-T5- Capítulo 96 La confianza, es la base de todo
🍀Capítulo 96 «La confianza, es la base de todo.»
Dando un suspiro prolongado, luego de dejar un documento sobre la mesa de Hernán. La mirada de Laura se dirigió hacia él con un semblante determinado.
—Creo que voy a renunciar, Hernán.
Después de todo acepté este trabajo para tener una vida más "relajada", ¿pero porqué siento que estoy envejeciendo más a cuando fui directora de una empresa? Subestimé este trabajo queriendo experimentar algo nuevo...
—No culpes el trabajo con tu edad —suspiró ante su queja.
—A penas soy unos años mayor que tú. Y sigo radiante. Estoy en la mejor época de mi vida. Excepto en el trabajo.
—Como digas, después de todo yo no te detengo a no hacerlo. Puedes fácilmente conseguir un puesto alto. Eres demasiado lista. Y que yo sepa, manejas varios negocios personales.
—¿Cómo me voy a ir si mi querida Julia sigue aquí? ¿Debería cambiarme al área de contabilidad?
Hernán no tardó en detener lo que estaba haciendo y mirarla con la usual mirada de novio celoso.
—No me mires así. Encima que te ayudé a que estuvieran juntos. Más específicamente, les di un empujón.
Me miras como si fuera a quitarte a Julia en cualquier momento. Sabes que realmente la quiero como una amiga. –Su sonrisa se volvió coqueta. —Muy íntima.
—Es tan difícil diferenciar tus bromas con doble intención. –Relajó un poco su mirada.—Además. Te doy trabajo extra porque confío en tus habilidades.
—Es una bonita forma de adornar la explotación laboral. –Se rio con sarcasmo. —Pero como te dije, mi querida Julia aún está aquí. Y si se por ella son estas horas extras, por supuesto que lo acepto. Tal vez considere estar un año aquí.
Hernán esta vez se volteó a verla con una sonrisa sospechosa. Borrando la sonrisa de Laura.
—Entonces en nombre de Julia, ¿hoy también puedo dejar todo esto a tu cargo? Tengo un asunto pendiente con mi familia. Cómo celebrar la mejora de mi hija.
La sonrisa de Laura se torció un poco.
—En serio que sabes cómo aprovecharte de mi amabilidad...
Y sabes que diré que sí.
—Gracias Laura. Cómo siempre, eres una excelente amiga.
—¿Hay dudas de eso? –Sonrió con orgullo.
Cuando Hernán le iba a decir algo más, su celular sonó de forma repentina. Siendo una sorpresa el ver el nombre de aquella llamada entrante.
—¿Este número es...?
¿Arcadio? Él nunca me ha llamado, aunque me dio su número hace muchos meses.
Sin dudarlo mucho, al final contestó la llamada con una mirada de duda.
—¿Arcadio?
—Hernán, si estás ocupado ahora. Te recomiendo dejar todo lo que tienes pendiente.
Con solo esa línea, Hernán de inmediato intuyó un mal presentimiento de sus palabras. Cambiando su calmado tono de voz al contestar.
—Un momento ¿De qué estás hablando? Sé más directo.
—Hace mucho tiempo he estado haciendo un seguimiento a un sujeto que, para mi mala suerte, es mi hermano menor.
Así que para poder atraparlo, necesité la ayuda de Julio. Aunque no se enteró necesariamente de este plan.
Hernán se paró de su silla con una mirada alterada, que hizo a Laura ponerse nerviosa.
—¿Qué demonios hiciste?
—Antes de que te enojes más, te diré que todo está bajo control.
Pero la situación actual es esta:
Mi hermano menor, descubrió algo que puede hacer recuperarse de la enfermedad que tiene. Y esa información, está dentro del cuerpo de Julio. Así que él no dudó en secuestrarlo.
—¿No enojarme? —mencionó con indignación. —¡Cómo te atreves a usar a Julio como carnada! ¡También mi hija está con él!
—Si quería detenerlo para siempre, era necesario atraparlo desde la raíz, él estaba obsesionado con lastimarlo desde antes. Y es mi culpa, lo sé.
...
Hernán, yo también me preocupo por Julio.
—¡Eso es absurdo! ¡Fuiste tú quién experimentó con engaños con él!
—Hernán, Julio no es un desconocido...
Sé que sonará irreal, pero Julio es mi nieto. Creo que es suficiente explicación, por ahora.
Hernán se quedó en silencio por un momento, fue difícil procesar aquella oración absurda.
—¿Qué acabas de decir? —respiró hondo, para enfocarse en lo más importante. —Solo dime, ¿dónde están ahora? Iré ahora mismo, dejando todo.
—Tengo a la policía de mi lado. He estado rastreando a mi hermano hace días, después de que tuvo la osadía de tratar de mentirme, de que no volvería a tratar de hacerle daño.
No dejaría a mi nieto a merced de ese desquiciado. Pero tú eres su pareja, era necesario decírtelo, ya que él te necesitará a tí primero. Después de todo solo soy:
El científico que arruinó su vida.
—...
Voy a tratar de confiar en tus palabras. Arcadio.
—Gracias, Hernán. El lugar exacto está en el mensaje que te envié, no tardes.
—No es necesario decírmelo. –Cortó la llamada de inmediato, girando su mirada hacia Laura. —Saldré ahora mismo, ya sabes cuáles son las actividades de hoy. La corporación es tuya, por hoy. Perdón por ser repentino esto, de nuevo.
Laura se acercó a él con un rostro preocupado.
—Espera un momento.
¿Con quién estabas hablando por teléfono?, que tu expresión da miedo ahora mismo.
Mencionaste en todo momento a un hombre, pero...
¿Qué le pasó a Julia?
De hecho la conversación fue bastante rara de cómo te referías a él...
—No hay tiempo de explicaciones.
Porque... Una basura humana se atrevió a tocar a mi familia.
—¡¿Qué?!
—Laura, la oficina es toda tuya.
Hernán a penas guardó su celular en su bolsillo, para luego salir de su oficina de forma tan rápida, que Laura quedó en un estado de confusión total. Al solo saber que Julia estaba en peligro nuevamente.
—¿Pero qué le pasó a Julia?
¡Hace pocas horas estaba bien con su bebé! –Se sentó en la silla de Hernán, tratando de calmar sus nervios. —Mi querida Julia, uno de estos días me va a dar un paro cardíaco por la ansiedad.
Y Hernán no será la excepción.
Una de las trabajadoras del área, que había visto correr a Hernán. Entró a su oficina con papeles en mano, que eran dirigidos a él.
—¿Por qué el CEO se fue corriendo a la salida? Por poco hace un récord de velocidad, al correr tan rápido.
¿Y ahora qué hago con esto?
—Su prioridad, es su prioridad.
Solo te diré eso .
Y por este día, seré tu jefe. –Laura le sonrió de forma amistosa, asustándola al no haberla visto en un principio. —Dame esos papeles a mi, querida.
—Ah... ¿Sí? ¡Sí! –Estiró el documento de forma nerviosa.
A pesar de haber puesto esa expresión que expresaba una aparente calma, Laura solo quería que nada malo le pasara a ambos.
«Solo espero, que realmente todo salga bien. Hernán.»
El trayecto de ida fue rápida, al Hernán utilizar su propio auto para dirigirse al lugar indicado. Pero más sorprendente para él fue encontrar en un lugar tan remoto y vacío, una cantidad considerable de policías. Haciéndolo darse cuenta que la situación no solo era la del secuestro de una familia. Había muchas cosas más serias involucradas y eso lo hizo alarmarse más.
Al momento de encontrarse con Arcadio al ser permitido entrar por orden de él, y ver que habían capturado a muchos individuos al interior de lugar. Se asombró por todo lo que veía, dando por sentado que las palabras del científico eran verdaderas.
Arcadio ya tenía sobre sus brazos a Ángela a salvo, durmiendo de forma pacífica sobre él. La mirada de Arcadio, era en verdad de un bisabuelo preocupado por su bisnieta. Nunca creyó ver esa expresión en él, siendo un hombre de carácter egoísta y sarcástico. Tal vez, realmente lo conocía poco.
Cuando Arcadio vio a Hernán, de inmediato le dio a Ángela, expresando antes que ella está en perfectas condiciones.
Era como si realmente no pudiese cargarla más, porque sentía que no merecía hacerlo.
—¿Dónde está Julia? –preguntó Hernán, mencionando su nombre femenino al estar rodeado de policías
Arcadio no dudó en contestar.
—Probablemente está en lo más bajo de este lugar, en el subterráneo. Ya se inspeccionó casi todo este lugar.
No te preocupes, ahora mismo iremos a sacarla de ahí. Ellos son policías de confianza.
Uno de ellos intervino.
—Señor, cuide de su hija y quédese aquí. Nosotros iremos a rescatar a la persona que falta. No se preocupe por ello.
—No, yo también iré –mencionó con firmeza.
—¿Señor?
—Esa persona es mi pareja, ya han detenido a muchas de las personas que resguardaban este lugar. –Lo desafío con la mirada. —¿Aún sigue siendo peligroso ir?
—No tanto, pero es mejor prevenir. Entiéndalo.
—No te preocupes, sé cómo proteger a mi hija. Yo los sigo.
Arcadio al ver este intercambio de palabras, no dudó en intervenir.
—Es terco como mi nieta, no le nieguen que vaya. –La expresión de Arcadio se volvió seria de repente. —Solo protéjanlos, ese es su deber.
—... Síganos –mencionó de inmediato el policía mayor, al entender su mensaje.
Hernán solo asintió a su pedido, siguiendo sus pasos.
Buscaron por muchos cuartos del lugar, que se extendían en un gran pasillo.
Pero Hernán presentía que Julio estaba cerca del lugar opuesto a lo que los policías iban a buscar. Así que vio un cuarto en especial que le llamó la atención y no dudó en separarse un poco del grupo.
Sin antes de hacer un gesto a ellos, de que había encontrado algo.
Abrió con fuerza la puerta, al oír ruidos extraños dentro de el, siendo lo primero en ver. Un escenario totalmente inesperado.
Julio estaba en su versión masculina, sometiendo a un hombre mayor, con evidentes heridas en su cuerpo.
Era una escena que hacía dudar de quién era la verdadera víctima.
La reacción de Julio fue primero de ver con emoción la llegada de Hernán, junto a su hija a salvo, combinada con confusión al no saber cómo llegaron ahí. Cuando esperaba un escenario diferente, en donde los ayudantes de Cairo vinieran por su rescate.
Pero cuando vio que Hernán lo había visto en ese estado. Se sintió nervioso y asustado.
Así que dudó en ir corriendo hacia su familia, después de mostrar esa parte tan siniestra de él, y al ser su ropa cubierta de su sangre y sangre que no era suya.
Julio tuvo miedo de sí mismo.
Miedo a que Hernán no lo reconociera en ese estado y esa apariencia. Y que su hija lo rechazara, si llegara a despertar.
—Yo... Yo solo quería... rescatar a mi hija –balbuceó, aún sosteniendo con fuerza el cuerpo de Cairo, para que no se moviera.
Al ver su nerviosismo, Hernán se dio cuenta a través de su mirada, su miedo. Lo conocía suficiente, como para no darse cuenta de aquello.
Así que siendo totalmente inesperado para Julio. Hernán le mostró una sonrisa cariñosa, hablándole en tono suave.
—Cuando dije que amaba todo de ti. No había excepciones.
Incluso esta parte de ti, Julio. Eres increíble y valiente, siempre lo has sido. Ahora me toca protegerlos.
Mirándolos con los ojos cristalizados, soltó el pedazo de vidrio que sostenía en el piso, rompiéndose en varios pedazos, teniendo la intención de ir a abrazarlos.
Pero Cairo habló con molestia, interrumpiendo ese momento importante.
—Que discurso tan patético.
Al oír aquello Julio volteó hacia él de inmediato, asustándolo y amenazándolo con una mirada fría. Siendo el tono de su voz más grave de lo usual.
—Cierra tu sucia boca.
No te diré tus verdades ahora. Porque tengo a mi novio e hija al frente mío. Así que quédate quieto, antes de que te haga dormir para siempre.
Cairo solo volteó su rostro malhumorado. Sentándose en el piso, al estar cansado y adolorido.
Aunque era un momento conmovedor, en realidad Hernán estaba bastante conmocionado por la escena de ahora, pero no sorprendido. Porque conocía a Julio.
Incluso los policías y Arcadio no intervenían a una situación absolutamente personal. Aprovechando la ocasión para registrar el cuarto continuo que tenía más evidencias en contra de Cairo.
Ya que el perpetrador parecía más la víctima, que la misma víctima.
Hernán no dudó tomarlo de la mano y atraerlo hacia él, para abrazarlo con cuidado. Tratando de tranquilizar su corazón. Aunque en realidad Julio tuvo un drástico cambio de emociones en ese momento. Lo suficiente para que su corazón latiera con más fuerza.
—Cariño, incluso así sigues siendo perfecto. No importa que parte de ti me muestres.
Mirando que su hija estaba en un buen estado, Julio respiró y suspiró hondo. Tornándose luego sus orejas de un color rojizo, después de escuchar tales palabras.
Así que solo sonrió y le contestó.
—En verdad me pregunto, qué hubiera sido de mi vida si no te hubiera conocido.
Porque ahora, no puedo visualizar una vida sin ustedes.
—Probablemente, te seguiría buscando hasta encontrarte.
Julio se rio un poco.
—Eso sería propio de ti.
—Sí, tú también me conoces.
Acomodando los cabellos sueltos que tapaban parte del rostro de Julio, Hernán miró que no tenga alguna otra herida en su rostro. Pero también pudo visualizar de mejor forma la figura de Cairo, al dirigir su mirada detrás de Julio. Por lo que ambos cruzaron miradas.
Al mirarse por unos segundos, fue suficiente para que ambos se reconocieran en ese instante. Aún en otra vida.
Entre la mirada de odio que tenía Hernán, una repentina sonrisa satisfecha se plasmó en sus labios. Y movió su boca, gesticulando en silencio: «Por fin te encontré, maldito psicópata.»
Una risa sarcástica salió de Cairo al entenderlo.
—Bastardo, persistente –murmuró.
Luego de estar junto a Hernán por unos segundos, Julio de inmediato se separó de Hernán con una mirada sorprendida. Al darse cuenta que la situación era totalmente imposible, al menos que tenga una explicación lógica.
—Espera un momento, ¿cómo llegaste aquí con nuestra hija?
—En resumidas cuentas, hay un montón de policías afuera que acaban de reducir a los aliados de ese hombre. Así que Arcadio se ocupó de todo y me llamó para que venga a este lugar, por ti y Ángela.
—¡¿Qué?! ¿Acaso sabía dónde me encontraba desde un principio?
—Creo, que será mejor que él te lo explique... Aún sigo un poco enojado con él por ello. Pero lo importante es que ya todo pasó y están a salvo.
Tosiendo levemente, el policía mayor entró al cuarto para llevarse por fin a Cairo. Ya que de hecho estuvo presente todo ese tiempo, como un espectador del reencuentro de una familia cariñosa.
—Con permiso, ahora sí tengo que llevarlo.
Julio le brindó el pasé con mucho gusto.
—Sí, es todo suyo y conforme a cómo está ahora. Diré todo lo que tenga que decir para que lo encierren en la cárcel de por vida, porque eso... fue en defensa propia.
—¡Loco bastardo! –Apartó el brazo del policía. —Y tú no me sostengas así, puedo caminar solo.
—Llévenselo –Mandó a otro de los policías a sacarlo, saliendo Cairo del lugar con una mirada de odio y resignación.
Cuando por fin el cuarto se quedó en aparente paz, al por fin sacar la presencia de aquel sujeto.
El policía mayor se dio cuenta de un detalle muy importante. El género de la supuesta víctima.
—...
Espera.
¿Eres un hombre?
Julio trató de dar una excusa convincente, pero estaba tan exhausto, que prefirió decir las cosas como eran.
—Sí. Lo soy, aunque no parezca.
Y esta es mi encantadora familia, no hace falta razonar mucho, es tal como lo ve.
El policía se quedó pensativo por unos segundos, tratando de entender la situación ya bizarra en la que se encontraba.
Pero Arcadio apareció detrás de él algo nervioso. Tratando de resolver la situación.
—¿No era tu nieta? –miró el policía a Arcadio con confusión.
—Por cosas de la vida suelo referirme a él como mi nieta.
El prolongando silencio en el cuarto, solo mostró una evidente incomodidad.
—...
Sigues siendo raro.
—Lo sé, lo escucho seguido. Soy un científico.
Arcadio no lo dudó mucho y fue de inmediato hacia Julio, para susurrarle algo rápido.
—Yo me encargaré de esto Julio. Tienes que mantener esta forma cuando denuncies de manera formal a ese bastardo, es conveniente. Hay muchos testigos y solo tu identidad como Julio es totalmente existente en la formalidad.
Julio solo asintió a su pedido, aunque no estaba seguro de cuánto mantendría su verdadera apariencia.
—Tienes razón, Arca...
Luego de recordar de todo lo que se había enterado por parte de Cairo y la situación en la que estaba, que evidenciaba que Arcadio estaba detrás de ello. Julio se alejó por un momento de él, mostrando una mirada de incomodidad. Que hizo también a Arcadio aterrizar en su realidad.
—Supongo que lo sabes todo...
Por favor déjame terminar con esto para hablar en privado.
Te prometo que te diré todo.
Julio solo asintió a su pedido, ante su mirada de súplica.
Cambiando radicalmente su expresión como si fuera falsa máscara, Arcadio de inmediato se dirigió hacia el policía mayor con una sonrisa.
—Querido amigo, como ve mi nieto está también herido en sus manos. Trátenlo fuera con su botiquín de primeros auxilios. Necesitan salir de este repugnante lugar.
Hernán de inmediato alzó la mano derecha de Julio, al oír aquello.
—¿Te duele mucho?
—Solo un poco. De hecho recién siento dolor.
—Salgamos de aquí. Iremos al hospital, luego de tratarte.
—Realmente estoy bien.
Me desquité lo suficiente con ese sujeto.
Recuerda que también sé pelear.
Es mejor que un doctor revise a nuestra hija, para descartar cualquier cosa...
—Julio.
—¿Hernán?
—Juro que esto no volverá a suceder.
—Hernán no te culpes, no es como si no existieran personas desquiciadas como ese hombre. Y tal como lo dijiste, la cuestión es que ahora todo está bien. –Tocó su hombro, expresando una sonrisa calmada.
—Aunque traté de darte confianza y tranquilidad, creo que no puedo ocultar el hecho de que casi me muero de preocupación por ustedes.
—Lo sé, y eso me ayudó mucho.
Siempre me has estado salvando y no solo es de la forma física.
Agradezco que aún me mires de la misma forma que antes, incluso estando así.
—Yo te debería agradecer por aceptarme como tu pareja. –Su sonrisa se borró repentinamente, al sentir la mirada de todos los policías a su alrededor. —Y realmente ahora quisiera algo de privacidad entre nosotros.
—Disculpen, creo que es mejor salir, ahora –mencionó uno de los policías.
Julio solo le hizo caso, ocultando su incomodidad.
Entiendo la razón.
¿Pero porqué a las personas les gusta interrumpir momentos importantes?
Suspiró para tranquilizarse y vio de reojo a Arcadio.
Aunque, creo que después de salir de aquí.
Algo más cambiará en mi vida, luego de saber qué oculta Arcadio.
Y qué es lo que realmente les pasó a mis verdaderos padres.
Nota de Aru:
Por fin un nuevo capítulo. 🌟
Disculpa por tardar, cuestiones de mi vida ocupada.
Espero lo hayan disfrutado. ♥️✨
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