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3- "Bienvenidos a la AISA"

——Narra Edgar——
Lunes, 8:32am

—Tranquila, estamos a tiempo.

—Si con "a tiempo" te refieres que ya vamos tarde, si, estamos a tiempo. —dijo con sarcasmo, al parecer los nervios la vuelven más activa. Luego de hablar me mira como si ella acabara de decir lo más cruel del mundo.

Iba caminando rápidamente por delante de mí; yo con total calma. La academia estaba cerca, llegaríamos en cinco minutos y eso aún no lo comprendía.

El semáforo se pone en rojo antes de que cruzáramos la calle que lleva a la AISA, la chica se queda trotando en el lugar esperando a que pasara la multitud de carros, por lo que la alcanzo. La observo y decido romper el silencio.

—¿Por qué estás tan estresada?—pregunto.

—Pues... —se detiene y suspira mirando al suelo —tengo miedo de que... me expulsen por alguna falta —juega con un mechón de su cabello. ¿La intimido? Suena el timbre de la academia tomándonos por sorpresa, haciendo que ella volviera a trotar inquieta.

—¿Tan feo estoy que no me quieres mirar? —le dije en un tono burlón para romper la tensión, debido a que no me dirigía su mirada.

—No, no es eso, —baja el tono de su voz —es que... —el semáforo se pone verde y sale corriendo sin terminar la frase, la sigo hasta la entrada de la academia.

¿Me está evitando? ¿Por qué no terminó de hablar?

Pudiera comprender que está enojada porque al fin y al cabo soy un intruso en el departamento, no avisé a Dante. Espero que no cambie de opinión y me eche, porque está en todo su derecho.

Cuando llegamos a la entrada ella solo se queda parada jugando con su coleta, mirando las puertas abiertas y cientos de estudiantes entrando.

—¿Vas a entrar? —pregunto llamando su atención y ella me mira. Parecía a punto de llorar.
—Oye, ¿estás bien?

—Y-yo... —sale una pequeña lágrima y mira el cartel "AISA" sonriendo —no, no pue... —su voz se quiebra —no puedo creerlo, yo... estoy aquí.

¿Cómo es posible que se emocione tanto al entrar a una academia?

Ell sigue allí parada, hundida en su propio mundo. Estaban ya entrando pocos estudiantes y lo último que querría sería llegar tarde el primer día, así que sin insistirle más camino al interior dejándola, volteándome a cada rato para ver si camina, pero no lo hace.

¿Qué le sucede?

‭——Narra Alya——

«Estoy aquí, realmente estoy aquí»

Alguien choca conmigo haciéndome salir de mis pensamientos.

—Lo siento —dice el chico y vuelve a correr dentro del edificio.

¡Demonios!

Estuve tanto tiempo parada que me he retrasado. Camino hacia la entrada y veo cómo estaba estructurada la academia por dentro; era en forma circular, siete edificios de colores distintos y en el centro un gran edificio gris. Alrededor del gris el espacio está ambientado como un parque; con bancos y árboles. Todo estéticamente perfecto.

Leo un cartel del edificio verde azulado que pone Artes Plásticas. Entro. Hay una enorme escalera en el centro y a los lados decoraciones como cuadros y estatuas.

Una chica con lentes negros de cabello castaño con puntas azules barre, o eso creo, porque usa la escoba como micrófono y no nota mi presencia.

—Rata inmunda, animal rastreeero. —canta bailando con la escoba. —Rata de dos pa...

Desaparece mi efecto fantasma cuando me nota.

—Hola —saluda —¿Qué haces aquí?

—Hola. —sonrío. ¿Que qué hago? Pues vine a ver tu concierto de covers de Paquita la del Barrio.—Vine a... ¿estudiar?

—Sí, claro, pero me refiero a ¿qué haces en el edificio de Artes Plásticas?

«A estudiar literatura»

Bienvenidos a AISA planet, estamos presenciando una especie llamada anormalíticus agudus.

—Porque vine a estudiar eso. —respondo.

—Ya, boluda, pero la bienvenida al curso escolar es en el edificio principal; en el gris del centro.

—Ah, ya —doy media vuelta avergonzada con rumbo a salir. La cantante esa como que es argentina.

AISA planet, ahora presencian a una especie llamada tímidus vergüencimus.

—¡Espera! —exclama y giro nuevamente —No vayas, es aburrido, si quieres te puedo dar un tour por este edificio.

—Pero... tú... ¿no irás?

—No, soy la directora de la academia —¿Tan joven? ¿Me estará tomando el pelo? Bueno, experiencia no es cuestión de edad —. No te preocupes, vamos—toma mi brazo y me jala para subir las escaleras.

Un salón principal queda de frente a las escaleras, por los pasillos hay otros salones alternos con temáticas distintas; fotografía, escultura, pintura, etcétera.

—Todo es bonito —comento.

—¡Zahara! —exclama una voz y me paralizo —Deberías estar cumpliendo tu castigo —era una señora rubia de unos cincuenta años.

¿Castigo? ¿Ella no era la directora?

—Che, a eso voy, estaba paseando a la mina —dice la chica, Zahara, y sale disparada escaleras arriba con la escoba.

Mi cara de confusión merecía un Oscar.

—Señorita, ¿no debería estar en la ceremonia de bienvenida? — pregunta la señora dejándome helada.

—E-es que la señorita directora dijo que estaba bien si no iba—justifico con el corazón en la garganta y ganas de asesinar a la argentina.

—La directora de este edificio soy yo —¡Ya sospechaba! Esa chica me había mentido.

Me siento tan estúpida. Desearía ser un avestruz y clavar mi cabeza en el suelo.

—D-disculpe, no lo sabía —miro al suelo toda avergonzada.

—Ay, esa chiquilla, Zahara es un caso. El primer día y ya comete una indisciplina, la castigo poniéndola a limpiar y comete otra, no te dejes llevar por ella. —aconseja, en su tono de voz se nota decepción.

—Sí, señora.

—Ve al edificio principal, en la ceremonia dirán como funciona la academia, aunque ya perdiste bastante.

—Sí, señora —repito y salgo para adentrarme en el edificio gris. Estaba igual estructurando que el de Artes Plásticas.

Después de subir las primeras escaleras está el salón grande, lleno de adornos y asientos tipo iglesia, con alguien dando un discurso. La directora del edificio de Artes Plásticas entra detrás de mi y me siento en última fila, ella se une a la tarima junto con otras personas que supuse directores de cada edificio.

—El mecanismo de la escuela funciona con que estudiarán cinco años y no habrá nuevo ingreso general hasta que terminen —enuncia la señora bajita, que supuse que sería la directora general.

Miro los alrededores y no hay muchos estudiantes en comparación con otras universidades. Me lo esperaba, es una academia privilegiada. Contengo mis ganas de gritar con fuerza, ¡estoy aquí!

—Entonces les deseo un buen curso escolar. Bienvenidos a la AISA; Academia Internacional Superior de Artes, donde sus sueños y metas serán logradas —concluye su monólogo la señora que discursaba y le aplauden. Luego todo el mundo se levanta y los imito.

Me dirijo al edificio de Artes Plásticas con unas personas más. La directora de mi edificio se para en lo alto de la escalera principal, todos los estudiantes abajo.

—Buenas, les daré una pequeña introducción al edificio de Artes Plásticas, yo soy su directora en esta plataforma, me llamo Vivian. Aquí se esculpirán diamantes en bruto. Estudiarán todas las ramas de las artes plásticas en primer y segundo año, en los tres siguientes profundizarán en una categoría a su elección —explica Vivian. Sé que me inclinaré por pintura.

Cuando entramos al salón me aseguro de sentarme en uno de los primeros asientos para atender mejor a clases, quedo en un pupitre en la esquina derecha, al lado de una ventana. Mis vecinos eran a mi izquierda un chico de cabello rubio y ojos azules, y detrás de mí... ¡la del complejo de Paquita del Barrio!

Un muchacho trigueño de unos treinta años se posiciona en frente del salón. ¿Ese sería el profesor de dibujo?

—Bienvenidos chicos, me llamo Roberto, aunque prefiero que me digan Robby, trátenme con confianza que estaremos tres años trabajando juntos. Respétenme y los respetaré. —tenía acento argentino, al igual que la Paquita.

Juro que por un momento sus ojos cruzan los míos y sonríe:
—Comencemos por ti, preséntate, linda.

Me levanto y cierro mis ojos, Dios mío que me están mirando todos, ¡tierra, trágame!

—¿El gato te comió la lengua? —pregunta el profesor y siento algunas risas detrás. Ya lo odio.

—Soy E-Esperanza —digo de una buena vez y me siento. Esperanza Gallardo es mi nueva identidad, ya que me escondo de las posibles autoridades por si me comienzan a buscar.

—Bueno E-Esperanza —repite el profesor burlándose de mí tartamudeo —. Bienvenida, y no te pongas tan nerviosa, aquí todos estamos en familia. Vamos Zahara, sé la próxima.

¿Cómo sabe el profesor el nombre de la Paquita?

—Me llamo Zahara con Z, no como el desierto que es con S, sí, muy original de mis padres —dijo con sarcasmo —, me gusta la fotografía.

—Ella es una bestia, tengan cuidado —dice el profesor. ¿Qué demonios? Me giro para ver la reacción de la chica y ella le sacó el dedo medio. ¿Cómo es que se llevan así?

—Já, seguro se deja domar por cualquiera —siento la voz del chico que estaba al lado de ella, era de cabello castaño y ojos verdes, pero más claros que los míos.

Él tenía un acento español, al fin y al cabo está academia era internacional, pero, ¿seré yo la única originaria de Ayralia? Nah.

—Cualquiera pero vos no, no caería tan bajo —le responde Zahara con Z y varios chicos rieron.

—¿Así que me salió rebelde el desierto? Yo pensaba que andarías caliente.

—¿Quieres que te parta las bolas que no tienes y te deje estéril, pelotudo?

—Ya chicos, cálmense —el profesor interviene —. No sean tan inmaduros, sigamos con las presentaciones. ¿Qué tal vos? —señala al chico que estaba a mi lado.

—Soy Rowen...

Así se siguieron presentando varios estudiantes, perdimos como media hora para que todos lo hicieran.

Era la escuela perfecta para mí. Quería avanzar en mis estudios y dejar a un lado mi vida antisocial. Pero, ¿será fácil hacerlo?



Nota de autora:

¡Hola! ¿Les gusta la historia?

Estos capítulos son más bien introductores, pronto comenzará la verdadera acción.

¿Qué opinan de Zahara? A mi me encanta.

¡Nos leemos!

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