-Satoru, manda también a Tn con Megumi- dijo el director de la escuela hacia el de cabellos blancos.

- ¡¿Estas loco?!¿Al menos te acuerdas de quien se trata el ser atrapado en esos sellos?- pregunto cabreado el profesor.

- Si lo se- hablo el mayor aún sin inmutarse- pero también date cuenta que ella no sabe nada sobre la maldición y tomalo también como una excusa para que ella este aquí y puedas pasar sus últimos dos meses juntos- explicó.

El de cabellos blancos sólo bajo la mirada, por más que tuviera la venda podría verse a plena vista el dolor que reflejaba su rostro.

- Te pareces a tu padre- expresó el director haciendo que el contrario levanté la mirada y lo vea- desesperado toda su vida buscando una solución a una maldición que no la tiene.

Era de tarde, el sol se ocultaba y nosotros, bueno yo y Fushiguro estábamos entrando a la Preparatoria de Sugisawa, allí estaba uno de los dedos de aquella deidad según explicado mi hermano.

Caminábamos tranquilos hacia la cabina donde se suponía que estaba el objeto maldito. No sentía ningún tipo de energía maldita en el lugar por lo que me resulto raro.

- ¿Soy yo, o no siento ningún tipo de energía maldita más haya de la nuestra?- pregunté con duda.

- No, no eres la única- nos acercamos hacia una zona del patio donde encontramos una especie de mueble afuera.

Nos acercamos e hice una mueca al ver que no tenía candado. Megumi abrió las puertas y no había nada. Comenzó a buscar por cada rincón la pequeña cajita pero ni estaba.

Saco su celular y se dispuso a llamar a hermano. Puso el teléfono en alta voz para que podamos escuchar y hablar ambos.

- No está- fue directo el pelinegro.

-Como?

- Que no se encuentra el sello- explique un tanto irritada al tener que explicarle todo, por más que se quisiera hacer el gracioso.

-¿Enserio? Que gracioso

- No te rías idiota, que no tiene gracia- reclame- no tenía ganas de seguir escuchandolo por lo que me aleje de Megumi.

Camine por la escuela tratando de fijarme si sentía energía maldita por algún lugar, llegue hasta el campo de entrenamiento donde sentí energía pero muy poca. No me metería ya que respectivamente inofensivo.

Mi cabeza sinceramente estaba dando vueltas y el nombre del Rey de las Maldiciones rondaba una y otra vez. Sentía desde lo más profundo que ese nombre lo conocía de algún lado, pero...apenas lo había escuchado ayer cuando Satoru me explicó sobre esta misión junto a Megumi.

Pero...

- ¿Por que se siente familiar?- pregunté al aire casi inaudible mientras llevaba una de mis manos hacia mi pecho.

El corazón me latía a una velocidad que nunca había experimentado, se sentía bien y era como si él si supiera el porque de aquel nombre.

- Gojo-san es hora de irnos- llamo Megumi, me dirigí hacia él y lo golpee amistosamente.

- No me llames por mi apellido, ya te dije que puedes llámeme por mi nombre, deja las formalidades- reproche.

- Esta bien, mañana a horario de salida de los estudiantes volveremos- explicó, yo sólo asenti y nos dirigimos hacia la preparatoria nuestra.

Como fue dicho. Ahora nos encontrábamos caminando por el campo de la preparatoria observando a los estudiantes para ver si tenían algún comportamiento extraño o por el simple hecho de sentir la energía maldita.

Vimos que en uno de los campos de deporte, estaba lo que parecía ser un profesor el cual estaba compitiendo contra un alumno de cabello rosa. Este lanzó una especie de balón del tamaño de la mano que al parecer era pesada.

Tenía fuerza y pude notarlo cuando la lanzó aproximadamente a treinta metros destrullendo el ángulo de un arco de fútbol den el mismo patio.

- Tiene fuerza- murmuró Magumi.

- La lanzó como un pitcher- dije mirando al chico aún.

Vimos como el chico salía corriendo a nuestra dirección para salir del capo. Al parecer Megumi también sintió un poco de energía maldita ya que nos giramos para ver al chico.

Cuando pasó por nuestro lado lo sentí. Mi corazón latía dos veces fuertemente golpeando mi pecho, fue doloroso pero no fue lo que me hizo sentirme mal. Dos imágenes...

Dos imágenes como si fueran Flashbacks. En una podía ver a un chico adulto de como un año mayor a mi de cabellos rosados como el chico se recién pero luego la imagen cambio a una del mismo sujeto que vi sólo que con marcas en su rostro y cuatro extremidades como brazos.

Mi respiración paro y me senté unos momentos en el suelo, Megumi lo noto y se agachó a mi altura.

- ¿Estas bien?- pregunto con algo de preocupación.

- Si, no e preocupes, sólo me bajo la presión eso es todo- dije sin darle importancia al asunto- ve por el chico, yo me quedaré aquí unos momentos.

El chico asintió no tan convencido pero salió tras el estudiante. Yo me quedé sentada unos minutos en el suelo para tratar de despavilarme.

- Mierda, ¿Qué me está pasando? - murmure para luego levantarme y tratar de seguir hacia donde se fue Megumi.