Capítulo 1 Una vida perfecta
Capítulo 1 «Una vida perfecta»
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«Puedes encontrar tu alma gemela, en la persona menos esperada. Nunca pensé que aquella frase algún día lo diría y lo viviría.»
«Sobre todo cuando mi primera frase al conocerlo fue: "Maldito poste de luz"»
Ni imaginar que unas pequeñas manos, daría sentido a nuestras inestables vidas.
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Un día puedes levantarte con el pie derecho y hacer que tu día sea un maravilloso buen comienzo. Esto le pasa a Julio, que ahora mismo se acaba de enterar que fue aceptado en una de las corporaciones más famosas de su país. Por supuesto que de esta maravillosa noticia tenía que enterarse el amor de su vida, Carla. Una mujer a quien ha amado por seis años y la cual él está dispuesto a entregar su vida en matrimonio.
—Carla, ¡Carla! Ven amor ¡Tienes que ver esto!–sostuvo su celular con su mano derecha, con total emoción. En un torrente de buenas noticias, es como comenzó su día.
—¿Qué pasa cariño? Tú cara está llena felicidad.–se apresuró en acercarse a él—¡Ah!, ya sé, ganaste la lotería, o tal vez la bolsita de papitas, por fin contenía papitas.–bromeó al ver una bolsa vacía de papitas en su cama.
—¡Algo mucho mejor Carla!, me aceptaron ¡Me aceptaron! ¿Sabes lo que significa? ¡Un ascenso!
—¿Te aceptaron? ¡Te aceptaron! ¡Sabía que podías hacerlo cariño!– abrazó a su alegre novio entre sonrisas de felicidad.
—Por fin podré tener un trabajo decente ¡Al diablo con los jefes maltratadores!–tiró el cojín que tenía en su mano izquierda—No es por nada que obtuve mi título y a una mujer tan bella a mi lado.
Los dos enamorados saltaron de alegría por este magnífico suceso, ambos exaltados por la emoción. Julio aspiraba a esa corporación desde que se graduó, y después de varios intentos, por fin a los veintiséis años puede decir que por fin lo logró. Tan sólo con casarse con Carla, completaría su primer proyecto de vida.
Aquel hombre que ahora salta de alegría, nunca fue un chico seductor ni atractivo, él es tan sólo un chico algo reservado, trabajador y soñador, el cual nunca esperó enamorarse, hasta que conoció a Carla. La cual fue la primera y única mujer quien lo aceptó tal como era, siendo ella una mujer muy atractiva y muy codiciada por muchos hombres.
Por mucho tiempo, desde el primer momento en que él sintió que su corazón le pertenecía a Carla, Julio ha estado pensando en cómo proponerle matrimonio, y ya con esta noticia, no tiene duda del siguiente paso que quiere dar y lanzarse a la vida de casados.
Es entonces que para celebrar este acontecimiento importante, los enamorados decidieron salir a comer y disfrutar ambos de esta felicidad momentánea, pero hay algo o alguien quien a él le fastidia su presencia, como si fuera una piedra en el zapato.
Y es el amigo de Carla, Hernán.
—¡Hernán! ¿Qué tal? ¿Qué haces acá?–Saludó Carla moviendo su mano de un lado a otro, sorprendida por su aparición.
—Pasaba a comer algo y te vi. Por supuesto que aproveché a saludarte.–Con aquella sonrisa coqueta que lo caracteriza, respondió a su saludo. Era notable su presencia, sobre todo por su apariencia extranjera y altura que era más del promedio, el color de sus ojos resaltaban un verde esmeralda y el tono de su cabello un castaño con tintes rubio algo rebelde, era casi imposible que no pasara desapercibido, para la mirada de todos los presentes.
—¡Siempre es bueno verte!, ahora mismo estamos celebrando.–Señaló a su novio quien fingía una sonrisa, casi sufriendo por mantenerla.
—¿Celebrando? ¿Puedo unirme?–Con aquella "inocente" pregunta, alertó completamente al persuasivo novio.
—Genial, por supuesto, si no es ninguna molestia para Julio.– Carla miró a su novio tratando de convencerlo, pero a él no le hacía nada de gracia esta situación, menos en su momento de felicidad.
—No, claro que no es una molestia que se quede acá, cuando estamos en una cita privada, es tú amigo después de todo –mencionó con sarcasmo y una mirada fría puesta en él.
—Cariño, ya hemos hablado de esto.–La bella novia sabía de lo que estaba apunto de venir, luego de este apocalíptico encuentro.
—Julio, ya sabes que yo sólo soy un amigo de Carla. No quería fastidiarlos, parecen felices.
—Menos mal que no querías interrumpir.–Murmuró entre dientes desviando su mirada de él.
—No, no quería Julio.–respondió Hernán al escucharlo—Y para que lo sepas, yo atesoro a Carla como si fuera alguien de sangre.
—Cuanta hermandad transpiras, debí traer el ambientador. –Rio cruzando los brazos.
—¡Ya basta los dos!, Julio, amor.
Ya para con esos celos, Hernán es mi gran amigo y sabes que somos como hermanos.–ella trató de detenerlo tocando su mano. Su amigo, era simplemente el enemigo jurado de Julio.
—Deja de estar a la defensiva y tratar de matarme con la mirada.–Alzó sus cejas con un breve suspiro.— Si la mirada que traes cortara, ya estaría hecho pedacitos.
—Mira tú, es una lástima que no sea así.–Giró su cabeza hacia él, con una sonrisa algo diabólica.
Este tipo de situaciones eran recurrentes desde que conoció al amigo de Carla, un año atrás. Nunca podrían llevarse bien, menos sabiendo que Hernán tiene un físico privilegiado, un punto grande a su favor, el cual él estaba seguro, que Carla no pasaba desapercibido.
—Está bien, no voy a pelear ¿Sabes por qué? Por que estoy en mi momento cumbre, en lo más alto, es más, para que veas que no hay rencores, te voy a invitar un trago.–Julio hizo una señal para se sentara.
—Bueno...esto si es raro, me estoy asustando...Pero, lo aceptaré sólo por Carla.
—¡Me parece bien, que por fin puedan hablar con calma!– aplaudió Carla, viendo un espectáculo casi imposible de apreciar. Los tres juntos en una mesa.
—¿Y puedo preguntar a qué se debe tanta felicidad?– Hernán posó su mirada en Julio.
—Bueno, conseguí trabajo en la corporación Ec.SAVE.
Espero que sepas de lo que yo estoy hablando, no sé si entenderás la razón suficiente de mi felicidad.
—Para tu buena suerte Julio, sé a qué corporación te refieres.
—Ah, mira tú. Es bueno saberlo, pensé que sólo sabías de tiendas.–Tomó un poco de su bebida, para luego tomar el palito de madera de su pequeño postre de café.
—No sólo sé de tiendas, por que yo antes trabajé en esa corporación.–Sonrió con satisfacción—Qué sorpresa, ¿no es así Julio?
—Ah... trabajaste ahí...–Rompió con su dedo, el palito de madera al escuchar aquello.
Él en ese momento quería ahorcar a Hernán. Ya que lo dejaba como un idiota ante su bella novia, era como restregarle en la cara que el trabajo que consiguió con tanto esfuerzo, fuera sencillo de atrapar. Sobre todo porque Hernán, sólo trabaja de tienda en tienda, como si ninguna profesión tuviese.
—¿Y de qué?, de limpieza–Julio tosió tocando su boca, para ocultar la última frase.
—Julio, amor. Prometiste dejar las peleas.
—Espera Carla, antes voy a aclarar un punto, porque alguien me está subestimando.–Hernán miró hacia Carla, para luego voltear su rostro hacia el novio, con algo de enojo.—A ver novio eufórico de mi amiga, si trabajo ahora así es porque quiero, pero yo tengo una profesión.
—Ah, profesión.
Profesional en quitar novias, hasta una maestría debes tener.
¡Hay que celebrarlo!–Alzó su copa de vino.—¡Mesero traiga una copa más!
—¡Chicos!, amor no más peleas por favor, vamos hacer algo.
Hernán por ahora es mejor que te vayas, sin rencores ¿Si?
—La salida está detrás tuyo, por si te pierdes y regresas aquí–Julio señaló la salida con una sonrisa triunfante.
—Gracias Julio. Justo necesitaba un mapa para encontrar la salida, ojalá que la dirección que me has dado, no me conduzca al averno.
—Aprovecha que hay calefacción ahí.–Lo miró despectivamente.
—Se nota que vas bastante seguido.–Murmuró Hernán, haciendo borrar la sonrisa de Julio.
Carla sólo miraba ya rendida de como ellos dos no dejarían de pelearse, al menos que ambos vivieran en diferentes países.
Se levantó de su asiento, dejando que Julio pagara la cuenta. Y de inmediato llevó a su novio a otro lugar, para celebrar los dos solos.
A pesar del mal rato, en el atardecer, por fin los enamorados celebraron la buena nueva. Dos días después, el atento Julio decidió pedir la mano de su preciosa novia. En una gran sorpresa de serenata y buena comida, le propuso matrimonio en un lujoso restaurante, que por supuesto Carla aceptó maravillada. Luego de una tarde de plática, entre los dos se decidió que se casarían en tres semanas. Mientras tanto Julio, comenzaba sus labores administrativos en la corporación, la cuál le iba de maravilla, para su afortunada vida.
En definitiva toda esa semana fue bañada de cosas positivas para él, excluyendo la presencia de Hernán.
Cómo podría imaginar Julio, que el desastre y el giro total de su normal vida, comenzaría con el día más feliz de su vida.
Nota de Aru:
¡Hi! Como verán, este es un nuevo proyecto TG en la cual espero que sea apoyada en el futuro \😋9
Como última aclaración, debo mencionar que el género de este libro, también incluye el de boys love (BL), así que no sólo será TG. La razón, lo verán después.
¡Recuerden que su voto me ayuda a darme ánimos a seguir!
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