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CAPÍTULO XV: "SUEÑOS QUE SE TRUNCAN"

A veces los sueños pueden quedar en ello solo en sueños, cuando la vida de un momento a otro altera tus planes y no te queda más opción que aceptar lo que toca vivir en ese momento aunque no estés de acuerdo pues no cuentas con los recursos necesarios para poder regresar todo a la normalidad y seguir yendo tras tus sueños, eso le paso a Dani, en un país desconocido, en el cual ella estaba sola, si estaba sola, hace un par de horas atrás al llegar al aeropuerto del país donde su amiga y ella empezarían a trazar el destino que querían para ellas, todo era alegría, no tenían ninguna preocupación. Lulú y ella tras salir del aeropuerto se embarcaron en un taxi, un taxi que las llevó a la estación de trenes de esa ciudad, durante el trayecto en el taxi, su platica giro en torno a sus sueños y temores, si temores, como no tener temores, estaban por el momento juntas, pero en unos minutos cada una de ellas abordaría el respectivo tren que las llevaría a la ciudad de su respectivo destino. Al llegar a la estación de trenes, las jóvenes bajaron del taxi, el chofer les ayudó a bajar su equipaje, y tras un efusivo abrazo ambas jóvenes se desearon lo mejor, luego ello ambas jóvenes partieron al lugar donde estaban estacionados sus trenes para abordar los mismos.

Desde el tren que la llevaría al pueblo donde estudiaría, Dani, vio partir el tren donde iba su amiga, Lulú, ambas habían compartido el mismo grupo desde que empezaron sus estudios superiores, eran amigas, tal vez no tan intimas, pero ella la apreciaba mucho y sabía que el sentimiento era reciproco. Dani a través de la ventana, observo a su amiga, quién con un movimiento de manos se despedía de ella, la joven imito el gesto, mientras seguía con la mirada el tren donde ella iba.


—«¡Buen viaje Lulú! que cumplas todos tus sueños, tus metas» — pensó Dani, mientras veía alejarse el tren donde iba su amiga.


Tras algunos minutos el tren donde estaba ella partió, todo iba normal, todo estaba tranquilo, Dani iba mirando el paisaje del lugar cuando de repente escucho algo que hizo que su cuerpo se helara.


—«¿Qué ha dicho?, abordé el tren equivocado, no puede ser, se supone que tenía que estar en 1 hora en la universidad pues el lugar donde aborde el tren no es muy distante del lugar donde voy» — pensó la joven, mientras me ponía se pie para acercarse al hombre uniformado.


A pesar que su inglés no era tan bueno, pudo comunicarme con el uniformado, quien le dijo que en 30 minutos llegaba a una estación, que allí podría bajar y abordar el tren que la llevaría a su destino. A la joven no le quedo de otra, solo esperar esos 30 minutos con la mayor paciencia posible y así lo hizo.

Luego de algunos minutos de espera escuchó el llamado del chofer, diciendo que se podía bajar en esa estación, ella se puso de pie, tomo su maleta y empezó a caminar presurosa por el pequeño pasillo del tren. Ella iba tan presurosa que ni noto algo que había pasado en solo escasos segundos, algo que minutos después le traería uno de los peores dolores de su vida.

Al bajar del tren, Dani, camino a paso rápido con su pequeña maleta hacia una de las ventanillas de la estación para comprar el boleto del tren que la llevé a su verdadero destino, al tiempo que el tren donde minutos antes estuvo emprendió camino.

Al llegar a la ventanilla, Dani llevo una de sus manos al bolsillo de la chaqueta que llevaba puesta, al tiempo que una mujer uniformada la miraba.


—Good morning, a ticket to which destination? — escuchó la joven.

—Sorry — dijo Dani, al tiempo que se retiró de la fila y camino con su maleta en la mano hacia una de las sillas que había en el lugar. «No comprendo creí que lo había guardado en el bolsillo de mi chaqueta» — pensó la joven, mientras abría su maleta para ver si en ella había guardado su porta documentos y su cartera, donde llevaba el dinero producto de sus ahorros, y lo que le dio su tía por si lo llegara a necesitar, pues si bien la beca que Dani obtuvo le cubría alojamiento y comida, siempre era bueno tener algo de efectivo para alguna necesidad personal.


Tras varios minutos de búsqueda y de no hallar nada la joven se puso de pie, y volvió a revisar los bolsillos de su chaqueta.


—«No están, tampoco está mi celular, pero ¿Qué pasó?, ¿acaso se me cayeron o me los robaron?» — pensó la joven, al tiempo que algunas imágenes vinieron a mi mente, en ellas no solo se vio ella, sino un par de hombres a los que no se les podía distinguir bien el rostro debido al gorro que llevaban puestos. «Ellos, ellos me robaron, si tuvieron que ser ellos, cuando yo me pare para bajar en la estación, ellos también lo hicieron y se colocaron tras de mí, debido a la cantidad de gente y a mi apuro por bajar, yo no me di cuenta cuando me robaron, pero ¿ahora qué hago?, no tengo documentos, no tengo dinero» — pensó, mientras su rostro se tornaba pensativo.


Tras algunos minutos Dani decidió acercarse nuevamente a la persona encargada de vender los boletos.


—How can I help you? — escuchó la joven, mientras intentaba tranquilizarse para poder responder a lo que la amable mujer me decía.

—My documents and money werw stolen on the train where I was coming — respondió, mientras pensaba — «Espero y me haya dejado entender»

—I'm sorry, I'll give part of it — escuché.

—«Creo que me dijo que informaría a la policía» pensó Dani, mientras unas personas se acercaban a comprar sus boletos.


Dani, permaneció parada junto a la ventanilla por algunos minutos, esperando la señorita le pida sus datos, pero el tiempo pasaba y ella seguía atendiendo a las personas que estaban en la larga fila. Cansada de la espera decidió tomar asiento en una silla, hasta esperar el momento en que ella pueda atenderla.


—«Ya se cumplió el tiempo en que tenía que ingresar personalmente mis documentos para confirmar que había tomado la beca, ojalá y me los quieran recibir con retraso, aunque Roby me dijo que en ese centro de estudios eran muy estrictos, que él había leído un artículo en donde se hablaba del mismo y de sus normas institucionales» — pensó con nostalgia.


En un determinado momento posó su mirada en la ventanilla donde estaba la señorita que la había atendido, para su sorpresa esta estaba cerrada, entonces se puse de pie, mientras sentía que sus sueños se estaban truncando debido a todo lo que le estaba pasando, pero bien dicen que "cuando la noche cae, cae de verdad", y ese día ella lo comprobó, en un determinado momento se vio envuelta en medio de una multitud. Dani, no entendía bien que estaba pasando, solo sabía que alguien la tomo del brazo y prácticamente la arrastro en medio de la muchedumbre.


—Mi equipaje, mi equipaje — dijo Dani mientras veía al mismo ser pisoteado, mientras la gente corría.

—Corre, corre, la estación está sufriendo de un ataque terrorista — escuchó la joven.

—¿Qué? — agrego confundida Dani.

—Si no quieres morir, corre — escuchó nuevamente.


Sin pensarlo más la joven hecho a correr junto a la multitud, al tiempo que fuertes sonidos de estallidos se escuchaban en el lugar.

Dani, no supo cuánto tiempo corrió, solo supo que lo hizo, y que debió ser mucho el tiempo ya que sus piernas ni las sentía, su corazón parecía que saldría de su pecho, ya no podía ni respirar, con las pocas fuerzas que tenía se apoyaba de una pared, mientras unos murmullos se escuchaban a su alrededor.


—¿Cómo te sientes? — escuchó la joven, mientras alguien le alcanzaba un vaso de agua.

—¿Qué fue lo que pasó? — dijo Dani, sin ver aún el rostro de la persona que le hablaba, solo sabía que era la voz de un hombre.

—Dicen que fue un ataque terrorista, pero otros dicen que fue un ataque planificado para eliminarnos — respondió un joven de lentes.

—¿Para eliminarnos? — dijo intrigada Dani.

—No quieren más ilegales en su país — respondió una mujer de cabello rojizo, acercándose al par de jóvenes.

—Pero yo si soy legal — pronunció Dani.

—¿En verdad?, ¡que suerte! — respondió el joven de lentes.

—Aunque — añadió con nostalgia Dani.

—¿Aunque qué? — dijeron el joven de lentes y la mujer de cabello rojizo.

—Perdí mis documentos, y mi equipaje — respondió con nostalgia Dani.

—Ja ja ja, ese cuento ya lo he escuchado antes — dijo el joven de lentes, mientras reía.

—No es cuento, es la verdad, yo estoy aquí becada, es más ya debería estar en New York — acotó Dani con nostalgia.

—Pues si no tienes documentos, no hay forma en que puedas movilizarte con tranquilidad en este país — agrego el joven de lentes, con calma.

—Pero podrías ir a tu embajada para que te ayuden — dijo la mujer de cabello rojizo.

—¿Está cerca de aquí? — respondió Dani.

—No lo sé, pero si tienes con que pagar, un taxi podría llevarte a ella— respondió la mujer, con calidez.

—No tengo dinero, lo perdí también — dijo con nostalgia Dani.

—Entonces por ahora no habrá manera de que demuestres que eres legal, tendrás que trabajar de manera ilegal y de esa manera conseguir el dinero que necesitas para poder regularizar tu condición en este país, respondió el joven de lentes.

—Eso significa que se truncaron mis sueños — dijo con nostalgia Dani, mientras tomaba asiento en el piso.

—Lamento decírtelo, pero así es bonita — respondió el joven de lentes, mientras miraba con tristeza a la joven.


Dani respondió nada, solo rodeó con sus brazos sus piernas y coloco su cabeza sobre ellas, mientras empezaba a sollozar en silencio, al tiempo que pensaba — «Mis sueños se truncaron, se truncaron»

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