-T4- Capítulo 74 Conociendo a la peculiar familia (2/2)
🍁 Capítulo 74 «Conociendo a la peculiar familia (2/2)»
En medio de la noche, Julia se había levantado al sentir sed por la temperatura del ambiente. Alzó medio cuerpo y prendió la lámpara que se encontraba a su lado izquierdo. En ese momento, ella quería despertar a Hernán, para que la guiara hacia la cocina. Pero antes que lo tocara, pudo ver sobre su frente gotas sudor que se notaba por la tenue luz y de que además, su rostro se encontraba tenso. Como si una pesadilla estuviera teniendo.
Tocando su hombro, Julia lo agitó para que pudiera despertar. Lo movió unas tres veces seguidas. Hasta que de forma abrupta, Hernán abrió los ojos confundido y de inmediato agarró el brazo de Julia, como si hubiera sido lo primero que quería encontrar.
El tono de voz de Julia sonó preocupada al notar su tensión.
—¿Tanto te has asustado?
Notando que su mano se había aferrado a su brazo, él la soltó de inmediato.
—Lo siento.
—¿Qué te pasó? ¿Tuviste una pesadilla?
Hernán tocó su cabeza y arrugó su entrecejo, levantando medio cuerpo.
—Sentí miedo.
—¿Miedo? –mencionó con asombro.
—No recuerdo imágenes, solo recuerdo tener mucho miedo. –Giró su cabeza hacia su dirección.
—Acaso... ¿Comiste mucho e hizo que tuvieras pesadillas?
Hernán mencionó de forma nerviosa.
—No, no suelo tener pesadillas.
Las manos de Hernán estaban apretándose en un puño, con un ligero temblor en ellas. Eso de inmediato lo notó Julia.
Él es una persona fuerte, ni siquiera antes lo vi estar en este estado, ¿qué es lo que soñó?
Julia suspiró largo y mencionó lo primero que pensó que podría ayudarlo.
—Échate un poco más abajo y gira hacia mi dirección.
Hernán demoró un poco en captar está información.
—¿Qué?
—¿No lo harás?
Sin decirle algo más, como un niño obediente. Hernán hizo lo que le pidió. Y Julia se recostó al frente de él, alzando su mano sobre su cabeza.
Unas suaves palmadas sintió en ese lugar, expresando él sorpresa, que incluso no supo qué decir o cómo reaccionar por breves segundos.
—A mis hermanos les tranquilizaba cuando hacía esto, cada vez que no podían dormir.
Tal vez, con esto puedas descansar mejor.
En ese momento, por primera vez, Hernán se sentía nervioso al estar siendo consentido de esa manera por Julia. Era un expresión de afecto íntimo, que Julia solo había expresado con sus hermanos. En ese instante, Hernán pudo notar qué tanto Julia lo estimaba realmente.
Solo sintiendo el calor de sus manos, una leve sonrisa de comodidad se dibujo en su boca.
—¿Cómo puedes verte como un niño que necesita ser mimado? ¿No era yo la persona que iba ser mimada por ti?
Aunque las palabras de Julia expresaban queja, no paró en seguir palmeando su cabeza.
—Solo por esta noche, quiero estar de esta forma contigo.
Otro largo suspiro soltó Julia al oírlo.
Respondiendo en un tono suave.
—Solo, duerme.
Tenía sed... Bueno, no era tanta mi sed. Puedo beberlo mañana.
Eventualmente el miedo que sentía Hernán al principio, fue disminuyendo al sentir a Julia estar tan cerca de él.
Incluso si era un miedo irrazonable, dentro él no lo sentía así.
Y aquello era algo que no se detendría, porque ese miedo. Ya lo había sentido antes.
Pero por lo menos en ese instante, pudo dormir de forma apacible.
Cuando los primeros rayos de luz invadieron el cuarto en donde dormían ambos, Julia fue la primera en despertar. Dándose cuenta que se había quedado dormida en la misma posición que habían estado en la noche anterior.
Al alzar su cabeza, casi salta del espanto al ver al hermano menor de Hernán verlos a ambos fijamente, con la puerta semiabierta.
—Mi mamá dice que el desayuno está listo. Y por eso vine a avisarlos. Perdón por interrumpir.
De un golpeteo, Emilio cerró la puerta de inmediato.
Un poco desconcertada. Julia de inmediato movió el hombro de Hernán con brusquedad.
—¿No piensas despertar? ¡Hernán!
De manera rápida, Julia sintió como los brazos de Hernán habían abrazado por completo su pequeña cintura.
Su límite de paciencia dio un chasquido, propinándole un golpe en la cabeza.
Ya estando erguido y despierto. Hernán mencionó de forma sincera, sobando su cabeza
—La agresividad no es bueno para tu embarazo, ¿dónde quedó la Julia amable?
—Incluso alguien embarazada, puede desahogar su frustración.
—Lamento haber dormido bien, luego de ser tan consentido por ti.– se acercó un poco a ella.—Si este golpe fue el precio por tenerlo, puedes darme muchos más.
Julia de inmediato puso una expresión rígida.
¿Puedes dejar de coquetearme por un segundo?
Incluso si no quiero avergonzarme, ¡es difícil controlar mis expresiones!
Tratando de ignorar lo que acababa de oír, Julia cambió el tema de conversación de inmediato.
—...
Tu madre nos está esperando abajo. Voy a bajar primero. Tengo hambre y sed. Y no quiero dar una mala impresión a tus padres.
Hernán solo alzó ambos pulgares, indicando darle ánimos .
Repentinamente, Julia ladeó una pequeña sonrisa. Sorprendiendo un poco a Hernán
—Es bueno ver que mi esfuerzo valió la pena. Te veo mejor.
Hernán también sonrió un poco.
—Y te lo agradezco.
Cuando Julia salió del cuarto al baño, que se encontraba al costado del cuarto de invitados en donde estaban. Hernán suspiró y miró inexpresivo sus manos. Sintiendo aún aquella sensación de miedo.
Su voz sonó confundida, soltando aquella pregunta con frustración.
—¿Qué me está pasando?
Después de un tranquilo desayuno. La madre de Hernán aprovechó la presencia de Julia para salir de compras con ella, Hernán y Emilio.
Menos Fernando, aún su salud no era óptima. Así que tenía que guardar reposo.
Y la razón por la que llevó a Emilio, era para ayudarlo ser cercano a Julia.
Por supuesto que lo primordial para Irina, era comprar ropa de maternidad para Julia. Y todo lo relacionado a su embarazo.
Al pasar todos a la tienda, Julia notó a que la mayoría de mujeres estaban con su pareja. Y de una forma muy cariñosa. En ese momento solo trató de acercarse más a Irina, ya que Hernán estaba ideando muchas cosas en su cabeza al ver aquellas escenas.
Nunca creí que usaría ese tipo de ropas... Además soy la única persona sin una panza prominente...
—Aunque aún tu barriga es pequeña, es muy probable que sea algo grande en el futuro.
De repente el cuerpo de Julia se tensó.
—¿Qué?
—Bueno, no te asustes. Lo digo porque yo también pasé por esa etapa. Y mi barriga no se notaba los primeros meses.
Así que para pasar un buen embarazo, tienes que usar ropa cómoda y ligera. También te daré tips para aliviar las estrías.
Pasando saliva, Julia contestó.
—Muchas gracias por eso señora.
—Ni lo menciones, somos casi familia ahora. Es lo mínimo que puedo hacer. –Se acercó para susurrarle.—Cierto, incluso puedo contarte más cosas de Hernán, solo pídeme y lo haré.
Esa información podría valer oro.
Julia solo asintió.
—Estaría encantada.
Sintiendo una vibra extraña detrás de él. Hernán volteó por unos segundos hacia ellas, luego de haber visto algunos conjuntos que le llamaron la atención, para que Julia lo use.
—Madre, no avergonzarás a tu hijo, ¿verdad?
—¿Por qué no? Una madre de verdad, dice con orgullo los actos vergonzosos de su hijo a su futura pareja.
—Madre... –suspiró.—Está bien, no es como si tenga mucho que ocultar.
Una sonrisa malvada se plasmó dentro de Julia.
—Señora, ¿él se orinaba en los pantalones de pequeño?
El cuerpo de Hernán de paralizó al instante.
—Por supuesto, hasta los cinco años. Aunque era bastante adorable ver su actitud arrepentida –dijo sin filtro.
Hernán volteó de inmediato avergonzado.
—¡Madre!
Soltando el sonido de una risa contenida, Julia no pudo evitar reírse de su oscuro pasado.
Realmente lo dijo, ¡no puedo creerlo!
Mientras tanto, Emilio solo esperaba que se dieran cuenta de su existencia. Y que en el futuro, no lo delataran como a su hermano mayor.
Julia trató de calmarse, dando un suspiro.
—Está bien, es suficiente información. Es mejor dejar esto en privado.
—Por supuesto. Puedes visitarme cuando puedas.
Tosiendo brevemente, Hernán trató de recobrar un poco de su dignidad, cambiando de tema.
—Julia, ¿qué te parece este enterizo azul?
Julia miró por unos segundos el conjunto que sostenía con una mano.
—Es bonito, se ve agradable.
—¿Y este polo blanco, con bastante holgura aquí abajo? –Lo alzó, al poner a un costado el anterior.
—Se ve bastante fresco.
—Y este conjunto, pantalón negro y blusa blanca. La tela del pantalón es suave, se estira bien.
—Es un estilo moderno, también me gusta.
—Parece que Hernán conoce tus gustos.
Hernán expresó orgulloso.
—Tenemos gustos parecidos.
Irina solo sonrió al ver que tanto se complementaban.
Ante sus ojos era difícil no pasar desapercibido la conexión de ellos dos.
Pero Julia aprovechó ese momento, para dirigirse al hermano menor de Hernán.
—Emilio, ¿qué te parece esta ropa que escogió tu hermano?
Mirando fijamente las prendas, mencionó con sinceridad.
—Son colores de un gusto masculino, pero se verá bien en ti.
La sonrisa de Julia se volvió rígida.
No me expongas así Emilio.
—Es cierto, no soy devota de los colores como el rosado o demás derivados.
Irina intercedió sorprendida.
—Oh, yo también. Me gusta más los tonos como el gris, verde y mostaza.
—Tiene un excelente gusto señora. –dijo Julia de forma sincera.
—¿En serio? Creo que el gusto lo heredé de mi madre.
—Eso se oye genial.
Detrás de Irina y Julia, dos mujeres conversaban en un tono alto de voz.
—¿Entonces tu esposo no piensa venir?
—Se le averió el auto, ahora tiene que buscar que lo reparen. Eso me dijo cuando lo llamé.
—Ese idiota... Le dijiste que hoy iríamos a comprar las cosas para el bebé conmigo también. Seguro que ni me quería ver.
—Está bien, después de todo los hombres son menos interesados cuando se trata de un segundo hijo...
—¡Con lo doloroso que es tenerlo, soportar horas de dilatación o que te corten porque el bebé no puede nacer! Y después, tenemos que cargarlo y cuidarlo, con tremenda herida ¡Aún viéndonos sufrir de dolor, no se dignan en ayudar a cargar a su propio hijo!
Julia al oír esto, su expresión era de espanto total.
—Hermana. Creo que es un mal lugar para desfogar tu frustración. –La mujer embarazada, tan solo esperó a que se calmara su hermana.
El dolor es mental, el dolor es mental.
Julia giró de inmediato hacia la dirección de Hernán, después de sentir pánico de lo que le esperaba.
Juro que si sufro en el parto, voy arrancarte todo el cabello por el dolor y dejarte calvo.
La mirada de malicia de Julia asustó un poco Hernán, desviando su mirada de ella.
Cuando la dos mujeres se dirigían a una sección más adentro de donde estaban, la mujer embarazada, que se había quedado atrás muy cerca de Julia. Piso mal por error, cediendo su cuerpo de inmediato.
Tomándola de su brazo derecho, Julia pudo detener a tiempo su brusca caída. Ya su estado gestión era avanzada, por lo que su cuerpo cedió por la gravedad y Julia reaccionó como instinto.
—¿Estás bien?
Respirando de forma agitada, de inmediato recuperó la compostura.
—Sí ¡Gracias por agarrarme!
Su acompañante, que había regresado al notar su situación, de inmediato se dirigió a Julia.
—Dios mío, gracias por ayudar a mi hermana. –la sostuvo también del brazo, para luego mirar hacia Julia.—Tú también debes estar embarazada, aún así te arriesgaste. Te lo agradezco.
La mujer al darse cuenta de quién la había ayudado, volteó hacia Julia tomándola de las manos.
—¡Lo siento! ¿Tú también estás bien? –dirigió su mirada hacia su barriga, luego hacia ella.—Los primeros meses son de alto riesgo en un embarazo.
Julia sonrió de forma tímida.
—No es nada, creo que cualquier persona lo hubiera hecho.
Lo importante es saber es que estás bien.
La mujer notó la expresión sincera de Julia. Soltando lo primero que se le vino a la mente.
—Adorable.
Pareces un ángel.
Julia se sonrojó un poco al oír esto. Era realmente débil cuando recibía halagos de una mujer.
Cuando quiso decir una palabra más, de inmediato sintió como una mano grande se posó en su hombro. Sintiendo su voz muy cerca de ella.
—Julia, ¿estás realmente bien?
Incluso sin mirarlo, era demasiado obvio que era Hernán.
—Sí.
Ambas mujeres de inmediato miraron con mucha atención el rostro de Hernán.
—¿Él es tu esposo?
—No, es...
—Su pareja –aclaró Hernán.
Espera.
—Que guapo eres, tienes a una compañera muy linda y atenta.
—Lo es verdad, le gusta ayudar a las personas. Es realmente muy linda. –Recalcó acercándose más a ella.
—Ya quisiera que mi esposo sea como tú –mencionó la mujer embarazada.
Julia solo podía reír, aunque quería salir de ahí.
Cuando volteó su rostro hacia un costado, pudo notar a Irina y Emilio mirándola. Sobre todo Emilio, quien la mirada como si analizara sus acciones.
Es un poco incómodo que me mires así pequeño intuitivo...
Luego de oír tantos halagos seguidos, Julia mencionó de forma honesta.
—Puede ser guapo, pero tiene muchos defectos –suspiró.—Tan engañoso.
Hernán se acercó un poco más a ella.
—¿Incluso mis defectos no son buenos?
—Defectos, son defectos.
—Pero a mi me gusta tus defectos.
Julia lo miró a los ojos.
—Tú eres tú, yo soy yo
Hernán solo sonrió, al igual que Julia segundos después, volteando luego su mirada.
Ambas mujeres solo se vieron entre sí, hablando una de ellas.
—Nosotras ya no interrumpimos su compra. Que tengan un buen día.
—Gracias, ustedes también. –Alzó Julia su mano como despedida.
—Veo que te gusta ser halagada de esa forma –mencionó Hernán de repente.
—¿Qué?
—Creo que te diré, «adorable gato.»
—¡¿Qué?! – palmeó su brazo, hablando en voz baja.—Solo compremos lo que falta, no digas tonterías.
Irina al verlos, pudo notar algo importante en su hijo.
Esa era la primera vez que lo veía sonreír de esa manera tan animada. Luego de pasar tantas cosas, sentía que por fin su hijo podía ser feliz.
Después de aquella escena, la compra fluyó con normalidad.
Comprándole Irina, todo lo que quería que ella usara. Y Julia no pudo negarse en lo absoluto.
Sus manos se quedaron llenas de bolsas, luego de que Irina y Emilio se despidieran de ellos.
—Tu madre es enérgica, pero también divertida –rio levemente.
Tomando los bolsos de Julia, Hernán recalcó.
—Una mujer única, lo sé. –Sonrió.—Me alegra que se lleven bien.
Julia comenzó a caminar de forma recta.
—¿Cómo no podría caerme alguien tan agradable? ¡Te envidio!
...
Cierto, tenemos que comprar provisiones. Apurémonos.
—Sí, pero primero vamos a comer algo.
Julia asintió al sentir hambre.
—Bueno... Sí, es lo mejor.
¿Qué tal...?
Su mirada de repente se notó confundida, mirando a un hombre pasar de largo.
—¿Qué pasó?
—Creí ver a alguien conocido. No es nada.–Negó con su mano.— Vamos.
Hernán solo volteó para corroborarlo. Pero solo notó a la gente pasar de un lado a otro.
Siguiendo a Julia poco después.
Nota de Aru:
Hola~
Como recompensa por leerme, estaba pensando en poner dedicatorias en cada capítulo que falta publicar.
Así que si alguien desea que lo haga.
Comenten aquí.✨
No olviden que sus votos me motivan mucho💖
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro