-T3- Capítulo 59 Secreto revelado
🍁Capítulo 59 «Secreto revelado»
Tirada sobre su cama, Julia estaba recordando cuántas cosas malas había hecho en su vida, para que el dios de la mala suerte se ensañara tanto con ella.
Ya había estado en ese estado de reposo, por cinco días. Asimilando que era verdad lo que había oído. Y a parte de comer cosas suaves e ir al baño. Sentía que ya iba ser una con su cama.
Fui abandonado cuando nací, también abandonado por mi exnovia en plena boda. Luego obtuve un cuerpo femenino sin autorización. Ahora se supone que voy a tener un hijo con quien solo tengo una relación de amistad. Algo que jamás me sucedería, si no hubiera sido engañado por ese científico.
Dios de la mala suerte ¿No quieres tener una plática conmigo? Juro que no te golpearé, pero tal vez mi boca no se contenga en maldecirte.
Dando un suspiro amargo, se levantó de su cama y esta vez se sentó de rodillas sobre ella. Tenía tantas cosas en su cabeza. Que lo único que quería en ese momento era no pensar absolutamente en nada, por su poca estabilidad emocional.
Hasta que tuvo una acertada idea.
—Voy a meditar, eso haré.–Tomó su celular y buscó una música relajante. Eligió uno de tipo, sonidos de la naturaleza y lo primero que se reprodujo, fue un comercial de juguetes para niños.
«¿Quieres que tu hija o hijo tenga los mejores muñecos? Los bebés Nenuco son tiernos, suaves y perfectos para niños de...»
Julia de inmediato tocó la parte saltar a penas pudo. Y soltó su celular como un acto reflejo. No pudo evitar gritar frustrada.
—¡¿Por qué me hacen esto?!
¿Están conspirando contra mi?
No... Julio. Relájate. Es solo un comercial. Sé que el embarazo afecta emocionalmente a las mujeres y que uno se hace más sensible. Pero, tú solo piensa en otras cosas.
Tomó su celular que ya reproducía el relajante sonido y lo acomodó a un lado suyo. Cerró los ojos, respirando levemente para luego expirar.
Esta calma duró solo cinco minutos, hasta que el timbre de su puerta sonó.
—¿Eh? ¿Quién?–Abrió de inmediato sus ojos.
—¡Hermano Julio! ¿Estás dentro?
—¡¿Hermana Meri?!
No puede ser, ella me conoce bien. Puede reconocer cuando miento o no. Pero si no abro la puerta, será peor.
Meri no tardó en gritar de nuevo.
—¡Hermano!, traje el almuerzo.
Incluso mi esposo hoy no vino conmigo.
¿No está ese cuñado idiota?
Incluso trajo comida... Y no es como si tuviera los síntomas de asco. No me atrevería a rechazar su visita. En qué lío me he metido...
Julia bajó con cuidado de su cama. Poniéndose las pantuflas, abrió la puerta sin antes pasar saliva, por el nerviosismo.
—Hermano, no, ¿hermana?
El rostro de Meri se mostró sorprendida por unos segundos, pero incluso sin preguntar. Solo asumió que estaba en esos días.
Meri no tardó en hablar.
—Hermana ¿Cómo has estado?
Maicol solo me decía que estabas bien y tú también por teléfono. Pero sabes que no puedo creer algo así. Si no lo miro con mis propios ojos.
—Entiendo. Pero como ves, estoy bastante tranquilo.–Sonrió de manera leve.
—Eso realmente espero.–Suspiró ante su aclaración, entrando a su sala de inmediato.—Viéndote así, no puedo evitar llamarte hermana ¿Aún te sientes incómodo si te digo así?
Julia cerró la puerta y giró hacia ella con un rostro tranquilo.
—Llámame como quieras. Sabes que te permití llamarme "hermana" en esta forma, desde el principio.
—¡Cierto!–Movió su mano con entusiasmo.—Como verás, no vine con las manos vacías...–El rostro de Meri cambio drásticamente. Al ver de nuevo a Julia. Por fin lo había recordado.—Espera. Tú...¿No te ibas encontrar con ese científico? ¡Es verdad!, ¿no era la semana pasada?
¡Mierda!, me olvidé completamente de ese detalle.
—Es verdad, pero, ese anciano me dijo que solo esperara un poco más. Y ya me ves esperando.
Meri la miró fijamente y Julia solo trató de no mover su cuerpo por el nerviosismo.
No puedo creer que haya aprendido a mentir mejor que antes.
—¿En serio?
—Sí.–Asintió Julia.
Meri volvió a sonreír.
—Bueno, espero que cumpla su palabra. Iré a la cocina para servirte esto.
Julia solo soltó un suspiro de alivio.
Después de unos minutos. Meri por fin sirvió ambos platos en la mesa. Esto a Julia le emocionó un montón. Porque contenía carne, lo que más le gustaba. Incluso por el olor, sabía que era a la parrilla.
—Gracias hermana. Hace mucho tiempo que no comía carne a la parrilla.
—Precisamente es por eso que te traje esto. Sabía que mejoraría tu estado de ánimo.
—Buen provecho.–Asintió gustosa.
Julia picó con su tenedor y comenzó a comer cada pieza de carne con alegría.
Oh eso fue, hasta que sintió que no podía pasar aquello para ingerirlo.
—¿Hermana? ¿No te gustó?
Julia lo negó de inmediato, moviendo su cabeza de manera desesperada.
No puedes hacerme esto ahora,
¡¿me estás diciendo que no te gusta la carne?! ¡Mi comida favorita!
Al final se forzó a tragarlo. Sintiendo que su estómago se revolvió. Hasta el punto de salir de inmediato hacía el baño, para devolver todo lo que había comido.
Meri no pudo evitar también pararse de su silla, viendo a Julia cerrar la puerta del baño.
—¡¿Hermana?!
Después de unos minutos de estar en esa situación. Julia regresó a la dirección de su sala. Viendo a Meri con una expresión muy preocupada.
—¿Qué tienes hermana?–Se acercó a ella.—¿Te duele el estómago? ¡Tenemos que ir a un médico!
—¡No! No es grave. Tengo algunos problemas estomacales, pero son leves.
—¿No me estás mintiendo?
Julia negó con su cabeza.
—Claro que no...
—¡Estás sonriendo de forma nerviosa!
—Realmente no es nada grave.
—¿Nada grave? Entonces sí tienes algo, ¿fuiste al doctor?
—No, es decir. Realmente no es nada. Solo problemas estomacales por el estrés.
—Acabas de devolver todo sintiendo asco. Es imposible que sientas asco de la carne que te gusta...–Meri de repente puso una expresión preocupada y de pánico.—No, no puede ser eso.
—¿Eso?
—Estabas segura que aquel anciano te devolvería tu cuerpo original. Conociéndote, estarías bastante enojada si no cumpliera el trato. Pero... Es como si no se hubiera realizado por culpa tuya.
Por lo mismo estás normal, sin quejarte.
¿Me equivoco?
¿Cómo adivinó tanto?
¡Lo peor de todo es que acertó completamente...!
Julia retrocedió de inmediato a medida de Meri se acercaba a ella, para obtener una respuesta suya. Sin ver lo que pisaba, de manera accidental chocó su pie con la pequeña mesa y casi se cae sobre ella, pero puso su brazo encima, antes que caiga de manera brusca.
Meri no tardó en auxiliarla.
—¡Hermana! ¿Te golpeaste mucho? ¡Lo siento! ¿Tu brazo está bien?
Julia sentía como si le había bajado la presión, por el pánico que sintió en ese momento.
—Eso fue bastante peligroso. Por un momento sentí que mi estómago iba ser golpeado.
Tocó su barriga como instinto, sintiendo una punzada de dolor. Por lo que sus expresiones expresaron molestia.
Meri vio aquella acción extraña, sin saber qué decir. Así que la ayudó a levantarse, para sentarla en el sillón próximo.
—Julia... Tú.–Tocó su mano de manera suave.—Sé que tiendes a cargar con tus propios problemas, para no preocupar a las demás personas.
Pero, por favor sé sincera conmigo. Quiero ayudarte.
A veces habían cosas que no podrían ser ocultados para siempre, menos algo tan evidente como un embarazo. Y si de lazos hablamos. Definitivamente Meri sería el mejor apoyo que tendría. Pero aún Julia temía de su reacción.
—¿Me prometes que no te alterarás demasiado?
Meri presintió que era algo bastante malo, para que le dijera algo así.
Ella asintió con la cabeza.
—Sí, lo prometo.
A Julia le tomó unos minutos en resumir su situación. Tratando de también mantenerse calmada. Y no sonar desesperada.
Cuando finalmente soltó lo más importante. El cuerpo de Meri se volvió piedra. Tal vez porque no sabía cómo reaccionar, más cuando había prometido algo poco antes. Lo seguro era, que por dentro estaba gritando conmocionada.
Cuando quiso mencionar algo, se sorprendió más verlo con un rostro deprimido.
Julia había tratado en mantener sus emociones en calma, pero tal vez, el embarazó afectó su estado de ánimo más de lo normal.
Y de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas que se deslizaron en sus mejillas.
Incluso si era por el embarazo. Como ser humano, Julia también quería desfogar lo que sentía dentro. Y frente a su hermana, de manera inconsciente, no pudo evitar mostrar ese lado suyo.
De inmediato limpió sus propias lágrimas. No quería mostrar más esa parte débil a su hermana menor.
Meri tocó su mejilla con una mano, para tratar de consolarla.
—Hermana.
Julia solo sonrió de manera débil.
—Tal vez solo me siento cansado. Y no solo es físicamente.
De inmediato Meri no pudo evitar abrazarla, justo como lo hacía ella. Cuando Meri era solo una niña solitaria.
—Pase lo que pase. Tu hermana jamás te dejará sola.
Porque sé que eres alguien genial y fuerte. Las personas buenas, siempre son recompensadas tarde o temprano.
Mientras aquel abrazó se sintió reconfortante para Julia. El rostro de Meri que no podía ver Julia. Se mostraba como si quisiera apuñalar a alguien ahí mismo.
«Hernán, te atreviste a tocar a mi hermana.»
La única forma en que Maicol aún no sospechaba y no estaba enterado de esta situación. Era porque simplemente Julia solo le comunicaba que estaba bien mediante mensajes. Incluso en esos días, ni siquiera había salido de su casa.
En ese momento, en otro lugar.
Hernán se había puesto en contacto con Maicol una vez más.
—¿Cómo va todo?
—Hice lo que me pediste, a mi hermano casi le da un paro cardíaco al notar que estaba siendo vigilado. Esos idiotas... Les dije que lo cuidaran fuera de su casa, no que parecieran acosadores. Pero ya lo solucioné, contraté unos mejores. Mi hermano ha estado tranquilo estos días.
El rostro de sorpresa de Hernán fue evidente.
—No sabía que notaría algo así. Eso algo que no sucedió antes, es como si sus sentidos se hubieran hecho más agudos.–Murmuró.
—Y ahora dime tú ¿Por cuánto tiempo se supone que mi hermano debe ser vigilado y protegido?
—Solo un poco más.
—¿Cuánto es un poco más?
—Acabo obtener el respaldo de un equipo de la policía. Están de mi parte de manera secreta.
Maicol suspiró cansado.
—Simplemente, ¿por qué no denunciar?
De la boca de Hernán soltó un bufido en tono sarcástico.
—¿Sin pruebas, con la policía estando de su parte? ¿Cuánto dinero crees que maneja? ¿Cuánto poder crees que tiene?
Soy un bicho que puede ser aplastado cuando él quiere.
—Tú, entonces.–Dio una pausa.—No lo había pensado de esa manera.
—No es algo en que debas involucrarte. Te pedí un favor, porque sé que lo harías. Y estoy agradecido por eso.
—No lo agradezcas, es mi hermano. Por supuesto que lo haría. Por cierto.
Tienes un aura diferente.
Me sorprende, ahora sí te noto como un adulto.
No creí decir esto, menos a ti.
Pero eres bastante valiente.
Hernán sonrió de manera breve.
—Lo tomaré como un cumplido.
De repente, otra voz peculiar se oyó de manera muy baja, pero se notaba emocionada.
Hernán no se contuvo en mencionar con entusiasmo, antes de cortar la llamada.
—Por fin lo tenemos.
Recostado en su cama, Maicol miró su celular sorprendido.
—¿Me colgó? Este sujeto es tan impredecible. Pero, esa voz...–Se levantó de su cama de forma rápida.—Lo que sea. Tengo que ir a la cafetería.
Solo era cuestión de tiempo para que un lugar, se desatara un verdadero caos.
Nota de Aru:
Como verán estoy tomándome mi tiempo, porque los capítulos son un poco más extensos. Así que tengan paciencia para los próximos ✌❤
No olviden votar si les gustó, me motiva bastante 😊
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