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Capítulo 02: Ideología

🎉Feliz Cumpleaños, Yuna🎉

*****

Ciertamente Akihiko Kayaba era un ídolo. La mayoría de los jóvenes, e incluso algunos adultos de los que jugaron la prueba beta de SAO, eran evidentemente fanáticos del trabajo de Kayaba, y... no es para menos.

El trabajo de Kayaba era sublime y había hecho avanzar considerablemente la tecnología del país y del mundo gracias a su constante inversión de tiempo y dedicación. Su preocupación e interés para que todos sus trabajos fueran perfectos de inicio a fin era tal que, de hecho, durante la prueba beta, se abrió un sitio web donde solo los “Beta Tester” podíamos comentar acerca de lo que nos parecía el juego hasta el momento. Incluso nos permitían escribirle mensajes directamente a Kayaba y, aunque era rara la ocasión, a veces alguien conseguía llamar particularmente su atención con algún tipo de pregunta específica.

Uno de mis compañeros “Beta Tester”, quien tenía uno de los niveles más altos en el juego y se notaba que era un gran fanático del diseñador de SAO por todo el conocimiento que dominaba acerca de los mundos virtuales... una vez le envió a Kayaba una pregunta que parecía sencilla « ¿Por qué un Castillo Flotante? ».

En ese momento los demás “Beta Tester” conectados parecían burlarse de la pregunta del chico, aunque a mí personalmente me pareció una pregunta muy interesante. Y, para sorpresa de muchos, Kayaba respondió esa pregunta casi al instante, y su respuesta fue « Porque es un reino, y solo los elegidos pueden aislarse en él ».

Ni siquiera el chico que hizo la pregunta pudo comentar algo después de eso. Pero ahora todo tiene mucho sentido.

Aquella vez pensé que Aincrad es un “castillo” porque es un “reino”, y es “flotante” porque estamos “aislados” tanto del suelo como metafóricamente hablando, del mundo real... Y aunque mi razonamiento era ciertamente correcto, yo no podía estar más lejos de la verdad...

Siempre pensé lo peor de los objetos de realidad virtual, pero cuando el estado de mi hermana Yuuki mejoró gracias a un casco desarrollado por la tecnología creada bajo la supervisión del propio Kayaba, me convencí de que era maravillosa...

Pero, después de todo, si Aincrad es un “reino”, es porque alguien es su gobernante. Kayaba es el “rey” de Aincrad, y ese Castillo Flotante no fue creado para que las personas que lo deseen elijan por sí mismas aislarse en ese mundo... Aincrad siempre fue creado con la intención de que su “Rey”, Kayaba, “eligiera” voluntariamente “aislar” a diez mil personas. ¿Con qué intención? Bueno, siempre consideré que un juego fácil de completar es simplemente aburrido, incluso si es virtual.

¿Y qué podría ser menos aburrido que un mundo virtual donde la muerte es real?

[...]

—Ciertamente es una reflexión interesante —el hombre con traje y gafas, Seijirou Kikuoka, volvió a sonreír.

Después de escapar del hospital, llegué a la dirección que me habían indicado y me dejaron entrar a una oficina ubicada en uno de los pisos superiores. Aunque quería zanjar rápido el asunto por el cual estoy aquí, fui convencida de sentarme en una silla de escritorio cuando Kikuoka insistió en que me veía exhausta y necesitaba descansar primero. Pero aunque mi cuerpo esté relajado, mi mente no podría estar de otra forma que intranquila. En lo que Kikuoka preparaba un poco de jugo, al menos se me pasó la respiración entrecortada que tenía de camino hacia aquí. La fatiga pareció desaparecer y Kikuoka me ofreció un vaso con jugo de naranja después de yo responder a su curiosidad y terminarle de explicar mis impresiones acerca de Akihiko Kayaba.

—Pero no respondiste del todo a mi pregunta. Después de todo, ¿qué piensas exactamente acerca de Kayaba? —me preguntó Kikuoka, todavía ofreciéndome el vaso con jugo. Debí haberlo estado mirando con una expresión demasiado seria y sombría en el rostro, porque Kikuoka puso un gesto asustado y tragó en seco— Oye... solo te estoy ofreciendo un poco de jugo, no es para que me mires con esa expresión asesina.

—No era mi intención mirarte con una... expresión asesina, pero no voy a aceptarle una bebida a un desconocido. ¿Crees que vine aquí sin ningún tipo de seguridad? Traje un dispositivo que puedo presionar en cualquier momento, y se activará una alarma en el hospital, alarma que preparé con toda la explicación necesaria para encarcelarte de por vida.

—... Huh... —Kikuoka primero me miró ligeramente confundido y aturdido por la situación, pero luego suspiró y colocó el vaso con jugo encima de una mesa cerca de mi silla, y se alejó hacia otra silla bastante lejos de la mía. Se sentó tranquilamente frente a mí y le dio un sorbo a su jugo— En serio no creo necesarias todas estas seguridades de tu parte, pero me parece lógico cuando eres una menor de edad... Espera, eres muy pequeña, ¿cómo es que tienes ese nivel de madurez? ¿Cuántos años tienes?

—Once años.

—... ¿Once años...? ¿Podría ser que...? —Kikuoka parecía ligeramente sorprendido, perdiéndose en sus pensamientos— ¿Qué día naciste?

—¿Por qué tengo que responder eso?

—No, realmente no es por nada —sonrió ligeramente decepcionado, y luego levantó la mirada para verme levemente de forma desafiante—. Bueno, admiro tu nivel de madurez, muy temprana para tu edad, pero si sabes que soy miembro de la Policía, ¿no crees que podría encontrar la manera de hackear tu dispositivo?

—¿Hackear un dispositivo de la Policía usando la tecnología de la Policía? Eso sería realmente interesante de ver. ¿Por qué no te arriesgas? —pregunté desafiantemente, y Kikuoka parpadeó varias veces, sorprendido.

—... O... Oye, oye, solo estaba bromeando. No tienes que ponerte tan seria al respecto. Vaya, das un poco de miedo. ¿Cómo conseguiste tecnología de la Policía, en primer lugar? ¿Y por qué ese mal humor? —él parecía atónito, pero hablaba de una forma como si en parte se estuviera divirtiendo.

Su última pregunta personalmente me enfadó.

—¿“Por qué estoy de mal humor”? ¿En serio me está preguntando eso? ¡¡Porque mientras usted y yo conversamos, casi diez mil personas están arriesgando sus vidas, justo ahora!! ¡Porque si usted está tan confiado en poder hackear cualquier cosa con la tecnología de la Policía, ¿por qué demonios entonces la Policía desde el principio no soluciona el incidente de SAO hackeando los NerveGear para que no sean peligrosos?! ¡Porque usted está más preocupado en saber mi inútil opinión sobre Kayaba que en la seguridad de esas personas que están en un peligro real, ¡por eso estoy de mal humor!!

—... —Kikuoka parecía tener un rostro realmente arrepentido y adolorido por mis rudas palabras. Se quedó en silencio unos segundos mientras yo tomaba aire tratando de volver a respirar con normalidad—... Lo siento. En serio lo siento...

—...

—... Hace tiempo terminé colmando la paciencia de otra persona, justo como hice contigo. Me respondió tan rudamente como tú, bueno... puede que un poco peor... Me recuerdas en parte a esa persona, jeje... —dijo apenado, mientras se llevaba su mano derecha a detrás de la cabeza— Sé que mi comportamiento puede irritar a muchos, ya que no es usual, pero... realmente estoy preocupado por la seguridad de esas personas —dijo, esta vez mirándome de forma seria y decididamente, sorprendiéndome solo un poco, ya que parecía que realmente hablaba con seriedad—. Tristemente mi manera de actuar es irritante, lo reconozco, pero de verdad mi intención es salvar a esas personas lo antes posible, y para eso necesito tu ayuda.

—... ¿En serio quiere ayudar a esas personas?

—Sí. Demostraste ser de mucha ayuda cuando comenzó el incidente. Tus rápidas y precisas instrucciones salvaron a muchas personas. Tienes el talento para usar tu conocimiento e ingenio con tal de ayudar a otros. Y es por eso que te pregunté por Kayaba... Pensé que si pensamos cómo es él, y por qué actúa así, podríamos encontrar alguna solución a este incidente... aunque sea algo mínimo, pero algo...

—... ¿Entender la mente del criminal para conocer sus patrones de movimiento?

—¡Exactamente! —medio que exclamó Kikuoka, casi orgulloso.

—... En ese caso... Lo poco que le dije acerca de Kayaba, viene resumiendo suficientemente tu curiosidad, solo tienes que interiorizar lo que dije... Kayaba era un ídolo... era admirado por miles, tal vez millones de personas... Gozaba de un respeto enorme y tenía el talento más que necesario para tener garantizado un lugar considerablemente prestigioso en la sociedad... ¿Por qué crees que un hombre así haría algo como esto? —le pregunté a Kikuoka, para ver si entendía mi punto.

—Mmm... ¿Porque está loco? ¿Alguna especie de desequilibrio mental?

—Puede ser, no lo niego... Pero... —hice una pausa, por un momento mirando al suelo, tratando de organizar mis pensamientos— Creo que la locura es solo un poco diferente a lo que motivó a Kayaba... Después de todo, si encierras por demasiado tiempo a una persona cuerda, esta persona comenzará a volverse realmente loca... y creo que todos somos capaces de vivir encerrados en nuestras propias frustraciones. Pienso que Kayaba vivió encerrado en su propio mundo, rodeado por un entorno con el que no se identificaba. Su talento le creó rápidamente un lugar al cual pertenecer, un lugar donde era idolatrado y cualquier persona podía ser feliz... pero no Kayaba. Él no sentía que pertenecía a ese lugar... Kayaba seguramente deseaba otra cosa, soñaba con un mundo de fantasía que no podía alcanzar... justo como un niño que aspira a un universo ficticio que es inalcanzable... y se obsesionó con eso a tal punto que no le importó involucrar a diez mil personas si eso significaba lograr su propósito... sentirse realmente a gusto por primera vez en su vida...

—... Es un análisis interesante, pero... ¿Por qué pareces tan segura acerca de eso? ¿Es tan solo tu opinión personal o...?

—¿Has revisado la publicidad de SAO?

—¡¿...?! ¿Te refieres al juego? Sí, claro que sí. ¿Por qué?

—Mi teoría acerca del comportamiento de Kayaba se basa en que fue él quien aclaró que el NerveGear solo podía ser usado por niños que no estuvieran debajo de los 13 años de edad. O sea, niños por debajo de los 13 años no podían jugar SAO.

—... Mmm... No entiendo. ¿Qué tiene que ver eso con--?

—¿Cuántos años te dije que yo tengo?

—... ¡...! —Kikuoka abrió los ojos muy sorprendido, al parecer comprendiendo mi punto, y yo asentí con la cabeza.

—Un verdadero loco habría arriesgado la vida de diez mil personas sin preocuparse por la edad de sus víctimas... Pero un auténtico genio habría no solo preparado una versión beta para asegurarse de que todo saliera como planeaba, sino también pensado en los más pequeños detalles. Kayaba al menos no quiso arriesgar la vida de los niños más pequeños, así que demostró ser un poco más humano de lo que parece... Es por eso que mintió acerca de la restricción del NerveGear. Fue el Doctor Kurahashi quien me recomendó que usara un NerveGear, si esto hubiera sido perjudicial para mí que tengo 11 años, un doctor nunca me hubiera recomendado usar el NerveGear. La restricción de edad Kayaba solo la mencionó cuando salió al aire SAO.

—... Wow, no había pensado en eso...

—¿Dónde está Kayaba? —pregunté, sacando a Kikuoka por un momento de su sorpresa, y haciéndolo reflexionar acerca de mi pregunta por unos segundos.

—Bueno... —Kikuoka suspiró cansadamente recostándose un poco al espaldar de su asiento— Después de informar a la población siguiendo tus instrucciones, se decidió crear el “Ministerio del Interior de la División de Contramedidas de SAO”. Seguimos en búsqueda de Kayaba y... de algunos de sus compañeros más cercanos...

—... —sentí un silencio incómodo por parte de Kikuoka, pero decidí ignorarlo— Entonces todavía no saben dónde está... Supongo que tiene lógica. Un genio como Kayaba habrá pensado en todo lo que iba a pasar, y seguramente preparó un lugar donde ocultarse de las autoridades... Aunque encontrarlo no servirá de mucho.

—¿Eh?

—Es obvio. Kayaba para informar a los jugadores sobre el inicio del juego mortal... se comunicó con ellos desde dentro de SAO. Además, ¿qué sentido tiene crear un mundo virtual para entretenerte y... no presenciar lo que pasa? La mejor vista de un mundo así es desde dentro... posiblemente se infiltre como un jugador o un corredor de información haciéndose pasar por un “Beta Tester”... Es más, tal vez sí fue un “Beta Tester” después de todo... de Kayaba a estas alturas me puedo esperar cualquier cosa.

—En resumen... Incluso si lo encontramos, ¿no servirá de nada?

—Básicamente... Porque, incluso si lo encuentran y deciden desconectar su NerveGear... —comenté, mirando acusatoriamente a Kikuoka que parpadeó varias veces incrédulo por mi evidente y osada insinuación— Solo porque el Game Master no exista, no significa que el juego no pueda continuar... Tal vez ayudaría que supiéramos el nombre que usa Kayaba en el juego, pero... Tampoco creo que sirva de mucho...

—Oye... La Policía no desconectaría a una persona, incluso si es un criminal del nivel de Kayaba... —solo me limité a mirarlo seriamente— ¡¿Por qué me miras tan acusadoramente?! ¡Lo digo en serio!

—El servidor de SAO... —dije, cambiando ligeramente de tema y llamando la atención de Kikuoka— ¿Qué datos se pueden conseguir de ahí?

—... Bueno, podemos acceder a los nombres de todos los jugadores y a sus estadísticas dentro del juego... o sea, saber el nivel, sus habilidades, pero... Nada más, no podemos saber en qué piso se encuentran o a qué gremio pertenecen. Lo que sí podemos saber es su nombre real, y el número del piso que completan los jugadores en general... Y, por supuesto, cuando uno muere... lo sabremos...

—...

—... ¿Aún quieres entrar a SAO? No es que esté particularmente en contra, pero... Es decir, ciertamente sería de mucha ayuda que una jugadora de la beta, y de mente ágil como tú nos ayude, pero... Sabes que es muy peligroso, ¿verdad?

—Tengo que entrar a SAO. Por eso estoy aquí.

—... ¿Por qué quieres tanto volver a ese lugar?

—... Porque hice una promesa. Una persona está atrapada en ese mundo y no siento que fui capaz de enseñarle todo lo que necesitaba para sobrevivir. Nunca me perdonaría si yo tuve la suerte de no quedar encerrada en ese mundo... y ella no...

—¿Pero arriesgarías tu vida solo por el bien de esa persona? ¿Esa persona es tan importante para ti? No entiendo por qué sientes que tienes la obligación de protegerla.

—Je —sonreí ligeramente divertida por el comentario de Kikuoka, pero él parecía más confundido—. Yo no me considero personalmente sensible, pero... Usted es peor que yo, Kikuoka-san. No solo no sería capaz de cumplir una promesa, ¿sino que tampoco es capaz de entender lo que significa tener una deuda consigo mismo?

—Oye, yo soy un hombre que cumple sus promesas, pero creo que en esta situación, la otra persona no esperaría que, si tuviste la suerte de no quedar atrapada dentro de SAO, en serio volvieras a ese mundo solo para reencontrarte con ella.

—No me importa —dije, al parecer sorprendiendo a Kikuoka que rápidamente abrió los ojos mirándome fijamente y parpadeando dos veces—. Realmente no me importa si esa persona no espera eso de mí, o si no quiere verme, o si le molesta mi presencia... Realmente nada de eso importa... Lo único que me importa es que no es justo, y no soporto las injusticias... ¿Por qué ella fue atrapada y yo no? No sé si usted lo entienda, Kikuoka-san, pero mi tiempo de vida es bastante corto en consideración con muchos otros jóvenes... Pero es diferente para esa persona, porque ella tiene toda una vida por delante... Es por eso que es injusto, es injusto que una persona inocente, con una esperanza de vida mayor que la mía, esté paradójicamente más cerca de la muerte que yo. Es injusto, es simplemente injusto. Es injusto como la mayoría de cosas que suceden en este mundo... Es injusto así como que mis padres y mi hermana fueran contagiados con SIDA, es injusto así como que mi hermana tuviera que soportar los prejuicios y abusos de personas estúpidas y desagradables... Es tan, tan, tan injusto...

—... Creo que eres una muy buena persona, pero te autodesprecias por alguna razón... ¿Acaso no valoras tu propia vida?

—... Antes usted me preguntó si yo sería capaz de arriesgar mi vida... Pero yo no veo por qué estaría arriesgando mi vida. No, no valoro lo más mínimo mi vida y simplemente a veces quiero que todo termine, que el mundo desaparezca en un instante, que todo se apague como si de un juego se tratara... un juego que nunca volveré a jugar... Así que no, no valoro en lo absoluto mi propia vida, pero tampoco tengo interés en morir. Tengo una familia por la cual sigo viva, y ahora también poseo una razón para actuar. Además, aunque no conociera a esa persona, si veo la posibilidad para ayudar a alguien, tengo que actuar para salvar a esas personas, no debido a una norma o para obtener alguna especie de reconocimiento. Tengo que hacerlo porque es lo correcto.

—...

Yo... ciertamente me considero una persona egoísta, horrible e inservible, pero siempre intento actuar correctamente, haciendo el mayor bien posible, para sentirme orgullosa del tipo de persona que elegí ser, y que las personas importantes que se encuentran a mi alrededor, se sientan bien con mi presencia...

—Así que esto es un desafío que yo misma me he impuesto, si no soy capaz de proteger a esa persona... no podré proteger lo que más me importa en este mundo... Por eso ayudaré a completar ese juego demoníaco que creó Kayaba.

—... —Kikuoka sonrió un poco, como con nostalgia— Cuando crezcas serás incluso más madura, hermosa e inteligente de lo que ya eres ahora, y estoy seguro de que podrás ayudar a muchas personas. Así que no te preocupes, nosotros haremos todo lo posible por salvarlos, y ciertamente necesitaremos tu ayuda.

Sin decir nada, me limité a bajar la cabeza y apreté disimuladamente mis puños encima de mis rodillas. No lo volvería a decir, pero yo sé que mi vida es más efímera que la de la mayoría de las personas. No voy a crecer... al menos, no me voy a convertir en una adulta. Pero... justo por eso, siento que necesito darle sentido a mi poco tiempo de vida. Si alguien como yo con una vida tan efímera, consigue salvar a alguien con una vida larga y provechosa como Yuna, podré darle sentido a mi vida... Si consigo devolverle a Yuna el tiempo para que ella pueda darle sentido a su propia vida, entonces yo habré hecho lo correcto. Las personas deben aprovechar su tiempo de existencia... y nadie tiene el derecho de limitar la vida de los demás.

—... Dime, ¿odias a Kayaba? —de repente, Kikuoka me preguntó eso.

—... ¿Acaso usted lo odia?

—Mmm... No personalmente. Es decir, no me ha hecho nada a mí, y tampoco a mis personas cercanas... Pero creo que no fue un acto que se pueda aplaudir, ¿o sí?

—¿En serio cree que Kayaba hizo esto para que lo aplaudieran? —pregunté, sorprendiendo nuevamente a Kikuoka que parpadeó dos veces, esperando que yo prosiguiera— Si Kayaba quisiera que lo aplaudieran, hubiera continuado su vida de genio tecnológico, recibiendo premios y reconocimiento en la sociedad... Pero él tan solo estaba persiguiendo su objetivo, que para él era más importante que la vida de diez mil personas. Aún así, él tenía principios. Sus principios le impedían asesinar a personas menores de 13 años. Y todos tenemos principios, pero también tenemos límites. Yo no sería capaz de arriesgar la vida de diez mil personas por la ambición de aspirar a un mundo que soñé cuando niña... No entiendo la motivación de Kayaba, pero sí entiendo su punto... Porque en mi caso particular, con tal de salvar a mi hermana Yuuki, la vida de diez mil personas no, sino que las vidas de mil millones serían pocas.

—... —escuché a Kikuoka tragar en seco, y luego de cinco segundos sonrió casi incrédulamente— Ya veo... Es difícil comprender a las personas cuando sus motivaciones son tan distintas pero sus voluntades son tan similares, ¿eh?

—Kikuoka-san, ¿no tienes alguna persona o ambición por la cual serías capaz de hacer una “locura” como la de Kayaba?

—Mmm... Ciertamente no. Mis padres murieron, y me va bien en la vida. No tengo pareja o hijos, así que... no, no sería capaz de algo así.

—Entonces simplemente no puedes comprenderlo.

—Claro que no, jaja. Es una locura, independientemente de por qué lo hagas, poner vidas inocentes en peligro de muerte está mal.

—... Por supuesto... las personas ajenas a esa inconformidad serán las primeras en juzgar lo que no comprenden... Pero cuando lo experimenten por primera vez, son las primeras personas en desear ser comprendidas.

Después de todo, es natural. Todas las personas actúan diferentes cuando sienten en peligro su esencia más preciada. El ser humano es tan orgulloso que cree siempre tener la razón, incluso en los momentos donde contradice sus principios que antes tan férreamente defendía... solo por egoísmo.

[...]

—Haremos unas pruebas semanales —me decía Kikuoka mientras me extendía unos papeles con información acerca del NerveGear.

—Eso suena a que se demorará mucho. ¿Cuántas veces a la semana? —pregunté, y Kikuoka me miró con una expresión complicada.

—Ah... Bueno, esperaba que fuera una sola vez a la semana. Es muy riesgoso que vengas aquí tan seguido. Incluso si es con tu consentimiento, lo cierto es que tu estado físico no es ideal para que hagas tantos viajes. Por eso no quería que vinieras personalmente, esperaba que te contactaras conmigo a través de vía telefónica o...

Pero no lo dejé terminar.

—¡Olvídate de eso! —le repuse— Si hacemos las pruebas una vez a la semana, nos demoraremos mucho en tener preparados el NerveGear para que yo pueda entrar en SAO. En ese tiempo pueden pasar muchas cosas, y... muchas personas pueden morir...

—Mmm... Lo entiendo, pero... ¡Oh! Tal vez sea posible si hacemos las pruebas en tu hospital —dijo, sorprendiéndome ligeramente.

—¿Eh?

—Verás, fue mi primera opción, pero podríamos colocar un infiltrado en el hospital que se haga pasar por doctor. Sería más fácil si contara con la ayuda de Kurahashi-kun, pero estoy seguro que se negará rotundamente. Después de todo, las pruebas con el NerveGear son peligrosas.

—¿Por qué son tan peligrosas? Tan solo debemos quitar el transmisor que es el responsable de las muertes, y debería poderse usar normalmente.

—En efecto, “debería” —dijo, haciendo énfasis en la última palabra—. Pero, aunque no me gustaría admitirlo, puede que Kayaba se haya adelantado un poco a nosotros. No completamente, pero sí diseñó el NerveGear de tal forma que sin ese transmisor, tu conexión cerebral será tan lenta que básicamente no podrás hacer nada dentro de SAO. Por eso tenemos que estudiar la estructura del NerveGear y las peculiaridades de la tecnología FullDive. Por suerte, Kayaba predijo esto solo hasta cierto punto, porque podemos crear un nuevo casco de realidad virtual que imite al NerveGear, y como el transmisor solo reacciona al juego mortal SAO, sin ese transmisor, podrás sumergirte en “Sword Art Online” sin temor a perder tu vida si llegas a morir allí dentro. Además, si usáramos tu NerveGear eso podría levantar sospechas en Kurahashi-kun, y eso sería problemático.

—... Entiendo... —asentí aunque un poco insatisfecha— ¿Significa que consiguieron recuperar los planos de Kayaba? Los planos deberían estar sanos, ¿no?

—Efectivamente —afirmó Kikuoka—. Y basándonos en tu análisis decidimos crear un casco más seguro, pero tomará un tiempo conseguir algo tan funcional como el NerveGear y por supuesto, que no sea peligroso.

—... ¿Y cuánto tiempo tardaría en salir el nuevo casco?

—Mmm... —Kikuoka puso la expresión típica de los adultos que no saben cómo decir algo que claramente la otra persona no quiere escuchar— Verás... tus pruebas médicas son una aproximación cerebral del modelo que usaremos para el nuevo casco. Debido a que no podemos usar tu cerebro real, ehm, eso suena horrible. ¡Ejem! Debido a que no podemos usar tus datos cerebrales en tiempo real, solo podremos hacer análisis de aproximaciones y calcular todas las probabilidades, hasta que alcancemos un 100% de efectividad, donde sea completamente seguro que no te pasará nada al usar el nuevo casco. Entenderás que es porque no podemos exponerte a un riesgo real durante los exámenes, ¿verdad?

—... Sí... Lo entiendo —dije, aunque evidentemente muy inconforme.

—¡Aún así! —exclamó, como un adulto tratando de suavizar la situación explicando el lado positivo del problema— Ya que enviaré a un infiltrado, ehm, eso suena horrible, ya que enviaré a un ayudante haciéndose pasar por doctor, si hay suerte, ciertamente podremos hacer exámenes médicos diariamente, todas las semanas... En cuanto al tiempo... —dijo, volviendo a bajar un poco la voz y hablar pausadamente— Tal vez nos demoremos dos meses... tres, en el peor de los casos...

—Tres meses... —me quedé sin palabras por un momento.

Supuse que sería mucho tiempo, pero no es como que Yuna estaría quieta en una posada toda su vida. Pocas personas lograrían vivir de esa forma incluso si saben que lo más seguro es permanecer quietos sin enfrentarse a monstruos y misiones peligrosas, y Yuna estoy completamente segura que es el tipo de persona que no dudaría en hacer algo tonto como luchar por el bien de los demás.

Por supuesto, no puedo hacer más nada, a excepción tal vez, de rezar... rezar porque Yuna sobreviva al menos hasta reencontrarme con ella...

—... Está bien. Entonces... ¿Se supone que usaré el primer prototipo del nuevo casco de realidad virtual? ¿Cuánto tardaría en salir el lanzamiento oficial de la nueva versión segura del NerveGear? O sea, ¿cuándo comenzarían a aparecer más personas dispuestas a entrar a SAO para ayudar a los jugadores atrapados? —pregunté, tratando de cambiar ligeramente de tema a la vez que intentaba tranquilizar mis pensamientos.

—Mmm... Puede que dos meses o más después de que tú puedas usarlo. La verdad es que todo esto sería muy precipitado y, no sé si lo sabes, pero “nada legal” —dijo Kikuoka, en voz relativamente baja a pesar de que nadie más nos debería estar escuchando, como si tuviera miedo de esas dos palabras, en especial de la última—. Serás conocida como la primera “Savior of System”.

—... ¿“Salvador del Sistema”? ¿Ese nombre estúpido se te ocurrió ahora?

—Oye, no es tan malo, ¿verdad? —preguntó Kikuoka sonriendo un poco avergonzado— Ah, acerca de lo otro que dijiste... En realidad no creo que muchas personas se ofrezcan a ayudar a los jugadores atrapados en SAO...

—... ¿Por qué no?

—Jeje, es un pensamiento muy altruista de tu parte, pero... los seres humanos ni con la certeza de que algo es seguro, darían ese paso al frente por el bien de los otros. Es difícil encontrar personas como tú. Así que, puede que consigamos que las personas vuelvan a usar cascos de realidad virtual, o incluso que jueguen VRMMOs, pero... ¿Jugar precisamente el “juego mortal SAO”? No, creo que no. Eso será muy difícil.

—... Entiendo...

—... Por cierto, ¿necesitas algún tipo de información de los jugadores de SAO?

—... La hija del dueño del Hospital Moritani tiene contactos con la Policía, así que... ya le pedí que me mantuviera informada de la actualización diaria de los jugadores. Quiero... estar al pendiente...

—Ya veo... Okay, de todas formas si necesitas algo más, me avisas y trataré de ayudar —me dijo Kikuoka con una ligera sonrisa.

—... Gracias. Mmm... En realidad, hay otra persona, pero... no la vi entre los nombres de jugadores atrapados... O mejor dicho, vi los nombres reales de todas las personas, pero... De esa persona solo conozco el nombre virtual que usó en la prueba beta, así que... No creo que haya cambiado su nombre al usar la versión oficial, pero... me gustaría estar segura de si entró o no al lanzamiento oficial...

—Mmm... ¡Oh, es posible! Hay algunos casos, aunque pequeños, donde las personas no usaron los NerveGear antes de hacerse pública la información de que SAO se había convertido en un juego mortal, e incluso de personas que usaron el casco de la persona que oficialmente compró la copia de SAO, así que es posible que ciertamente el nombre de esa persona que buscas no haya aparecido. Incluso hay casos de copias no recuperadas por la Policía... Mmm... Investigaré acerca de eso, solo dime el nombre del avatar de esa persona y te informaré al respecto. De todas formas... tal vez es algo incómodo, pero tu hospital recibió a una gran cantidad de personas, incluso de otras ciudades, así que... tal vez es posible que las personas que conoces estén allí.

—Sí... También lo he pensado...

Pero...

Tengo miedo.

[...]

—Traje la actualización —dijo Shinka entrando a mi habitación, y se quedó en silencio durante dos segundos, un poco confundida—... ¿Sucede algo malo?

—¿Eh? No, ¿por qué? —pregunté, realmente sorprendida.

—Bueno... Es decir... Estás mirando tu teléfono móvil, que es algo que no sueles hacer mucho, y... No es como que tengas muchos contactos, ¿verdad? Yo te escribo bastante, pero estoy justo ahora frente a ti, ¿quién podría estar escribiéndote? Además me preocupo porque aquel hombre extraño te dio una tarjeta, así que...

Ciertamente cuando entró Shinka, yo, sentada en mi silla de escritorio frente al ordenador, estaba observando mi celular, lo más probable que con una expresión bastante complicada, después de todo, Kikuoka-san me informó acerca de lo que le pedí que investigara sobre Koichi, y no son muy buenas noticias que digamos...

Es por eso que me mantuve en silencio, porque era algo demasiado complicado de explicarle a Shinka. Sin embargo, esta última pareció preocuparse de repente y comenzó a agitar sus brazos de un lado al otro, llamando mi atención y confundiéndome. Al parecer estaba avergonzada y apenada por alguna razón.

—¡AHH! ¡Lo siento, lo siento! ¡Dije algo horrible, no quería sonar tan insensible! Solo estoy preocupada por ti, ¡lo juro, no me malinterpretes! —se defendió por alguna razón, mientras agitaba de un lado a otro los papeles que tenía en sus manos.

—... ¿Dijiste algo horrible? —pregunté, realmente confundida.

—C... Claro que sí, ya sabes... Es decir... dije que no tenías muchos contactos en tu celular, lo que significa que... —Shinka continuó hablando, cada vez más bajo y apenas consiguiendo tener el valor para mirarme a los ojos. Fue después de dos segundos que entendí a lo que se refería y le sonreí cordialmente.

—Ah, no, no te preocupes por eso. Sé que a veces hablas de una forma que cualquier otra persona podría malinterpretar lo que dices, pero yo sé que no dices esas cosas con mala intención. Eres una buena persona que se preocupa por los demás.

—S... Siento ser tan cabeza hueca.

—Jaja, para nada. Eres una chica muy inteligente... Tienes razón.

—Entonces... ¿Es algo que puedes decirme o...?

—Mmm...

Al final, decidí contarle todo a Shinka, quien terminó sentada en mi cama frente a mí, mientras ella reflexionaba todo lo que le había narrado.

Ahora era yo quien no me atrevía a mirarla a los ojos, ya que me escapé del hospital haciendo lo que podría ser considerado por todos como una locura. Me limité a fingir que observaba la primera de las hojas que Shinka había dejado en mi regazo.

—... Mmm... Entiendo, no estoy de acuerdo con que te hayas escapado sola sin ningún tipo de guardaespaldas o algo por el estilo, pero... Está bien, lo que pasó, pasó.

—¿Guardaespaldas? A veces hablas bastante raro, jeje —sonreí, realmente aliviada porque Shinka no se hubiera molestado demasiado con mi impertinencia.

—¡Tú me entendiste! —se quejó Shinka casi haciendo un puchero— Me refiero a que debiste ir con alguien de confianza que te atendiera en caso de que te hubieras desmayado o algo así. Yo misma hubiera ido contigo si me lo hubieras pedido, ¿sabes?

—Mmm... Ciertamente, eso no lo dudo. Pero en ese momento no creo haber estado en toda mi capacidad mental como para llegar a ese punto de reflexión. Realmente no se me ocurrió avisarte o algo así, lo siento.

—Pero incluso preparaste una alarma por si te ocurría algo... realmente me sorprendes —dijo Shinka, pareciendo muy asombrada.

—Bueno, fue un riesgo de todas formas. Pero creo que Kikuoka-san podría ayudarme... Es un tipo extravagante... bueno, en realidad no tengo una muy buena opinión de él en general, pero al menos creo que cualquier ayuda suya será útil.

—... Oye, por cierto... Gracias —dijo Shinka, un poco tímida por alguna razón.

—¿Eh? —pregunté, realmente confundida.

—Ya sabes, por confiar en mí y decirme algo tan importante como eso... Te conozco, y sé que no le confesarías algo así a alguien si dudaras de que esa persona se lo terminaría contando a los demás —dijo, y yo terminé sonriendo.

—Incluso si dudara de ti, no podría ocultarte algo así cuando me estás ayudando tanto al traerme estos papeles... Sé que no soportas pedirle algo a tu padre, jeje.

—Vaya, tienes unos principios bastante bien delimitados, ¿eh? —me preguntó bromeando, y luego se echó a reír. Yo sonreí y decidí en serio comenzar a leer la información de los jugadores atrapados en SAO— Y entonces... ¿qué mensaje recibiste?

—... Koichi-kun no jugó la versión oficial... al parecer porque estaba en un viaje de negocios... —dije, con mi voz un poco ronca.

—Oh, eso es bueno, ¿no?

—...

—... Q... ¿Qué sucede?

—Pero... al parecer su hermana menor le había pedido usar el NerveGear para jugar SAO... solo por ese día...

—... no... ¿Entonces...? —Shinka parecía horrorizada, pero logró controlarse, y negó con la cabeza, al parecer comprendiendo que no podría hacer nada, pero un ligero atisbo de impotencia se reflejó en sus ojos— Ya veo...

—Está en este hospital —dije sencillamente, mientras pasaba las hojas.

—¡¿QUÉ?! ¡¿Lo dices en serio?! ¡Y...! ¿Y no quieres ir a ver...?

—... No sé...

—Pienso que deberías ir a verla... Tal vez te encuentres con su hermano y... no sé, tal vez puedan apoyarse mutuamente por Yuna-chan...

—... Es justo eso lo que no quiero... —dije, y Shinka parecía un poco confundida, pero se mantuvo en silencio, esperando a que yo continuara— No quiero hablarle de Yuna, no quiero pensar ni por un instante que estoy dando por hecho que Yuna no tiene salvación... solo quiero entrar de nuevo a ese mundo y... asegurarme de que esté bien... Solo eso... solo eso...

—...

—Koichi-kun quería mucho a su hermana... bueno, la quiere... Yuna y yo a veces bromeábamos acerca de eso, jeje —sonreí, aunque débilmente, y al instante me llegaron recuerdos de la prueba beta, de Koichi hablando muy orgulloso de su hermana menor, y de Yuna y yo sonriéndole incrédulamente—... El último día de la prueba beta, Koichi salió antes que nosotras para celebrar el cumpleaños de su hermanita...

—... el último día de la beta... ¡...! El... ¿El 30 de septiembre...? —me preguntó.

—¿...? Sí, ¿por qué?

—... Su... Su nombre, el de ella... ¿Cuál es? —inquirió Shinka, pero noté que parecía preocupada, apretando sus manos en sus rodillas levantadas encima de la cama.

—... Asuna... Asuna Yuuki.

—¡...! —Shinka abrió los ojos, muy sorprendida.

—¿... La conoces?

—... Sí... So... Somos amigas. Nuestros padres se conocen y... nos llevamos bien porque ambas fuimos criadas tratando siempre de cumplir con las respectivas expectativas de nuestras familias... Jeje, esa chica nunca había tocado una consola de juegos en su vida... ¿qué le pasa? Jaja, ¿por qué hizo eso? Jaja... ¿Hah? —Shinka dejó de hablar cuando notó que estaba llorando. Las lágrimas continuaban cayendo por sus mejillas, así que dejó de sorprenderse para apresurarse y secarlas— Lo... Lo siento, necesito irme. Lo siento... —dijo, levantándose y retirándose.

Es de sentido común. Cualquier persona reaccionaría así cuando alguien que conoces y te agrada está en una situación inminente de vida y muerte...

Pero, ¿eso será siempre así?

Solo pongamos como ejemplo mi propia enfermedad... Al principio es normal que todos lo “lamenten”, actúen como sintiendo lástima y pena, e incluso es natural que comiencen a prestarte más atención de la que te prestaban antes de saberlo...

Pero, el ser humano siempre tiene un límite. Para los insensibles humanos, el luto no puede durar para siempre, así que terminan “aburriéndose”. Dirán que lamentan tu pérdida pero es mentira. Siempre es mentira. Tan solo dirán eso porque es lo que la sociedad espera que digan, porque quieren mantener su máscara de “buenas personas”...

Así que no me extraña que en el futuro, si completar SAO se prolonga tanto... los humanos comiencen a olvidar esta desgracia... Pasarán sus vidas tal cual antes del incidente. Se olvidarán de las personas atrapadas e incluso jugarán otros VRMMOs. Algunos visitarán en el hospital a los atrapados en el juego, pero solo porque sienten que es su obligación, no por auténtica compasión.

Los humanos son así de enfermos... y eso realmente me enferma.

... nivel 1...

Ah... ¿Por qué me siento tan feliz por esta estupidez? ¿Cómo pasé tan rápido de despreciar a la humanidad a estar feliz solo por ver que ella está viva? Jaja, ¿qué demonios pasa conmigo...? Jaja... jaja, era de esperarse que siguiera en el nivel 1... esa chica... Por favor... sigue viva... solo un poco más, solo espérame un poco más...

Dejé las hojas en mi regazo y me apresuré a retener las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos.

[...]

—... ¿Pudiste ver a Asuna-san? —le pregunté a Shinka, que me estaba ayudando a cuidar a los hijos pequeños del Doctor Kurahashi.

—Sí —dijo Shinka, con una ligera sonrisa—. La estaba cuidando la mamá, y como me conoce me dejó entrar. Al parecer su familia trasladó a Asuna a este hospital aunque podían haberse buscado un hospital más cercano... Escogieron este porque les quedaba relativamente más cerca que otros y además de que conocen a mi padre, es ciertamente un hospital muy reconocido nacionalmente... aunque en esta situación actual no creo que la ayuda de los médicos resuelva el problema...

Un silencio incómodo.

Podía entender el punto de Shinka, pero también el de la mamá de Asuna-san. Los médicos no tienen que curar alguna enfermedad en el cuerpo de Asuna-san, tan solo cuidarán de su cuerpo hasta que despierte de la pesadilla de Aincrad. Y ya que el Hospital Moritani es reconocido nacionalmente, es normal que la madre se haya preocupado porque su hija tenga los mejores cuidados posibles.

—¿Sabes...? —preguntó Shinka de repente, sonriendo ligeramente— Es algo... curioso, pareciera que Asuna solo está durmiendo, jeje —sonrió un poco más, aunque se notaba ligeramente su tristeza. Aún así, ella es el tipo de persona que no lo demostraría abiertamente—. ¡Oye, suelta eso! —regañó a Kassim que estaba moviendo un jarrón.

—¡Quiero ver a Yuuki! —dijo Kassim, haciendo un puchero.

—¿Y solo por eso te vas a portar mal? Pues lo siento, hoy no podrás ver a Yuuki. Además, los niños malos no merecen ser complacidos.

—Wah, qué ruda eres, Shinka —bromeé con ella, aunque un poco incrédula.

—Espero no tener un hijo así —se quejó Shinka.

—Oye, pero no se lo digas directamente al niño —le dije, aún incrédula.

—¡No me importa! Yo no quiero una mamá como ella —dijo Kassim, y le sacó la lengua a Shinka y haciendo un ruidito como burlándose de ella.

Shinka se mostró bastante irritada y casi pude ver una vena palpitando como muestra de su impaciencia, así que suspiré intranquila.

—Si te portas bien y toleras un poquito a Shinka, hablaré con tu papá para que la próxima vez puedas ver a Yuuki, ¿estás bien con eso? —le pregunté al niño.

Kassim pareció reflexionar cuidadosamente mis palabras y después de cinco segundos asintió con la cabeza, aunque lentamente.

—Está bien... pero no es justo, Kamil puede ver a Aiko siempre que quiere —dijo el niño, señalando a su hermano que estaba sentado justo a mi lado, sujetando su oso de peluche.

—Ah, es el colmo —se quejó Shinka—. Si dices tanto que te gusta Yuuki, deberías saber que ella no puede verte no porque no quiera, sino porque no puede. Si amas a alguien debes entender su situación y no atacar a los demás por tu propia desgracia —dijo, como una profesora explicando una clase.

—... Aunque sigo pensando que no es la forma correcta para dirigirse a un niño tan pequeño, pero... —dije, aunque ciertamente Kassim se quedó callado durante varios segundos, como si las palabras de Shinka le hubieran llegado realmente.

—Disculpen el retraso —se escuchó la voz de una mujer en el cuarto. Tanto Shinka como yo miramos en su dirección y observamos a una preciosa mujer que parecía rondar los 30 años. Su largo cabello negro era brillante y sus ojos eran de un precioso color azul turquesa. Se trataba de Keira, la madre de los niños.

—Oh, menos mal que llegó, lo digo en serio —dijo Shinka, pareciendo abatida.

—Shinka... —cerré los ojos y me dirigí a mi compañera tratando de que comprendiera mi llamada de atención, pero ella solo se sentó en una silla cerca de la ventana. Sin embargo, la mujer solo se limitó a sonreír, sin ningún tipo de enfado.

—Lo siento por todo el trabajo que os hacen pasar mis hijos —dijo, y se sentó en la cama frente a la cual estábamos Kamil y yo, y Kassim al instante saltó a abrazar a su mamá, quedándose con ella.

—Nah, no se preocupe. Sé que es complicado. Ambos padres trabajan mucho, y los niños varones son mucho más complicados que las niñas —dijo Shinka.

—Ciertamente es así. A veces los llevo conmigo al trabajo, pero cuando son viajes internacionales o cuando se trata de una reunión demasiado importante, no nos queda de otra que dejar que los cuiden aquí. Además... —dijo, de repente haciendo una pausa para dejar de mirar a Shinka y mirar justo en mi dirección, sorprendiéndome— A ellos les gusta mucho estar aquí. ¿Verdad, Aiko-chan?

—Ah... Sí, es verdad —sonreí, aunque ligeramente incómoda, sin saber qué decir. Keira-san me sonrió cordialmente con cierta dulzura, y Kamil de repente me abrazó por el costado izquierdo.

—¡Claro, quiero mucho a Aiko-chan!

—Ehhh... Yo... —sin saber qué decir en esta situación, solo fui capaz de observar cómo Kamil me abrazaba con un rostro muy feliz, y escuché la sonrisa divertida de Keira-san. Al observarla, sentí una extraña sensación de vergüenza, así que tuve que apartar la vista para que no notara mi apenado sonrojo.

—... Mamá, ya quiero irme —dijo de repente Kassim, que había desviado la mirada de su hermano hacia Keira-san. Ella pareció sorprendida, pero le sonrió a su hijo y asintió con la cabeza.

—Está bien, papá los está esperando afuera con tus hermanas, vamos.

—Oh, la ayudo a llevar a los niños —dijo Shinka de repente muy amable, levantándose de su asiento.

—Muchas gracias, Shinka-chan —le agradeció Keira.

Shinka primero le extendió la mano a Kamil, que se comportó educadamente y, sin protestar, cogió su mano.

—¡Nos vemos, Aiko-chan! —dijo Kamil, despidiéndose mientras agitaba de un lado a otro su oso de peluche en su mano derecha, lo que me dio mucha ternura, así que levanté mi mano para despedirme con una sonrisa.

—Ahora tú, malcriado —dijo Shinka, mirando con ligera molestia hacia Kassim, quien le volvió a sacar la lengua.

—Te odio —dijo el niño mientras le daba la mano, y Shinka sonrió orgullosa.

—¿No es genial cuando el sentimiento es mutuo, Aiko-chan? —me preguntó Shinka, a modo de broma, y se retiró con los niños.

Yo solo pude sonreír por las ocurrencias de mi compañera, hasta que me di cuenta de que me había quedado sola con Keira-san.

—... Bueno, me iré también —dije, levantándome.

—Kamil te quiere mucho, ¿verdad? —me preguntó Keira-san, mostrando una tierna sonrisa que no tenía pizca de maldad. Me detuve observándola, aún sorprendida.

—Sí... Supongo que sí. Pero es solo un niño, no entiende esas cosas, o se le terminará pasando. Aún así es un niño muy bueno... merece ser feliz.

—Oh, pero yo creo que los niños comprenden el amor incluso mejor que nosotros los adultos. ¿En serio no lo crees así? —me preguntó, así que terminé mirándola sorprendida— Los niños no juzgan a las personas por su piel, su ideología o por la mayoría de las normas por las cuales la sociedad se rige... Ellos no entienden nada de eso, por suerte. Así que solo piensan en ser felices, y escogen a las personas por la conexión espiritual que tengan con ellas, no por algún tipo de interés. ¿No es maravilloso? —dijo, sonriéndome más tiernamente. Yo me quedé sorprendida y callada durante tres segundos. Bajé la cabeza y al pensar en ello, asentí con la cabeza.

—Sí... creo que sí...

—Así que si él te quiere, creo que su amor de niño es real. Oh, claro, un amor correspondido es muy importante. Y eres una chica muy lista y muy gentil, así que yo no podría ser más feliz por la felicidad de mi hijo. ¿Tú lo quieres?

—... Sí... Como dije es un niño muy bueno, pero... ¿A dónde quiere llegar con esto? —pregunté, ligeramente incómoda, ya no sabiendo a dónde iba a parar todo esto.

—Bueno, claro habría que esperar a que ambos crecieran, pero sería lindo que estuvieran juntos, además, la diferencia de edad entre ustedes no es mucha, ¿verdad? Jiji. Me gustaría que una niña tan correcta como tú estuviera al lado de mi hijo, guiándolo por el buen camino, aconsejándolo. Yuuki-chan también es una buena chica, muy tierna y adorable, y Kassim parece estar igual de enamorado de ella, así que sería ciertamente muy lindo, ¿no? Jiji. A donde quiero llegar es... no deberías sentirte incómoda conmigo. Estoy bien con eso, en serio. No seas tímida.

—... —me mantuve callada durante unos segundos, y solo hablé cuando Keira-san se mostró ligeramente preocupada por mi (al su parecer) extraño silencio.

—¿Aiko-chan? ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?

—Usted sabe que no.

—¿Eh?

—Usted sabe que no me encuentro bien. Mi enfermedad no desaparecerá de repente, es algo que me acompañará hasta el último de mis días... ¿Y usted pretende hacerme sentir bien diciéndome esas cosas? Usted solo es capaz de decir todo eso porque sabe que nunca podría ser posible. ¿“Esperar a que ambos crezcamos”? Usted solo dice eso porque sabe que lo más probable es que yo nunca llegue a la edad de un adulto. Así que... ¿podría evitarse decir tantas palabras hipócritas de falsa compasión? Estoy cansada de ese tipo de personas, de ese tipo de humanos que hablan como si el problema fuera también de ellos, ¡pero es mentira! ¡No hable como si me comprendiera! ¡Usted no sabe nada, usted no está sufriendo, usted no ha perdido nada! ¡NADA!

—Q... Yo en serio no pretendía--

—¡AIKO! —de repente Shinka corrió hacia mí y me sostuvo pensando que estaba a punto de desmayarme. Lo cierto es que sentía que me faltaba un poco la respiración, pero no era tan grave. Aún así, dejé que Shinka me sujetara y me acompañara hasta la salida— Lo siento por eso, no se sentía bien. Aiko-chan no quiso decir eso. Por favor, discúlpela. Nos vemos —dijo, despidiéndose de Keira-san y haciendo una reverencia de disculpa, antes de retirarnos.

[...]

—¡Ah, Cielos! —Shinka se quejó mientras me ofrecía una lata de refresco que sacó de una máquina expendedora, y se tomaba ella un jugo— ¿Por qué dijiste todo eso de repente? Tú no eres así, no eres el tipo de persona que le dirías algo así incluso si lo pensaras realmente... Más bien eres el tipo de persona que se reservaría esos comentarios y analizaría la situación para tratar de ignorar el asunto... Oye, Keira-san es una mujer muy buena. ¿Realmente pensabas todo eso?

—¡No Lo Sé! ¡Solo...! —decidí bajar mi voz cuando noté que Shinka se preocupó por mi respuesta en tono alto. Al parecer en algún momento ella había llegado y escuchó parte de la conversación quedándose al margen hasta que decidió que debía intervenir, y le agradezco haberlo hecho...— Solo... solo quiero dejar de escuchar ese tipo de palabras... si son reales o falsas, no me importa... solo quiero que desaparezcan...

—... Yo... —Shinka se mantuvo en silencio durante cinco segundos, pero luego miró hacia el techo mientras pensaba cuidadosamente qué decirme— Creo que solo estás cansada. Y no me malentiendas, no es el típico “solo estás cansada, ya se te pasará cuando descanses”. Me refiero a que realmente tienes mucho estrés encima. Estás cargando con muchas cosas tú sola, y eso no es bueno, puedes terminar seriamente lastimada. Tal vez compartir tus preocupaciones con los demás no sea malo, mientras más personas sepan lo que sufres, más ligera de carga te sentirás... o eso creo yo... Solo por poner un ejemplo tonto... es como cuando alguien te roba un juguete... Si te quedas callada tendrás ese sufrimiento para ti sola, pero... si decides contárselo a tus padres o a los demás adultos, ellos terminarán sabiendo lo que pasó y actuando en consecuencia. Puedes recuperar tu juguete y sentirte comprendida, liberada... o algo así...

—... Pff, ¡pff! Realmente... realmente haces unas comparaciones muy extrañas, Shinka —le dije, después de reír realmente divertida, y aliviada.

—¡Oye, no te burles! En fin, mi punto es que... no conseguirás nada callando tu dolor... A veces es necesario gritar un poco y ser sincera, y no tratar de ocultar el Sol con un solo dedo... —dijo Shinka, mientras extendía hacia el techo su mano derecha y parecía intentar tapar con su mano la luz de la lámpara LED encima del pasillo.

—... Sí, tal vez tienes razón...

—Estás cargando con mucho... Te sientes mal porque aún no puedes encontrarte con Yuna-chan, y aunque digas que no, también te sientes un poco culpable por no ir a ver a Asuna y Kouichirou-san. Y, por supuesto, ya tenías tus propias preocupaciones antes de toda esta tragedia de SAO... así que tan solo... se colmó el vaso, o algo así.

—Sí, es verdad —sonreí, aunque un poco apenada.

—Oye, tómate ese refresco de una vez.

—Jaja, ya voy —dije, abriendo la lata y dando un sorbo.

—... ¿Siquiera le has comentado a Yuuki todo ese lío de Kikuoka-san?

—... No sé si debería comentárselo... Yuuki es mucho más buena que yo, así que querrá ayudar al instante. Pero contárselo ahora no ayudaría de nada. Ella se preocuparía en vano porque aún falta mucho para que pueda reencontrarme con Yuna, así que... tal vez se lo cuente... pero solo cuando sea seguro que podré entrar en SAO.

—Mmm... Ya veo... Está bien, estoy de acuerdo. Por cierto, cambiando ligeramente de tema, ya que Kurahashi-sensei se irá con su familia por hoy, eso significa que ese chico... Mmm... Se llamaba Higa-kun, ¿verdad? Bueno, significa que Higa-kun volverá para continuar con los exámenes médicos, ¿no?

—Ah, sí, se llama Higa. Y de hecho, casi se me había olvidado por un momento. Aunque ya se ha demorado bastante, ¿no?

—Mmm... tal vez se deba a que es miembro de la Policía o algo así, puede que esté esperando el momento exacto para no despertar sospechas en el resto del personal del hospital... Wah, todo este misterio del Ministerio o como se llame, parece de una película, es un poco emocionante pero me da cierto repelús.

Tuve que sonreír ante eso.

Tenía razón.

[...]

—Wow, no me cansaré de decirlo, pero... ¡Tus circuitos cerebrales son increíblemente ágiles y funcionales! —Higa-san gritó eso, sentado en una silla al lado de mi escritorio, mientras revisaba los resultados de mis exámenes médicos de hoy.

—Higa-san, estoy segura de que no es un cumplido que se escuche comúnmente, pero... ¿gracias, supongo? —dije sentada en mi asiento frente al escritorio, mientras me quitaba los cables pegados al monitor que trajo Higa-san. En cuanto a este último, pareció ligeramente avergonzado y se rascó tímidamente la cabeza.

—Ah, lo siento. Sí, es un cumplido. Me refiero a que eres muy apta para la “Tecnología FullDive”. En realidad, especialmente tienes parámetros de velocidad de reacción muy altos. Serías muy buena en un juego de agilidad, como atrapar la bandera, o un “Battle Royale” de tiroteos... ¡Ah, por supuesto hablo del mundo virtual!

—Mmm... sí, ok, mientras sirva para entrar en SAO, está bien... De cualquier forma, no te recomiendo que le digas a una chica un cumplido así para impresionarla...

—¡Cielos, que solo fue un comentario! —Higa-san se quejó inflando un poco sus mofletes. Su actitud infantil contrastaba con su apariencia de adolescente nerd, pero tal vez influía bastante que tuviera puesta una bata de médico— Pero sobre eso... ¿crees que me queda bien esta túnica? —preguntó de repente entusiasmado mientras agarraba el cuello de su toga y sonreía como un adolescente animado.

—... Te ves bien —me limité a decir eso, incrédula todavía por su actitud tan despreocupada—. ¿Tienes alguna cita o algo, Higa-san?

—Ehh... No realmente. Pero nunca se sabe —dijo sencillamente, y solo pude mirarlo con seriedad durante tres segundos, luego observé indiferentemente mi brazo izquierdo, abriendo y cerrando mi puño, y pensando sobre de qué me serviría ser ágil en el mundo virtual. Higa-san pareció notar mis pensamientos, por lo que sonrió—. No te preocupes, Aiko-chan, tus exámenes médicos son increíbles. Estoy seguro de que entrarás en SAO en menos tiempo del que habíamos previsto.

—... ¿En serio lo crees? —le pregunté mirándolo, realmente curiosa.

—¡Sí, lo prometo! Solo tenemos que hacer coincidir estas ondas cerebrales con las del nuevo casco, y modificar los parámetros para sustituir el transmisor. ¡Así que gracias a tu colaboración, en menos tiempo del previsto podrás entrar en SAO!

—... Ya veo...

—Tienes una amiga en ese juego, ¿verdad? —me preguntó, con una tierna sonrisa— Creo que eres una persona increíble por querer ayudarla tan fervientemente.

—... ¿Ningún conocido tuyo quedó atrapado en SAO, Higa-san?

—No que yo sepa... Pero me siento culpable por todas esas personas... conocí a Kayaba e incluso ayudé un poco en la programación del juego... Si tan solo hubiera notado los planos del NerveGear... tal vez... tal vez lo hubiera descubierto...

—... No es tu culpa... Ese hombre pensó en todo antes del incidente... Se cuidó de que sus planes fueran descubiertos antes de tiempo... Yo... al principio durante el shock del incidente... pensé que no comprendía a Kayaba... Pero ahora... me molesta un poco el hecho de que no lo odio...

—¿En serio no lo odias? —Higa-san me preguntó, curioso más que sorprendido.

—... Solo odio el hecho de que involucró a demasiadas personas inocentes, no el acto en sí mismo... Creo que si hubiera buscado, en el mundo deben haber muchas personas lo suficientemente desequilibradas como para aceptar participar en una locura así. No solo asesinos condenados a muerte o personas a las que solo les apasiona el simple hecho de matar por matar... sino también personas que disfrutan de la adrenalina de poner sus vidas en riesgo... Tal vez Kayaba sí consideró esa opción, pero la descartó porque se alejaba de su visión del “Castillo Flotante” de sus sueños... donde cada uno debería luchar por su vida, subiendo de nivel, mejorando para alcanzar la cima... justo como el propio Kayaba, posiblemente...

—Vaya... no había pensando en eso... Mmm... Kayaba siempre me pareció muy misterioso e introvertido, pero... Nunca me imaginé que sería capaz de hacer algo así...

—Es simplemente ridículo tratar de entender el irracional comportamiento humano. Las personas que se esfuerzan en tratar de comprender lo absurdo, son igual de absurdas —dije, y por un momento Higa-san parecía sin palabras, tragando en seco.

—... Mmm... Si pudieras conocer a Kayaba ahora... ¿Qué le dirías?

—... Ya lo conocí, una vez.

—¡¿QUÉÉÉ?! ¡¿Lo dices en serio?! ¡¿Cuándo?!

—Fue de casualidad, en realidad...

—¿Eras admiradora de su trabajo o algo así?

—No realmente. En realidad solo supe de él cuando me entregaron mi NerveGear por primera vez. Tuve curiosidad acerca de su creador y por eso investigué acerca de Kayaba. No podía ser considerada una auténtica fan, pero... ciertamente reconocía su talento, y estaba agradecida por la Tecnología FullDive que ayudó a Yuu.

—Entonces... ¿cómo se conocieron?

Ante la pregunta de Higa-san, traté de recordar mejor aquel momento.

Fue a finales de septiembre, durante la prueba beta. Yo estaba sentada mirando pensativa hacia el pequeño bosque que tiene el Hospital Moritani, diseñado cuidadosamente para cuidados paliativos con la intención de aliviar los efectos secundarios de enfermedades o el estrés emocional de los pacientes. Como siempre, estar en ese lugar me relajaba grandemente, y ni siquiera me había adentrado en el bosque. Los doctores recomendaban que fuéramos acompañados, y aunque podía ir sola si me lo hubiera propuesto, con el simple hecho de estar observando el bosque y respirando su aire fresco, me sentía mucho mejor. Recuerdo que había un muchacho conversando por teléfono con alguien, él estaba nervioso caminando de un lado a otro.

—¿En serio no pudiste ni siquiera entrar al sorteo? ¡¿Cómo que no te dejaron entrar?! ¡Eso es ridículo! Una cosa es que no ganáramos, pero ni siquiera participar... No, lo siento, sé que no es tu culpa, pero... Cielos, ¿por qué tengo tan mala suerte? Quiero conseguir la versión oficial para jugar con ****-chan —no llegué a escuchar el nombre de la chica, pero el muchacho terminó llamando mi atención debido a su conversación aparentemente acerca de la versión oficial de SAO, el juego en el que yo era una “Beta Tester”—. Está bien... ahora estoy un poco ocupado de todas formas, luego hablamos... Creo que había otro sorteo en estos días. Chao. Muchas gracias.

Al colgar, el chico cerró los ojos abatido, y suspiró con cansancio y tristeza. Luego abrió los ojos, todavía desanimado mirando al suelo durante unos segundos, hasta que decidió mirar por casualidad en mi dirección. Él se sorprendió, y tardé unos segundos en entender por qué, pero debía ser obvio. Yo también lo estaba mirando, así que era lógico que nuestras miradas se encontraran.

—¡Ah, lo siento! ¿Hablé en voz alta? ¿Te molesté? —preguntó educadamente.

—Oh, no te preocupes por eso —le dije sonriéndole, y negando con la cabeza.

—Bueno, igual siento las molestias —hizo una sencilla pero sincera reverencia y se alejó hacia el interior del hospital.

Lo observé retirarse y pensé acerca de su situación.

Ciertamente la venta de la versión oficial ya había empezado. Incluso en el período de prueba beta, los demás jugadores que no pudieron ser “Beta Tester”, ya podían adquirir la versión oficial a través de varios medios, pero actualmente las vías más comunes para conseguir una copia sería a través de sorteos en diferentes tiendas de juegos, o afiliaciones de ARGUS, la compañía encargada de SAO. La venta oficial debería comenzar la semana antes del lanzamiento, pero las filas de personas queriendo obtener el “primer VRMMO del mundo”, seguramente serían un dolor de cabeza, por lo que era mejor esforzarse por conseguir una copia durante estos días.

Aunque... contradictoriamente, este chico que se está esforzando tanto, ya parece tener ese dolor de cabeza con su mala suerte.

¿No lo aceptaron en un sorteo? Es un poco raro...

—Oh... —mi celular vibró en mi bolsillo, así que lo saqué y observé que se trataba del Doctor Kurahashi. Sus mensajes de texto eran muy parecidos a su forma general de hablar, siempre optimista y agradable, así que sonreí involuntariamente— Cierto... Quería que me reuniera con alguien...

Me levanté y caminé por los pasillos del hospital hasta llegar a la recepción. Saludé a la enfermera a cargo de ese día que ya me conocía, y continué hasta encontrar al Doctor Kurahashi conversando con un hombre alrededor de una de las mesas de la cafetería del hospital. No podía verle la cara al otro hombre porque estaba de espaldas a mí, pero el Doctor Kurahashi me notó casi al instante y sonrió levantando una mano.

—Hola, Aiko-kun. Estabas en tu tiempo de descanso, ¿verdad? ¿Luego vas a continuar jugando la prueba beta? —me preguntó, y yo asentí sencillamente.

—Ehm... sí, estaba tomando un poco de aire fresco... Mmm... Usted... ¿quería que me encontrara con alguien, Kurahashi-sensei? —pregunté, aunque viendo disimuladamente hacia el hombre que se encontraba ya a mi lado y que supuse que ese “alguien” sería esta persona. El Doctor Kurahashi asintió con su habitual agradable sonrisa, y me señaló educadamente con su mano derecha a la persona frente a él.

—Ciertamente. Pensé que sería bueno para ambos. Aiko-kun, te presento a Akihiko Kayaba, el principal programador de SAO, bueno, estoy segura de que conoces su mundo mejor que yo, jaja.

El Doctor Kurahashi bromeó, pero yo estaba un poco sorprendida. El hombre finalmente dejó de tomar su café y miró lentamente en mi dirección.

No tenía una mirada particularmente fría o cálida, no sabría explicarlo... pero sus ojos metálicos daban la sensación de que estaba aislado de su entorno. ¿A veces yo también miro así a las personas? Era muy probable...

—Ya que eres una jugadora de la beta, pensé que podrían conversar acerca de ello. Kayaba-kun pasó de casualidad por aquí, y podrías preguntarle inquietudes acerca de SAO, que podrían ayudarlo a su vez para perfeccionar la versión oficial, ¿no? ¡Jajaja! Pero si soy demasiado molesto puedes decírmelo, Kayaba-kun.

—No, para nada, Ryohei-san —dijo Kayaba, llamando al Doctor Kurahashi por su nombre de pila. Su voz sonaba tan impasible como me lo esperaba, pero su rostro ya no parecía para nada inmutable, ciertamente había cordialidad en su trato hacia Kurahashi-sensei, pero aún así resultaba extraño, como si Kayaba tuviera un aura misteriosa constantemente exhumando a su alrededor—. Siempre intento que los jugadores tengan a su disposición el conocer todo lo que crean necesario, y que puedan acceder todos a las mismas oportunidades. Y, como dices, escucharlos me ayuda a entender detalles de SAO que ni yo mismo soy capaz de notar.

—Jaja, realmente tienes muchos fanáticos —sonrió el Doctor Kurahashi—. Oh, como ese chico que estaba aquí hace poco. Parecía estar muy preocupado porque no tenía suerte en conseguir una copia de la versión oficial. Al parecer no lo aceptaron en varios sorteos, pobrecito, ojalá tenga mejor suerte y lo consiga.

—Bueno, a veces todo sucede por un bien mayor —dijo Kayaba, dándole otro sorbo a su café. Ahora que lo notaba, no había establecido contacto visual nuevamente.

—Entonces, Aiko-kun, ¿algo que le quieras preguntar a Kayaba-kun?

—... Si sabe que ese chico está pasando por una extraña mala racha, ¿no debería intentar ayudarlo? —le pregunté a Kayaba.

Pude notar preocupación por parte del Doctor Kurahashi debido a mi inesperada pregunta. Sin embargo, Kayaba ni se inmutó, y continuó tomando su café, con los ojos cerrados, sin dignarse a mirarme.

—No entiendo qué tiene que ver eso con la funcionalidad de SAO —Kayaba solo dijo eso, aún sin voltear a verme. Me molestó un poco que no observara a su interlocutora, no sé si fue su intención, pero parecía desprecio, o simplemente indiferencia. Lo peor fue pensar que, si lo analizaba bien, en realidad yo no era tan desigual a él en ese sentido. Posiblemente yo actuaba con casi todos de la misma forma.

—Es debido a que usted acaba de decir que siempre intenta que los jugadores puedan acceder todos a las mismas oportunidades —dije—. Así que yo esperaría que al menos usted intentara averiguar por qué ese chico no puede ni acceder a un simple sorteo, una inusual mala racha que es bastante sospechosa, ¿no le parece?

—... —solo en ese momento, Kayaba abrió los ojos y miró nuevamente con lentitud en mi dirección, parecía ligeramente más interesado, aunque no sé si solo estaba molesto con mi actitud. El Doctor Kurahashi al parecer pensó lo mismo.

—Ehm, yo... —el Doctor Kurahashi trató de interferir cordialmente en la conversación, tratando de dejar la conversación en buenos términos para ambas partes, pero, para sorpresa de ambos, de él y mía, Kayaba sonrió ligeramente.

—Es casi como si me viera en un espejo... —dijo, o eso creí escuchar porque pronunció esas palabras en voz muy baja. Sin poder evitarlo, reaccioné evidentemente un poco confundida, sin comprender el significado. Kayaba volvió a cerrar los ojos, pero dejó esta vez la taza con café sobre la mesa, y parecía más dispuesto a conversar.

—... ¿Eh? —pregunté, todavía confundida.

—No es nada —Kayaba continuó con la misma sonrisa y los ojos cerrados—. Te llamabas... Aiko-kun, ¿verdad?

—... Eh... S... Sí, ¿por? —pregunté.

—¿Nunca has pensado que al final todas las cosas tienen un significado?

—¿...? No —aunque confundida por la repentina pregunta, rápidamente negué con seguridad—. Simplemente a veces suceden cosas que parecen especiales y únicas, por lo cual los seres humanos terminamos queriendo darles un “significado” para complacer nuestra propia necesidad de satisfacción personal. Pero, por ejemplo, no creo que el asesinato de una persona inocente tenga un significado.

—¿Quién sabe? Tal vez ese asesinato haga reflexionar a las personas cercanas sobre la importancia de la vida, y sobre los sentimientos que tenían hacia esa persona que ya no está —dijo Kayaba sencillamente, aún con su ligera sonrisa y ojos cerrados.

—Creo que hay mejores maneras de reflexionar sobre la vida —dije—. Y si no eres capaz de comprender que una persona es especial para ti antes de su asesinato, creo que esos sentimientos nunca fueron tan reales después de todo.

—... Mmm... Interesante —dijo Kayaba, sin inmutarse lo más mínimo, aunque su sonrisa parecía ligeramente más divertida. ¿O fue solo mi impresión?—. ¿Alguna otra pregunta, Aiko-kun? —me preguntó, esta vez mirando en mi dirección, y aunque parecía que me estaba mirando a los ojos, algo me decía que, por alguna razón, no estaba intentando hacer realmente contacto visual.

—Aparte de la primera pregunta que le hice y que no me respondió de por qué no intenta ayudar a ese chico... no, ninguna pregunta.

—Aiko-kun... —el Doctor Kurahashi sonreía nerviosamente.

—Jaja, no te preocupes, Ryohei-san. Es una buena chica. Aiko-kun —dijo Kayaba, volviendo a dirigirse hacia mí—. Te recomiendo que si vas a jugar la versión oficial de SAO... lo hagas solo a partir del segundo día. Será mucho más divertido.

Dejándome totalmente incrédula y confundida, Kayaba se levantó de su asiento. Le hizo una ligera pero educada reverencia al Doctor Kurahashi y se dispuso a retirarse.

—¡Oh, espera, Kayaba-kun! ¿No querías recomendarle algo a Aiko-kun cuando yo te dije que conocía a alguien en este hospital que jugaba la prueba beta?

—Era justo eso —dijo Kayaba, todavía con su sencilla sonrisa, y decidió mirarme por última vez, yo todavía sin saber si realmente me estaba observando o solo parecía de alguna forma poder mirar a través de mí—. Así que recuerda —dijo, de repente colocando su mano izquierda encima de mi cabeza, sorprendiéndome. De alguna forma, sentía que Kayaba intentaba no tocar realmente mi cabeza y solo se limitaba a rozar tiernamente mi cabello... justo como el humano que después de lastimar a un cachorro quiere acariciarlo pero no se siente digno de tocar al animalito...—, te recomiendo que si vas a jugar la versión oficial de SAO... lo hagas solo a partir del segundo día. Será mucho más divertido —y repitiendo esto, esta vez sí se marchó.

—... Disculpe mi mala conducta, Kurahashi-sensei. Como siempre, tengo la mala costumbre de hablar cosas innecesarias.

—Jaja, no te preocupes, Aiko-kun. Es cierto que a veces reaccionas a ciertas situaciones con un carácter rudo, pero no creo que ese sea un mal hábito; después de todo, solo significa que eres sincera y no eres hipócrita contigo misma y con tu propia ideología... Jaja, me recuerdas mucho a tu madre. Ella es igual a ti.

—... Ideología... ¿eh?

En ese momento me quedé pensando qué tipo de ideología podría tener un hombre tan misterioso como Akihiko Kayaba. Aún me pregunto eso.

...

—Oh, ¿le contaste esa historia a Kikuoka-san? —me preguntó Higa.

—No. Pensé que no me dejaría hablar de otra cosa, así que evité contarle esa historia. De todas formas no me parece muy significativa, y Kikuoka-san sin dudas comenzaría a darle demasiadas vueltas al asunto... Así que como no me preguntó directamente algo como « ¿Conociste personalmente a Kayaba? » y solo se limitó a preguntarme qué pensaba de él, decidí ignorar el asunto intencionalmente.

—Jaja, suena a algo que realmente haría Kikuoka-san. ¡Oh, hablando de eso! Ya que tus exámenes van tan bien, tal vez deberíamos avanzar con las pruebas médicas más exactas, las de resonancia con la interfaz del NerveGear.

—¿...? O sea, significa que tendré que escabullirme del hospital e ir de nuevo al edificio donde hablé con Kikuoka-san, ¿no?

—Básicamente es eso. Intentaré hacer todos esos exámenes en un solo día para evitar que tengas que ir en repetidas ocasiones. El problema es que no puedo traer un monitor tan grande. Si quieres puedes llevar a Shinka-chan o a alguien más de confianza. La cosa es que no te descubran los del hospital, ¿podrás hacerlo?

—La vez anterior lo conseguí y nadie sospechó —dije con simpleza—. Me conozco de memoria la estructura del hospital, y sé dónde están los ángulos exactos de las cámaras de seguridad. Además, Yuu y yo cuando éramos más pequeñas jugábamos por los alrededores del hospital, así que conocemos pasadizos secretos que ni los mismos doctores conocen.

—¡Genial! —Higa-san hizo el símbolo de la victoria con su mano derecha y una gran sonrisa, que me hizo sonreírle incrédulamente.

Así continuaron los días.

Al final fui con Shinka más de un par de veces al edificio donde me hacían las pruebas médicas. Incluso para un experto en tecnología como Higa-san, se necesitó mucho tiempo para que las resonancias cerebrales fueran más del 50% seguras.

Después de eso los exámenes solo fueron en el hospital. A veces el propio Kikuoka-san iba a vernos con alguna mala excusa de visitar al Doctor Kurahashi.

Shinka no pudo evitar expresarme en voz alta lo que yo misma pensaba al respecto: « ¿Qué demonios le pasa a Kikuoka-san? ».

Ciertamente, su carácter despreocupado a veces me confundía.

Y, por supuesto... continué observando detalladamente los avances de Yuna, e incluso de Asuna-san. Mientras que Yuna avanzaba a un ritmo lento pero seguro, en cambio, Asuna-san subía de nivel con una relativa facilidad, que me hizo preocupar acerca de si simplemente estaba arriesgando despreocupadamente su vida.

Shinka había dicho que Asuna-san nunca había tocado una consola... parece que Asuna-san tiene un gran talento, o una gran imprudencia... o ambas opciones.

Así... llegó enero...

... y también llegó mi ansiada oportunidad.

—Oye, esta cosa es segura, ¿verdad? —preguntó Shinka mirando de forma acusatoria a Higa-san, quien acababa de entregarme un casco bastante diferente en apariencia al NerveGear.

—A ver... está en etapa de prueba, pero--

—¡¿Cómo que en etapa de prueba?! —Shinka lo agarró por el cuello de la bata de Higa-san, y este último casi comenzó a llorar por el miedo que le producía la reacción de la chica. Sin embargo, yo casi no podía escucharlos hablar. Independientemente de todo, en mis manos tenía mi esperanza para ir a ayudar a Yuna, así que estaba un poco hipnotizada observando el casco tan delgado y fino— ¡Oye, como le pase algo a Aiko te las vas a ver conmigo, ¡¿escuchaste?!!

—¡A ver...! ¡Cuando digo que está en etapa de prueba es extraoficialmente hablando! Es decir, es el primer prototipo en su clase, así que ninguna tienda lo está vendiendo. ¡Iba a decir que es el casco de realidad virtual más seguro, lo juro!

—Hmm... —Shinka continuaba mirándolo acusatoriamente, con un sonido de desconfianza hacia Higa-san que continuaba con lágrimas en las comisuras de sus ojos.

—Está bien, Shinka —le dije, sorprendiendo a mi compañera, y un poco a Higa.

—E... ¿Estás segura? —me preguntó, pero ella no tuvo que recibir una respuesta verbal de mi parte, posiblemente debido a que mi determinación habló por mí. Shinka se sorprendió, pero luego asintió decididamente— Está bien. ¿Necesitas algo?

—Por ahora... Necesito usar el tiempo que Kurahashi-sensei piensa que me conecto con Yuu, para que nadie entre en mi habitación y descubran este casco... Así que... ¿podrías decirle a Yuu que lo siento... pero hoy no podré verla a la hora de siempre? Dile que se lo explicaré todo más tarde.

—Entendido —Shinka volvió a asentir decididamente, yo le sonreí.

—Buena suerte, Aiko-chan —me deseó Higa, con una encantadora sonrisa.

—Oye, ¿cuál es el nombre provisional de ese casco? Ya sabes, para denunciarlo y a ti también si pasa algo —le dijo Shinka, en un tono que no se distinguía si era broma o seriedad. Higa estaba igual de confundido, así que casi comienza a llorar preocupado.

—¡Vamos, te digo que el AmuSphere es muy seguro!

—AmuSphere... —repetí estas palabras, como si de alguna forma fuera un hechizo mágico que me diera suerte. Así, decidí acostarme en mi cama, con el casco alrededor de mi cabeza. Se sentía cómodo, tan ligero que parecía un juguete.

—Ah, lo configuré para que obtengas las estadísticas que dejaste en tu avatar de la prueba beta. Lamentablemente no pude recuperar la apariencia ni tus armas o municiones. En ese sentido tendrás que empezar desde cero, pero te ayudará que será relativamente fácil subir de nivel, al menos hasta alcanzar el nivel que tenías en la beta. Deberás aparecer en el Piso 1, en la “Ciudad de los Inicios” justo como si fueras un nuevo jugador, pero así pueden pensar también que usaste una teletransportación en vez de que iniciaste sesión por primera vez en ese momento. No se verá sospechoso.

—Ok, gracias, Higa-san —le agradecí sinceramente, era todo lo que necesitaba.

—Ah, una última cosa, Aiko —me dijo de repente Shinka, llamando mi atención—... Promete que volverás a salvo.

—... —aunque al principio sorprendida por la seria mirada de Shinka, sonreí con confianza y asentí con la cabeza— Sí, no te preocupes. Volveré a salvo, lo prometo —mi compañera me devolvió la sonrisa, con una evidente tranquilidad, como si mis palabras le dieran certeza de algún tipo. Cerré los ojos, inspiré para tranquilizar mis sentidos, y me dispuse a mencionar el comando—: ¡Link Start!

[...]

De repente, se desvaneció todo el ruido y quedé envuelta en la oscuridad. Todo era justo como en la prueba beta, es increíble que más allá del círculo de colores del arcoíris en el centro, lo que vendría a continuación sería un auténtico mundo donde quedarían encarceladas diez mil personas.

Así, terminé en otro mundo, hecho enteramente de datos.

...

Una luz azul parecía envolverme pero desapareció casi al instante. Me sentí un poco aturdida, pero si comprobaba el estado “físico” de mi avatar (por ejemplo moviendo mi mano abriéndola y cerrándola), se vería muy sospechoso, así que decidí ignorarlo y rápidamente mi visión se ajustó sola al entorno.

Era justo como lo recordaba...

Se sintió algo nostálgico, pero casi me dio miedo admitirlo. Después de observar la estructura de algunos de los edificios cercanos, noté a las personas alrededor. Los jugadores parecían... conversar, tranquilos y algunos muy sonrientes. Parecían...

—¿... divertirse? —no pude evitar preguntarme esto, en voz baja, casi inaudible.

—¡Oye, señorita!

De repente sentí una voz, y al mirar en su dirección me sorprendí un poco al notar que un grupo (relativamente pequeño) de seis jugadores, se dirigía hacia mí.

Por un momento pensé que había hecho algo sospechoso, pero el que parecía ser líder de ellos mostraba una despreocupada sonrisa como quien se acerca a pedir la hora.

Su aparente líder tenía el pelo de color cobrizo claro, corto y medio puntiagudo hacia arriba. Sus cejas eran delgadas, y sus ojos castaños eran hundidos y brillantes, con una barba ligera en sus mejillas y el mentón. Llevaba un pañuelo rojo sobre su cabello, y parecía realmente alto, al menos más de 1.70, tal vez 1.80.

Configuré mi personaje para que se viera lo más parecido al de la prueba beta, y así Yuna pudiera reconocerme, pero mi estatura terminó siendo la del mundo real, así que mi avatar medía 1.62. Aún así, y aunque soy bastante alta para mi edad, el líder de este grupo era muy, muy alto en comparación conmigo.

En general, todos los demás miembros del grupo eran altos y se distinguían porque sus armaduras (aunque de nivel intermedio en comparación con el avance actual del grupo de despeje), eran similares a las de los antiguos samuráis, con túnicas rojas.

—¿Estás perdida, señorita? Mi nombre es Klein, puedo ayudarte con todo lo que necesites. ¡Soy un héroe! ¡Oh, mejor aún, ¿quieres unirte a nuestro gremio?!

—Líder-san... —dijo uno de los miembros del grupo, pero con un tono que parecía regañar o directamente burlarse de quien acababa de llamar “líder”— Pareces más un acosador que un héroe, ¿sabes?

—¡Oh, cállate, Issin! —dijo el líder llamado Klein a quien le había hablado— Espera... —sin embargo, Klein reconsideró las palabras del chico llamado Issin cuando el resto del equipo asintió varias veces con la cabeza, preocupando a su líder— Que... ¡¿En serio?! ¡¿Señorita, en serio parecía un acosador?!

—Ehhh... —por un momento no quise responder sinceramente, pero al parecer mi incredulidad ante la situación acabó dándole algún tipo de respuesta.

—¡¿EHHH?! ¡En serio no era mi intención!

—Típico de nuestro Líder-san —bromeó el más bajito de todos, y los demás comenzaron a asentir con la cabeza con toda la actitud de bromear al respecto.

—¿Ehhh? —sin embargo, Klein continuaba preocupado y más aún al ver a sus compañeros afirmar lo que no creía cierto.

—Sí, sí, nuestro Líder-san lo volvió a hacer —dijo uno con una especie de bigote chino, mientras Klein miraba de un lado a otro a sus compañeros que continuaban bromeando.

—Cierto, es su especialidad: espantar chicas —dijo el que llevaba un yelmo cubriendo su cabeza.

—¡Oigan, por favor dejen de bromear! —Klein exclamó, y todos sus compañeros comenzaron a reírse muy divertidos. Al parecer, fue suficiente para que Klein se tranquilizara y su alivio se hizo notable a través de un reconfortante suspiro.

Sin darme cuenta, terminé riéndome también, lo que terminó llamando la atención del pequeño grupo.

—Oh, ¡hicimos reír a la señorita! —se alegró el chico llamado Issin.

—¿Eh? —me sorprendí al comprender que había llamado la atención de ellos.

—Bueno, señorita, tiene el equipamiento inicial del Nivel 1 —advirtió correctamente Klein—, ¿significa que decidió integrarse a las filas de despeje de Aincrad? ¡Nosotros también, ya estamos por encima del Nivel 10! Avanzamos un poco lento en comparación con los demás porque estábamos subiendo de nivel juntos, así que también tuvimos dificultades para saber por dónde comenzar. ¿Quiere algunos consejos, señorita? Estaremos encantados de ayudarla.

—... “Juntos”... —repetí, bastante sorprendida por ese detalle— ¿Significa que... empezaron SAO juntos desde el principio?

—¡Sí! —asintieron los demás, y Klein mostró una gran y orgullosa sonrisa.

—Sí, sí —dijo Klein—. Juntos nos hemos fortalecido, así que sabemos un poco de Aincrad, por si quieres ayuda. Comenzar a subir de nivel es difícil, lo hemos comprobado, así que es normal que al principio puedas estar perdida, señorita.

—Ah... Bueno... —comencé diciendo, un poco dubitativa acerca de mis siguientes palabras, pero analizándolas con cuidado— En realidad... sí, estoy actualmente en un proceso de subir de nivel, así que... quedé en verme con una compañera llamada Yuna, pero creo que confundí el Piso donde me dijo que nos viéramos... ¿acaso la conocen? ¿Conocen a alguien llamada Yuna?

—Mmm... Yuna, Yuna... —Klein parecía esforzarse en tratar de recordar— ¡Agh, no me suena de nada! ¿A ustedes les suena ese nombre, chicos?

—Creo que no —dijo Issin, y los demás negaron igualmente decepcionados con la cabeza. Klein se mostró ligeramente entristecido, lo cual me sorprendió.

—¡Ah, no se preocupen! Estoy casi segura de que me dijo que nos encontráramos en este Piso, solo tengo que esperar a que la vea o me envíe un mensaje.

—Vale, señorita —dijo Klein sonriendo más aliviado—. Bueno, nosotros nos vamos, si nos necesitas algún día puedes contar con nosotros, somos los “Fuurinkazan”.

—¡Sí! —afirmaron los restantes, y juntos se despidieron, desapareciendo por el portal. Les sonreí hasta que finalmente se desvanecieron de mi campo de visión.

Fueron personas muy agradables.

Mientras caminaba mirando a los alrededores, observé a las personas y comencé a pensar al respecto... Supongo... que fue parecido a lo que predije... estas personas poco a poco están pasando sus vidas aquí, en este nuevo mundo... Algunos incluso son capaces de sonreír alegremente, e incluso, ofrecer su ayuda a los demás...

Es increíble que esos seis lograran avanzar juntos, a pesar de que en un juego como este, los jugadores solitarios que actúan rápido, son los que tienen más posibilidades de subir más rápido de nivel.

Y, aún así, se preocuparon por alguien como yo, a quien acababan de conocer...

No supe cómo sentirme al respecto.

...

Domingo, 11 de enero de 2016.

Entré a la versión oficial de SAO justo a las 15:10.

Estuve tres horas exactas buscando por los alrededores de la “Ciudad de los Inicios”, pero aunque era lógico que muy difícilmente encontraría a Yuna al instante, aún así me sentí ligeramente decepcionada: en especial porque no sé por dónde comenzar mi búsqueda.

—¡AHHH! ¡Por favor, detente, es peligroso!

De repente, escuché detrás una voz que me parecía muy conocida. No quise ilusionarme, así que me di la vuelta lentamente.

Lo que vi fue un pequeño dragón, un bebé, para ser exactos, el cual me resultaba muy, muy conocido. Alguien, presumiblemente una chica, corría detrás de él, al parecer lo estaba persiguiendo, pero la pequeña criatura volaba cada vez más rápido justo en mi dirección. Sentí que algo cálido comenzaba a amenazar con asomarse por mis ojos.

—¡Cielos, detente, AI! —la voz de la chica volvió a escucharse, al parecer dirigiéndose al pequeño dragón que corría, o mejor dicho, volaba frente a ella.

La criatura terminó impactando suavemente contra mí, pero de tal forma que era como si supiera que yo iba a extender un poco mis brazos.

El dragoncito se acomodó rápidamente en mis brazos de una forma que me resultaba muy, muy familiar... tan, tan nostálgica...

Mientras, la chica se detuvo frente a mí, cansada por tanto correr y se inclinó hacia adelante colocando sus manos en sus rodillas, tratando de recuperar el aliento.

—¡Ah, lo siento mucho! ¡De repente comenzó a volar de esa forma!

La chica comenzó disculpándose muy avergonzada por el comportamiento del dragón, se alzó pero tenía los ojos cerrados y juntó sus manos como pidiendo que aceptara sus disculpas. Quise decir algo... pero las palabras se atascaron en mi garganta.

—¡En serio él no suele actuar así, es muy tranquilo, lo aseguro! ¡Y de hecho es muy tímido cuando se trata de personas a las que no conoce, en serio no sé por qué reaccionó así, era como si la conociera de...! —en ese momento abrió los ojos aunque lentamente, aún pensando que la persona frente a ella estaría de alguna forma molesta.

Nuestros ojos se encontraron y ella parecía confundida al verme.

Se quedó callada durante unos segundos observando aturdida mi posiblemente... no, seguramente, rostro enmudecido por una indescriptible emoción de haber recuperado algo, algo muy importante...

La chica me miraba como si sintiera que me conocía de algo, pero cada vez su rostro indicaba que tal vez estaba viendo algún tipo de espejismo.

—... Yu... Yun... Yuna... —de alguna forma, conseguí pronunciar su nombre.

Mi voz sonaba ronca pero creo que fue lo suficientemente audible. Así, la chica frente a mí abrió los ojos, al parecer terminando de convencerse.

—¡Ra... ¿RAN-CHAN?! —preguntó Yuna, emocionada pero aún sorprendida.

Mi felicidad ni siquiera me permitía saber si yo estaba sonriendo.

Espero que sí... porque yo estaba muy feliz... realmente demasiado feliz.

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