- No me mires así- reprochó haciendo una mueca.

Fue demasiado raro verlo así, se notaba que no era humano, no sólo por su cuerpo el cual había cambiado considerablemente, sino que su mirada era más sombría.

Aún así, suspire de alivio al saber que se encontraba bien, lo que más me había asustado desde el momento en que cerré los ojos fue el hecho de que saliese lastimado.

No me importaba en ese momento si yo estaba muriendo. Sonreí soltando una leve risita que fue escuchada por él.

- ¿Por qué te ríes?- pregunto. Ahora me daba más cuenta de como había cambiado si voz, era más ronca y áspera, hacia que cada vez que la escuchara mandará descargas eléctricas por mi columna erizandome la piel.

Levanté la mirada y me dispuse a unir nuestros ojos por unos segundos hasta que baje la vista al suelo algo sonrojada.

¿Era mi imaginación o estaba más....sexy? Ladee mis pensamientos buscando que responderle.

- Me alegro que estés bien- conteste con sinceridad. No me atreví a verlo ya que seguramente me sonrojaria.

Los pasos de él acercándose a mi me hicieron temblar levemente, no se si era por miedo ó nerviosismo. Tenía los ojos cerrados por lo que no vi su mano cuando se dirigió a mi mentón.

Escuchaba su respiración chocando contra nuca y su enorme anatomía frente mío. Unos dedos con uñas afiladas se colocaron en mi mentón para luego levantarlo suavemente.

Seguía con los ojos cerrados, y sólo sentía su dedo pulgar acariciaba mi mejilla. Tenía miedo, debía admitir que si, aún sabiendo que era mi amigo...o bueno, eso quería seguir creyendo.

- Abre los ojos- mando con autoridad. Tregye saliva al sentir su respiración chocando con la mía.

Abrí mis párpados para mirar sus iris como la sangre, esos hipnóticos ojos que te mandaban al cielo, o en este caso, al mismísimo infierno. Parecía que emanaba llamas de ellos que lo único que querían eran quemarte.

- No me tengas miedo- susurro, su voz dejó de ser ronca para pasar á una más tranquila- no te haré daño Tn- volvió a susurrar mientras ocultaba su cabeza entre mi hombro y cuello.

Beso una zona para luego darle un laguataso que hizo que todos mis bellos se herizaran. Temble levemente lo que causó una sonrisa en el contrario, quien levantó su vista para verme otra vez a los ojos.

- ¿Qué es lo que eres?- pregunté con temor, aún sabiendo cual sería su respuesta, sólo quería negarlo, no quería que me lo dijera pero mi esperanza de que me negara la verdad gritaba en mi interior.

Pego una carcajada mirando levemente el cielo para luego mirarme una vez más dando una sonrisa de lado llena de diversión.

- ¿Por qué me lo preguntas si ya sabes la respuesta?- pregunto con burla sin sacar su sonrisa del rostro.

- Es sólo que....- no podía seguir hablando, mi garganta se cerraba levemente sin poder articular las palabras, no iba a llorar, sólo las palabras no querían salir de mi boca en señal de negación a la realidad.

Volvió a acercarse una vez más a mi rostro sosteniendo ahora un poco más fuerte mi mentón con su mano.

- Tn, bebe- dijo sensualmente contra mis labios mirándolos, cuando crei que me daría un beso, corrió su rostro para dirigirlo a mi oido izquierdo- Soy el Rey de las Maldiciones- susurro fríamente.

El frío golpeó contra mi de forma estrepitosa, no me había dado cuenta que esa noche el aire estaba a menos de veinte grados, pero la curiosidad me hizo no sentirlo.

- Sukuna, yo...

- Casate conmigo- hablo sin rodeos separándose de mi y dándose la vuelta. No sabía si esos había sido una orden o una pregunta. Aún así seguramente parecía un tomate.

Mi corazón dio un salto comenzando a latir demasiado rápido contra mi pecho. Estaba segura que en otra circunstancias hubiera aceptado pero ahora...no sabía que pensar.

- No lo se- susurre, aún sin saber si era una pregunta o no.

- ¿Por qué no?- pregunto dándose la vuelta. Al final si era una pregunta.

- Yo...- no sabía que responder, sólo...solo No quería que él se enterara de mis sentimientos. No estaba segura del porque me lo preguntaba, mi mente estaba en blanco para pensar- h-hay varios p-puntos por los cuales n-no podríamos casarnos- me excuse.

Soltó una risa divertida y me miro con completa diversión en su ojos, se acercó más a mi y me tomo con dos de sus brazos estilo nupcial y pego un salto.

Grite levemente y me aferre a su cuello con mis manos y escondi mi rostro entre su cuello y hombro.

- Ya llegamos- aviso, mire a mi alrededor notando que nos encontrábamos en una habitación enorme de color rojo en la cual sólo había un trono.

-¿Qué lugar es este?- pregunté bajandome, era oscuro y se notaba que no era donde había estado anteriormente.

- Un lugar donde tardarán un rato en encontrarnos- respondió simple, se sentó en el trono de piedra y me hizo una seña para que me acercará- dime los puntos por los cuales según tu, no podemos casarnos- dijo divertido.

Ataque mi nuca pensando, cuando de la nada la respuesta a mi mente vino rápido. Si élera el Rey de las Maldiciones, significaba que era una Maldiocion, por lo cual era inmortal... yo en cambio era una simple y mortal humana.

- N-no lo se- dije haciendo la que pensaba- tu eres ahora una maldición y yo una simple humana.

Mierda sea el día en el que me hizo tan tonta y enamorados de este chico...ahora demonio.

Me descoloco que haya sonreído de lado mientras se pasaba la lengua por su labio inferior mientras me miraba con lujuria.

- Eso podemos arreglarlo...

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