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10 "King of curses 1/2"

Una semana después.

Un albino caminaba a paso firme y notablemente enojado hacia donde lo esperaba una sacerdotisa.

Esa con la cual había discutido millones de veces por el mismo tema, no se imaginaban las ganas del chico al gritarle un...

- ¡Te lo dije!- hablo firme entrando de sopetón a la habitación, allí se encontraban varios chamanes y doncellas de diferentes templos.

Era un caos, el mundo afuera había perdido su brillo y el temor se exparsia por todos lados a una velocidad sin precedentes.

La era a la que todos no querían que llegase había arribado, sin estar ellos preparados.

- Ya lo hablamos Gojo- dijo sin apartar la mirada de unos pergaminos en su mano, eso enojo al albino.

- ¡¡Si ya lo hablamos!¡ pero se trata de mi hermana!!- grito haciendo que todos los presentes se asustaron por el grito del chamán.

- Todos fuera- mando con voz autoritaria la fémina haciendo que todos salieran de la habitación- ahora si habla.

- Iré a rescatarla, la sacaré de allí- hablo con desicion, la sacerdotisa lo miro con burla.

-¿ Qué te hace pensar que ella sigue con vida?- pregunto la mujer- ya viste lo que le hizo a todas aquellas aldeas, como trata a las mujeres y a los niños...- hablo señalando afuera- ¿que te hace pensar que ese demonio no la asesino?.

- Parece más como si me estuvieras retando cuando la culpable fuiste tu, al traerlo, cuidarlo y enseñarle a controlar su energía maldita- calló unos minutos- respondiendo a tu pregunta anterior, no tengo pruebas de que siga con vida...pero si estoy seguro...que la deben de estar tratando en este momento como a una Reina.

A Suna se le fueron los colores de la cara y miro con acierto asombro a las suposiciones del chico.

- ¿Insinuas que...

- Es lo más probable, vi en sus ojos como la miraba a mi hermana... además...uno no es Rey si no tiene a su lado una Reina...¿No lo crees?

- Yo... cuando encontré a Sukuna en aquel lugar, hace doce años... no vi una maldición, sólo pude ver a un niño desamparado buscando a sus padres...él estaba perdido entonces lo ayude- explicó bajo la atenta atención del chico.

- Volveré en una semana con ella, prepara todo- mando dándose la vuelta para salir de la habitación- que todos estén listos para atacar.

- ¿Por qué?- interrogó la fémina. El chico paro de caminar y la vio por sobre su hombro.

- Vendrá a buscarla...

Palacio Onegai, Reino vecino.

Narra Tn

Mis párpados se sentían más pesados que de costumbre, los moví levemente hasta que pude abrirlos con cansancio.

Me encontraba en una cama más cómoda de lo que uno podría imaginar, mire hacia mis costados notando que me encontraba en una habitación para nada reconocible para mi.

Me senté levemente en la cama mientras trataba de acordarme de lo sucedido antes de... bueno, no entendía que sucedía.

Las sábanas eran de seda y la habitación era completamente elegante y llena de lujos, mire hacia un costado notando un balcón, más haya de las cortinas las cuales se movían por el viento, se dejaba a la vista el cielo oscuro de noche.

Me senté en la cama notando que no portaba el uniforme de la escuela, en su lugar un pijama de seda. Hice una mueca al no acordarme que sucedía.

Me levanté de golpe al sentir como la puerta de la habitación era abierta. Una joven que no conocía para nada había entrado, esta abrió los ojos al verme levantada.

- Tn-Sama!- exclamó con preocupación y se acercó rápidamente hacia mi. Me desagrado rápidamente cuando note la ropa demasiado reveladora que tenía, pero aún así la deje acercarse.

Mi mente dinamo unos segundos al procesar el como me había llamado.

- ¿Cómo me llamaste?- pregunté mirandola.

- Tn- Sama...- respondió la chica como si fuera lo más obvio del mundo.

- ¿Por qué me llamas así?- pregunté haciendo una mueca.

- Sukuna-Sama nos ordenó que la llamaríamos así- respondió con simpleza, me sentí mareada por lo que necesitaba aire y encontrar rápidamente a Sukuna para que me explicará que sucedía.

Prácticamente escape de la habitación aquella, saltando por el balcón, no era tan alto. El aire golpeó contra mi y me fijé a mi alrededor.

Un jardín majestuoso se alzaba en el terreno, había varias fuentes y todo estaba tranquilo. Mire de donde había salido encontrándome con uno de los tantos balcones del lugar.

No lo reconocí por lo que no sabía donde estaba, seguí caminando por el lugar pero alerta, de prácticamente todo el edificio emanaba energía maldita como en su conpleto esplendor.

Mientras miraba el jardín podía sentir los ojos de alguien observandome, por lo que cada tanto miraba a mi alrededor tratando de encontrar a quien me acosaba.

- Veo que despertaste- escuche una voz ronca en mi oido susirrandome.

Gire rápidamente pero me encontre con nada, sólo el jardín. La risa juguetona de alguien entre la oscuridad me hizo recordar.

Fue un le flash, pero lo suficiente para que me acuerde de lo sucedido hasta cierto punto. Por inercia lleve mi mano a mi pecho notando como si nunca hubiera habido un agujero y mi corazón retumbando contra mi pecho me hicieron darme cuenta que lo tenía.

- ¿Ya recordaste?- pregunto normal, aún así su deje de algo de burla sonocomo siempre lo hacia.

- Sukuna- susurre mirando en todas las direcciones, buscándolo.

- Siendote sincero, pase toda la semana de l9s nervios, creyendo que no despertarias y el viejo me había engañado- hablo, lo peor fue que la voz primero venía de una dirección y luego de otra- pero ahora te veo y me quedo sin palabras.

- Por favor muestrate- susurre un poco más firme y alto, deje de estar en alerta y me coloqué normal.

Una carcajada sonora llena de diversión se escuchó retumbando por los árboles. La voz era de mi mejor amigo, pero aún así...se escuchaba perfectamente como la de Sukuna de mi sueño.

- Me verás y te asustaras- hablo con diversión- y no quiero que me veas de esta forma- completo pero ahora con cierto deje de tristeza.

- No me importa, sólo muestrate!- mande. Una leve risa se escuchó detrás de mi seguido de unos pasos acercándose entre las sombras adelante mía.

La figura de un hombre caminando en mi dirección más grande de lo normal me hizo temblar.

- No se como haces para que de un momento a otro- empezó a hablar acercándose de apoco a donde la leve y tenue luz de la luna alumbrava- estando en la cima, haces que caiga a tus pies.

Cuatro destellos rojos como la sangre se notaron brillantes en la oscuridad donde se encontraban los ojos, acompañada de una sonrisa de diversión mutua con colmillos.

Esto recién empezaba...

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