035.
— ¡A desayunar!
El fuerte grito de Jaerin retumbó en la casa de un sólo piso, Minji abrió los ojos de golpe al escuchar a su hermana, casi se enojaba, pero el rico olor de la comida hizo que sin pensarlo se pusiera de pie. En el corredor se encontró a Jimin y a Hoseok, quien caminaba con los ojos cerrados.
Sí, Minji deseó que se estrellara con la pared.
— ¿Qué es lo que huele tan rico?— Preguntó Jimin al entrar a la cocina.
Jaerin y Yena terminaban de cocinas el desayuno, mientras Taehyung ponía la mesa. Los tres bailarines fueron a sentarse, listos para comer la deliciosa comida que les estaban haciendo.
— ¿Cómo es que se pudieron despertar tan temprano?— Hoseok cuestionó.— Ni siquiera sentí a Jaerin llegar a la habitación.
— No dormimos.— Aclaro Taehyung con una sonrisa.
Era cierto, habían pasado la noche en vela viendo películas. Aprovecharían a que los más escandalosos del viaje, es decir, Minji y Hoseok, estarían fuera hasta la tarde para dormir todo el día.
— Lo imaginé.— Minji suspiró.— ¡Como sea, quiero mi comida!
Jaerin y Yena sirvieron el desayuno, todos comieron armoniosamente mientras charlaban, sobre todo los bailarines, pues estaban emocionados por el workshop. Sabían que sería cansado, eso los emocionaba aún más.
Cuando terminaron la comida, Minji, Jimin y Hoseok fueron a prepararse. Jaerin, Yena y Taehyung limpiaron la cocina y se fueron a sus habitaciones para acostarse en las benditas camas.
— ¡Nos vamos!— Gritó Hoseok desde la puerta, se estaban poniendo los zapatos.
— ¡Adiós!— De vuelta gritaron Jaerin y Taehyung desde donde estaban.
— No saldrán de las cuevas, Hoseok.— Minji le dijo antes de que siguiera gritando.— Andando.
El taxi ya los estaba esperando en la calle.
Hoseok se subió en el asiento copiloto, tomando el papel del mayor responsable, Jimin y Minji subieron en los asientos traseros. En el camino, Hoseok iba dándoles consejos, pues de los tres, él ya había asistido a workshops de alto nivel, incluso de bailarines internacionales. Jimin era el más agradecido con la pequeña charla de Hoseok, pues tenía más de un año sin practicar el baile de una forma oficial.
Él solía asistir a los estudios de baile pocas veces o sólo bailar en la sala de prácticas de la escuela. Su relación con Jibyul le consumía mucho tiempo, había tenido que renunciar a algunos de sus pasatiempos, entre ellos el baile.
*
El workshop estaba organizado en tres clases de técnica: locking, jerkin y ttuting. Y en tres clases de coreografía: una de house, otra de contemporáneo y la estelar de hip-hop.
En las clases de técnica, Hoseok había destacado en todas, pues él era muy estricto consigo mismo y a lo largo de los años se había entrenado en las variadas técnicas de baile. Le fue fácil llevar las clases y cuando Minji o Jimin se les dificultaba algún paso de baile, él les ayudaba y orientaba. El tutting fue la pesadilla de Minji, mientras Jimin casi explotaba de la desesperación con el locking.
En la hora de descanso, aprovecharon para saludar y conocer a los maestros y maestras que impartían las clases. Además, Hoseok le presentó a Minji y a Jimin a varios amigos con los que habían asistido también.
— Wow, hyung...— Jimin estaba anonadado.— De verdad eres alguien importante en el baile.
Era un workshop en Busan, y además de haber gente de ahí, personas de otras provincias y Seúl estaban presentes. Muchas personas se habían acercado a saludar a Hoseok.
— Es el único lugar donde es alguien genial de verdad.— Le dijo Minji.
— Cállate, microbio.— Hoseok la empujó, la pelirosa sólo rió.
Se dirigían a un Mc Donald's que estaba a un par de cuadras del centro de convenciones donde se estaba llevando a cabo el evento. Aún tenían tiempo para comer, estaban hambrientos. Comerían lo más rápido posible
Hoseok se había encargado de pedir la comida, Mimi y Jimin de buscar una mesa cerca del ventanal porque así se los había ordenado el mayor.
— Necesitaba estaba jodida hamburguesa.— Minji dijo agradecida después de haber dado su primer bocado.
Jimin a su lado le sonrió mientras mordía una de sus papas fritas.
— Dice Jaerin que acaban de despertarse.— Informó Hoseok al leer el mensaje de su novia.
En ese momento, el celular de Minji timbró también. Era una mensaje de Taehyung.
— Y que más tarde irán a la playa.— Habló casi chillando.— Yo también quiero, no es justo.
— No te preocupes, Mimi.— Jimin le dijo.— Te puedo llevar antes de volver a Seúl.
La pelirosa lo miró, asintió y le sonrió, consiguiendo que Jimin le sonriera de vuelta.
Después de comer, volvieron a el centro de convenciones, listos para continuar con las clases de coreografía. La primera que impartieron fue la clase de house; la coreografía estuvo genial, Hoseok la había disfrutado como nunca, pues él amaba ese estilo de baile. Minji la había gozado junto a él, pues el verano pasado Hoseok le había dado clases de house, también era de sus géneros favoritos. Al final de la clase, cuando pasaron a los grupos, Minji y Hoseok pasaron juntos, bailando la coreografía a la perfección.
En la de contemporáneo, el que destacó fue Jimin; a él siempre le había encantado ese estilo de baile, sentía que podía expresarse justo como quería y de una manera artística. Había sido reconocido por el par de maestros que dieron la clase. Por otra parte, Hoseok sacó la coreografía bien, Minji no con muchos ánimos. Nunca le había gustado el baile contemporáneo.
Pero ni hablar de la clase de hip-hop. Desde que Minji se enteró que la clase estelar sería de su género de baile favorito, se propuso ser la mejor. Y así lo fue. Para empezar, le había encantado la coreografía, eso la impulsó a sacarla y disfrutarla más que nadie.
Fue reconocida por los maestros y los bailarines que tomaron la clase.
*
Cuando llegaron a la casa de Jimin después del workshop, Taehyung, Jaerin y Yena no se encontraban en la vivienda. Así que Hoseok les llamó para que compraran cena mientras ellos se duchaban y ponían pijamas. Estaban agotados, aunque eran pasadas las 7 de la tarde lo que querían era irse a la cama y despertar al día siguiente.
Llegaron a tiempo con la comida, pues Jimin que había sido el último en ducharse, recién se ponía sus pijamas. Cenaron juntos, devorando por completo las cinco cajas de pizza que habían comprado. En el transcurso de la comida, Minji, Hoseok y Jimin habían platicado de cómo había estado el workshop y cómo les había ido. Después de eso fueron a dormirse, mientras los otros tres continuarían con un maratón de películas.
*
Minji sentía como sacudían la cama en la que ella estaba durmiendo. El movimiento era delicado, eso ayudó a que no se despertara de golpe. Lentamente fue abriendo los ojos, esperando a encontrarse a Taehyung, pero con su vista borrosa reconoció a Jimin.
— Mimi, ven conmigo.
La pelirosa lo miró salir del cuarto, confundida y con la mitad de su sistema aún en el país de los sueños, salió de la cama con cuidado de no despertar a Yena. Se encontró con Jimin en el pasillo.
— ¿Qué pasa?— Habló en susurro.
La casa se encontraba a oscuras, todos estaban dormidos.
— Vamos a la playa.
Minji abrió los ojos sorprendida al escuchar lo que dijo. ¿Qué demonios?
— ¿Qué hora es?— Preguntó antes. Jimin sacó el celular de uno de los bolsillos de sus shorts. Le mostró la pantalla.— ¡¿Las 5 de la mañana?!
— ¡Shhhh! ¿Me acompañas o no?
No tuvo de otra. Jimin lo tenía todo planeado, un taxi los estaba esperando afuera.
Minji le dijo que se adelantara al auto, ella buscaría ropas más decentes, pues aunque era madrugada y probablemente no habría gente en la playa, ella no quería salir de la casa con su pijama de los Ositos Cariñositos puesta. Así que se cambió rápido y se lavó la cara antes de ir al taxi con Jimin. Media hora después, se encontraban bajando de aquel auto amarillo, que los había dejado justo donde empezaba el malecón.
Aún no salía el sol; ese era el objetivo de Jimin, que vieran el amanecer en la playa. Tenía muy bien calculado el tiempo, el sol salía a las 6 de la mañana.
— ¿Por qué estamos aquí?
Jimin miró a Minji y sonrió levemente. Iban bajando las escaleras del malecón que daban hacia la arena y el mar.
— Te dije que te traería a la playa antes de volver a Seúl.
— ¿Y lo ideal era a las 5 de la mañana?— Preguntó riendo. No le molestaba, tenía una aventura más que contar cuando sea grande.
— Totalmente lo ideal.—Asintió. Ya caminaban por la arena, el viento combinado con el olor de agua y sal hacía volar sus cabellos.— Estaremos ocupados en la tarde y en la noche tendremos fiesta.
— Buen punto.
— Además...— Continuó, Minji lo miró expectante.— ¿Alguna vez has visto un amanecer en la playa?
A Minji se le iluminó la mirada y sonrió a lo grande. No, nunca lo había hecho y sí, estaba en su lista de qué hacer antes de que me muera.
Las sonrisas lo dijeron todo, ellos corrieron a la orilla del mar mientras echaban a volar sus zapatos. Dejaron que el nivel del agua llegaron hasta sus rodillas, la marea estaba tranquila y en vaivén del agua transmitía calma. Después de estar un rato en ese punto, se fueron a la orilla del mar y empezaron a caminar por ésta con el agua cubriendo sus pies.
Minji respiraba profundo, amaba el olor a mar. Jimin sonreía al ver que de verdad la estaba pasando bien.
— ¡Jimin ahí viene!
Un pequeño esplendor naranja se asomó por el cielo y lentamente se fue haciendo más grande en combinación con otros rayos de sol de diferentes subtonos amarillentos. Las nubes hicieron contraste con la luz, el sol por fin había salido y el cielo que se mostraba en ese momento era más allá de una obra de arte creada por la naturaleza.
A Minji le abordaban los sentimientos de felicidad, abundancia y tranquilidad. No habían estado en tanta paz en mucho tiempo.
— Hey Mimi, saluda.— Pidió Jimin, la pelirosa dejó de prestarle atención al cielo y miró a el chico, que en ese momento estaba grabando con su celular.
— Gracias, Jimin.
— ¿Por qué?
Minji volvió su vista al hermoso cielo, ahora todo estaba iluminado.
— Es el escenario más bonito que he presenciado.
Jimin sonrió, guardó su celular y lentamente se acercó a ella, siendo cuidadoso se atrevió a abrazarla por los hombros. Ella lo miró rápido, regalándole una sonrisa y dando a entender que se sentía cómoda con ese abrazo.
— ¿Lo es?
— Lo es.— Afirmó ella.— Cuando era pequeña, Jaerin y yo fuimos a un campamento de verano, una noche muy oscura, cientos de luciérnagas alumbraron nuestra noche en el bosque.— Comenzó a hablar, tan rápido como acostumbraba.— Creí que eso era lo más hermoso que había presenciado, pero entonces una se me metió a la oreja y desde esa noche las luciérnagas son mis enemigas. Las odio.
Jimin empezó a reír por la anécdota de Minji y a su vez porque le parecía tierno el vómito verbal de la chica. Demasiadas palabras en menos de 30 segundos.
— Eres tierna cuando cuentas tus historias así de rápido.
Minji le sonrió.
— Me han dicho que los mareo por hablar tan rápido.— Se encogió de hombros.— No me importa, es mi súper poder.
— Muy peculiar.— Dijo Jimin.— Y que se jodan las luciérnagas.
— ¡Que se jodan las luciérnagas!
Después de estar un rato más charlando y apreciando el cielo, decidieron dar una caminata por la orilla del mar. No se dieron cuenta que habían pasado dos horas caminando y charlando, conociéndose más entre ellos y dándose cuenta que conectaban en muchas cosas. Fue entonces, que Hoseok empezó a llamarles como loco.
— ¡¿Dónde diablos están?!
— En la playa.— Respondieron ambos, tenían al mayor en altavoz.
— ¡¿Qué?!— Preguntó alterado, los dos menores rieron al escuchar como los acusaba con Jaerin.— Como sea, traigan rosquillas y café helado.
— De acuerdo.
Y colgaron. Era hora de volver a la casa, corrieron cuesta arriba al malecón para ponerse sus zapatos. Una vez puestos, Jimin tomó la mano de Minji y se echó a correr por las calles. Las conocía muy bien, sabía donde estaban las cafeterías. Minji reía mientras seguía sus pasos.
*
— ¡Llegamos!
Apenas se quitaban los zapatos en la entrada cuando un salvaje Taehyung llegó corriendo desde la cocina y les arrebató la caja de rosquillas.
— ¡Por fin! ¿Y mi café?
Minji soltó una risa mientras negaba con la cabeza, Jimin lo sacó del portavasos y se lo dio.
— Buenos días a ti también, Taehyung.
Taehyung le sonrió a Minji.
— Buenos días, Mimi.— Después le sonrió a Jimin.— Buenos días, Jimin. ¿Cómo les fue en la playa?
— ¡Fue hermoso, Tae! Ojalá hubieras estado ahí.
— Podemos ir los tres a la próxima.— Sugirió Jimin.— Cuando volvamos a Busan.
Minji asintió, le gustaba la idea, sin duda le había gustado mucho conocer Busan.
El siguiente en asaltarlos fue Hoseok y tras de él venía Yena, mientras Jaerin les gritó desde la cocina que los dejaran llegar al comedor. Después de haberse comido las rosquillas y haber bebido sus cafés, la mayor de las Kwon puso a todos a limpiar la casa y a empacar, pues el día siguiente volvían temprano a Seúl.
Como en la noche tendrían una fiesta, lo más probable es que sólo se despertaran para ir directo a la estación. Lo mejor era dejar todo listo y no tener preocupaciones en la noche.
Así que todos se pusieron manos a la obra.
— Mierda, estoy exhausto.— Taehyung entró al cuarto de las chicas, Minji y Yena lo vieron tumbarse en la cama.
— ¿Terminaste de empacar?— Preguntó Minji.
— Nop.
— ¿Entonces por qué estás cansado?— Yena lo miró sin entender.
— ¡De perder en el PUBG!
La mayor rodó los ojos y Minji rió sin perderle atención a la ropa que estaba metiendo a su maleta.
— Taehyung, ve a empacar.
El pelinegro se retiró de la habitación unos minutos después. Entró a la suya y Jimin también estaba ocupado con su equipaje. ¿En serio? Pensó Tae y sin tener otra opción empezó a hacer lo mismo.
— Hoseok me dijo que invitara a mis amigos de aquí.— Comentó Jimin.— ¿Debería hacerlo?
— Si te le dijo, entonces sí.
— Pero ya no recuerdo el sus números telefónicos.— Se quejó Jimin.
— Pues piensa en algo más.
— Gracias por la ayuda, Tae.
— Para eso estamos los amigos.— Taehyung le guiñó un ojo.
*
La tarde había llegado. Ya habían merendado y habían preparado el patio trasero para su pequeña fiesta de despedida en Busan.
— Me va a matar, Mimi.— Jimin entró a la habitación donde la pelirosa se encontraba.
Recién terminaba su maquillaje. Era sencillo; el plan inicial era quedarse en pijama pero Taehyung la convenció a que se pusiera algo lindo y se maquillara un poco, sin importar que sólo iban a estar en el patio.
— ¿Hoseok?— Preguntó. Jimin asintió y después se lanzó a la cama con pesadez.— ¿No respondieron tus mensajes de Facebook?
— No.— Jimin despegó su cara del colchón para decir eso y después la enterró de nuevo.
— ¿Instagram?
— Tampoco.
Minji suspiró, mirando al chico en la cama, lentamente se acercó a él.
— De pie.— Ordenó.— Actúa normal, si pregunta por las personas, tú le respondes que vienen en camino.— Explicó el nuevo plan.— Habrá un punto de la noche en el que estará demasiado ebrio y verá clones de sombra.
Jimin rió con el rostro en la cama, se giró a verla y Minji le guiñó un ojo. Está bien, confiaría en el plan de la chica.
En ese momento, alguien tocó la puerta y dos segundos después Yena entró.
— Necesitamos frituras, ¿pueden ir a la tienda?
— Claro.
Jaerin y Yena escribieron una lista de otras cosas que necesitaban de la tienda. Taehyung estaba afuera en el patio ayudando a Hoseok con el equipo de sonido, pero cuando escuchó que Minji y Jimin iban a la tienda, corrió dentro de la casa para ir con ellos. No había salido en todo el día, necesitaba aire fresco antes de sumergirse en alcohol, bolitas de queso y música.
Ahora los tres menores caminaban por las calles del vecindario, en camino a la tienda de conveniencia más cercana. Minji iba colgada en la espalda de Taehyung, Jimin caminando a su lado, contando anécdotas de su infancia de cada calle y esquina que pasaban.
— Hay que comprar ramen.— Pidió Tae cuando entraron al establecimiento.— Disculpa, ¿dónde está el ramen?— Le preguntó al cajero.
— Al final.— Hizo un ademán con la cabeza.
— Gracias.
Taehyung fue directo al pasillo final y Minji lo siguió, Jimin tomó camino en dirección a las frituras.
— ¿Recuerdas cuando explotamos un plato de ramen en una tienda?— Minji recordó, soltando una risita. Taehyung sonrió al recordarlo también.
— Fue culpa de Kook.
— Dios, es un tonto.
Habían ido a un paseo en bicicleta por la noche un sábado, casi a media noche decidieron ir a una tienda de conveniencia para comer ramen instantáneo. Todo iba fantástico, pero cuando Jungkook introdujo el recipiente, olvidó quitarle un pedazo de aluminio del empaque y por la radiación del microondas, explotó.
Los vetaron de esa tienda.
— Tengo la comida chatarra.— Jimin llegó por otro pasillo con una gran sonrisa.— Esos son muchos paquetes, Taehyung.
— Y son todos para mí.— Sonrió.
Juntos se dirigieron a la caja para pagar todo, Minji aprovechó y sigilosamente tomó unas galletas de chocolate que se le habían antojado. No llevaba dinero pero sus amigos las pagarían sin problema.
— ¡Jimin!
Los tres vieron a la chica en la entrada que había gritado el nombre del pelinegro, Minji y Taehyung vieron a la chica y después a Jimin, su amigo sonreía incómodo.
— ¿Quién es?— Susurró Minji.
— Mi ex novia.
— ¿Tenías novia antes de Jibyul?— Taehyung estaba sorprendido.
— Cállate.
La risueña castaña se acercó, miró rápido a los acompañantes de Jimin pero sus ojos volvieron a él. El chico seguía con su sonrisa incómoda, pues ellos no habían terminado del todo bien antes de que Jimin se mudara a Seúl.
— Hola, Jihyo.— Jimin tartamudeó.— ¿Cómo has estado?
— No sabía que estabas en la ciudad.
— Vine por tres días solamente.
Jihyo sonrió.
Minji y Taehyung se miraron entre ellos, divertidos pues estaban siendo completamente ignorados. La chica en ese momento sólo tenía ojos para Jimin y no sabían si era una mirada buena o mala.
— Dile de la fiesta.— Minji susurró a su lado, Jimin se giró a verla.
— ¿Qué? Ya teníamos el plan clon de sombras.
— Sólo hazlo.
Jimin suspiró y volvió su atención a la castaña.
— Escucha Jihyo, estamos apurados.— Hizo una mueca.— Pero habrá una fiesta en mi casa en una hora, puedes ir y llevar gente.
— ¡Eso estaría genial!
Minji y Taehyung sonrieron y se adelantaron a la caja mientras Jimin le daba indicaciones y la dirección. No le fascinaba que su ex novia asistiera, sin embargo, ella conocía a mucha gente y tenían muchos amigos en común. Hoseok tendría la fiesta con gente que tanto quería.
*
Jungkook había pasado toda la tarde en la sala de juegos, sentado frente al monitor por horas jugando Overwatch. Sinceramente ya no sentía el trasero de tanto tiempo que estuvo estático en la silla. Ya pasaban de las 11 de la noche y la abuela le había estado haciendo llamadas, así que se apresuró a caminar más rápido de regreso a casa.
Mañana era su último día en Busan. Estaba triste porque regresaría a casa, pero también estaba feliz de volver a Seúl.
Caminaba mientras usaba el celular. Junhoe, su amigo del bar donde trabajaban, le había enviado un mensaje diciendo que esa noche había estado genial, había ido mucha gente y que sin duda lo habían extrañado. Jungkook sonrió al saber que lo habían extrañado. Aunque habían sido sólo dos sábados que no había ido al bar, también lo extrañaba.
Incluso ya tenía listo su próximo repertorio de canciones.
Y sí, todas las canciones que había escogido eran dedicadas a Kwon Minji. Ya caminando en la calle de la casa de la abuela, Jungkook iba tarareando Right Now de One Direction, pues era la canción que más le inspiraba.
Y no sabía si eran las tantas horas de estar frente a una pantalla o que la canción de verdad le estaba tocando el corazón, que escuchó la risa de la pelirosa a lo lejos.
— ¡Taehyung basta, ya estoy ebria!— Se escuchó.— ¿Dónde conseguiste eso?
— En la tienda.
¿Qué demonios? Pensó Jungkook al reconocer también la voz de Taehyung. Entonces levantó la vista, en busca de aquel par de voces y casi se desmaya al ver a aquellos dos afuera de la casa amarilla, la casa de los Park. ¡¿Qué mierda?!
— Minji, Taehyung... ¿Qué carajo hacen en Busan?
Ellos se dirigían al interior de la casa, Minji iba bañada de espuma y Taehyung sostenía la lata de espuma en aerosol con una gran sonrisa.
Jungkook se atrevió a darse una cachetada y al sentir el dolor en su mejilla descartó que aquellos dos fueran ilusiones. Estaba alterado y la alteración cada vez incrementaba más y más. Estaba a pocos metros de casa.
— ¡Chicos!— El dueño de la casa salió por la puerta. Kook tragó duro al ver a Jimin.— ¡Vuelvan, jugaremos beer pong! Taehyung deja de echarle espuma a Mimi.
Y juntos los tres volvieron dentro de la casa, cuando la puerta de ésta se cerró, Jungkook se desahogó con un grito.
— ¡¿Qué carajos?!— Seguía viendo la casa amarilla fuera de su órbita.— Están aquí con Jimin... ¿Qué mierda hace Jimin en casa?
*
Mimi escaló como pudo a la pequeña casa del árbol en el gran roble en el patio trasero de la casa de Jimin. Su rostro y cabello seguían llenas de espuma, Taehyung casi se acababa la lata en ella. Abajo en la fiesta, la gente bailaba y jugaba diferentes juegos.
La ex novia de Jimin había hecho su trabajo, ella y más amigos habían asistido.
Eran divertidos, Jimin ya le había presentado a todos a Minji y hasta ahora se habían comportado agradables. Sin duda Jimin había sido popular cuando vivía en Busan, estaba siendo la sensación del momento.
— Aquí tienes, Mimi.— Jimin subió por las escaleras y se sentó a su lado, le tendió una toalla para que se limpiara la espuma.— ¿Te gusta mi casa del árbol?
— No tiene paredes, es sólo una base de madera en el tronco, pero sí, me gusta tu casa del árbol.— Sonrió divertida.— Gracias por la toalla.
Jimin la miró con una sonrisa y tomó la toalla él.
— Déjame ayudarte,— Soltó una risita.— sólo lo estás empeorando.
En la música se filtró Bad Decisions de Ariana Grande y Minji ahogó un grito de emoción, Jimin se sobresaltó.
— Perdón, es que amo esa canción.— Rió, Jimin sonrió y negó con la cabeza.
— Es buena.— Corroboró y siguió limpiando la espuma de su rostro.— ¿Vas a vengarte de Tae?
— Claro que sí, sólo estoy esperando a que se le termine la espuma para hacer mi movimiento.
— ¿Tu movimiento?
Minji miró a Jimin con un brillo en los ojos y asintió, él sonrió a lo grande.
— I've been doing stupid things, wilder than I've ever seen, you've become my favorite sin...— Minji cantaba bajito mientras Jimin seguía limpiando la espuma, él sonreía al escucharla.— Boy, you make me make bad decisions...
El pelinegro no había terminado con la espuma, pero se detuvo con la limpieza; Minji lo miró sin entender. Jimin no estaba seguro de lo que estaba a punto de hacer. Pero siguió sus impulsos y poco a poco se fue acercando a ella. Minji lo tomó por sorpresa y aunque una parte de ella le gritaba "aléjate", la otra hizo que ella se acercara de igual manera.
Se miraban a los ojos pero todo se volvió negro cuando al juntar sus bocas cerraron los ojos.
Un beso lento y torpe al principio, pero conforme fue avanzando se volvió en uno muy bueno, como si ya fueran expertos entre ellos. Jimin tomó a Minji de la cintura y ella buscó sus mejillas, después pasó a jugar con su cabello.
Cuando la respiración no les alcanzó más, separaron sus labios pero no sus frentes, poco a poco abrieron sus ojos, encontrándose el uno al otro.
Ambos sonrojados, pero luego de un par de segundos explotaron en risas.
— ¡¿Qué diablos fue eso?!— Preguntó Jimin entre risas.
— ¡Fue tu culpa! ¡Tú empezaste!
— Bueno, tú lo seguiste...— Jimin sonrió con picardia, ello lo empujó y volvieron a reír.
— Besas muy bien y todo, pero sin duda tú y yo estamos destinados a ser amigos.
— Unos muy buenos amigos.— Aseguró Jimin.— ¿Sabes? Para tener un año sin dar un beso... Lo haces muy bien.
— ¡Cierra la boca!
Minji miró a Jimin, sonrió y después negó con la cabeza. No podía asimilar lo que recién había sucedido.
*
Jungkook sabía que iba a ser una mala idea ir a plantarse en la casa de Jimin en plena fiesta, de eso estaba seguro pero aún así, salió de la cama sin hacer mucho ruido para que la abuela no lo escuchara, y posteriormente salió de la casa.
Caminando por la acera, cada vez más cerca de la linda casa amarilla, podía escuchar la música proveniente del patio trasero, se detuvo al tener vista al gran roble del jardín. Minji y Jimin se encontraban sentados ahí, él le limpiaba la espuma y Jungkook no pudo evitar sentir envidia y celos.
Pero eso fue nada a comparación de lo que sintió cuando aquellos dos se besaron.
Un fuerte dolor que nunca antes había experimentado lo atacó de repente y los ojos llorosos tampoco tardaron, antes de que el beso terminar, él volvió corriendo a la casa de su abuela. Demasiados pensamientos en su cabeza tenía en ese momento.
— No puede ser cierto...
••••
perdón por tardarrrr, volví a la escuela la semana pasada y me estaba acostumbrando a eso y a mi trabajo, ¿cómo han estado? 🙇🏻♀️❤️
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