Capítulo 13 Una mirada a la verdad
🍁Capítulo 13 «Una mirada a la verdad»
En un salón de belleza con aspecto pintoresco, rodeado de posters de moda y modelos de corte de cabello. La gente esperaba su turno de ser atendida, la alegre Meri en medio de su trabajo y con un semblante de concentración, se dio cuenta de una presencia conocida. Al girar su cabeza, en su boca resaltó una gran sonrisa al ver a Julio frente a ella.
—¡Hola Meri! Te traje el almuerzo.–Estiró con su mano derecha una bolsa blanca al entrar apresurado al lugar.
Ante la sorpresa no dudó de dejar de lado por un momento su trabajo y apagar su secadora lo más rápido que pudo, dejando a cargo su trabajo a una compañera suya. La clienta era una joven de labios rojos, que sólo se vino dar unos retoques a su cabello. Al estar tan concentrada en su celular, no se inmutó a darse cuenta de lo que pasaba detrás suyo.
—¡Hermano! Hace días que no nos vemos.—Con los brazos abiertos, abrazó a su hermano mayor el cual casi cae por el cariño y "delicado" abrazo de su pequeña hermana.—Huele a pollo frito... No pensé que me traerías comida.–recibió contenta la bolsa.
—Fui a almorzar al restaurante cerca de mi trabajo y te traje esto antes que...Ya sabes, eso.
Aquel restaurante está muy tranquilo desde que espanté a aquel viejo pervertido, la mesera realmente se ve contenta, como si un gran peso se hubiera sacado de encima. Ahora entiendo el porqué me atendió ella aquella vez de mal humor.
Luego de salir del salón de belleza, Julio y Meri conversaron más tranquilos.
—Si no salimos mi salón olerá a pollo en vez de cosméticos.–Su rostro mostró alegría al oler la deliciosa comida.—¡Gracias Julio!, lo compartiré con mi compañera.
—Traje dos porciones, también me acordé de ella.–Señaló a su compañera detrás de la transparente puerta.—Bueno te dejo continuar, tienes muchos clientes y no quiero interrumpir por mucho tiempo. Me alegra que el negocio vaya bien.
—Puedes venir aquí cuando quieras, este fin de semana pienso a ir a visitarte con mi novio.
La expresión de felicidad de Julio se distorsionó con la última frase de Meri. Ya de por sí él es un hermano celoso, pero después de tanto tiempo ya asimiló ver a Meri feliz con aquel hombre, no le caía mal pero hay algo en su carácter que aún no le convence del todo, Julio es directo al decir las cosas, ya que de hecho le es imposible mentir por sus obvias expresiones, pero el novio de su hermana, era demasiado directo hasta el punto de ser molesto.
¡¿Con ese tipo?! No puedo hacer nada si ella lo ama mucho, debo tratar de ser un buen hermano mayor. Pero, espera hay un gran problema, ¡sólo en la mañana tendré está apariencia!
—Espera Meri, pero hay un pequeño gran problema...–Su rostro se mostró muy tenso, ya era suficiente que dos personas más aparte del científico sepan de su secreto.
—No te preocupes, será sólo en la mañana. El irá a otro lugar para visitar a su abuela ¡Todo estará bien!–Palmeó sus manos despreocupada.
—Oh, entonces está bien.–Suspiró relajado.
En medio de la conversación, la joven de labios rojos se despidió de Meri al finalizar con su sesión, Julio al voltear hacia ella se dio con la sorpresa de que aquella mujer, era la novia de Hernán.
Los ojos curiosos de Julio siguieron sus pasos, cuando su celular de ella sonó un metro después de caminar hacia la calle, contestó con una sonrisa en sus labios, conversación que Julio pudo escuchar por lo claro que fue.
—Sí, ya estoy yendo. Nos vemos en el metro. Cariño.
Esta última palabra resonó en la cabeza de Julio, tornándose su rostro algo desorientado.
¿Cariño? ¿Está hablando con Hernán? Hoy tenemos trabajo que hacer, la dueña nos rogó que hiciéramos horas extras ¿acaso piensa faltar? ¡Me dejará todo el trabajo!, es del tipo que al parecer no separa su trabajo de lo personal.
—¿Julio? Te quedaste mirando a esa mujer. Acaso ya por fin dejarás el pasado. Eso es bueno. Pero ella al parecer tiene novio, hace cinco días la conozco, me cae bien pero la veo muy superficial...
—¿Eh? ¡No es eso!, sólo que me pareció conocida.–Negó con toda firmeza.
—Esta bien, te creeré... Oh, Julio será mejor que te apresures ya será las doce.
Julio al ver la hora en su celular su rostro se tornó nervioso, aunque ya se estaba adaptando a esa rutina, por segundos aún tenía la esperanza que su cuerpo no cambiara.
Ya parezco ceniciento moderno en apuros, ahora entiendo a cenicienta. Por suerte la dueña no me hace usar falda como parte de mi uniforme, ¡sería muy incómodo para mí si algún día uso esas prendas!
—Espera Julio, hay algo fundamental que una mujer usa ahí arriba en su pecho, ¿acaso no te incómoda estar descubierto? Hermano, que desvergonzado.–Chocó su mano a su hombro.
—No hay problema, me los vendo antes que eso suceda, no es como si crecieran la gran cosa.
Meri sabía lo triste que sería aquello si una mujer lo pronunciara, pero siendo su hermano el que lo dijo, veía lo descuidado que era aún con la apariencia de una mujer.
—Pequeños o grandes aquello debe ser protegido, ya algún iremos de compras ¡Ahora si te puedes ir hermano!–Se despidió de el agitando su mano derecha.—¡Si encuentro alguna buena candidata para ti no dudaré en avisarte!
—¡Gracias Meri, pero realmente no quiero pensar esas por ahora!–Agitó sus manos también para luego irse.
Sabía que su hermana tenía la mejor de las intenciones, pero su corazón aún estaba herido, enamorarse nuevamente de alguien era algo que él veía imposible por mucho tiempo.
Pero sus pensamientos también volvieron a aquello que vio, si bien Hernán podría parecer una persona muy relajada, no creía que sea alguien que no cumpliera sus promesas, por lo menos eso pensaba de Hernán durante el poco tiempo que pudo estar cerca de él y conocerlo mejor.
Vio nuevamente su reloj de celular y se escondió de inmediato en un callejón vacío al ver que faltaba poco tiempo para convertirse en una mujer, la ropa que usaba Julio era ropa holgada que podía ser usada por un hombre o una mujer, así que ni se preocupaba por usar ropa femenina, excepto el uniforme de la cafetería. Cuando finalmente todo su cuerpo cambió, una voz grave resonó detrás de Julia, asustándola a muerte.
—Siempre me pregunté cómo es que cambiabas de forma, ahora que lo veo, es bastante interesante de apreciar.
Al reconocer la voz de Hernán, Julia apretó con su mano su pecho agitado por el gran susto deslizándose hacia el piso, ya en ese momento había pensado en mil formas de deshacerse de él, si resultara ser un extraño quien descubrió su secreto.
—¡¿Qué haces aquí?! ¡Mi pobre corazón casi sale de mi cuerpo!
—Te vi entrar a este callejón con tu aspecto masculino, así que te seguí silenciosamente por curiosidad y luego te vi transformarte en esta apariencia. Deberías tener cuidado, muchas personas podrían descubrirte.
—¡Lo sé!
Luego de ver su rostro fijamente por segundos, recordó lo que escuchó de su novia.
—¿Porqué me miras con esos ojos intensos? ¿Acaso piensas enamorarme de esa manera?– Bromeó cruzando sus brazos.
—Preferiría quedarme con esta apariencia, a fijarme en tí.–Lo miró con un rostro irritado, dando un largo suspiro.— Hernán, ¿acaso hoy no irás a trabajar?
—¿Eh? ¿Porqué me preguntas eso? ¿Acaso no acordamos ayudar a la dueña?
—¿No faltarás?
—¿Por qué lo haría?
En ese momento Julia pensó que realmente se había metido en un gran lío, sabía que si abría la boca de inmediato Hernán descubriría que ella le oculta algo, pero había un gran desbalance en su conciencia acerca de hacer o no lo correcto. No era seguro que sus deducciones sean las correctas, tal vez todo fue cancelado a último momento y por último todo sea un malentendido, no quería meterse en su vida privada. Ni menos en sus asuntos amorosos. Así que sólo se levantó del piso sin levantar la mirada a él.
—Ya es tarde, no me hagas caso ¡Vamos apúrate!
Cuando Julia dobló la esquina del callejón, sus ojos vieron lo probablemente temía que sea realidad, aquella mujer no estaba sola, tenía un acompañante a su lado. Un poco mayor para ser su amigo o hermano, tal vez su padre. Pero era una situación comprometedora. Retrocedió dos pasos y sonrió con nerviosismo a Hernán para frenar que siguiera avanzando.
—¿Por qué te quedas como estatua de repente?
— ¿Te acuerdas de ese viejo pervertido de aquella vez? Está en ese lugar, vayamos por la otra esquina, no quiero problemas con ese sujeto otra vez.
Julia agarró el brazo de Hernán, llevándolo casi a la fuerza hacia otra dirección. Pero la mano de Hernán lo impulsó hacia atrás obligando a Julia quedarse quieta frente a él.
—Estás muy extraña. Pequeño gato, ¿estás tratando de ocultarme algo? Definitivamente.–Se acercó a su rostro mirándola con cautela, con aquellos ojos verde esmeralda.
—¡Maldición, has lo que te digo!– Exclamó Julia por su terquedad.
—Iremos por donde usualmente vamos, no hay de temer si ese viejo se atreve a decirnos algo.
Luego no me digas que yo soy el insensible ¡Poste de luz tu sólo te condenaste! ¡Si no veo no soy culpable!
Cuando por fin Hernán pudo doblar la esquina y ver aquello que trató de ocultar Julia. Su mirada más que molesta o dolida, se tornó sorprendida y en alerta.
Nota de Aru:
¡Pregunta!
¿Qué creen que vió Hernán?
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