Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

032.

10 años atrás.

— ¡Ten cuidado, Jungkook!— Gritó su abuela entre preocupada y emocionada.

— ¡Lo haré, abuela!— Respondió él de vuelta sin apartar la mirada del camino.— ¡Volveré a la hora de la comida!

La señora Jeon sonrió, parada en la puerta de su casa, viendo como su nieto se alejaba en su nueva bicicleta nueva. Había sido un regalo de sus padres, pues había terminado su primer año de escuela elemental con muy buenas calificaciones. No había duda que Jungkook pasaría todas las vacaciones de verano paseando en su nueva bici.

Era domingo y los domingos era de ley que los pasaba en la casa de su abuela, la madre de su papá, pues sus padres viajaban a Seúl a visitar a su abuela materna. A veces los acompañaba, pero la verdad es que prefería quedarse en la casa de la abuela, pues sus galletas eran las mejores y lo dejaba ver caricaturas en la televisión hasta tarde, más en días de vacaciones.

Ya había paseado alrededor de la cuadra, había tramos en los que practicaba la velocidad de la bicicleta, pues tenía planeado lanzarse del desnivel que estaba cerca del muelle. Sus amigos estarían emocionados.

— ¡Oye, tú!

Jungkook hizo caso omiso del grito, no sabía si era para él.

— ¡Tú!— Gritaron de nuevo.— ¡El de la bicicleta!

Entonces, apretó los frenos del manubrio y una vez que la bicicleta estuvo estática, se giró a ver a la persona que había interrumpido su paseo. Afuera de aquella casa bonita y amarilla, justo al lado del buzón se encontraba un niño, era quien había gritado. Jungkook sonrió con burla pues el buzón era más alto que el chico.

— ¿Qué quieres?— Preguntó Jungkook mientras pedaleaba lentamente en su dirección.

El niño de los pequeños labios hinchados hizo una mueca.

— Préstame tu bici.

El pequeño Jungkook lo miró como si estuviera loco.

— ¡No!— Se negó, listo para irse y seguir paseando.

— ¡¿Por qué no?!

— No te conozco.— Jungkook empezó a pedalear, ya a metros de aquel niño, giró su cabeza y le sacó la lengua.— ¡Eres raro y enano!

El pequeño desconocido, rápidamente buscó piedras en el césped y empezó a arrojarlas a Jungkook, éste aceleró y dobló en la siguiente calle, desapareciendo y riendo por la adrenalina que sentía. Eso había sido divertido.

Por la siguiente media hora, Jungkook estuvo paseando por todo el vecindario, evitando la calle de su abuela, pues había posibilidad que el niño de las piedras siguiera afuera de su casa y Jungkook no estaba de humor para un contraataque. Sin embargo, sabía que era hora de la comida y tenía que volver con la abuela.

Así que emprendió marcha de vuelta.

Cuando entró a la calle de su abuela, se percató que el niño del buzón seguía ahí, pero no estaba solo. Tres niños más, de apariencia más grande se encontraban con él y lo estaban molestando. ¿Ahora no tiene piedras o qué? Pensó Kook, planeando no hacer nada e ir directamente a su casa, entonces, él más grande de esos niños, empujó al niño del buzón y éste cayó al piso.

Maldición...

Jungkook sabía que se arrepentiría, pero pasó de largo la casa de la abuela, yendo directamente a ellos.

— ¡Sube!— Le gritó.

El niño reaccionó rápido, se puso de pie y corrió a la bicicleta, subiéndose a las barras de acero que portaba la llanta trasera a cada lado, se sujetó bien de los hombros de Kook y sin esperar más, Jungkook empezó a pedalear.

— ¡Atrápenlos!— Gritó el líder y el resto siguió las ordenes.

— ¡Gracias!— El niño del buzón agradeció.

— No me agradezcas todavía.— Jungkook se quejó, era difícil tener una gran velocidad ahora con un peso extra.— ¿Siempre buscas meterte en problemas o qué?

El niño rió.

— Dice mamá que es lo que mejor hago.— Contestó orgulloso.— Soy Park Jimin y tengo ocho años, por cierto.

Jungkook giró un poco la cabeza y de reojo alcanzó a ver la sonrisa del chico.

— Jeon Jungkook, yo también tengo ocho años.

Resultó que la familia de Park Jimin se había mudado al vecindario la semana pasada, es por eso que Jungkook no se había enterado. Sí, tuvieron un mal comienzo, pero Kook se sentía aliviado que por fin alguien de su edad viviera a tres casas de distancia de la residencia de su abuela.

4 años atrás.

Jungkook y Jimin se dejaron caer en el pasto del campo de béisbol. La clase de educación física había estado exhaustiva, ambos odiaban que el maestro les asignara jugar a plena luz del día, con los rayos de sol en mero esplendor.

— Vele el lado bueno.— Jimin sonrió, aún respirando pesadamente.—Es la última clase de esta jodida asignatura, ¡somos libres!

El pelinegro a su lado asintió, mostrando una pequeña sonrisa.

La graduación estaba cerca, exactamente en dos semanas ellos estarían recibiendo su diploma y estarían listos para empezar una nueva etapa escolar en sus vidas, en un buen instituto en Seúl.

Tenían todo bien planeado. Hace un año, tanto la familia Jeon como la familia Park se habían mudado a la capital del país, pues habían recibido mejores oportunidades de trabajo. Sin embargo, Jungkook y Jimin decidieron quedarse en Busan para terminar sus estudios, pues amaban su escuela, no querían transferirse a otra.

Jungkook se quedó a vivir con su abuela todo ese año, pero como Jimin se había quedado solo en la casa de sus padres, Kook solía pasar más el tiempo ahí que con su abuela. Prácticamente vivía en casa de su abuela y en la de Jimin.

Habían acordado terminar la escuela y entonces irse a vivir a Seúl con sus padres y a este punto, estaba emocionados y ansiosos por hacerlo.

— Dominaremos nuestra nueva escuela en Seúl.— Jungkook sonrió.— Juntos nadie nos detiene.

Jimin asintió.

— Eso dalo por hecho, Kook.

Actualidad.

Jungkook sacó un brazo de la cama y apagó el despertador con pesadez, lentamente se reincorporó, tallando sus ojos para despertar. Su mirada se perdió en la mesita al lado de la cama, justo donde tenía dos fotografías enmarcadas, una era la foto que se había tomado con Minji y Taehyung en la primera fiesta que habían asistido juntos; la otra era una foto solamente de él y Minji, Taehyung la había tomado una vez que tuvieron un picnic en el Río Han.

— ¡Jungkook!— Gritó su madre desde algún lugar de la casa.— ¡El tren parte en 1 hora!

El pelinegro suspiró, miró las maletas en el rincón derecho de su habitación y volvió a suspirar. Hoy volvía a Busan. La noche anterior, después de dejar a Jibyul en su casa y despedirse, llegó a su casa e hizo sus maletas, había empacado todo lo necesario.

Miró de nuevo la foto con Minji, la tomó rápido, fue directo a las maletas y en una de ellas metió la fotografía.

— ¡Jungkook!— Ahora gritó su padre.

— ¡Ya me estoy duchando!— Contestó de vuelta el chico y seguido se metió al baño.

Después de salir de la ducha, se vistió rápido con ropa negra y cómoda, pues los asientos del tren no eran los más acogedores para su gusto. Bajó cargando sus maletas y las dejó en el vestíbulo, después se metió a la cocina para comer algo antes de que lo llevaran a la estación de trenes.

— ¿Estás emocionado?— Le preguntó su madre.

— Sí.— Jungkook fue sincero.— Ya quiero estar allá, espero la abuela haya hecho sus deliciosas galletas.

Su padre, que comía a su lado, sonrió, pues sabía que Jungkook era el fan #1 de las galletas de su madre.

— Es hora de irnos, hijo.— El señor Jeon fue a buscar las llaves.— No le causes problemas a la abuela, ¿entendido?

— No lo haré.

Con la ayuda de su hermano, Jungkook subió las maletas al auto de su padre, dentro de éste, él y su madre ya lo esperaban.

— Me saludas a la abuela.— Pidió su hermano.

Jungkook asintió con una sonrisa, terminó de despedirse de su hermano y subió al auto. Lo que más quería en ese momento era llegar ya a Busan.

*

Jungkook esperó a que fuera su turno para tomar sus maletas; el viaje en tren había estado mucho mejor de lo que recordaba. Una vez con el equipaje en sus manos, emprendió marcha. Sonreía, pues estaba feliz de estar en su ciudad natal, extrañaba escuchar el característico dialecto de Busan de las personas a su alrededor. El ambiente era simplemente diferente al de la capital.

Subió al primer taxi libre, aunque la verdad es que tenía ganas de rentar una bicicleta e irse en ella hasta la casa de su abuela, pero con las maletas que llevaba le era imposible.

— Gracias.— Bajó del taxi, justo enfrente de la casa de su abuela y sonrió a lo grande pues desde ahí se alcanzaba a oler el aroma de galletas recién horneadas.

— ¡Jungkookie!

— ¡Abuela!

El chico dejó su equipaje abandonado en la acera y corrió a abrazar a su ser querido. Su abuela era sin duda, su persona favorita en todo el mundo. No la había visto desde navidad, es por eso que estaba muy feliz.

— Entra ya, te he hecho galletas.

Jungkook corrió por sus maletas.

— Dios, extrañaba esta casa.— Se quitó los zapatos en la entrada y por suerte ahí estaban sus antiguas pantuflas, le quedaban pequeñas pero no importaba.

Justo en la entrada, en la pared del costado se encontraban muchas fotografías colgadas. Le fue imposible para Jungkook no prestarle atención a una de ellas; eran él y Jimin, una semana después del incidente de las piedras cuando eran niños. Levemente sonrió.

— Lo siento.— Su abuela apreció tras de él.— Sé que me dijiste que la quitara, pero es que eran tan tiernos en aquel entonces...— La melancolía en su voz estaba presente.— No puedo deshacerme de ella.

— No te preocupes, abuela.— Jungkook se giró a verla.— Está bien, puedes conservarla.

— ¿Las cosas ya están bien entre ustedes?

— No precisamente.— Jungkook tomó sus maletas.— Pero tienes razón, eramos realmente tiernos en ese tiempo.

La abuela Jeon sonrió y asintió.

— ¿Tienes hambre?

—Muero de hambre.— Corrigió.

—Bien, entonces ve a dejar tu equipaje a tu habitación, yo haré la comida y después podrás comer algunas galletas.

Jungkook corrió escaleras arriba, yendo por inercia a la habitación en la que vivió muy buena niñez. Sonrió al entrar y darse cuenta que todo seguía igual que antes. La decoración de diferentes balones de varios deportes y la pequeña cama, de la emoción que sentía no le importaba que sus pies salieran del límite del colchón.

Dejó sus maletas sobre la cama y lo primero que hizo fue sacar la fotografía que había empacado a último minuto.

Miró con una sonrisa ahora el cuadro de la foto en la mesita al lado de la cama. Minji realmente la pasó bien ese día.

— ¡Kookie, necesito ayuda!

— ¡Ahora voy, abue!

••••
good news, el sistema de mi oficina se cayó y no tengo nada qué hacer!! así que habrá maratón de 2 o 3 capítulos, no lo sé, pero es seguro que tienen otro hoy!!! PERO por fi voten <3

nos vemos más tardecito, stay tuned!!!

quería que supieran un poco del trasfondo de la relación de jk y jm, no lo mencioné antes, pero ellos eran realmente MUY cercanos <3 :(

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro