- Es un conjuro sencillo- dijo con tranquilida- pero aún así, estoy seguro que no es lo que querías hablar- se cruzó de brazos mirándome.

- Yo..enrealidad quería saber..¿que había pasado?¿que sucedió para que te convirtieras en lo que eres ahora?- pregunté con tranquilidad.

Chasqueo la lengua y apoyo su codo en una de sus piernas para luego apoyar su mentón en la mano mirándome.

- Hice un trato- contestó con simpleza.

Me quedé paralizada, ¿como que había hecho un trato con una maldición? Se suponía que debíamos ecorcizarla, además de que se notaba que estaba débil.

Sinceramente no entendía.

- ¿Qué?- pregunté anonada- ¿Como que hiciste un trato? Se supone que no debíamos hacerlo, teníamos que exorcisarlo no vu.plir con lo que él quería.

- No tuve otra opción- hablo simple sin darle importancia al asunto. Eso me hizo enojar por lo que gruñi el ceño.

- ¡Claro que había más opciones!- grite con histeria- ¡estaba débil, podías exorcisarlo sin ningún problema!

- ¡No, para mi no había más opciones!- grito haciendo que me callara, lo mire un tanto asustada, aún así...yo le había gritado primero.

- ¿Entonces que pasó?- pregunté más tranquila, baje la cabeza al suelo, no quería mirarlo- ¿Por qué aceptaste?

- Lo hice por ti- contestó, eso me hizo levantar la mirada con asombro, seguía sentado en el trono de piedra,pero se lo notaba un poco exaltado.

- No entiendo...

- El trato consistió en que yo resivia sus poderes convirtiéndose en el Rey de las Maldiciones a cambio de que te salvará- explicó, bajo la mirada al suelo y levantó sus manos mirandolas- te tenía en mi manos sangrando y casi muerta, tu corazón no estaba y la sangre no paraba de salir- susurro.

- Sukuna...

- No tuve otra opción, en mi cabeza sólo quería salvarte sin importar el costo- susurro último.

Baje la cabeza al suelo y jugué levemente con mis manos. No podía creerme que él se había condenado a tal extremo sólo para...salvarme.

- No debiste hacerlo- susurre.

- Lo hice por que soy débil, Tn- hablo más tranquilo, me miro a los ojos y negó con la cabeza- sólo que tu no entiendes que no puedo vivir en un mundo en el cual no te encuentres.

Todo estaba siendo tan repentino. Había querido muchas veces que esas palabras saliesen de su boca pero no me encontraba aún preparada.

Mi cuerpo temblaba, hacia un rato que había dejado de sentir el aire frío de la noche, sólo los nervios me carcomian.

- No lo entiendo...

- Me tienes loco- hablo simple soltando una leve risa de ironía- desde el momento en el que te apareciste bajo aquel árbol hace doce años, me flechaste por completo.

Me quedé de piedra al darme cuenta de que prácticamente se me estaba declarando, seguramente mis mejillas parecían tomates al rojo vivo, pero como estaba oscuro por ser de noche no se notaban. Lo cual agradecía de antemano.

- Te amo, Tn...aunque no parezca- susurro último.

- ¿Entonces por que no me lo dijiste antes?- susurre en pregunta, pero sabía que lo había escuchado ya que lo oí suspirar.

- Tenía miedo de cagarla- respondió- ya sabes perfectamente como soy, coqueteo con todas las chicas que se me cruzan y prácticamente me acosté con más de la mitad de las que conozco y me olvide- agregó.

Mi corazón se encogió por aquello último, tenía razón, las veces que no estaba conmigo lo más probable y seguro era que estaba teniendo sexo con la primera que se le cruzó en el camino.

- Y tenía miedo de que tengamos algo más que una amistad en la cual te terminaría haciendo daño y te alejadas de mi... siquiera que podamos terminar como amigos- paso una mano por su rostro- no quería perderte a como fuera lugar.

No se en que momento había empezado a llorar, seguro parecía patética, pero esto era algo que mi corazón no soportaba, latía contra mi pecho de una forma incluso dolorosa.

- Enserio Tn, te quiero a mi lado- susurro último bajando la vista al suelo arrepentido.

- Eres un estúpido- conteste en reproche antes de secar un poco mis lágrimas y prácticamente correr hacia donde él se encontraba sentado para subirme a orcajadas y unir sus labios con los míos.

Era un beso que ambos habíamos esperado por hacia ya muchos años que por fin se cumplía como la más bella de nuestras fantasías.

Mis manos se encontraban en sus mejillas, ambas piernas una de cada lado de su cintura. Fue raro cuando sentí sus manos en mi cuerpo, porque parecía que había dos personas tocandome.

Dos de sus manos me sostenían de la cintura mientras las otras estaban una en mi cuello y la otra en mi nuca acercándome más a él.

Comenzó a mover sus labios y yo toda inexperta intente seguirlo, estuvimos así un rato largo, de a poco me fui acostumbrando y por la falta de aire nos separamos.

- Perdón por mi falta de experiencia su majestad- hable burlona pero algo tímida al mismo tiempo.

La mano que tenía en mi nuca se movió hacia mi mejilla derecha donde acaricio suavemente, cerré los ojos disfrutando de tu tacto, en ese momento sus uñas puntiagudas ni las sentía.

- Fue perfecto- hablo rompiendo el pequeño silencio que se había formado- ¿Entonces aceptas?- pregunto luego.

Abrí mis ojos mirándolo directamente, lo note más relajado luego del beso, aún así sus ojos rojos parecían que te pentraban seguían encendidos. Asenti.

No me importaba si era una hechicera y lo que debía hacer era exorcisarlo, me había enamorado de esta maldición, y este me había confirmado que también lo estaba de mi.

- Seré tu Reina- afirme en voz alta para que escuchara.

Cuando terminé de decirlo volvió a besarme de forma más intensa.

Reino vecino.

- Señor ya está todo listo para partir- informó uno de los alumnos de primero- si empezamos el viaje ahora, dentro de cinco días llegaremos donde los exploradores nos habían informado anteriormente.

- Esta bien- se dio vuelta y miro a su grupo de cinco personas- entendamos el viaje...