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24 "Sukuna Ryomen 1/2"

Cuando dijo aquellas palabras quice saber más, pero no me lo permitió diciéndome que lo contaría cuandovuelva de un viaje que debía hacer mañana.

Ahora decía descansar y procesar la información que había adquirido de mi misma, la verdad, yo era la maldición de los Gojo. Y mi propia maldición.

Mortal pero también inmortal de cierta forma como quisieran tomarlo. Cuando desperté a la mañana me sentí un poco más tranquila de saber la verdad, aún así sentía que hoy no sería un día del todo bueno.

Tocaron la puerta de la habitación por lo que abrí, del otro lado se encontraba Fushiguro.

- ¿Pasa algo?- pregunté.

- Nos mandan a una misión- hablo el azabache, lo mire con duda ya que Satoru no me había dicho eso.

- Satoru no me informó- dije con duda- además de que justo está de viaje, me hubiese mandado un mensaje.

- Fue reciente, apareció un vientre maldito en una empresa- hablo con tranquilidad- hay tres o cinco personas desaparecidas- informó pensando.

- ¿Algo sobre el vientre?- pregunté cuando estuve lista y saliendo con el, la herida en mi tobillo se había curado rápidamente pero aún así tenía una bota de rehabilitación.

- Según los informantes es de clase tres o cuatro- dijo. Sólo asenti para luego ver a Itadori y Nobara quienes nos esperaban.

Nos subimos a un vehículo negro el cual nos llevaría a la zona o edificio, pasamos varias patrullas de policías, hice un mueca.

- ¿De cuanto es el perímetro?- pregunté viendo por el espejo del costado como nos alejabamos de las patrullas.

- Cinco a diez kilómetros- contestó el chofer. Lo mire con duda.

- Es un perímetro demasiado extenso para una maldición de clase tres a cuatro- hable con tranquilidad, no le hablaba al chofer sino a Megumi.

Cuando bajamos notamos que habían varias personas tratando de ver que sucedía y también seguramente venían por algún familiar dentro.

Mire el edificio, la cantidad de energía maldita que provenía de allí era mucha a comparación, incluso no se si podría decir que era parecida a la de la escuela de Itadori o más.

Mire alrededor, había demasiadas personas que no deberían de estar, los tres adolescentes esperaban a que les dijera algo. Si la maldición era de grado especial podría ecorcizarla con la ayuda de Megumi. Suspire y mire a los chicos.

- Cerrare el terreno para hacernos invisibles- les dije, Fushiguro y Nobara entendieron por lo que no era necesario explicarle a Itadori- vayan yendo, los alcanzare.

Asintieron y comenzaron a caminar, me aparte un poco y fui hacia un costado del edificio donde con una tiza que siempre llevaba conmigo por si llegaba a pasar algo así; dibuje un círculo lo suficientemente grande para que pudiera entrar en él.

Me paré dentro de este y cerré los ojos para posteriormente juntar mis manos haciendo un símbolo con mis dedos.

- Extencion perimetral- dije para luego abrirlos y notar como el círculo del suelo comenzaba a brillar, el cielo comenzó a oscurecerce. Alcance a escuchar como Itadori estaba impresionado para luego entrar al edificio.

Cuando el campo llegó al suelo salí ser círculo Para comenzar a caminar a la entrada del edificio, fue sólo cosa de tiempo cuando agradece la puerta y que al cerrarla cuando mire al frente una aldea con casas de tiempos atrás me resiviera.

Mi corazón comenzó a palpitar. Mi mente divagaba en en imágenes. Seguramente había estado aquí en otra época. Parecía un pasillo en el que en lugar de puertas había casas, al final de este un Granero.

Me acerqué a paso lento, mientras lo hacia pude escuchar la voz de Satoru llamándole desde allí, luego le siguieron más voces de hombres que me resultaban conocidas para terminar en un silencio total cuando llegue a la puerta.

La abrí y crucé viendo frente mío una sala enorme, en medio de esta una montaña de cráneos con un trono arriba. Sentía más frío, por lo que baje a ver mi vestimenta y está había cambiado, con suerte tapaba mi cuerpo.(imagínense devuelta la vestimenta de cuando iba a hacer el hechizo de Sukuna para volverse inmortal)

Gire de golpe para salir pero la puerta por la que entre ya no estaba. Cerré los ojos y mi corazón latía con fuerza cuando escuche uno de los lobos de Megumi aullar.

Iba a correr de no ser por un agujero que apareció en el suelo tragandome, comencé a caer por un vacío oscuro hasta llegar a no se donde. Abrí los ojos y mire mis costados.

Estaba en una pared encadenada, mire adelante al escuchar ruido pudiendo ver a Itadori luchando con una maldición, cuando se vuelven a escuchar los aullidos. El pelirosa deja de luchar y cierra los ojos.

Iba a gritar para que no cambiará pero en ese momento aparece un fierro en mi boca para que no lo hiciera. Pudiendo ver perfectamente como las marcas aparecieron en el cuerpo del adolescente.

La maldición se asustó y se alejó al ver a quien ahora tenía de frente.

- Que mocoso tan molesto- la voz de Sukuna no se hizo esperar, palmeo el hombro de la maldición frente suyo y se puso de espaldas a el- espera un poco, necesito pensar, ¿qué podría hacer para castigarlo?

Se alejó y colocó una mano en su mentón comenzando a pensar, no se habían dado cuenta que yo me encontraba aquí, y no se si eso era bueno o malo.

-Oye, saldremos a matar a los mocosos- dijo comenzado a caminar para salir de allí, la maldición retrocedió con miedo.

Empecé a moverme en vano para tratar de salir de allí, no quería que Megumi y Nobara murieran. Mis ojos estaban puestos en Sukuna quien luego de caminar unos pasos, paro su andar y giro en mi dirección.

Nuestros ojos se unieron y el sonrió. La Maldición asustada a unos metros, lanzó un ataque hacia Sukuna el cual lo detuvo con extrema facilidad regenerando la mano de Itadori.

- Imbesil- dijo mirando a la maldición- aún que pensándolo bien, los que nacen como tu se aferran a los lugares en los que nacieron, en ese caso- se movió rápidamente hasta el punto que si mano derecha ya estaba a punto de tocar el rostro de la maldición- morirás aquí.

Tomo el rostro de la criatura y la estampó en el suelo. El pelirosa se levantó de estar arrodillado y camino en mi dirección. Rompió la pared haciendo huecos para escalar hacia donde yo estaba.

Rompió las cadenas con facilidad y me tomó estilo princesa. Me dejó en el suelo tomó el Fierro que no me dejaba hablar. Lo quito.

- Luego de que acabe con él vendré por ti- susurro en mi oido- pero antes- tomó mi mejilla con una de sus manos y estampó su boca con la mía.

Fue extremadamente doloroso, la cabeza comenzó a comerme de forma desenfrenada y entre medio del beso comencé a soltar lágrimas de dolor.

- Ahora me recordarás- susurro al separarse para verme y con una sonrisa alejarse mientras me dejaba allí.

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