Capítulo 20 Un viaje incómodo
🍁Capítulo 20 «Un viaje incómodo»
De un lado a otro, Hernán esquivaba a las personas que iban en sentido opuesto, de hecho él era el que iba en sentido opuesto. Tal hazaña insólita tan temprano en la mañana, se debía a cuestiones muy personales y molestas para él. Eran tres hombres con rostro de pocos amigos y vestidos con ternos elegantes, quienes trataban de atraparlo. Pero Hernán tenía la suficiente habilidad física de tantas horas de entrenamiento, para esquivarlos, hasta el punto de desprestigiarlos de su trabajo y burlarse de su poca resistencia, después tal maratón.
—En serio. ¿No se cansan de hacer esto?
Pasó de largo por una calle estrecha, y después de tomar un atajo, salió hacia la otra calle. Cuando terminó de salir, sintió que había tumbado algo pequeño y pesado. Por lo que de inmediato se detuvo y volteó su cabeza para ver qué era.
—¿Atropellé a alguien?
La pequeña persona se levantó limpiando su pantalón sucio y elevó la mirada hacia él sin titubear.
—¡No te puedes fijar por dónde vas! Está bien que sea algo pequeño, pero...–Dio una pausa arqueando sus cejas.—¿Hernán?
—¿Julia? No, ahora estás como Julio.
—¿Otra vez tú? ¡Oye poste de luz!, esta es la segunda vez que golpeas mi rostro y todo lo demás...–Julio vio que sus manos estaban vacías, de inmediato su rostro palideció del susto mirando a su alrededor.—¡Las tarjetas! ¿A dónde fueron?
—¿Tarjetas?
—Sí, son muestras para la invitación de matrimonio.
La mirada de Hernán mostró sorpresa y se quedó mirándolo fijamente.
—¿En tan poco tiempo?
—¡No es para mí! Son de mi hermana, Meri. Se casará en un mes. Y yo la estoy ayudando con los preparativos.
—Oh, si me mencionaste que tenías una hermana ¿Y dónde se te cayó?
—¡Si lo supiera no lo estaría buscando!–Mencionó indignado.—Eres alto, tienes mejor panorama, ayúdame a encontrarlos, están en una bolsa transparente.
—Pero tú tienes un mejor panorama ahí abajo, como un pequeño gato.–Contrarrestó ladeando una sonrisa.
—¡Apúrate! Tú me empujaste.–Lo señaló con frustración.
Hernán volteó la mirada alrededor de él y vio que en un pequeño charco de lodo, algo transparente flotaba sobre el.
—Perdón, no fue con intención. Pero.–Señaló el pequeño charco.—¿No son esos tus invitaciones que están embarrados en lodo?
La cabeza de Julio giró 180 grados de un brinco y se arrodilló hacia donde una pequeña, pero significativa tragedia había sucedido.
—No, ¡no me digas eso! No puedo llevarle esto a Meri.
—¿Y no puedes volver a ir a pedirles uno nuevo?–Posó su mano en su mentón.
—¿Crees que soy millonario para ir y venir en taxi cuatro veces? El lugar es lejos y más tarde tenemos que trabajar en la cafetería.
—Entonces ¿Quieres que te lo pague?
—¿Enserio lo harás?–Lo miró fijamente con un poco de duda.
—Sí, después de todo yo tuve la culpa por no verte.
—¡Oye, no te burles de mi cuando te plazca!–Tosió en brevedad.—Pero, acepto tu ayuda económica...
Luego de caminar unos minutos hacia una estación. No sabía exactamente qué tramaba luego de darle la dirección, pero como consecuencia, Julio fue arrastrado hacia un transporte no deseado para él.
—¿En bus? ¿Estás bromeando?–Reclamó Julio ya sentado en el transporte.
La sonrisa de satisfacción se plasmó en Hernán, sentado con comodidad. «Ni siquiera tuve que convencerlo y sólo me siguió sin decir nada, a veces pienso que puede ser secuestrado, sin problemas.»
—Yo también no soy "millonario", en bus sale más barato. Además aún no nos paga la dueña.–Se excusó dando un suspiro.
—Fui en taxi por cuestiones de hora, no puedo exponerme.–Trató de explicar sus razones.—Tal vez no lo sepas, pero sólo en la mañana mantengo está apariencia.
Lo dicho por Julio, explicó a Hernán muchas dudas que él tenía hacia su extraña condición.
—Que interesante dato, ahora entiendo por que sólo en la tardes te veo de esa otra apariencia.–Afirmó con su rostro.—Bueno, por ahora ya gasté el dinero que tenía. Tener novia no sale barato, menos alquilar un departamento y también ir al gimnasio.
¡Ir al gimnasio es un desperdicio!
¿Oh, es que acaso choca contra el techo de su casa al hacer ejercicio?
—Hay algo llamado ahorro. Además si tú tienes una profesión, ¿por qué no la ejerces?
—Tomé mi año sabático. Ya voy tres años.–Dijo con una sonrisa.
—¡Qué despreocupado! Tú si que desperdicias las oportunidades...Mientras yo sólo quiero recuperar mi vida normal.
Al mirarlo con cautela, Hernán habló más serio y con un rostro de curiosidad.
—Sé que es entrometido preguntarte esto, ¿pero qué te pasó para volverte de esa forma?
Hernán ya sabía muchas cosas de él y pensó que era absurdo ocultar lo evidente. Recostó su codo hacia el marco de la ventana y sostuvo su rostro con su mano.
—Un científico me estafó, soy un experimento fallido, tengo tanta suerte, que no hubo ni una probabilidad de "éxito". Y ahora dependo de él, para volver a la normalidad.
—¿Un experimento? Y justo ese día...–Lo miró fijamente.—No sé por qué siento que fuiste engañado por tu ingenuidad.
—¡Claro que no!–Levantó su cuerpo recostado para negarlo, pero su rostro delataba que mentía.—Sí, me engañaron...
Además, no pensaba bien por todo lo que sucedió, sólo me dejé llevar. Y caí al infierno.
—Eres fácil de engañar.–Suspiró Hernán con desesperanza.
Eso no quiero que me lo digas tú, ¡poste de luz!
—De todas formas.–Hernán cambió de tema.—En el bus se puede ver mejor el paisaje.
—En eso coincido. Estas horas está vacío, es tranquilo
—Además llegaremos a tu destino en una hora. Eso de las 10 am–Miró su celular.
Creo que si lo lograré si al volver, le obligo a tomar taxi, él es un tacaño.
—De todas formas porqué me acompañas, era suficiente con darme el dinero, si tenías que hacer otra cosa.
—Estaba aburrido y eres fácil de molestar.
Julio arrugó su entrecejo.
—¿Y tu novia? ¡No soy un juguete!
—Me dijo que iría de compras con su madre. Así que estaba algo libre en la mañana.
—Ah...–Asintió, pero luego volteó a él recordando lo dicho.—¡De todas formas no soy un juguete! Y sabes que sé defenderme.
—Ya estamos dentro, no me puedes botar.–Lo miró despreocupado dando un suspiro.
—Ni cabes por la ventana.–Julio murmuró entre dientes, con su cuerpo nuevamente recostado en la ventana.
Hernán no pudo evitar sentirse un poco culpable por lo sucedido, pero él era de las personas que casi nunca se arrepentía de sus acciones, vivía sin preocupaciones en su propia forma de vida. Y él estaba seguro que tal rutina, duraría mucho tiempo más.
Cuando llegaron al lugar que Julio indicó, se dieron con la sorpresa de que en aquel lugar se estaba comenzando a dar una festividad, muy llamativa a simple vista. Cerca de ellos, un olor a carne asada y más tipo variedades de platillos se comenzaban a cocinar a fuego lento, no era novedad que a Julio le encanta este tipo de comida, la carne era su platillo favorito. Sin embargo, no contó ver a Hernán también interesado por aquello que veían, incluso pareciera salivar por el delicioso aroma que desprendía la carne.
—Sólo un momento.–Inquirió Hernán señalando con sus ojos el lugar.
—Eh...–Dudó mirando alrededor.—¿Qué hora es?
—Las 9:54 am.
Julio se tentó a dar un paso hacia adelante, pero parte de su raciocinio lo hizo parar.
—No, ¡no! Se hará tarde, mi condición se verá expuesta, Meri...
—Es carne. Muy jugosa.–Enfatizó Hernán.
—¿Y si sólo son quince minutos?– Pensó seriamente Julio.
—Prometo que tomaremos taxi.–Hernán alzó su mano derecha.
Julio lo miró fijamente como si pudiera comunicarse con él con la mirada. Por lo que terminaron mirándose como si tuvieran algo de complicidad.
De las tantas diferencias que tenían. Quién diría que su distancia disminuiría por un pedazo de carne.
—¡Corre! ¡Corramos!–Empujó a Hernán a que se apure.—Sino me arrepentiré.
Nota de Aru:
¡No olviden apoyarme con una estrellita! 😆/
Pregunta:
¿Cuál es su platillo favorito?
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