Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 39: Dudas

Después de cierta conversación con Mateo, no pude evitar pedir consejo en las chicas. Así que ese mismo día, me reuní con ellas en casa de Anelía. Nerviosa, me senté junto a ellas. Necesitaba otra perspectiva.

-Chicas... tengo que contarles algo.

-¿Qué pasa, Lale? -Anelía levantó una ceja- Pareces un fantasma.

-¿Tiene que ver con cierto chico llamado Mateo? -Rosalía le continuó, sonriendo.

El calor llegó a mis mejillas. ¡Maldita sea, ¿Cómo lo sabe?!

-Tal vez... Escuchen, estaba en el baño de Mateo, y desde ahí se escucha lo que pasa en la cocina... y escuché a su madre hablar con él.

- ¡Lale! -Anelía frunció el ceño- ¿Estabas escuchando a escondidas?

La vergüenza me atacó, así que bajé la mirada.

-Lo sé, lo sé, no me juzguen. No pude evitarlo, la puerta estaba entreabierta... y estaban hablando de mí.

Rosalía dio un salto de emoción al instante.

-¡Ay, cuéntanos todo! ¿Qué dijeron?

Tomé aire antes de confesarles.

-Bueno, su madre le estaba diciendo que yo estoy enamorada de él... y le preguntó si él sentía algo por mí.

- ¿Y qué dijo Mateo? -Anelía estaba ansiosa. Bajé la mirada y empecé a jugar con mis dedos

-Dijo que era complicado... que tenía miedo de lastimarme, de no ser suficiente para mí.

-¡Ay, Lale, eso es una buena señal! -Rosalía sonrió, teniendo un pensamiento similar al mío- Significa que se preocupa por ti.

- Sí, pero también significa que no está seguro de lo que siente. -Anelía parecía más pensativa.

-Eso es lo que no entiendo. -Estaba muy confundida- Su madre le dijo que yo podría hacerlo feliz... ¡y él no dijo nada! Solo dijo que tenía que dejarme entrar en su corazón.

- ¡Ay, Lale, eso significa que tienes que ayudarlo a abrir ese corazón! -Rosalía me dedicó una mirada picara, por lo que me sonrojé aún más.

-¡Rosalía! No digas tonterías. Me da mucha vergüenza, bastante con lo que le dije en el parque. No quiero seguir insistiendo.

-Lale, no pienses así. -Anelía me dio la mano, tratando de relajarme- Dale tiempo, y no te presiones demasiado.

-Y no te olvides de usar tus encantos. -Rosalía me guiñó un ojo, a lo que yo negué ante su frase.

-Gracias, chicas. No sé qué haría sin ustedes. Me siento tan nerviosa... y a la vez, tan ilusionada.

Me levanto, con una nueva chispa en los ojos. A pesar de la confusión y el miedo, me siento esperanzada de que quizás, solo quizás, Mateo en verdad me quiera como yo a él.

De inmediato, como si estuviera hablando del rey de Roma, mi celular empezó a sonar. Miré y era él, me estaba llamando.

-¡Contesta! ¿Qué estás esperando? -dijo Rosalía.

-Ponlo en altavoz -Anelía insistió dando pequeños saltos.

-Chicas, por favor, qué vergüenza... -descolgué el celular y me lo llevé al oído.

-Hola Lale, ¿cómo estás?

-¡Hola Mateo! Estoy bien, gracias. ¿Y tú?

-Todo bien, gracias. Oye, estaba pensando que sería genial salir a cenar juntos. ¿Te gustaría ir a ese nuevo restaurante que fuimos aquel día? He escuchado que la comida es más deliciosa.

-¡Suena genial! Me encantaría.

-¿Qué te parece hoy por la noche? Así podemos relajarnos y disfrutar de la comida sin prisas.

-Perfecto, me parece una gran idea.

-Genial, entonces lo dejamos así. Te veo más tarde, voy por ti a tu casa. Hasta luego.

-¡Hasta luego, Mateo!

-Besos.

Colgué el celular y las chicas me miraban con caras de pícaras.

-Por favor, no hagan de que sonroje.

Pero ya era tarde, demonios.

***

Un restaurante italiano con luces cálidas, manteles a cuadros y música de jazz suave de fondo. Estábamos sentados frente a frente, con una botella de vino tinto entre nosotros. Llevo un vestido rojo que realza el color carmesí de mis labios. Mateo me mira con una sonrisa.

-Por ti, Lale. -Levanta su copa-. Por una noche maravillosa.

Me sonrojé al instante, pero alcé mi copa en defensa.

-Por nosotros, Mateo. Y por muchas noches más.

Bebimos un sorbo de vino. Observé a Mateo con admiración. Se veía tan guapo con su camisa azul y su pelo ligeramente despeinado.

Sin querer, yo misma me encontré sonriendo.

-¿Sabes? Me encanta este restaurante. Siempre he querido venir aquí -confesé.

Mateo sonrió, tomando mi mano.

-Quiero que tengas todo lo que deseas.

Sentí un vuelco en el estómago. Mateo siempre sabe qué decir para hacerme sentir especial.

-Eres tan atento, Mateo. No sé qué he hecho para merecerte. -Con voz suave le confesé.

-Soy yo el afortunado, Lale. -dijo acariciando mi mano-. Eres una persona increíble. Inteligente, divertida, hermosa... ¿Qué más puedo pedir?

La conversación fluye con facilidad. Hablamos de nuestras metas, hobbies, sueños. Me sentía cada vez más conectada a Mateo. Sentí que lo conocía de toda la vida.

Suspiré nerviosa antes de confesarle algo...

-A veces siento que estamos destinados a estar juntos.

Mateo sonrió ambiguamente.

-¿Destinados? No sé si creo en el destino, Lale. Pero sí creo que hay personas que están hechas para encontrarse.

Esperé que Mateo dijera algo más, algo que confirmara sus sentimientos. Pero él se calló y bebió otro sorbo de vino. Al final de la cena, Mateo me llevó a un mirador con vistas a la ciudad, estaba tan bella iluminada... Cuando de repente sentí que me abrazó por detrás.

-¿Ves todas esas luces? Cada una representa una historia, una vida, un sueño.

Apoyé mi cabeza en su hombro.

-Y nosotros somos parte de esa historia.

Mateo me besó el cabello con ternura.

-Sí, somos parte de esa historia. Y quiero que sigamos escribiéndola juntos.

Esta es la confirmación que necesitaba. Mateo siente algo por mí. Solo necesita tiempo para darse cuenta de que estamos destinados a estar juntos. Entonces me besó apasionadamente. Cerré los ojos y me dejé llevar. Sentía que estaba en el cielo. Pero en mi mente resonaba una pregunta: ¿Qué tipo de historia quiere escribir Mateo conmigo?

-Lale, no podemos dejar la escuela de lado. ¿Quisieras ir mañana a mi casa y repasamos un poco? Hacemos algún informe, un seminario... Tenemos varios pendientes.

-Claro que si -asentí gustosa al ver como se preocupaba por los estudios -. Mañana hacemos todos los trabajos, dalo por hecho.

***

Al día siguiente, en la tarde, estábamos sentados frente al ordenador de casa de Mateo, rodeados de papeles y libros. Llevábamos horas trabajando sin descanso.

- Creo que necesito un descanso. (Dije bostezando)

- (Mateo cerró los ojos) Yo también. Estoy agotado. No sé qué haría sin ti, Lale. Me has salvado la vida.

- (Sonriendo) Para eso están los amigos, ¿no? -dije recordando lo que él le había dicho a su vecina.

Mateo me mira fijamente. Siento que algo ha cambiado en su mirada.

- (Con voz suave) Sí, los amigos... Pero tú eres más que una amiga, Lale. Eres... especial.

Me sonrojo y aparto la mirada. No sé cómo responder a eso.

Mateo comenzó a acercarse a mí.

-Gracias por estar siempre ahí para mí. Eres increíble.

Me besa suavemente en los labios. Es un beso corto, sin pasión, como un gesto de agradecimiento.

- (Nerviosa) No tienes que agradecerme nada. Me encanta ayudarte.

Mateo me abrazó.

-Lo sé. Y yo te lo agradezco de corazón.

Me encanta poder ayudar a Mateo. Me hace sentir importante y valiosa en su vida. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por él. Sin embargo me sentía confundida. ¿Es esto amor?

Después de un rato, nos pusimos a descansar. Estábamos agotados, así que en la sala pusimos una película, la cual nos miraba en el sofá, acurrucados bajo una manta.

Estaba recostada en el pecho de Mateo, disfrutando de la película. De repente, el teléfono de Mateo suena. Sin embargo, él lo ignora.

-(Levantando la cabeza) ¿No vas a contestar?

- (Encogiéndose de hombros) No es importante.

El teléfono vuelve a sonar. Entonces vi el nombre en la pantalla: "Cloe". Sentí una punzada de celos y algo de desconfianza, no de Mateo, sino de esa. Bien la conocía, Cloe era mi amiga hace años, pero me traicionó. Fue novia de Mateo aun sabiendo de mis sentimientos por él, y aun así, se lucía besándose con él en frente de mí. No es fácil de olvidar la primera vez que se te arrugó el corazón por culpa de un chico y una amiga traicionera.

- (Curiosa) ¿Cloe?

- (Nervioso) No te preocupes.

El teléfono deja de sonar, sin embargo me sentí incómoda.

- (Con un tono forzado) Deberías llamarla después. Quizás es algo urgente.

- (Besando su frente) No te preocupes por eso. Lo importante es que estoy contigo ahora.

"No debo ser insegura. Mateo está conmigo ahora."

***

Hace tiempo no hablaba con Gabriel, y justamente hoy me lo encontré y nos pusimos al día con lo que estaba pasando. Le conté de mi relación con Mateo, de cómo había avanzado, y de lo bien que me estaba sintiendo.

- (Gabriel me escuchaba atentamente) Me alegro mucho por ti, Lale. Te mereces ser feliz.

- (Sonriendo) Gracias, Gabriel. Mateo es increíble. Siempre sabe cómo hacerme sentir bien.

- (Con un tono de preocupación) Sí, Mateo es un buen tipo. Pero... ¿no te cansas de estar siempre ahí para él? ¿No te gustaría que él te diera el lugar que te mereces?

- (Frunciendo el ceño) ¿A qué te refieres?

- (Encogiéndose de hombros) No sé... Es solo que siempre te veo haciendo cosas por él. Ayudándolo en la escuela, complaciendo sus deseos... ¿Y él qué hace por ti?

- (Defendiendo a Mateo) Él también hace muchas cosas por mí. Me lleva a cenar, me dice cosas bonitas...

- (Con una mirada de lástima) Sí, pero... ¿es suficiente? ¿Es eso lo que realmente quieres?

- (Incomoda) No entiendo a dónde quieres llegar, Gabriel.

-Solo quiero que abras los ojos, Lale. No quiero que te lastimen. Mateo es un buen amigo, pero no sé si está preparado para darte lo que necesitas. Ten cuidado.

Gabriel se aleja, dejándome sola con mis pensamientos. Me siento confundida y preocupada. ¿Tendrá razón? ¿Estoy perdiendo el tiempo con Mateo? No, él no es así. Él me quiere. Solo necesita tiempo.

***

Llegué a la casa acompañada de Gabriel, y me encontré a mis padres en la sala. Luego de que hablamos un poco y Gabriel se fue, mis padres y yo tuvimos una conversación algo... peculiar.

-Lale. ¿Cómo te fue hoy? -mi mamá me preguntó.

-Bien, gracias. Pasé el día con Mateo.

-¿Mateo? El chico con el que has estado pasando mucho tiempo últimamente, ¿verdad? -mi papá cuestionó, sin olvidar ningún detalle.

-Sí, exactamente. Hemos estado saliendo como amigos. -dije, no estaba segura de nada, así que preferí responder como mismo él lo ha hecho hasta ahora, aunque sé que hay algo más, que somos algo más.

-¿Amigos? -mi mamá no se lo creía -. Hmm, parece que hay algo más entre ustedes. ¿Son novios?

-No, no somos novios. Solo estamos conociéndonos mejor. Como dice Mateo, somos amigos... por ahora.

-¿Por ahora? Eso suena un poco sospechoso. Se nota que hay química entre ustedes. ¿No crees que deberías hablar con él?

-No sé... Mateo es un poco penoso, no se atreve a dar el paso.

-Entonces, ¿por qué no das tú el paso? Si te gusta y sientes que hay algo especial, podrías decirle cómo te sientes.

-Pero... ¿y si sale mal? ¿y si no quiere?

-A veces hay que arriesgarse. La vida es corta, Lale. Si realmente crees que hay algo más, vale la pena intentarlo. Además, se nota que él está interesado en ti.

-Sí, cariño. Estoy segura que él no te va a decir que no. -dijo mi madre.

-Lo pensaré... No quiero presionarlo ni hacer que se sienta incómodo.

-Eso está bien. Solo asegúrate de ser honesta contigo misma y con él. La comunicación es clave. -dijo mi papá.

-Exactamente. -mi mamá le continuó.

Sin embargo, ellos no eran los únicos que querían que eso pasara. Me encontré en el parque con Rosalía y Anelía. Y estuvimos por un rato sentadas en una banca, disfrutando del sol.

-Oye, Lale, ¿has hablado con Mateo últimamente? -Rosalía me preguntó curiosa.

-Sí, pero sigue siendo un poco tímido. No sé si está listo para dar el siguiente paso

-¿Siguiente paso? -Anelía cuestionó - ¡Vamos, Lale! Ya es hora de que reconozcan lo que tienen. ¡Son perfectos el uno para el otro!

-Totalmente de acuerdo. -Y Rosalía le siguió - No puedes seguir escondiendo lo que sientes. Si él te gusta y tú le gustas, ¿por qué no ser novios?

-Lo sé, pero tengo miedo de arruinar todo lo que he ganado. ¿Y si él no quiere lo mismo?

-Pero ¿y si sí? -Anelía insistía - Piensa en lo feliz que podrías ser. A veces hay que arriesgarse. La vida es demasiado corta para no ser honesta con tus sentimientos.

-Exacto. Además, Mateo también debe estar sintiendo algo. Si no lo dice, tal vez solo esté esperando que tú des el primer paso. -Rosalía seguía.

-Tienen razón... Pero, ¿cómo debería decírselo?

-Podrías invitarlo a salir a un lugar especial, algo que les guste a los dos. Luego, mientras están allí, puedes decirle que sientes que hay algo más entre ustedes. -sugirió Anelía.

-Sí, hazlo de manera casual. Algo como: "Oye, creo que somos más que amigos, ¿no crees?" Así él no se sentirá presionado.

-Eso suena bien... Pero, ¿y si se pone nervioso?

-No te preocupes. -Anelía me paso la mano por la espalda - Si él se siente igual, se emocionará. ¡Que se le nota a leguas que te quiere, vamos!

-Y recuerda, pase lo que pase, siempre tendrás nuestro apoyo. Lo importante es que seas sincera contigo misma y con él. -Rosalía me sonrió

-Gracias, chicas. Me siento mucho más animada ahora. Creo que voy a hacerlo. ¡Es hora de que Mateo y yo dejemos de escondernos!

-¡Eso es! ¡Estamos contigo! -Anelía y yo chocamos palmas.

-Sí, ¡tú puedes hacerlo! Estoy segura de que todo saldrá bien. -Rosalía me animó.

-Chicas, el cumpleaños de Mateo es mañana, ¿creen que sea un buen momento?

-El mejor, ese va a ser su mayor regalo. -Rosalía me guiñó un ojo. Era un hecho, mañana era el día.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro