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Todo el tiempo del mundo

—¿Jen? —Lisa tocó un par de veces en la habitación de su amiga. Jennie la había llamado hace media hora diciéndole que tenía una sorpresa que quería mostrarle, le pidió que llegara a su apartamento lo más pronto posible.— Nini, ya llegué — Insistió la menor tocando nuevamente.

Desde que entró al apartamento (por que sí, Jennie le había dado una copia de la llave) no había encontrado señal de su amiga en ninguna parte, la buscó en todo el lugar, pero era inútil, todo el sitio estaba en un silencio casi sepulcral, le recorrió un escalofrío en la espalda ante el presentimiento de que algo no estaba bien.

Por que claramente algo no estaba bien.

La habitación de Jennie era el último lugar que le faltaba por revisar, y ha tocaba la puerta esperando que su amiga esté dentro, tal vez no era nada, tal vez solo le estaba preparando la dichosa sorpresa, seguro no pasaba nada malo y se estaba preocupando por nada. Eso pensaba, y eso hubiera deseado, de no ser por que al inclinarse hacia la puerta ara escuchar mejor logró distinguir una respiración ahogada y acelerada interrumpida por tos y carraspeos exagerados.

Alguien se estaba ahogando.

—¡Jennie, voy a entrar! —Lisa rápidamente  abrió la puerta dispuesta a entrar en la habitación como una bala, pero se detuvo al sentir cristales bajo sus zapatos, encontrándose en el suelo de la habitación el espejo que Jennie usaba para bailar completamente destrozado y a pocos centímetros de sus zapatos yacía tirado el inhalador de la chica.

Lisa alzó la vista encontrándose a Jennie sentada en su cama, arrinconada contra la pared escondiendo su rostro entre sus rodillas, sus hombros subían y bajaban erráticos con cada intento inútil de respirar, sus ruidos ahogados se desvanecían entre sus brazos que cubrían su nariz y boca.

—¡Jennie! —Lisa rápidamente levantó el inhalador del suelo y esquivó el espejo roto para llegar a la cama. Levantó con cuidado la cabeza de su amiga para ayudarla a respirar, ahí se percató de las lágrimas que inundaban por completo las mejillas de Jennie cayendo de sus ojos desesperados, temerosos, pero sobre todo, frustrados.— Vamos Nini, abre la boca.

Jennie obedeció abriendo a boca solo lo suficiente para sostener el inhalador entre sus labios. Lisa apretó el botón y Jennie inhaló tan profundo como sus pulmones se lo permitían en ese momento. Sintió a Lisa sobar su espalda pidiéndole que inhale de nuevo, repitió su acción sintiendo el aire del inhalador atravesar su garganta, inhaló una última vez arreglandoselas para sostener el inhalador y apretar el botón por si misma.

Ya estaba harta de esta porquería.

—Nini ¿Qué sucedió? —preguntó preocupada Lisa una vez que su amiga volvió a respirar con regularidad, sin embargo, en los ojos de Jennie seguían acumulándose lágrimas, haciendo a la mayor cubrir su rostro con sus manos empezando a sollozar— Jen... muñeca, ¿Qué pasó? —pasó sus dedos por el cabello de su amiga tratando de reconfortarla.

Jennie apartó de un manotazo la caricia de Lisa— ¡Que no puedo, Lalisa! ¡No puedo, ¿Entiendes?! —exclamó sollozando haciendo a su amiga sobresaltarse— ¡L-la maldita coreografía!

—¿Qué hay con eso, Jen? —Lisa miró confundida a la chica, viéndola sollozar quebrando su voz e irregulando su respiración— Jennie, por favor trata de calmarte o-

—¿O qué? ¿Me ahogaré de nuevo? —articuló como pudo entre su llando— Claro, ¿Qué más pasaría si no? Jennie no puede correr mucho o puede ahogarse, Jennie no puede subir muchas escaleras o puede ahogarse, Jennie ni siquiera puede llorar porque puede ahogarse —apretó con fuerza el inhalador entre sus manos, con cada frase su voz se rompía en ira, dejando quejidos y gritos roncos tras cada palabra— ¡Jennie no puede completar una estúpida coreografía de cinco minutos porque puede putas ahogarse!— Lanzó el inhalador al otro lado de la habitación— Jennie... Jennie no puede hacer nada... no sin su estúpido inhalador...

La mayor volvió a cubrir su rostro con sus manos, escondiendo su llanto de rabia. Lisa no estaba segura de qué hacer, ni qué decir, Jennie tenía toda la razón en frustrarse, siempre ha sido extremadamente exigente consigo misma. Hace un año había convencido a su amiga de unirse a su clase de artes danzarias, jennie siempre había demostrado talento y pasión por el baile al igual que ella, y así se había mantenido los primeros meses. No faltaba ni llegaba tarde a ningún ensayo, siempre buscaba al coach para pedirle su opinión sobre su progreso, siempre perfeccionaba hasta el más mínimo movimiento, si importarle cuantas veces debía repetir el mismo paso.

Lisa se sentía realmente orgullosa y feliz por la dedicación de Jennie, a veces después de clases ambas se reunían en la habitación de su amiga para perfeccionar cada rutina aprendida, ambas corrigiéndose, jugando y bromeando, bailar una al lado de la otra era lo que más disfrutaban. Incluso en las coreografías en pareja siempre salían corriendo a buscar  la otra y Lisa siempre tomaba el papel del hombre, por que amaba el movimiento tan elegante y sensual del cuerpo de Jennie contra el suyo, por que amaba admirar en primera fila las expresiones exageradas de su amiga en su rostro iluminado por las pequeñas gotas de sudor, por que amaba sentir la adrenalina correr por sus venas con cada movimiento que las obligaba a juntarse más y más.

Esa mujer la volvía loca.

Jennie siempre tuvo un encanto natural al bailar, una presencia envidiable y un carisma contagioso, eso hizo que se ganara el corazón de todos en su clase (Lisa incluida), y Jennie no podía estar más contenta. Al inicio tenía sus dudas ya que no sabía hasta dónde le permitiría llegar su problema respiratorio, pensó que tal vez sería peligroso llegar a una clase de exigencia profesional y que su cuerpo no le permita alcanzar el nivel. Pero e aquellos meses solo se sentía acogida y aceptada en ese grupo, todos la admiraban y le aplaudían su dedicación, entonces Jen sintió que su enfermedad no le impediría dar la talla para sus exigencias.

Pero qué equivocada estaba.

Las cosas iban bien hasta que inició el siguiente semestre, ahora en vez de tres minutos, las canciones (y por lo tanto las coregrafías) empezaban a durar cinco o seis minutos, así mismo, la exigencia también había aumentado, las rutinas requerían de mayor resistencia y agilidad. Claro que Jennie batalló un poco para poder aprender cada paso, incluso se quejaban junto a Lisa cuando un paso les toaba mayor dificultad.

Pero el problema llegó cuando empezaron los performance. Mensualmente se preparaba una coreografía para presentarla a toda la facultad y así evidenciar el progreso de los estudiantes a lo largo del semestre. A veces el coach escogía a una persona para incluir un solo a la coreografía, alguien que demostrara un progreso destacable de entre toda la clase.

Entonces los ensayos empezaron a ser diferentes, ahora se estipulaban formaciones y transiciones en las rutinas y Jennie notaba que su posición siempre tendía a estar hasta atrás del grupo, junto a sus compañeros más altos, haciéndola casi imperceptible desde el público. También sintió su propio rendimiento decaer, tenía que hacer pausas constantemente, incluso en medio de la coreografía, para recuperar el aliento, a veces haciendo tropezar a sus compañeros, que podían seguir la coreografía como si nada.

Por que ellos no sentía que sus pulmones ardieran como el maldito infierno, no como Jennie.

Tal vez pudo haber soportado aquello, tal vez podía seguir en el fondo sin problema, tomar las pausas que fueran necesarias, tal vez podría ser paciente consigo misma y convencerse de que podía superar esta etapa del entrenamiento y volver al nivel que había logrado alcanzar por que, al fin y al cabo no estaba sola ¿verdad? Lisa estaba con ella, bailaba con ella, ensayaba con ella, estudiaba el baile con ella, hasta fingía ser su público  aplaudiéndole sin falta al final de cada canción. Tenía a Lala a su lado y eso era motivación suficiente.

Tal vez... pero la realidad la había golpeado en la cara, y parte del golpe era que las habilidades de Lisa no esperaban por las suyas, mientras Jennie tenía que hacer pausas coonstantes para recuperarse y bailar de puntitas para tratar de divisarse en el espejo, Lisa estaba en primera fila guiando a todo el grupo con energía de inicio a fin. Ya no era solo su habilidad para bailar genial, sino que la resistencia de su amiga era excepcional y su flexibilidad le permitía ejecutar pasos complejos exagerados y cargados de energía.

Esa era una buena descripción para Lisa. Exagerada y cargada de energía.

Con el tiempo Jennie empezó a exigirse el triple, tratando de alcanzar a su amiga para no sentirse sola en el fondo, viéndola brillar adelante del todo. Cuando aprendían una nueva coreografía se ponía junto a Lisa y le rogaba que le corrigiera cada movimiento, se obligó a tomar menos pausas durante la rutina para que sus movimientos se vean tan fluidos como los de sus compañeros, a veces esto ocasionaba hiperventilación constante en Jennie y ya no se le hacía raro acabar desmayada en el baño de la facultad debido a la ausencia de oxígeno en su cerebro.

Se vio obligada empezar a llevar el inhalador a los ensayos, de lo contrario en toda la sala resonaría su tos debajo de la música. Cuando ensayaba en casa junto a Lisa se concentraba lo más posible en el movimiento de sus cuerpos, tratando de eliminar cualquier diferencia entre su ejecución y la de Lisa para verse lo más similar  su amiga.

Por que para Jennie, Lisa era toda su inspiración, una mujer con un talento natural, un completo prodigio.

Y ella... bueno, ella bailaba lindo...

Dónde su estricto comportamiento llegó a su límite fue cuando el maestro decidió ofrecerle el solo de ese mes a Lisa, en frente de todo el grupo el coach bailó el fragmento que había coreografiado para Lisa, y apenas acabar y que se reprodujera nuevamente el inicio de la canción Lisa se puso frente al espejo ejecutando el segmento entero de inicio a fin, marcando cada paso que recién le había mostrado el coach. Había memorizado la coreografía en cuestión de segundos, apenas con algunas correcciones del maestro, su ejecución fue perfecta.

No es que estuviera celosa, no tenía ningún resentimiento con su amiga, al contrario, estaba orgullosa de a donde había llegado en apenas un año de formación. Pero Jennie se había quedado atrás, literalmente, por más que se viera y corregía en frente del espejo una y otra vez no dejaba de sentir que sus movimientos eran flojos, que a su cuerpo le faltaba energía al ejecutar el baile completo (y de hecho era así debido a su falta de aliento), incluso sintio que su presencia disminuía y sus expresiones carecían de gracia.

El número que se iba a presentar esta vez era especialmente exigente, tanto que se pidieron dos meses en lugar de uno para poder pulirlo al máximo. Esta rutina era prácticamente imposible para Jennie, se trataba de un mix de cinco minutos de música urbana entre hip-hop y regaeton con un ritmo más rápido de lo normal con una coreografía llena de giros, brincos y transiciones de un extremo al otro.

Jennie podía bailar la coreografía completa solo si daba la mitad de su esfuerzo, de lo contrario, si usaba toda su energía durante toda la rutina, a mitad de la canción ya se encontraría tosiendo, y para el final ya se habría desmayado.

Por eso desde que les enseñaron la coreografía completa Jennie solo se dedicó a bailar, bailar, bailar, bailar y bailar una y otra vez en cada momento libre del día. Obligó a Lisa a levantarse temprano hasta los fines de semana para poder ensayar en su departamento, Jennie tenía prohibido salir de la habitación hasta bailar cada sección de la coreografía a la perfección.

Lisa bailaba completamente pendiente de su amiga, ofreciéndole el inhalador cuando lo necesitaba, llevando casi 6 botellas de agua helada a los ensayos en su casa, movía los brazos, cintura, cabeza y manos de Jennie para corregir cada centímetro de sus poses como Jennie se lo pedía.

Pero Lisa no era tonta.

Al contrario, era completamente consciente de los extremos a los que estaba llegando Nini, tanto que a veces tenía que quedarse en el departamento de su amiga para asegurarse de que durmiera y no se quedara ensayando hasta la madrugada, también notaba como tosía con frecuencia a lo largo del día, tenía que tener siempre el inhalador a la mano e incluso sintió como la voz potente de su amiga se volvía más airada por el uso excesivo del mismo.

Ahora podía entender lo que había sucedido. Lisa ahora se encontraba sentada en la cama con Jennie entre sus brazos, calmando sus suaves sollozos, acariciaba su cabello mientras escuchaba atentamente como su amiga había logrado ejecutar la coreografía entera completando todas sus exigencias: cinco minutos de pura potencia y agitación. Esa era la dichosa sorpresa.

El corazón de Lisa se encogió al imaginar a su amiga desplomarse al suelo, sin aire, sofocada en el calor de su propio cuarto, tosiendo y retorciéndose frustrada por no haber resistido un poco más para poder mostrarle su logro, lanzando con rabia el inhalador contra el espejo, rompiéndolo en mil pedazos. No entendía cómo Jennie logró llegar hasta su cama, si ni siquiera tuvo la fuerza de arrastrarse a su inhalador para respirar nuevamente.

Aunque en el estado en el que la encontró, no parecía tener muchas ganas de recuperarse. 

—Pero te juro que lo logré... —susurró Jennie escondiendo su rostro en el cuello de Lisa— Juro que bailé hasta el final... sin caer, sin toser, sin parar, te juro que marqué cada maldito salto y-

—Lo sé Nini —interrumpió dulcemente— lo sé perfectamente porque te he visto hacerlo antes.

—No... Lisa sabes que no es lo mismo —Jennie se aferró más fuerte a Lisa tratando de retener sus sollozos— sabes que soy mas lenta cuando hago la rutina completa... por que si no... me ahogo... y lo acabo arruinando...

—¿Quién te dijo que eras lenta? —murmuró atreviéndose a dejar un beso en la cabeza de su amiga. De su Nini.

—¿No es obvio? Comparada contigo bailo como una niña...

—No tienes que compararte conmigo Jen.

—Claro que sí —se separó un poco para poder ver a Lisa, sintiendo sus rostros a centímetros de distancia— tú bailas tan maravilloso... y te admiro tanto y todo... todo lo que haces es tan genial... —sintió sus mejillas arder al ver a Lisa acercándose más— y tú... tu me inspiras... me motivas a ser mejor... a ser más cómo tú... porque...

Lisa vio a Jennie pausar, nerviosa en sus palabras— Porque...

—Porque te quiero tanto...

—Jennie —susurró Lisa en la mejilla de la nombrada depositando un beso— mi muñeca —un beso más— mi Nini — y un beso más— pasas tanto tiempo bailando frente a un espejo que no te has dado tiempo de mirarte a ti en él —Lisa llevó sus manos al rostro de la contraria, limpiando el rastro de lágrimas que comenzaba a desaparecer— No has mirado a esa muchacha, esa hermosa muchacha que se esfuerza y sobrepasa sus límites cada maldito día para demostrar que es la mejor, porque, mi Nini, tú eres la mejor.

Jennie apartó la mirada, apenada— No... sabes que no lo soy... mi enfermedad no me-

—No Nini —Lisa posó su índice sobe los labios de Jennie impidiéndole continuar— Tú no eres tu enfermedad, así como tú no eres una coreografía, tu no eres un conteo de ocho tiempos o un reflejo en el espejo, no tienes y nunca tendrás que ser solo eso —explicó suavemente mientras apartaba el cabello de su amiga de su rostro— porque eres algo mucho más maravilloso, ¿Sabes quién eres?

—Yo... no... no lo sé —Jennie bajó la mirada decepcionada de si misma, el baile era su vida, su pasión, incluso su obsesión, superó cada obstáculo que su propio cuerpo se encargó en ponerle para poder vivir su pasión a la perfección, si ser perfecta en eso no la definía, entonces... ¿Qué la definía?... ¿Quién era?— ¿Tú... tú lo sabes?... quién soy...

Lisa levantó el rostro de su amiga, mirándose a los ojos por un momento, la mirada confusa y suplicante de Jennie contrastaba con la decidida y amorosa de Lisa— Creo que si lo sé —susurró con dulzura— eres Kim Jennie, la mujer más hermosa que he conocido —sonrió explicando con cariño— la más dedicada, la más obstinada y terca del mundo —eso hizo reír un poco a Jennie— la más talentosa y dedicada... y la mujer más sensual y hermosa de mi mundo...

Amas se sonrojaron ante el último comentario.

—Lala... ¿Quién es Kim Jennie para ti? 

—Kim Jennie... —Jennie se estremeció al escuchar su nombre completo en los labios de Lisa— es la mujer que más adoro en esta tierra —declaró juntando sus frentes— y me aterra pensar que su terquedad le haga daño, me duele ver a la mujer que más adoro sentir que no es suficiente, y Kim Jennie —depositó un beso en su frente— Tú eres más que suficiente, para mí y para cualquier otro ser humano... Cualquiera podría darse cuenta de tu belleza... por que eres bella en todos los sentidos... Eres tan maravillosa Nini, no tienes que ser como yo ni como nadie para serlo... por que ya lo eres a tu manera...

—Lisa... —susurró antes de que su amiga siga alabándola— baila conmigo... por favor...

Lisa asintió con una sonrisa, tomó la mano de Jennie levantándose juntas de la cama. Lisa tomó entre sus brazos la cintura de Jennie mientras esta se abrazaba a su cuello. Ambas se mecieron suavemente de un lado a otro al ritmo de una canción imaginaria, tarareando juntas la misma melodía dando pequeños pasos hacia adelante y atrás apenas separándose, ya que ninguna quería dejar de sentir el perfume de la otra.

Sin avisar, Lisa levantó a Jennie del suelo haciéndola enredar sus piernas en su cintura para no caerse, Jennie miró a Lisa sorprendida a lo que la otra le sonrío burlesca. Así Lisa siguió meciéndose al ritmo de la melodía imaginaria mientras Jennie se le aferraba como koala, dejándose arrullar por la voz de su amiga. Lisa dio un par de vueltas antes de depositar nuevamente a Jennie sobre la cama, recostándose a su lado mientras seguían aferradas a la otra.

—Nini, bailaré contigo y solo contigo todo el tiempo del mundo —murmuró Lisa apreciando los grandes ojos de su amiga— voy a esperarte todo lo necesario... por que quiero volver a bailar a tu lado.

—No, Lisa, no hace falta —Negó Jennie al notar que Lisa se refería a las clases— Tú tienes una habilidad increíble, no tienes que retroceder por mí, en serio-

—¿Quién dijo que estoy retrocediendo? —interrumpió dulcemente a su amiga— tal vez soy buena en algunas cosas bailando... pero Nini, no me interesa ser la mejor bailarina del mundo si no tengo a Kim Jennie a mi lado —Lisa tomó las manos de Jennie entre las suyas, dejando un beso en cada una— Así que, Kim Jennie, ¿Me dejarías bailar a tu lado todo el tiempo del mundo?

El corazón de Jennie palpitaba fuertemente en su pecho, y podía sentir que el de Lisa también. Sus manos empezaron a sudar de nerviosismo y sus mejillas se coloraron al instante. Lisa, la chica que la animó a bailar desde siempre, que todo el tiempo buscó estar a su lado, frente al espejo y frente a una audiencia, Lisa, su mejor maestro y a la vez su mejor público, la mujer que tanto admiraba y quería, que tanto deseaba alcanzar ahora le ofrecía seguir bailando a su lado, ensayando a su lado, sin importar cuánto tuviera que esperarla, apoyándola...

Pero... Jennie no podía aceptar eso... no era lo que ella quería...

—Yo... lo siento Lisa... no... no puedo... —retiró sus manos del agarre de Lisa— no puedo solo bailar contigo —Jennie vio lágrimas acumularse lentamente de lágrimas— Lisa, yo quie-

—No, no, no, no ,no, Jennie... lo entiendo, yo no... no debí decir eso ahora —Lisa giró su rostro escondiendo su tristeza— estás pasando por mucho en este momento... yo... lo siento, fui inoportuna... perdón si te presioné o-

Los labios de Jennie no le permitieron a Lisa seguir,  la mayor sostenía sus mejillas moviendo sus labios suavemente sobre los de Lisa en un profundo beso volviendo a abrazarse fuertemente, en ese momento sintieron la misma sensación que hace sus cuerpos cosquillear cuando bailan juntas, la leve adrenalina y emoción que se asoma sobre sus pieles.

Solo que en ese beso la sensación era mil veces más intensa.

Luego de unos segundos ambas se separaron por falta de aire, Jennie maldijo nuevamente su necesidad de respirar.

—Lala, tu quieres que baile contigo todo el tiempo del mundo —susurró con una sonrisa— pero bailar no es ni una fracción de lo que quiero hacer contigo por todo el tiempo que tenemos, yo quiero y necesito a Lalisa Manoban a mi lado en todos los sentidos ahora Jennie fue quién depositó un beso en la mejilla de Lisa— así que, Lala, ¿Me dejarías amarte todo el tiempo del mundo? 

Lisa casi temblaba de la emoción, asintió repetidamente lanzándose a abrazar a Jennie— Si, si, si, si, claro que si muñeca —Jennie rió al sentir a Lisa restregar su mejilla contra su cuello— me asustaste Nini —reclamó con un suspiro de alivio.

Ambas se dejaron derretir en el abrazo, sintiendo sus corazones latir al mismo tiempo, alegres, emocionados, completos.

Gracias Lisa, por recordarme quién es Kim Jennie.





Fin




Buenos días, tardes, noches o la hora que sea (aunque tú y yo sabemos que probablemente estás leyendo esto de madrugada). Siendo honesta no pensaba publicar algo de blackpink porque la verdad no se me ocurría algo interesante, pero hey, si hay algo que me encanta es ser fatalista así que BUM, toma tu Jennie con autoestima cuestionable.

Ya en serio, siento que indirectamente está idea llegó de lo  a c a b a d a s  que están las chicas en este momento, concierto tras concierto y viaje tras viaje, primero Jisoo y luego Jennie, las niñas necesitan un descanso con urgencia.

Recuerda no sobre esforzarte, recuerda por qué lo que haces te motiva a dar todo de tí todos los días para mejorar, recuerda disfrutar el proceso, recuerda que las dificultades son parte de y siempre es posible superarlas, recuerda darte un tiempo para disfrutar las otras cosas que te gustan.

Siempre tendrás todo el tiempo del mundo para tomar aire y seguir adelante.

Cuidense bebés, los TKM.

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