Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO XVI: "NO DECAERE"

Ya había pasado una semana desde aquel suceso que cambio todos los planes Dani, una semana que ella aún no la asimilaba por completo, de un momento a otro su vida cambio, sus sueños se vieron truncados, debido a ello, Dani, se sentía muy triste y con mucho temor, ya que estaba sola en un país extraño, sin una sola moneda en la mano para poder si quiera comunicarse con el único familiar que tenía, su tía. Dani había quedado en llamarla en cuanto se instalase, pero no pudo hacerlo debido a lo que sucedió, la joven cada día que pasaba se atormentaba pensando en lo angustiada que de seguro estaba su tía, pero por el momento no podía hacer nada, lo había perdido casi todo, sus documentos personales, el dinero que llevaba y hasta la beca que había obtenido, solo tenía consigo su pequeña maleta con sus prendas.

Durante esa semana Dani, estaba viviendo en un pequeño cuarto junto a las personas que la sacaron de la estación y evitaron que ella ese mismo día perezca por aquel atentado. El cuarto era pequeño, el mismo servía de dormitorio y de cocina para los 5 miembros que lo ocupaban. Todos los días desde que llegó las personas que ocupaban el cuarto salían con algo de temor a las calles a buscar algún trabajo que les permitiera traer algún dinerito para poder pagar el alquiler mensual del cuarto que era repartido entre los ocupantes de este y además les pueda permitir comprar el alimento del día, alimento que era comunitario también, pues todos colaboraban para la comida del día, que a veces solo llegaba hacer una, pues lo que se reunía no alcanzaba para más. Ello entristecía aún más a Dani, pues si bien ella no era una persona adinerada, estaba acostumbrada a tener su propia habitación, a una casita que aunque pequeña, contaba con todos sus compartimentos, además estaba acostumbrada a comer tres veces al día, no una o dos, Esta situación aumentaba su tristeza, y aunado a ello estaba la frustración de ver sus sueños hecho pedazos, lo único que aliviaba un poco su dolor era ver una serie un tanto extraña que miraba todas las noches en un viejo televisor, junto a alguna de las personas con las que compartía la habitación; esa serie era la única que por un momento hacía que se olvide de su dolor y frustración, como ese día.


—Ojalá y dieran más capítulos de Fun days, así sonreirías más bonita — decía un joven de lentes.

—Ya te he dicho que me llamo Dani — respondió con seriedad la joven, mientras se cruzaba de brazos.

—Y yo Kurt, pero me gusta que me digan loco — decía sonriendo el joven de lentes.

—Eres extraño — respondió Dani.

—Por ello el apodo bonita — dijo Kurt, guardando sepulcral silencio por unos minutos para luego acotar — Sabes creo que ya fue suficiente duelo, no eres ni serás la única persona indocumentada en este país, habemos miles como tú, nos llaman ilegales, y si tal vez lo seamos, pero ello no significa que no seamos seres humanos, muchas personas como tú están aquí por un sueño, y créeme que muchas de ellas tal vez llegaron a ser indocumentados por pasar una experiencia similar a la tuya, pero ello no los ha derrotado sino muy por el contrario esa mala experiencia les ha dado el valor para seguir luchando por sus sueños.

—Este loco a veces piensa mejor que yo — pronunció sonriendo un joven que tenía una cinta en la cabeza y vestía ropa holgada.

—Es que cuando el loco piensa, piensa — acotaba una joven de cabello rosa mientras mascullaba una goma de mascar.

—Los estoy oyendo chiquillos — respondió Kurt, fingiendo molestia.

—¿Chiquillos?, pero si tú eres menor que nosotros — acotaba el joven que llevaba la cinta en la cabeza.

—Solo de meses, además yo soy más maduro que ustedes — respondió Kurt, con orgullo.

—Guarden silencio, va a empezar mi programa — decía una mujer de cabello rojizo, haciendo que todos se queden en completo silencio, al tiempo que posaban su mirada en la pantalla de televisión.


Durante toda esa noche Dani, medito sobre las palabras de Kurt, y llegó a una conclusión: No podía decaer, ella había luchado por esa beca para cumplir un sueño, y estaba en ese país para cumplir el mismo y lo cumpliría, si lo cumpliría, tal vez no en ese momento, pero de que lo cumpliría lo cumpliría. Ella no podía seguir lamentándome por lo que pasó, ya era momento de voltear la página y seguir adelante; si tenía que trabajar para poder conseguir el dinero que necesitaba para cumplir su sueño, lo haría, además tenía que recuperar sus documentos y conseguir dinero para poder realizar alguna llamada desde algún teléfono público a su tía y contribuir con las personas que le estaban dando albergue.

Ensimismada en sus pensamientos y con una nueva manera de ver la vida, Dani se quedó profundamente dormida.

La mañana amaneció con un bello sol, un bello sol que entraba por la pequeña ventana de la habitación que ocupaba Dani y sus nuevos amigos. La joven al sentir los rayos solares sobre su rostro, abrió sus parparos, se sentó, por algunos segundos, luego de los cuales se puso de pie, para caminar hacia el lugar donde estaba su maleta, tomo unas prendas de la misma y salió de la habitación. Debido a que la habitación era compartida por chicos y chicos, para cambiarse las prendas usaban un pequeño almacén que había en la parte posterior de la habitación. Una vez cambiada de ropa, la joven volvió a la habitación, busco en unas bolsas de papel, que había para poder preparar el desayuno del día, con nostalgia vio que ya no quedaba casi nada, solo una bolsa con algunas rebanadas de pan.


—Hoy no desayunaremos aquí — escuchó la joven.

—¿Qué? — contesto Dani, sin girar a ver a la persona que le hablaba.

—Ya se agotó las provisiones, hoy cada quien tomara algo por la calle, si aún no estás lista para enfrentar el mundo, en la bolsa hay algunas rebanadas de pan — escuchó.

—Hoy también saldré a buscarme la vida — pronunció con firmeza Dani, girando a ver a la persona que le hablaba.

—¿Segura? — respondía una mujer de cabello rojizo.

—Sí, no puedo seguir lamentándome, es momento de seguir — contesto Dani.

—Bien, entonces vendrás conmigo, ¿Qué sabes hacer? — agrego la mujer de cabello rojizo.

—¿Qué? — dijo Dani.

—Es difícil que nos den trabajo por ilegales, al menos un trabajo que nos paguen lo justo, pero siempre por allí hay alguien que nos ofrece algún trabajo — respondió la mujer de cabello rojizo.

—Pues puedo limpiar y ordenar — contestó Dani.

—Perfecto, entonces vamos de una vez, estos niños parece que aún piensan seguir durmiendo — dijo la mujer de cabello rojizo, mirando a unos jóvenes.

—Vamos Eliza — dijo Dani.


Desde que Dani y Eliza, salieron del lugar donde vivían, esta última parecía siempre estar en alerta, pues caminaba mirando de un lado a otro cada 5 minutos, y ello producía inquietud en Dani, quién no comprendía el comportamiento de la mujer de cabello rojizo.


—¿Te siento inquieta? — dijo Dani, ya no pudiendo más callar su preocupación.

—¡Eh! — pronunció Eliza, mientras caminaba mirando en sentido contrario al rostro de la joven.

—¿Acaso nos están siguiendo? — agrego Dani.

—No, pero siempre debes estar alerta, por las calles de la ciudad siempre hay policías encubiertos en busca de ilegales como nosotras, por ello no puedes andar tan tranquila por las calles de la ciudad — respondió Eliza.

—Comprendo — dijo la joven.

—Pero ya pasamos la zona de peligro — agrego la mujer de cabello rojizo.

—¿Qué? — contesto Dani.

—Ya aprenderás a reconocer los puntos donde ellos suelen estar, y también a reconocerlos a ellos — añadió Eliza.

—Claro — dijo la joven.


Luego de ello las dos mujeres continuaron su camino por las calles de la ciudad. Luego de casi 3 horas de caminata, Eliza, tras ver un anuncio en una de las paredes de un restaurante detuvo sus pasos, y Dani hizo lo mismo. La mujer le pidió a la joven que la esperara, mientras ella iba a hablar con el propietario del lugar. Dani se quedó sola por algunos minutos, observando a las pocas personas que transitaban por aquel lugar y preguntándose a sí misma, ¿Qué sueños tendrían esas personas?

Tras 15 minutos de espera Eliza salió del lugar y se acercó a Dani para informarle que ya le había conseguido un trabajito para ese día, así mismo, le dijo que se acerque con la dueña, que ella le explicaría sus funciones, ya que ella tenía que ir a un trabajo que había conseguido por una semana en otra zona de la ciudad y que ese día terminaba. Así mismo le indico el punto de encuentro con la joven, y le dijo que si les daba el tiempo irían en busca de otro trabajo.

El barrio donde quedaba el lugar donde trabajaría Dani, era un barrio algo desolado, parecía que nadie transitaba en este, o al menos ello parecía, ya que no transitaban muchas personas por allí.


—Dany, ¿verdad? — escuchó la joven, al entrar al lugar.

—Sí — contesto la joven.

—Haber muchacha, me vas a ayudar ordenando esas mesas — pronunciaba una mujer de mirada temeraria.

—Bien — dijo Dani.

—Cuando termines, vas a la cocina y le das una limpiadita — acoto la mujer.

—Si señora — contesto la joven.


El trabajo Dani lo realizo en un par de horas, por el mismo recibió unos cuantos billetes, ello puso feliz a la joven, pues con ello podía ubicar algún teléfono público para poder contactarse con su tía.

Tras averiguar donde había algún lugar donde podía realizar alguna llamada, Dani se dirigió al mismo. Ella iba muy tranquila, pues al fin podría escuchar la voz de su tía y también llevar algo de dinerito para contribuir con las personas que la habían albergado.

Luego de varios minutos de caminata entro a un local, saco una pequeña cartera que guardaba en el bolsillo del sencillo vestido que llevaba puesta, pagó por el servicio de llamada y se dirigió al lugar donde estaba el equipo telefónico.

Tras algunos minutos de espera escucho la voz de su tía, quien de seguro al ver que los números que registraba el teléfono de la casa eran con código internacional, intuyo que era su sobrina, y tal cual lo imagino Dani, esta empezó a cuestionarle acerca de su retraso en la llamada. Ella por supuesto no le dijo nada de lo que estaba pasando, no quería preocuparla, solo le dijo que había estado un tanto aturdida acoplándose al ritmo de vida y que se le paso llamarla. Por suerte su tía no le cuestiono más; Dani quedo en llamarla una vez a la semana por un teléfono público pues la llamada le salía más cómodo que hacerla desde su celular.

Luego de la plática telefónica con su tía, Dani decidió ir al lugar que Eliza le había indicado para que la espere y así juntas vayan en busca de un nuevo trabajo si les daba el tiempo o de lo contrario retornarían al cuarto.

Dani iba caminando un tanto pensativa, por dos horas de trabajo no le habían pagado tan mal, entonces si ella trabajaba más de dos horas podría reunir el dinero suficiente para poder ir a la embajada y pedir su apoyo. En ello andaba pensando la joven cuando de repente se vio rodeada de tres hombres que llevaban capucha y que portaban armas.


—¿Entréganos tu cartera? — dijo uno de ellos, mientras le apuntaba con una pistola a su cabeza.

—¿Qué? — respondió con voz temblorosa Dani.

—¿Entrégame tu cartera? — volvió a decir el hombre.

—Yo no traigo dinero — respondió con la mayor calma que pudo la joven.

—Quieres que dispare — acoto el hombre, con firmeza.

—Solo tengo lo poco que gane por un trabajo, ello es para mí comida del día — agregó Dani.

—Quieres que dispare — volvió a decir el hombre con más firmeza.

— No, no, claro que no, tomé — dijo la joven.


El ladrón y sus cómplices sacaron los pocos billetes que había en la cartera y luego echaron a correr, al tiempo que la joven caía de rodillas al piso, mientras unas lágrimas de impotencia caían de sus ojos al tiempo que pensaba — «No decaeré»

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro