientos. Aunque nisiquiera sabía lo que sentía. Lo que sentía por él...
—Hey, ¿en qué piensas?— Dijo Jeff, golpeando mí frente.
—En nada... ¿Qué hacías?— Cuestioné.
—Nada.— Respondió.
Lo dejé allí y fui a prender la televisión mediana que estaba en la sala de aquella casa.
La prendí, pero no vi nada ya que caí en mis pensamientos.
Vi a Jeff bajar y sentarse a mí lado. Él miraba al frente, mientras yo subía los pies al asiento y abrazaba mis rodillas, apoyando la cabeza en éstas, y observando a Jeff desde otro ángulo.
Observé sus cicatrices. De la nada, alcé la mano y acaricié su cara. Él se sobresaltó, mientras yo seguía tocándolo. Su piel era áspera y dura, mientras la cicatriz que aparentaba una sonrisa estaba gruesa y algo húmeda. Quité mí mano y pregunté:
—¿Cómo te hiciste ésto?
Él meditó mí pregunta y dijo:
—Me quemé, y mí piel quedó así. Al llegar a casa, quemé mis párpados y corté mis mejillas.— Dijo sin dar muchos detalles. Dios...
—¿Por qué?
—Me gustaba mí nueva piel y quería observarla siempre, pero, los párpados se me caían del sueño, no podía seguir viéndome... Así que los quemé... Luego noté que ya no podía sonreír, me dolía el rostro; pero yo quería hacerlo, me alegraba mí nuevo yo, y quería marcar mí sonrisa, así que corté mis mejillas; ya podría sonreír para siempre.— Dijo, como sí hablara con él mismo.
Miré al frente y lo dejé con sus pensamientos. Reaccionó y frunció el ceño.
Seguí observándolo y él hizo lo mismo. Dios, me moría por besarlo, y no sabía porqué. Me sentía sumamente patética, quería ser la dura y no sentir nada por él, quería sólo concentrarme en sobrevivir, pero él derretía mí interior. Su dureza y antipatía me atraían, su historia me marcaba, y deseaba estar con él, quería tenerlo sólo para mí. Me gustaba aquel asesino, me gustaba, y por eso mismo me odiaba. Todo era muy contradictorio.
Me acerqué a él y tomé su cara. Él no dijo nada, tal vez esperando a descubrir hacía dónde me dirigía. Quisé besarle, lo deseé, pero...
Las noticias de último minuto interrumpieron el programa que estaba siendo transmitido. Yo agaché la cabeza y quité mis manos, volviendo a mí lugar. No fui capaz de hacerlo, por miedo a un rechazo inminente. Sólo éramos compañeros, tratando de sobrevivir sin ser descubridos. Las cosas debían seguir así... Aunque doliera.
"Nuevamente un brutal hecho enluta a nuestra comunidad. Nos encontramos en frente de la casa Matters, donde la familia integrada por cuatro personas ha sido asesinada sin piedad. Los vecinos han avisado a la policía luego de oír gritos provenientes de aquella casa. Ya ha pasado una hora desde éste macabro hecho, y están siendo levantados los cuerpos. El responsable a sido el prófugo de la justicia Jeffrey Woods, el cuál se está convirtiendo en un dolor de cabeza para ésta comunidad. Se culpa al cuerpo de policía de éste hecho, ya que ha pasado más de un mes desde que declararon que lo capturarían, y hoy se suma un hecho más a la lista de muertes. Esperamos su pronta captura, y ofrecemos nuestro más sentido pésame a familiares y amigos de ésta familia. Seguiremos informando."
Permanecí inmóvil, soltando lágrimas gracias al shock producido por ésta fatal noticia. Aquella era la familia de Caroline, mí única amiga. Muerta, a manos de Jeff, la persona a la cual le había brindado mí confianza, a la que tenía sentada a mí lado.
La rabia se mezcló con la tristeza contenida dentro de mí.
—Hijo de puta...¡Hijo de la re mil puta!— Dije parándome y golpeando a Jeff, él se paró y tomó mis manos, para luego empujarme hacía atrás.
—¿¡Qué mierda te pasa!?— Gritó.
—¡Tú! ¡Maldito hijo de perra! ¡¿Cómo pudiste?! ¡Te di mí jodida confianza! ¡Me haz quitado todo lo que he querido! ¡Me repugnas!— Grité y me toqué el pecho, el cual me dolía. Me sentía traicionada. Era una idiota. Debí haberlo matado...
Él río sonoramente y dijo:
—¿Qué te pasa Elizabeth? Fuiste tú la idiota que decidió confiar en mí, ahora no me vengas con tus jodidos arrepentimientos. Eres tú la niña tonta que lo perdió todo, tú sola te hiciste ésto. Afrontalo.— Dijo fríamente.
No podía creer que fuera tan duro, su indiferencia me golpeó. Y sentía como todo se rompía dentro de mí.
Cerré los ojos con fuerza y agarré mí cabello, halándolo con fuerza. Escuchaba la voz de mamá, de papá, de Caroline y Jhonatan, de CJ... Gritaban en mí mente, mientras yo lloraba de dolor.
Caí de rodillas y sentí la risa de Jeff agregarse a los sonidos.
—Debí matarte desde hace tiempo...— Dijo Jeff.
Sin prestar atención a mis pensamientos, abrí los ojos y observé a Jeff.
Él desenfundó su cuchillo y lo tiró a mis pies, riéndose psicóticamente.
—Adelante, ¡Vengate! ¡Anda, hazlo! A ver sí lo logras...— Dijo y siguió riendo.
Yo tomé el cuchillo, el cual estaba lleno de sangre seca. Tal vez la sangre de Caroline y su familia... Derramé más lágrimas y observé a Jeff.
—Te odio... Dios, ¡como te odio!— Solté, con sumo desprecio.
—¡Anda! ¡Deja tú drama y matame sí eres tan capaz!
Me abalancé hacía él, hasta que lo arrinconé contra la pared. Él seguía riéndose, mientras yo lloraba. Empuñé el cuchillo y lo apunté en su pecho.
—Vamos Elizabeth, a dormir...— Dijo él, riéndose sonoramente. Su voz martillaba mí cabeza, invitándome a matarle.
Sólo le miré y me decidí.
—Hazlo.
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Continuará...
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