—¿Entonces? —pregunta Aiden.

—Meditaré y así iré al Intermedio de manera responsable.

Aiden se queda en silencio en medio de la oscuridad de la habitación. Jungkook se echa boca arriba en su cama y empieza a hacer ejercicios de respiración para poder concentrarse mejor. Cuenta hasta diez en su mente, se relaja en un total de quince minutos hasta que Tae lo levanta tocando su hombro.

—¡Sí funcionó! —dice el fantasma—. Vamos, sentémonos. —Jungkook se sienta en frente de Tae y pudo apreciar con más exactitud sus facciones.

—Tu cabello es castaño.

—Era.

Mira a los alrededores del cuarto: un sofá, posters de distintas bandas, una radio vieja, discos en orden en una repisa. Esto es una de las cosas más íntimas que verá de su amigo.

—Tienes dudas —comenta Aiden—. Se nota que quiere preguntar tanto, pero lamento decirte que no te puedo responder.

—Sí —dice. Una de las más grandes dudas que tiene acerca de su fantasmal amigo es la razón de su muerte a una edad tan joven—. Tengo fe que en algún momento me los dirás.

Tae también tiene fe en que ocurra. Quizá, algún día.

Jungkook juega un rato con el cabello del fantasma y luego sale del Intermedio, esta vez sin ese cansancio, incluso se siente mucho mejor.

—Ahora, debemos investigar.

—¿Qué cosa? —Aiden prende la luz.

—Quiere saber cuando estés cerca o lejos, la reacción del ambiente a tu presencia.

—Perfecto, ahora soy un conejillo de indias —Jungkook ríe. Tae hace lo mismo al verlo—. ¿Ahora?

Jungkook mira el reloj en la pared que marca las tres de la tarde, perfecto para aprovechar la luz del día. Entre sus sonrisas suena el timbre. Jeon sale por la ventana de su segundo piso para poder ver de quién o quiénes se trata.

Se apoya en la madera, ve hacia abajo y se encuentra a Hoseok y otras tres personas atrás suyo. Su cuerpo tiembla al verlos, ellos nunca han estado tan cerca de su casa porque él siempre recalca que por favor no vayan.

—¡Jungkook! —exclama Hoseok al verlo.

—¿Pasa algo? —pregunta Jeon claramente incómodo.

—Vamos a irnos, ¿vienes?

—¿A dónde?

Los de atrás ríen bajo y susurran cosas entre ellos. Jungkook piensa que se burlan de él. A pesar de ser uno, le teme a los adolescentes.

—Va a haber una fiesta, es el cumpleaños de alguien de último año, ya sabes... —No sabe—. No es necesario decir lo que habrá. —Los de atrás vuelven a reír—. Algo de diversión gratis, será la primera vez para todos.

—¿Crees que pegue fuerte? —pregunta uno.

—No sé —contesta Hoseok—. ¿Vamos? —vuelve a preguntar a Kook.

El pelinegro siente todo su estómago revolverse y las ganas de vomitar por la ansiedad que lo embarga, de pronto no quiso estar en esa escena siendo el personaje aburrido y nerd de una película donde se debe negar a la diversión, quizá el típico chico que los padres de sus amigos amarían y lo tendrían como ejemplo para sus hijos.

—Oh... —susurra—. No, yo paso.

Escucha a alguien de ese grupo lanzar un quejido por hacerles perder el tiempo, Hoseok solo asiente y se va con los chicos.

—Te dije que no le avisaras, siempre va a decir que no —comenta alguien del grupo.

Jungkook decide no hacer caso al comentario porque sabe que tiene razón. Él nunca puede salir, nunca puede hacer nada porque él mismo se lo niega y por el miedo a que su madre (o su hermano) se entere, no puede permitir más golpes contra sí mismo.

Aunque, sí le gustaría escapar.

Mientras nuestro fantasma ve en silencio el entorno de Kook, desde su perspectiva nota todo a lo que está expuesto y los recuerdos de su pasado palpitan en su memoria.

El humano esperó unos minutos para poder salir, quiso darle tiempo al otro grupo a que se adelante donde sea que vayan y así no encontrarlos cuando salga.

—¿Nunca has probado alguna droga? —pregunta.

—Nada fuera de lo legal —se refiere a pastillas de farmacias y café, un niño ejemplo.

Sin embargo, él no lo hace por diferentes razones, pues ganas no le faltan, mucho menos la curiosidad. Pero esa misma curiosidad lo obliga investigar al respecto y ha visto las secuelas que puede producir en las personas al consumir algunas de estas sustancias. Por ejemplo: ataques de ansiedad, de pánico y cosas mucho peores que eso. No se quiere arriesgar, se queda con sus pastillas para dormir escondidas detrás de la cama.

Camina por los alrededores junto al fantasma. El humano busca cámaras donde probar con Tae hasta que se detuvieron en una casa repleta de estas. El barrio no es tan inseguro, pero hay gente paranoica.

—Oh... —susurra Jungkook al ver lo que pasa.

—¿Oh qué? —El humano sonríe hacia él.

—Vemos que la cámara funciona cuando hay una luz roja. —Aiden la logra ver—. Esta luz debe estar presente siempre, pero mira como parpadea.

Tiene razón, parpadea sin ritmo cuando Aiden la ve. Tae sonríe al saber que tienen un avance.

Buscaron gatos a los alrededores, mismos que rodearon al fantasma. Aiden quiso acariciarlos y cuando se agacha para hacerlo, pero atraviesa al animal que huye.

—A que esto es más divertido que ir con ellos —comenta Taehyung—. Me alegra que no hayas ido.

—A mí también —dice y se paró enfrente una tienda—. Hay un pequeño megáfono allí.

Entran al local. Ni bien el fantasma pone un pie dentro, todos los aparatos empiezan a presentar fallos. Los megáfonos distorsionan la voz, la cámara parece apagarse poco a poco, el ventilador se apaga al igual que las luces.

Jungkook no comprende del todo lo que ocurre, ¿por qué no pasaba eso en su cuarto?

Entonces voltea hacia el fantasma, lo nota tenso y no tan fresco como siempre aparenta ser.

—¿Estás bien? —pregunta en susurros.

—Mucha gente.

—Espera afuera, compraré algo.

El fantasma desaparece del lugar, a pesar de eso, los artefactos no parecen mejorar. Los trabajadores en el lugar revisan los posibles problemas que hay en el lugar. Jungkook concluye que los artefactos pueden presentar fallos con mayor intensidad y rango de distancia cuando el fantasma tiene sus sentimientos tan fuera de sí. Pero son tantas preguntas las que rondan en su cabeza cuando se trata de Taehyung. Si él estaba en medio del colegio donde hay muchas personas alrededor, ¿por qué esto sería diferente?

11/08/24

Angel.