Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 5- A

Nota de la autora;
Os dejo en la multimedia una foto de mis sesiones❤️( todas son muy feministas y bohemias ). Si queréis ver más seguirme en mi Instagram🔜
—Janamellow
Y disfrutar del cap, ojalá os guste.
Jana🌸

—————

–¿Diga? –

–Beca... soy Tessa... – jadeo al borde de las lágrimas. –¡¿Tessa?! – grita al otro lado de la línea. –¡¿Estás bien?! ¡¿desde dónde me llamas?! –

Miro al otro lado del cristal recostada en un extremo. –Estoy en una cabina de telefónica en el parque Joan Miró... necesito ayuda. – hago una mueca de dolor, al vocalizar me duele la mandíbula y el labio inferior el cual tengo partido y en breves se hinchará. –¡Enseguida venimos a por ti, no te muevas de ahí! – está histérica y oigo de fondo a Alex preguntando donde me encuentro con un tono bastante amenazante. Sonrío.

Entonces me doy el placer de llorar amargamente. Ése capullo me ha robado el móvil y la cartera, y de propina una paliza por maldecirlo a él y a toda su familia e intentar huir.

La puerta cristalizada se abre y me encuentran sentada en una esquina temblando, llegan antes de lo que esperaba. –Dios mío... – solloza Beca al verme el rostro, debo tener una pinta horrible, Alex avanza al ver que mi amiga está paralizada y pasa su brazo por mi cintura para elevarme en brazos. No dice una palabra. Pero en su rostro se puede leer todo claramente y sinceramente, me asusta por primera vez desde que le conozco. –Tenemos que llevarla al hospital. – dice Beca angustiada acariciándome la cabeza, que reposa en la curva del cuello del Fénix.

Y la oscuridad me engulle sin que me dé cuenta.

***

No tardan en darme el alta, son las once de la noche. Estoy cargada de prescripciones de medicamentos para el dolor y la hinchazón, Alex se ha quedado conmigo y ahora se encuentra sosteniéndome la puerta del hospital. Un vendaje cubre la mitad de mi cara y lo agradezco, parece que sufra una deformación. –Vamos, mi coche está ahí. – señala un Seat León blanco en muy buen estado.

–¿Qué aspecto tenía el tipo que te atracó? – pregunta el Fénix una vez dentro del coche. –Rastas, acento mexicano, y llevaba tatuajes en las manos, ¿Por qué, acaso te desharás de él? – bromeo molesta.

Una sonrisa traviesa cruza su rostro y siento algo que me dice que salte en marcha del vehículo. –Estoy bromeando, Tess. – exclama él al ver mi rostro. –¿Me ves capaz de asesinar a alguien? –

–No, eres un pussy. – balbuceo después de dos segundos sin responder y él deja ir una carcajada. –¿Te gusta mi coche? –

–No está mal, es amplio. – respondo inocentemente. –¿Debería malpensar? –pregunta mirando los asientos traseros. –¿Quieres que detenga el coche en una cuneta abandonada y vayamos a la parte trasera? –pongo los ojos en blanco. –Antes me bebo un vaso de lejía. – le sonrío falsamente y finge estar ofendido, no puedo evitar soltar una sonrisa al ver su rostro.

–No es nada personal, pero odio el sexo. – digo sin dejarle hablar y alza una ceja. –Es normal. – dice asintiendo, pero no encuentro atisbo de sarcasmo en su tono. –No, no es normal. – contradigo angustiada. –A las chicas no os gusta el sexo, os gusta el buen sexo. – mi corazón da un vuelco, mi entrepierna también y no sé si estoy excitada o entrando en pánico. –A las chicas no os gusta que os la metan automáticamente, o frenéticamente como conejos en celo, ¿alguna vez has visto a un conejo apareándose? – niego con la cabeza. –Bueno pues, es una pena el daño que ha hecho la pornografía en ésta sociedad, porque a las chicas os gusta que os hagan el amor, no que os follen. –

–¿Hay diferencia? – pregunto aclarándome la voz, sintiéndome totalmente pésima en éste tema. Él simplemente me mira sorprendido. –Me decepcionas, con lo feminista que eres y parece que nunca te han hecho el amor. Menudo pringado el que te tirabas, Tess. –

Trago saliva, odio sentir que puedo echarme a llorar en cualquier momento porque el único hombre que me ha tocado en toda mi vida a sido el marido de mi madre. –¿Tess? –pregunta Alex cuando acaba de aparcar. –¿Estás bien? – entonces me echo a llorar delante de él por primera vez. –Vaya parece que he tocado un tema que no debía. – dice asustado, pero me abraza inmediatamente.

–Tranquilo. – sonrío entre lágrimas y seguidamente las seco con el dorso de mi jersey. –Soy una idiota. –

–¿Quieres hablar de ello? – pregunta besándome la frente y yo niego, no creo que nunca esté lista para ello. Me acompaña en silencio hasta la puerta de mi piso, –¿Puedo... dormir contigo? – pregunto con la voz ronca. –Pero solo dormir... – me calla con su dedo índice y asiente sonriendo.

Al día siguiente nos despierta el móvil de Alex. –Mierda, hoy es jueves. – murmura él abrazándome más fuerte tras apagar la alarma, yo estoy acurrucada en su pecho y nuestras piernas están entrelazadas. –Hacía tiempo que no dormía del tirón. – murmuro felizmente. –Después del orgasmo que te di anoche, no me extraña. – me tenso y él se echa a reír sonoramente. –Es broma. –

–Ya te gustaría. – sonrío incorporándome y al hacerlo gimo, me duele el rostro. –Enserio, si te duele quédate aquí, yo justifico tu falta a clase e iré a por los analgésicos en cuanto abran la farmacia. – dice Alex calmadamente mientras me acaricia el pelo, que cae en ondas sobre mi espalda. –¿Por qué haces todo esto? – pregunto enfrentando su mirada grisácea. –¿Por qué me ayudas tanto? –

–¿No es obvio, Tess? – sonríe incorporándose detrás de mí. –Me gustas. – y me da un beso casto en los labios antes de salir de la cama. –Me da igual tu pasado, me gustas porque eres fiel a tus ideales, porque lo que has vivido te ha hecho más fuerte, porque no dudaste en partirle la nariz a Seline, que en paz descanse. – hace un gesto y apunta al cielo. –Me gustas porque tienes celulitis, porque tienes las caderas anchas, tienes pecas y no las cubres con toneladas de maquillaje, lees periódicos, porque eres auténtica y sigues The Walking Dead. – el corazón me va a mil por hora y me río con nerviosismo. –Gracias, por todo. – las palabras trepan solas por mi garganta, nadie me había dicho nada igual, jamás. –Vamos vístete, pecosa. Me ha costado mil esfuerzos no violarte por la noche. – me guiña un ojo y sale de su habitación mientras se pone una camiseta.

Mi cara de idiota enamorada no debe tener precio.

***

Apoyó el rostro en la mampara de cristal de la ducha, el ruido de la lluvia artificial ahogaba sus sollozos. Las náuseas se hacían presentes mientras que las manos de Víctor se ceñían a sus pequeñas caderas. No solía durar mucho tiempo y aquél día no fue una excepción. Salió del interior de Tessa y gruñó abruptamente disfrutando del orgasmo.

–Vamos, largo. – soltó el hombre abriendo la mampara para que la niña pudiera salir. –No te angusties, Tessie. No hay peligro, aún no tienes el período. –


Ver a mi tía correr hacia mí después de haber aparcado el coche delante de mi bloque de pisos, era una imagen que nunca borraría de mi mente. La abrazo y me doy cuenta de lo tanto que necesitaba estar entre sus brazos.

–¿Qué te ha pasado en la cara? – exclama horrorizada, mirando mis moratones. –Me peleé con una furcia en las rebajas, no podía llevarse ésa chaqueta de cuero. – miento dramáticamente y ésta asiente. –Sí, yo también habría hecho lo mismo. – dice orgullosa. –Te he echado de menos. – digo llenando de besos sus mejillas y sonríe con lágrimas en los ojos. –Te han crecido las tetitas. – aúlla masajeando mis pechos por encima del jersey y miro hacia ambos lados por si alguien nos está mirando. –No he venido sola. – dice abriendo mucho sus ojos, que son verdes, como los míos. Kevin se planta delante de nosotras y ladea la cabeza con una sonrisa, grito y me abalanzo encima de mi mejor amigo.

–Nos quedaremos hasta el domingo, ¿Qué te parece? – sonríe mi tía. –Venga esclavo, súbeme las maletas. – exclama en dirección a Kevin, que carga con las dos maletas. –Me alegro de verte, Tessa. Tienes una pinta terrible. – dice éste dándome un codazo en las costillas para hacerme avanzar y dejo ir un insulto poco sutil.

Rebeca abre la puerta y grita lanzándose literalmente sobre mi tía, quién la abraza con el mismo entusiasmo. –¡Tenía tantas ganas de verte! ¡Instrúyeme en las artes del sexo, sensei! – Vanesa se echa a reír y entramos en casa. –Kevin, vas a dormir en el sofá cama. Sinceramente, duermo mejor ahí que en mi cama. – digo encogiéndome de hombros. Éste asiente y se sienta en el sofá bostezando, han conducido durante dos horas.

–Y tu dormirás conmigo. – señalo a mi tía que mira a su alrededor buscando algo. –¿Cecilia está en el hospital, ¿no? – pregunta ella entristecida. –Tessa me ha contado lo de Adam, lo siento mucho. – dice mirando a Rebeca y ésta asiente. –Yo también lo lamento. – dice Kevin apoyando la mano en la de Beca y le fulmino con la mirada. Beca se da la vuelta sonrojada y le sonríe. Mierda. Mis mejores amigos van a fruncir ésta noche. –Después los iremos a ver, ¿vale? – le digo a mi tía y ésta asiente.

Llaman a la puerta.

–Ya voy yo. – canturrea ésta felizmente. –¡TESSA! ¡ESTÁ AQUÍ TU NOVIO! – grita a pulmón y Rebeca se echa a reír, yo por otra parte quiero desaparecer. –Pasa, guapetón, pasa. – le invita a entrar y Alex no sabe muy bien cómo reaccionar. –No me habías dicho que tenías un novio tan sexy, ¿Cómo te llamas? – pregunta masajeando sus bíceps musculosos. –No es mi novio, tía. –

–Alex. – dice dándole dos besos y Rebeca y yo nos quedamos inmóviles ante éste nuevo Fénix. –Venía a devolverte los calcetines, te los dejaste y los he lavado. – dice caminando hacia mí, tendiéndomelos, están perfectamente doblados. Mi tía me hace señales y le leo los labios, dice BE-SA-LE. –En fin, ya nos veremos, Tess. – me guiña el ojo y se va.

–¿Ése macarra es tu novio? No te reconozco. – dice Kevin molesto. –Que pesados, no es mi pareja, de verdad. – gruño angustiada. –Por eso tenía tus calcetines, ¿no? – sonríe mi tía. –Te los quitaste en un frenético polvo apasionado. – concluye Renata y Kevin deja ir un Puaj sonoro.

Enciendo la tv disponiéndome a ignorarlos cuando de repente mi corazón da un vuelco. –Ya se ha llevado a tres víctimas, el asesino deja una A en los cadáveres a modo de firma. – dice la reportera. –La última víctima es un hombre de veintiocho años. – cuando muestran la fotografía me cubro la boca con las manos.

El hombre que me atracó está muerto.

–¿Qué ocurre, Tessa? – mi tía coloca una mano sobre mi hombro asustada. –La policía acaba de entrar en el edificio. – dice Rebeca con la piel pálida y el terror nos invade cuando llaman a la puerta, mi tía se dirige hacia la puerta y abre. –¿Puedo ayudarlos en algo? –

–¿Está Teresa Marín? Queremos hacerle unas preguntas. –

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro