Obviando el ataque fantasmal que tuvo Tae en la tienda, siguen sus vidas con normalidad. Jungkook quiso tocar el tema, pero Aiden lo interrumpió antes que termine de formular su pregunta. Las semanas siguieron, la madre de Kook mandó dinero para que su hijo pudiera comer, igual él se las arreglaba solo, pero siempre hacía falta dinero, así que solo aceptó sin quejarse ni decir nada al respecto.

—¿No me vas a decir ni cuándo moriste? —pregunta Kook.

—Las reglas, Kookie.

—¡Por favor! —ruega. Se para de su cama y va hacia él, entonces pasa al intermedio como si se tratara de atravesar una cortina, ya no es sorprendente con la práctica que tienen—. ¡Es injusto que sepas todo sobre mí y yo nada sobre ti!

—Así son las cosas.

Jungkook aprovecha para hurgar entre sus cosas, pero no encuentra algo fuera de lo común. Libros, casetes, radio, cómics baratos, ropa, mucho polvo. Ni una foto de él ni algo que no parezca de bandas.

—Bajaré —dice Kook. Tae lo mira con los ojos muy abiertos.

El humano sale del cuarto y baja las escaleras hacia la sala donde no hay cuadros de fotos en las paredes, solo algunas decoraciones. Ve una foto rota en el piso de la sala, parece haber caído de una repisa. La levanta y la desempolva, observa a tres personas en ella. La primera es Tae, la segunda parece tener facciones masculinas como el otro, el tercero tiene cabellos rubios. El de cabellos rubios tiene sus dedos arriba de la cabeza de Aiden, haciendo orejas de conejo.

Aiden pasa por sus espaldas y le quita la foto, parece nostálgico al respecto.

—Estás pasando la raya, Jungkook —dice molesto. Bota la foto hacia una esquina del cuarto.

El fantasma iba hacer que salga del Intermedio, algo que no pasa porque Jungkook no lo permite. El humano lo agarra de los hombros obligándolo a que lo vea.

—Mi padre me dejó después de que se divorciara de mi mamá. Le dije que no vuelva a buscarme para pasear o mierdas así porque no quería que sea incómodo y no quería sentirme mal. Pero ahora me siento peor al respecto.

»Él está feliz con su nueva familia, me dejó solo aquí con mi mamá. No me gusta ver sus fotos con su nueva familia, me duele demasiado porque sigo pensando que si yo soy miserable ¿Por qué no lo es él? Pero es egoísta pensarlo.

»Él está en la ciudad con mi hermano mayor que me prometió llevarme luego de terminar el colegio. Piensan que mi mamá dejó el alcohol. He pensado en la muerte bastantes veces, me parece una mentira el que dicen que no es una solución. Es una solución permanente para un problema temporal, pero no soy lo suficientemente fuerte para soportar ninguna de las dos.

—Jungkook, no sé por qué me cuentas esto —dice fingiendo que no lo sabe.

—Traté de matarme un día en el colegio a los siete años, en el quinto piso, el último, pero soy cobarde. Traté de hacerlo un día en mi cuarto a los quince, tomé el frasco de pastillas, pero solo logré que me hagan un lavado gástrico. Es demasiado doloroso morir, pero lo es muchas veces vivir. Ahora te tengo a ti, vivo por ti. Siento que eres el único que me comprende y conoce de verdad, pero me siento en el aire al no saber nada de ti, solo quiero conocerte también.

Aiden suspira, quiere soportar la mirada triste de su amigo humano, pero le recuerda todo lo que vio sufrir al pequeño Jungkook, quien quería escapar de sus padres y de su vida. Lo abraza sollozando en su hombro, las lágrimas ya no pueden salir de sus ojos, por eso es demasiado doloroso.

El caso de Tae es diferente, no le dolió morir, le duele no estar en paz porque ni en vida lo pudo estar. Aprieta el cuerpo de Jungkook contra el suyo al sentirse caer. El humano lo lleva al piso suavemente al saber que no podría soportar mucho más.

—Espérame un poco más —dice Aiden cuando se calma y entrelaza sus manos—. Te contaré toda la verdad algún día.

El problema es que Jungkook le ha creído y Tae duda.

11/08/24

Angel.