Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

-T5- Capítulo 95 ¿Quieres saber la verdad?

🍀Capitulo 95 «¿Quieres saber la verdad?»

Era una sensación abrumadora el darse cuenta que nadie emitía algún ruido a su alrededor. Apenas había despertado y ya sentía tanto sus manos como sus pies entumecidos, ya que estos habían sido atados con una gruesa soga en una silla de metal, inmovilizando todas sus extremidades.
Ya había experimentado algo parecido en el pasado, pero diferente a aquella vez, no tenía a su hija con ella, situación que la hizo sentir más desesperación, rabia y culpa.

De repente el sonido agudo de la puerta de la habitación blanca, le hizo notar que alguien había entrado.
No era difícil el no darse cuenta que el aspecto de aquel lugar era parecido a un laboratorio. Por lo que al alzar su mirada a la figura que se paró frente a Julia, su expresión mostró el estar en alerta.

Era aquel hombre que fingió ser un pobre anciano en apuros. Julia se arrepintió por haber caído con algo así, ignorando sus instintos que desarrolló con la maternidad.

La voz mayor de aquel hombre, sonó de forma molesta en los oídos de Julia.

—Es bueno estar sincronizados, justo pensaba despertarte de una forma especial.

Julia fue directa en ese momento.

—¿Qué le hiciste a mi hija?

—...
Tu hija está bien cuidada, por ahora, quien te debe preocupar eres tú. Julio.

Mostrando nuevamente sorpresa, su mirada se intensificó.

¿Qué tanto sabe de mi este sujeto?

—¿Bien cuidada? Estará bien cuidada cuando esté conmigo, bastardo.

—Di todo lo que quieras, después de todo primero experimentaré contigo.

—Entonces diré todo lo que quiera.
¿Cómo sabes mi verdadera identidad?
Tú, ¿quién demonios eres?

Aquel hombre mayor, se acercó a ella con una sonrisa perturbadora.

—Julio, Julio.
Es difícil no reconocerte con esa apariencia. Después de todo eres muy parecido a ella. Y más en esta forma.
Pero a la vez eres algo diferente en personalidad.

¿De quién me está hablando?

—Te pregunté algo puntual, ¡por lo menos responde eso!

—Sé cuidadoso con tus palabras –su voz sonó autoritaria —Supongo que mi hermano nunca pudo decírtelo. Es evidente que en todo este tiempo supo quién eras tú.
Debió ser bastante miserable. Es agradable pensarlo.

—¡Te pregunté quién eras tú!
¿Por qué estás obsesionado con dañar a mi hija y a mi?

—Esa es una segunda pregunta. –Se burló.—Tu cuerpo tiene algo que yo necesito, lo acabo de descubrir.
Y para obtener esa información, la única manera de hacerlo, es experimentando contigo, y no te aseguro que puedas soportarlo.
En cuanto a tu hija..., me podría ser útil después. Un espécimen tan raro, lo será.

—¡No te atrevas! –Apretó sus dientes con odio.

—Ahórrate las súplicas.
Ah ¿Y quién soy yo?
No deberías comenzar a preguntar primero.
¿Quién es el sujeto que experimentó contigo?

Este sujeto habló de su hermano.
Acaso él...

—¿Arcadio? –Su expresión se tornó consternada.—Un momento, ¿él es tu hermano?

—Es correcto, funcionó bien tu cerebro.

Se parecen tan poco, yo decía que Arcadio estaba loco.
Pero este sujeto es un maldito psicópata.

—Julio, ¿realmente quieres saber quién te engañó todo este tiempo? Cuando lo sepas, probablemente lo odies más.
Después de todo te usó, te engañó y experimentó contigo sin ningún remordimiento.

Es obvio que tiene una rivalidad con su hermano.
¿Acaso es porque me involucré en el experimento de Arcadio? ¿Qué demonios quiere de mi cuerpo?

—Fue un error.
Por un error yo llegué a él y es cierto que me engañó al principio.
Sin embargo, ahora voy a volver a la normalidad, porque él se arrepintió de hacerme esto.
¿Qué estás pretendiendo decidiéndome todo esto?
¿Por qué debería creer en todo lo que me dices?

—Para comenzar puedes decirme Cairo, me presento, soy el hermano menor de Arcadio.

—¿Y? –su mirada se mostró desinteresada a esa información.

—Oh, solo piensa un poco más.
Si Arcadio sabía de tu identidad, ¿por qué también yo lo sé y no lo ocultó?
Además, ¿arrepentirse? Si no hubiera sabido quién eras tú, te hubiera usado hasta el final.
Jamás habría dado marcha atrás a un proyecto científico que dedicó toda su vida. Y la cual, hizo que perdiera a su familia en el trayecto.

¿Usado hasta el final?

—¿Y quién se supone que soy?

—Ahora eres. Julia Forest Benson.
El apellido que te prestó Arcadio.
¿Acaso nunca lo sentiste familiar?

Tengo...
Un mal presentimiento de esto.

Cairo mostró un rostro de satisfacción, como si lo que quería decir fuera desatar un verdadero desastre de emociones dentro en Julia.

—La familia Forest, familia en la que yo también pertenezco... ¿Acaso nunca te interesó saber de tus verdaderos orígenes? –Se acercó a ella de forma repentina. —Ya que en realidad, sí eres un Forest.

La mente de Julia en ese momento se quedó en blanco.

¿Qué locura me está diciendo este sujeto?

—Ese hombre terrible que te engañó y dice estar arrepentido, es tu abuelo materno, Julio. –Sonrió con satisfacción.—Eso me hace también tu familia. Sobrino nieto.

Cuando le dijo aquello, Julia sintió su corazón latir más rápido. Estaba conmocionada, confundida y llena de preguntas.
Quería no creerle, pero por alguna razón no podía hacerlo. Ni tampoco pronunciar alguna palabra.

—Estoy seguro de que siempre tuviste la esperanza de tener a alguien de tu familia viva.
Pero fue esa persona quien destruyó tu vida. Y yo no seré diferente a él.

¿En qué momento?
¿Desde el principio me mintió?
No, no puedo creerle todo lo que me dice.
Solo quiere que pierda la cordura.
Necesito pensar en mi hija.
¡En este momento, mi hija es mi prioridad!

—Y si piensas que vendrán a ayudarte, este lugar es difícil de encontrar. Además, tengo un equipo que protege este laboratorio.
Tal vez si te encuentran, solo serás un cadáver.
Siendo tu identidad falsa, me pregunto, ¿qué pasará contigo? "Julia"

Julia sentía tanto enojo en ese momento, que lo único que pudo pronunciar con poca sutilidad fue:

—Solo jódete, bastardo.

Cairo solo se rio de su osadía y caminó hacia la salida.

—Ahora que ya sabes todo, se podría decir que... Ahora puedes morir en paz.
Traeré todo lo que necesitó para continuar con la siguiente fase.
Después de todo, tenemos todo el tiempo del mundo. –Cerró la puerta de golpe, ante la mirada de reojo de Julia.

Aunque no se notaba, Julia estaba temblando por la frustración y la confusión que tenía en su corazón, pero aquello duró segundos, cuando empezó a analizar toda la habitación, su tenacidad no le permitía creer que todo estaba perdido. Más si eso significa, no tener a su hija a salvo.

Además de que Arcadio, le debía una amplia explicación.

No tengo mi celular conmigo y al parecer no hay cámaras aquí, pero mis extremidades están atadas a una soga que puede romperse.
Y mi cuerpo está pegado a una mesa fría, que al parecer está hecho de vidrio.

¿Vidrio?

Julia alzó sus brazos para sentir mejor el material detrás de ella, pudiendo agarrarlo con sus manos atadas.

—Es vidrio, solo que es un poco grueso... Su filo podrá romper está soga. Si primero logro romperlo.

Su boca chasqueó con enojo.

¡Qué si es imposible!
Te vas a romper maldita sea.
Definitivamente, haré que te arrepientas de nacer. Cairo.

Obviando el dolor que sentía al estirar sus brazos hacia atrás, agarró con fuerza el filo de la mesa de vidrio otra vez y con sus pulgares apretó con fuerza hacia abajo, con la intención de romperlo de largo.
Sentir como sus nervios se estiraban y dolían como el infierno, no era nada con solo pensar que podrían lastimar a su hija. Y era algo que nunca se perdonaría si llegara a suceder.

Al sentir como de a poco se oía el vidrio agrietarse y cedía ante la fuerza ejercida de sus dedos. La esperanza en su corazón se avivó, hasta que sintió que la fuerza que tenía en ese momento, aumentó más con la adrenalina que tenía en ese instante.

Pero de un momento a otro, sintió algo extraño en todo su cuerpo. Una rara sensación, que era como sentir que una corriente eléctrica que recorría en todas sus extremidades.

Sintiendo ese estado familiar, Julia mostró sorpresa por un momento. Insistió por mucho tiempo, en cuanto Cairo se tomaba su tiempo de venir de nuevo. Hasta que finalmente logró su objetivo ante su asombro, un pedazo alargado de vidrio roto estaba en sus manos, rasguñando sus dedos al rozar con la parte afilada de aquel vidrio. Mientras aún estaba procesando la situación, se dio cuenta que algo no estaba bien con su cuerpo, sobre todo al ver parte de su largo cabello caer sobre el piso blanco. Como si hubiera sido cortado a la mitad.

Esto es familiar, lo es.

Elevó su mirada hacia el reloj que tenía al frente y pronunció con conmoción.

—Son las doce.
...
Esta vez..., ¿será distinto?

Cuando por fin pudo entender lo qué le ocurría. Su mirada se dirigió hacia la puerta, y por primera vez, Julia sintió un sentimiento que no había experimentado con tal intensidad en mucho tiempo. Era rencor combinado con odio. Algo que podría desencadenar la peor parte de su personalidad.

Ya ni siquiera su rostro mostraba desesperación, sus ojos eran fríos y peligrosos, al ya tener un arma.
Era la mirada de un depredador.

Cuando los minutos pasaron, aquella puerta fue abierta de nuevo, ahora una mesa metálica estaba siendo empujada por Cairo, con distintos tipos de materiales desconocidos y nada amigables, para la vista de una persona normal.

Al voltear su mirada, Cairo vio confundido los pedazos de pelos esparcidos debajo de Julia, hasta que alzó su mirada para verla. Fue una verdadera sorpresa, apreciar que su cabello ahora estaba más corto, aunque aún se podía notar que seguía atada de pies y manos. Se acercó a ella ante su silencio y miró con detenimiento sus facciones. Dándose cuenta recién de lo que había ocurrido.

—Así que eres realmente un fenómeno.
Tu aspecto masculino está de vuelta, Julio.

Después de tantos meses.
Era como si hubiera recuperado su cuerpo y fuerza por completo, eso era lo que Julio sentía en ese momento.
Pero se rehusaba en pronunciar alguna palabra en ese instante, siendo aquello algo peculiar para Cairo, viniendo de él.

—Supongo que es esto es a lo que se llama: Aceptar tu destino.
Es bueno que cooperes, a pesar de este inesperado suceso.

Cairo retrocedió y alistó una inyección, destinada a ser un calmante muy fuerte, que iba a obligar a Julio el estar completamente quieto. Luego de terminar su preparación, se acercó de nuevo a él sin perder mucho el tiempo.

—Ni atrevas a morderme, esto será más doloroso si haces algo más.

Los ojos de Julio lo miraron directamente, viendo cómo aquella inyección se acercaba a su cuello.
De repente Cairo sintió un cierto escalofrío, cuando notó la mirada intensa de Julio, que ni siquiera le pudo dejar reaccionar en ese momento, cuando notó que los brazos de Julio se habían movido en un rápido movimiento hacía sus manos, notando que ahora había sangre en estos, por el corte producido. Un dolor intenso que sintió segundos después, obligándolo a botar su inyección al piso.

Sí, Julio lo había cortado con el pedazo de vidrio que tenía en su mano derecha.
Ya que de hecho, solo había estado fingiendo estar atado en ese momento.
Al ya haberse liberado de pies y manos.

—¡Cómo te atreves!

A penas pudo decir aquello Cairo, cuando Julio lo hizo retroceder de una patada en el pecho. Había pasado mucho tiempo, pero Julio aún recordaba cómo pelear.

—¿Acaso no conoces de la adrenalina que tiene una madre cuando ve a su hija en peligro? –Rompió la inyección de un pisotón, acercándose a Cairo. —Pero lamentablemente para ti, yo no solo tengo adrenalina.
Sino ganas de mandarte al infierno.

—Esta habitación no es insonora, vendrán a ayudarme Julio. –Apretó una de sus muñecas, para que parara de sangrar el corte que tenía ahí.—
Mas te vale parar, que yo también puedo matarte antes de tiempo.

—¿Ayuda?... Pero parecen que tardarán, porque no veo ninguna cámara aquí.
¿Creíste que te seguiría suplicando?
Esa tos que me mostraste era real, tú estás enfermo.
Eres tú quien más le teme a la muerte.
Supongo que eso está relacionado a tu obsesión por lo que está dentro de mi cuerpo. No soy estúpido Cairo.
Y yo estoy dispuesto a cumplir tu pesadilla.

—¡Qué si es así! No podrás salir vivo de este lugar, menos tu hija lo hará –se rio de forma sarcástica.

Al ser ambos del mismo tamaño, la mano izquierda de Julio se estiró hacía su cuello, rodeándolo sin problemas, en solo segundos hizo que su espalda tocara la pared con brusquedad. Y apretó lo suficiente fuerte como para dejarlo paralizado y con una sensación de miedo, al ver su mirada fija.
Después de mucho tiempo, Julio en verdad estaba muy enojado.

—Le prometí a mi madre que no volvería a pelear de esta forma, pero siempre hay excepciones en esta vida.
Y ahora que lo recuerdo, no prometí no matar a alguien...

Cairo no vio que Julio bromeara en ese momento, espantándose de inmediato:
«¡Maldición, él se volvió loco!
¡¿Y por qué no viene nadie?!»

Al verse en desventaja, las palabras de Cairo cambiaron un poco, tratando de hacer hora.

—Esa actitud impulsiva, definitivamente lo heredaste de nuestra familia.
Es una verdadera sorpresa.
Tu verdadera madre, era igual que tú.

—Ahórrate el discurso de afinidad. –Julio alzó el pedazo de vidrio con una sonrisa en sus labios. —La situación es simple, cierra los ojos y yo te llevaré con tu creador.

—¿Realmente no quieres saber tus orígenes? –habló con dificultad. —Los Forest somos conocidos por ser una familia con un carácter desquiciado, en donde la locura es la definición de nuestra personalidad.
Solo mírate ahora mismo. Esta es tu verdadera personalidad.

Sin vacilación, Cairo vio su vida pasar al ver cómo el filo del pedazo de vidrio, rozó su rostro.

—¿En serio? Pensé que te estabas definiendo a ti mismo.

—Está bien, ¡te haré un trato!
Solo dame una muestra de tu sangre, y te dejaré ir.
Después de todo, ¿cómo podría defenderme yo solo?

Al ver cómo su intención era golpearlo también en el estómago, de hecho Julio tenía buenos reflejos para ese tipo de situaciones, por lo que lo esquivó retrocediendo un poco, para sorpresa de Cairo. Que fue golpeado de nuevo por Julio con una patada en el estómago. Tosiendo él de inmediato por el golpe.

—Si estás muerto, ¿a quién demonios crees que le harán caso? Si a esos perros fieles los compraste con dinero, entonces yo les daré el doble de dinero, para que liberen a mi hija.

—Maldito fenómeno... Me cuesta admitirlo pero... Ahora sí eres digno de ser un Forest.

—Ese dolor no es nada, con lo que me hiciste pasar ese día. –Apretó sus dientes.—Simplemente no es... Suficiente.

El odio que le tenía Julio de hecho no era normal, porque incluso sin recordarlo. Su inconsciente sabía que tenía deudas pendientes con ese hombre. Y no solo era por ese día.
Julio no era el único que había reencarnado dos veces, junto a Hernán.
También quien le quitó la vida, lo había hecho.

Y ahora estaba delante de él.

Cairo lo había matado dos veces en el pasado.
La primera vez fue por repulsión, la segunda vez por obsesión y la tercera vez, lo haría por venganza y necesidad.

El peor odio está en el corazón de una buena persona, luego de ser destruida.
Cuando lo miró a los ojos, pudo notar ese odio. Y él recordaba perfectamente el daño que le provocó en cada vida.
Y aún peor, es que sin olvidarse nunca de cada atrocidad cometida, él jamás se arrepentiría.

Julio se acercó a él con la intención de dar su último movimiento.
De hecho, no tenía intención de matarlo e ir a la cárcel, pero sí noquearlo lo suficiente para que él tenga un largo sueño.

—Cuando te miro. Siento me arrebataste algo más.
Es algo preciado que nunca me podrás devolver.

Mirándolo desde abajo, su sonrisa sarcástica se reflejó en su rostro, al verlo en ese estado.

—¿Qué podría ser?
Sea lo que sea, nunca lo tendrás de vuelta.

—No te lo puedo explicar con palabras, pero tengo el presentimiento de que lo entiendes perfectamente.

Julio lo tomó del cuello de su blusa y lo jaló de nuevo hacia arriba, Cairo había recibido el suficiente daño como para poder responder a su fuerza. Por lo que solo pudo agarrar su mano izquierda, manchándolo de sangre.

—Sé que no lo harás, no eres tonto.
Tú no eres un asesino.

Mirándolo a los ojos, la voz de Julio sonó fría en ese momento.

—¿Entonces quieres sentir el sentimiento de querer morir y no poder hacerlo?
Es un castigo aterrador y lo sabes, Cairo.

Pasando saliva al oír la seguridad de sus palabras, Cairo volteó a ver con esperanza cuando oyó un estruendo en la puerta de la habitación.
Y Julio no fue la excepción.

Pero quien mostró más sorpresa fue Cairo, al ver quiénes estaban ahí.
Ya que no eran necesariamente a los que él esperaba y eso se notó en el brillo de los ojos de Julio, cambiando radicalmente sus facciones que tenía en ese momento.
 

Nota de Aru:

¿Se acuerdan que los hermanos de Julio decían que él daba miedo cuando se enojaba en serio?
Ahora puedo mostrarles el porqué lo decían. 😳

Y por último, por fin tenemos a Julio de vuelta. ♥️

Gracias por seguir
leyendo esta historia 🌟

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro