only one
Nunca había mirado a Mark más que un pequeño hermano. A pesar de la brecha existente del idioma en el momento que se conocieron, Yuta trató de demostrar su apoyo constantemente. No como lo hacía Taeyong, pero sí trataba de estar presente para los menores.
Había conocido al canadiense cuando este apenas tenía 12 años, hace muy poco de ser reclutado por la compañía y ser entrenado. Por su parte, Yuta solo se mantenía al margen, solo interactuando con Taeyong y Johnny de manera constante hasta que, poco a poco, el resto de los chicos se fueron integrando al proyecto del cual fueron informados y orientados.
Para el 2016, cuando NCT U debutaba con The 7th sense, Yuta se estaba preparando para su debut con NCT 127, hablando con Haechan todo lo que harían desde el momento que cumplieran su sueño de ser idols por fin. Pero sin dejar de sentirse emocionado por sus compañeros, por Haechan al ser tan menor y estar junto a ellos, pero tampoco negando el talento que presentaba Mark tanto con su baile como lo era su, destacable, rap.
Con el paso del tiempo, no se sorprendió que Mark formase parte de 127, de ser increíblemente solicitado por todas las subunidades que se creaban y a pesar de ello, de haber podido interactuar con el joven canadiense durante todos esos años, no podía evitar sentirse fuera de lugar con él en el mismo sitio. Quizá no congeniaban tan perfectamente como él creía y sabía que podía sentirlo del menor, pero nunca ambos cruzaron esa línea.
Por su parte, Yuta siempre estuvo mayormente envuelto en la relación que mantenía con sus dos mejores amigos previo al debut, pero también con el integrante chino del grupo. Con Winwin había una relación diferente, ambos parecían ser tan compatibles que Yuta empezó a confundirse. Eventualmente, no solo lo buscaba para pasar tiempo con él, sino para apreciar más del joven bailarín que capturaba su atención... sus sonrisas alegres, nerviosas y/o incomodas, su mirada tan expresiva y el bonito brillo que mostraba; el como el chino lo buscaba avergonzado para que fuese ayudado con el idioma, a pesar de poder recurrir a algún coreano, pero la confianza entre ambos estaba a otro nivel, según Yuta y según todos.
Sin embargo, cuando Yuta pudo aceptar que tenía sentimientos por el muchacho chino, su mayor error, según él, había sido transparentarlo con el causante de sus cosquilleos en el vientre, del palpitar acelerado y sus sonrisas enamoradas. Vaya... que gran error.
Winwin no pudo evitarlo, creando una barrera al sentirse asustado por sentimientos ajenos que él nunca había considerado ni sentido por el dueño de ese amor. Para él, solo eran buenos amigos, confidentes y cómplices, y aquello sin considerar el hecho de la crianza china tan dura que había recibido, con valores muy marcados y que, por supuesto, la homosexualidad no era normal.
Desde aquel momento, había sido un secreto que ambos extranjeros guardaron celosamente. Uno adolorido por ello y el otro, a pesar de su posición, cuidando la integridad de su amigo y no exponerlo. Pero ni el resto de los chicos ni los fans eran ciegos.
Por supuesto que notaban cómo en algunas ocasiones Winwin quitaba los brazos de Yuta entorno a él durante las transmisiones, el que Yuta se alejara o que también, Winwin pasase mucho más tiempo junto a Jaehyun. Aquel quien parecía ser el único de sus amigos cercanos que no insistían en tocarlo demasiado o intentar besarlo como Yuta o Taeil.
Winwin era consciente de cómo lo emparejaban con Yuta y Taeil insistentemente los fans como si fuesen pareja; Sicheng comenzaba a sentirse agobiado e incómodo, no sabiendo como expresar que no quería aquel tipo de atención de ninguno, por ello, cuando firmó el contrato y los planes de WayV dieron inicio, en el fondo, se sintió aliviado.
El vacío en el corazón de Yuta se oscureció un poco más cuando supo que Winwin debutaría con la agrupación china. Sabía que no era correspondido, pero aún teniendo la presencia del joven en su alrededor, podía demostrar el amor que sentía por él, pero el no tenerle... dolía.
Nunca fue fanático de que el tiempo sana las heridas, pero en el momento que Winwin, Lucas, Kun y Ten emprendieron hacia China con los chicos nuevos, trató de ocupar su cabeza y tiempo en lo que fuese necesario. No dándose cuenta cómo su comportamiento llamaba la atención en más de una persona además de sus compañeros.
– ¿Yuta? – Oyó una baja voz por sobre el volumen de la televisión aquella noche en la sala, sacándolo de su burbuja. – ¿Qué haces tan tarde aquí? Deberías estar dormido.
El japonés volteó su atención hacia el canadiense que sostenía un vaso de agua y le observaba con interés. Sonrió falsamente, queriendo despejar la preocupación que podía ver en sus ojos.
– Pero el drama está demasiado bueno. – Mintió queriendo excusarse y pese a creer que había hecho un buen trabajo, Mark dio un sorbo y tomo lugar junto a él en el sofá.
– Son las noticias repetidas de la tarde. – Murmuró el menor, sin darle una mirada ni notar como Yuta cerraba sus ojos por lo estúpido que era.
El silencio se apoderó de la sala, solo oyéndose la voz del noticiero y las suaves respiraciones de ambos.
– Yuta... – Habló con cierto temor Mark, sin saber cómo exactamente llegar al japonés ante la poca interacción que habían tenido por años.
– ¿Sí?...
– Sé que... no somos muy cercanos, pero no soy ciego – Mark sentía sus mejillas enrojecidas, las que trataba de ocultar, a pesar que de reojo, Yuta tampoco lo miraba. – Puedes contar conmigo siempre... sé que soy algo torpe, pero si quieres solo ser oído ni recibir consuelo o una respuesta, soy el indicado.
El japonés subió sus pies al sofá, abrazando sus piernas y apoyando su barbilla en sus rodillas. Le sorprendía genuinamente el interés de Mark de acercarse a él ¿es que estaba siendo demasiado obvio con sus sentimientos? Probablemente. Pero nunca había sido bueno en esconder lo que sentía.
Entonces comenzó a hablar, a abrir su corazón y dejar ir todo lo que lo atormentaba y lo lastimaba emocionalmente. Viéndose vulnerable por primera vez ante los ojos de otro miembro que no fuera Johnny o Taeyong. Se sentía avergonzado, porque quizá, como le había dicho Winwin no era normal lo que sentía.
Cuando acabó de hablar y sintió su boca seca, sin haberle apartado la mirada a la televisión, solo pudo ver un vaso de agua a medio beber frente a su rostro que no dudó en tomar y beber de él. Pero cuando se hubo volteado a darle las gracias por oírle, por no juzgarlo y también, por el agua, se halló con Mark con sus brazos extendidos de lado a lado y una sonrisa.
Lo miró incrédulo, porque no pensó que Mark lo haría ni tampoco estaba acostumbrado que sus compañeros coreanos fueran tan de piel, pero ah... chico canadiense. Y no lo dudo, no dudo en olvidar el vaso por ahí y rodear al pequeño cuerpo entre sus brazos, refugiándose en un afectivo gesto que no supo que necesitaba y tanto le hizo falta.
Desde entonces, ambos crearon (sin saberlo) un lazo inquebrantable y único. Donde iniciaron un ritual nocturno todos los días, encontrándose a charlar y no juzgarse el uno al otro, porque en el fondo, no eran muy diferentes. Mark lo admiraba por los ideales tan abiertos que tenía respecto a niños y niñas, en la clase de amor entre chicos con chicos y chicas con chicas, porque él no era tan valiente como Yuta para decir aquel tipo de cosas delante de una cámara o cualquier persona coreana.
Y a pesar de que su anterior dinámica no había cambiado frente al resto de los chicos y las cámaras, se sonreían el uno al otro, dándose palmaditas en la espalda antes de las presentaciones para darse apoyo.
– ¿Por qué nunca usas honoríficos conmigo? – Preguntó una noche curioso el mayor, sacando unas palomitas del cuenco mientras miraban una película. – Que maleducado eres. Mark. – Dramatizó entre risas, comiendo del dulce.
– Ah, es que un día pensé... – Habló el menor, igualmente comiendo. – ¿Por qué usar el hyung contigo si eres japonés? Quizá Yuta-san sería mejor.
Yuta no comprendió porque su corazón se aceleró por la consideración de los honoríficos japoneses, de los cuales sus amigos nunca usaron con él, pero de a un momento a otro, ese pequeño canadiense sí lo hacía.
– Eres muy kawaii, Mark-chan! – Canturreó en un tono juguetón y dulce hacia Mark que se hallaba avergonzado, no alejándose del agarre de Yuta que mantenía en ambas mejillas, haciéndolo reír.
– Pero Yuta-saaan... – Trató de hablar. – ¿No es el chan para niñas?
– No necesariamente.
No respondió más preguntas, dejando la duda y curiosidad de Mark a tope por cada vez que cambiaba el tema del menor y prosiguiendo con su noche de películas y comida, logró que Minhyung se interesara en lo que sucedía con los protagonistas.
Antes de la gira en nuevos continentes, se hallaban preparándose para su nueva aparición en Weekly idol. Luego de haber practicado una vez más SuperHuman ante los posibles juegos que se hacían en dicho programa y justo allí, terminando de ser maquillados en el backstage, sus manos sudaban sin apartarle la mirada a Mark por lo adorable que lucía ante la emoción de grabar el capítulo.
Para la sorpresa de todos, el capítulo parecía tener un concepto romántico, del cual curiosamente, Yuta había decidido tomar provecho. Todo pareció tomar un buen rumbo desde la presentación como grupo hasta la coreografía de su reciente comeback, pero en el instante que oía atentamente las actividades del día, sintió un cosquilleo en su vientre.
– Ahora empezaremos el emparejamiento de NCT 127. – Indicó uno de los MC. – A través del sorteo, aquellos que obtengan la bola azul pueden elegir a su compañero y quienes obtengan la roja, tendrán que participar en la carrera de cojines para que sean elegidos como compañeros.
Cada uno fue obteniendo su bola, Yuta pidiendo internamente obtener la azul para poder elegir a Mark. Sin embargo, cuando el más joven fue quien obtuvo la azul y él la roja, sintió nervios y dudas por si podría superar a Jaehyun y Johnny, ambos mucho más cercanos de Lee que él.
Pero conforme reían ante Taeil, Doyoung y Haechan, olvidó sus dudas en ese instante. Porque para todos estaba claro que la elección de Moon siempre iba a ser Donghyuck.
Y en el mismo instante que Mark se posicionó frente a los cuatro que esperaban ser elegidos, su corazón saltó agitado. Sonriendo nervioso y fascinado al mismo tiempo, disfrutó de la ternura que tanto negaba Mark, justo allí frente a sus ojos y las cámaras, bailando Pick Me... porque vaya, si él pudiera, siempre lo elegiría.
– Mark, ¿tienes a alguien que desees que salga? – Notó la sonrisa nerviosa, sus manos torpes y la mirada que trataba de evitar Mark cuando tímidamente escribió el nombre de quien fuese aquella persona. Yuta, en ese instante, comenzando a darse ánimos porque debía ser elegido.
– Puedes salir si crees que Mark es tu pareja predestinada. – Invitó otro de lo MC, donde inmediatamente él se acercó hacia Mark y no sorprendiéndose de Jaehyun, pero si de la ausencia de Johnny. Al menos la competencia se reducía. – ¿Hay alguien que crees no haya salido?
– ¿En cuanto a Yuta hyung... – Habló Mark lentamente, pensando quizá, en exactamente qué decir mientras el japonés, se sentía ciertamente ofendido. – Me sorprendería que saliera.
Desde ese momento, cada paso que daba, cada vez que sus miradas se encontraban queriendo ser elegido por el joven canadiense, aceleraba el palpitar de su corazón, hacia que sus manos sudaran y su mirada temblara, temiendo no ser elegido teniendo a Jaehyun como rival, pero en el instante que esperó alzando la rosa, con sus ojos cerrados e ilusionado, la rosa fue tomada de entre sus manos, dándole un salto a su corazón y su vientre repleto de mariposas. Porque incluso el resto de los chicos, estaban tan sorprendidos como él.
Desde aquel momento en Weekly idol, su amistad fue tomando otro rumbo y durante el tour en América su acercamiento era más notorio, más para los fans que los mismos miembros que pasaban ocupados ensayando canciones en voces y baile, acabando tan agotados que no tomaban mayor importancia a lo que pasaba más allá de si mismos, pero no pasaba desapercibido por los NCTzens los vídeos que Mark subía a las historias de Instagram de NCT 127 grabando a Yuta, llamándolo Yuta-san una y otra vez, sin mencionar cómo Yuta correspondía al menor y bromeaban entre ellos.
– Ohimesama, mukae ni kita yo! – Exclamó entusiasta el japonés cuando Mark abrió la puerta de su habitación de hotel, quien reía divertido sin entender nada lo que el mayor le dijese.
Pero antes de decir una palabra más, se percató de Taeyong detrás de Mark observándolo confundido y hasta sorprendido. Porque Taeyong sabía japonés...
Yuta no esperó un segundo más, no queriendo oír a su mejor amigo cuando tomó la muñeca de Mark y lo llevó lejos de ahí, sabiendo lo que podría ocurrir si se quedaba un minuto más.
– ¿Algún día me dirás lo que me dices en japonés? Me da pereza aprenderme por mi mismo. – Río al ver como Mark se encogía como si la pereza fuera mayor que él y se derritiera.
– Quizá lo haga. – Inconscientemente el agarre en la muñeca entorno a la del menor descendió, tomando la mano y caminando como si aquel gesto no fuese demasiado íntimo, pero a diferencia de lo que creía, Mark ni siquiera se inmuto.
– ¡Ah, Yuta-san! – Habló con ánimos, el japonés sintiéndose demasiado encantando ante la forma que le llamaba. – Cuando estemos en Vancouver te llevaré a mi casa.
¿Por qué de pronto se sentía nervioso? No era extraño, ambos eran buenos amigos y quizá, Mark llevase al resto del grupo, pero entonces... ¿por qué sentía un cosquilleo en su vientre? Casi como si aquella invitación le recordase a cuando era joven y tuvo su primera novia, aquel día que la joven lo llevó a conocer a sus padres.
A esas alturas Yuta había olvidado lo que hace meses atrás lo había atormentado, sin haberse dado cuenta que un nuevo sentimiento afloraba en él, en aquel muchacho que tanto vio como su hermanito pequeño que debía cuidar. ¿En qué momento dejó de ser Mark, el niño de 12 años, para ser el joven adulto de 20 años ante los ojos de Nakamoto?
– Ya vine a buscarte, princesa. – Oyó la voz de Taeyong en la puerta de su habitación de hotel, golpeando suavemente la misma antes de entrar con su rostro completamente serio.
Yuta sintió su rostro pálido, un pesar asentándose en su vientre al oír la voz que tanto conocía y de quien tanto trató de evitar. Quería enconderse en el mismo instante que entró citando sus palabras utilizadas con Mark días atrás.
– ¿Se te ofrece algo? – Fingió demencia, jugando insistentemente con su móvil, pero el aparato fue rápidamente arrebatado de sus manos y ahora, con la seria mirada de Taeyong sobre él, tragó nervioso.
– Necesitamos hablar.
– ¿De?... – Sus manos sudaban, sentándose frente a Lee sobre la cama, pero evitando su mirada.
– ¿Qué te traes con Mark? – Directo y preciso, no había manera de engañar a Lee.
– Nada exactamente.
– Mira Yuta, no dejaré que juegues con Mark por tener un corazón roto. – A pesar de tener su corazón repuesto y sano, no pudo evitar sentir un dolor en el mismo por la desconfianza de quien tanto quería. – Sé que lo de Winwin fue duro, pero Mark es un niño. No dejaré que le hagas daño.
Nakamoto bajó su mirada, sintiéndose entristecido y adolorido, porque no sabía que su mejor amigo tenía esa mirada de su persona. Y así como la tristeza se hizo presente, fue reemplazada por el enojo.
Con la molestia marcada en su rostro, mostrando su entrecejo marcado y su rostro serio, se puso de pie sosteniendo el antebrazo de Taeyong llevándolo hacia la puerta.
– Sal de aquí, Taeyong. – Ordenó tajantemente, no importándole lo sorprendido que el pelinegro lo observó. – Tus palabras hacen más daño de lo que yo nunca le haría a Mark.
Sin más, cerró la puerta en la cara de su amigo con seguro, sin importarle que pronto se le uniría Jungwoo porque también era su habitación, pero estaba tan decepcionado... tan dolido por quien tanto quería. Él podía ser de un humor cambiante, con bromas demasiado pesadas y respuestas algo secas que intimidaban a cualquiera, pero ¿hacer daño a otros? No, él no era así.
Y a pesar de ser un hombre duro, no podía serlo con Johnny. Porque allí apoyando su cabeza en el hombro del americano, derramó un par de lágrimas solo siendo envuelto en los brazos del más alto recibiendo esa clase de consuelo que solo Suh podía darle y que aceptaba de otra persona.
De algún modo, Johnny siempre lo encontraba cuando le necesitaba; siempre estando a su lado solo tomando asiento junto a él sin más palabras y un abrazo que no pedía nada a cambio, pero lo inevitable siempre llega de un modo u otro.
– Yuta-aaah... – Habló en un suave tono, acariciando la espalda del japonés. – Taeyong me contó algo, pero ya sabes... Taeyong no suele explicarse bien. ¿Quieres contarme?
Suspiró largamente, limpiándose su rostro antes de erguirse y enfrentar la mirada preocupada de Johnny.
– Creo que... – Apretó sus labios, porque ni siquiera él estaba seguro. – Creo que Mark me gusta...
A diferencia de lo que espero de Suh, aquel hyung favorito de Mark por años, quien parecía más su padre que un hermano mayor o compañero de grupo, esté solo lo miró con gracia y sonrió.
– ¿Crees? – Habló en un tono pícaro, apretando el abrazo al tiempo que recibía un manotazo.
– ¡Sí! – Respondió ofuscado. – Es solo que... hace meses que me he acercado a Mark sin saber bien que era todo. Él nunca me juzgó, me comprendió y venía a mi solo con acciones, sin palabras ni críticas dolorosas. – Cubrió su rostro confundido con ambas manos, aun sin negarse al contacto de Suh que mantenía una mirada dolorida por lo que su amigo japonés estuvo sintiendo. – Él me tendió la mano cuando quien más amé me lastimó y no espero nunca nada a cambio. Parecía darse por pagado con mi presencia cada noche que veíamos películas, que comíamos juntos o solo charlábamos.
El silencio se hizo presente entre ambos, con Johnny sintiéndose culpable por no haberse dado cuenta antes lo mucho que Yuta necesitó un apoyo.
– Me dolió saber que Taeyong cree que lastimaré a Mark cuando lo único que he hecho es tratar de agradecerle con pequeños gestos día a día por todo lo que ha hecho por mí. – A esas alturas, Johnny sabía que nada malo podía ocurrir entre ambos.
– No te preocupes, Taeyong ha estado algo estresado, no sabe lo que dice. – Dándole unas palmaditas en la espalda, sonrió hacia el japonés. – Ahora vamos por unas pizzas y cervezas, son necesarias.
– Por eso eres el mejor. – Bromeó dándole un empujón mientras caminaba a su lado.
– Sí, y que Mark está igual que tú. – Habló con fingido desinterés.
– ¿Qué? – Se detuvo sorprendido el japonés, buscando una respuesta.
– ¿Qué de qué?
– ¡Johnny! – Gritó hacia el americano que ya se hallaba corriendo lejos de él.
El día que aterrizaron en Canadá Mark se encargó de tomar el brazo de Yuta y recordarle que irían a su hogar, porque no aceptaría un no por respuesta cuando lo llevase a conocer a sus padres.
– ¿Iremos todos? – Quiso saber, queriendo disminuir sus nervios mientras caminaban por el aeropuerto, tratando de ser sigilosos por las fans que se hallaban en el lugar.
– Oh, no. – Alcanzó a oír. – Solo tu y yo.
Vio como la figura del menor se perdía entre los guardias de seguridad y se adentraba a la van, dejándolo con miles de preguntas, de las cuales, no hallaba respuesta alguna.
– Estoy nervioso. – Caminaba de lado a lado, con Johnny burlándose de él sobre la cama.
– Son solo los padres de Mark, son geniales. – Deteniéndose de golpe, observó al mayor.
– ¿Ya los conoces? – Obteniendo un asentimiento, él peinó sus cabellos más desesperado de lo normal. – ¿Y por qué yo los conoceré hasta ahora?
– Uh, ¿celoso? – Picó la paciencia del japonés, riéndose burlón. – Nuestros padres se hicieron amigos, es por eso.
Su ansiedad se mantuvo, no relajándose mientras Johnny lo único que hacía era burlarse y hacerle bromas pesadas, esperando junto a su mejor amigo que Mark estuviese listo para ir, por lo que, al oírle en la puerta de la habitación de Johnny, inspiró profundamente dándose de ánimo.
– Suerte conociendo a tus suegros. – Burló el americano, despidiéndose con una de sus manos exageradamente. Sin embargo, antes de salir, atacó.
– Aprovecha que Jungwoo está solo en la habitación, ¡No pierdas el tiempo! – Riéndose a carcajadas mientras huía, por suerte logró salir rápidamente antes de que la almohada lo golpease.
Sostuvo la mano de Mark en el trayecto, no podía esconder su nerviosismo a pesar de intentar distraerse con las charlas del menor. Bastante distraído para darse cuenta como la mano de Mark pasaba a entrelazar sus dedos y acariciarle los cabellos de su nuca dulcemente.
Pero tal como lo había dicho Johnny y las palabras de Lee, pudo sentirse relajado inmediatamente dentro del hogar tan occidental de la familia y que se esperaba de la misma. Donde acabó riendo con el padre de Mark mientras su pequeño amigo se sonrojaba, porque Mark nos ha contado mucho de ti, Yuta.
A pesar del buen momento con la familia Lee, el tiempo que tenían era reducido. Al acabar la cena y hacer sobremesa riendo con la familia y contando anécdotas, la van los estaba esperando fuera de la residencia. Quiso detener el tiempo en ese instante, habiéndose sentido tan cercano con Mark, pero comprendiendo sus responsabilidades, se dejaba abrazar fuertemente por los padres del más joven, viendo con nostalgia como Mark no quería desprenderse de los brazos de su madre aún.
El tiempo de la gira en América acabó y en el pequeño, muy pequeño descanso que tuvieron para emprender vuelo hacia Rusia, Yuta irrumpió en la habitación de hotel donde Doyoung se hallaba dormido. Y dándole la señal a Mark de que le acompañara, tomó la mano del menor entrelazando conscientemente sus dedos, causándole un notable sonrojo al rubio joven que le observaba buscando una respuesta.
– ¿A dónde vamos? – Preguntó en un tono tan dulce que Yuta quiso besarlo allí mismo.
– A mi habitación, debemos hablar de algo. – Y a pesar del miedo que Mark sintió, Yuta se dirigió hacia él dándole una deslumbrante sonrisa como solo él sabía.
– Pero Jungwoo hyung...
– Está con Johnny, estaremos solos.
Eso lo aliviaba, pero al mismo tiempo, lo dejaba nervioso. ¿Cuántas veces había podido estar solo con Yuta que no fueran las noches dedicadas para ambos? Muy pocas, casi contadas con una mano y ah... Yuta siempre lo ponía nervioso.
– Zutto issho ni itai to omou hita wa, san dake da yo... – Susurró para sí mismo en el momento que cerró la puerta tras ambos, sin percatarse que había sido perfectamente oído y entendido.
– ¿Yuta? – Preguntó una vez más Mark, tan avergonzado por lo que había alcanzado a entender como la presencia tan fuerte que parecía tener el japonés.
Nakamoto desordenó sus propios cabellos, sin saber cómo abordar exactamente lo que tanto lo estuvo inquietando. Porque las malas experiencias pasadas, lo llevaban a temer cualquier paso que diera con ese pequeño niño que había dado un vuelco a su corazón.
– Mark... – Habló finalmente, dándole una mirada temerosa al joven rubio en iguales condiciones que el pelirrojo. – Tengo miedo, yo no sé...
Lee dio un paso hacia él, tan lentamente esperando que no se alejara de él, pero percatándose que no sucedería, se posicionó frente a él tomando del rostro del mayor entre sus manos.
– ¿Por qué? – Acarició con sus pulgares los pómulos del japonés, tratando de aliviarlo. – ¿Algo está mal? – Mark estaba profundamente nervioso, nunca habiéndose comportado de aquel modo con absolutamente nadie y no podía evitar sentirse algo bobo por ello, pero Yuta... Yuta parecía que podría derretirse bajo su tacto.
– Es solo que... no quiero que la historia se repita otra vez. – El pelirrojo cerró sus ojos, sintiendo lástima por sí mismo aun cuando nada estaba aclarado. – Pero yo... no puedo sacarte de mi cabeza Mark.
Creyendo que allí terminaría todo, se equivocó. Porque de a un momento a otro, pudo sentir el calor corporal de Mark mucho más cerca de su cuerpo, donde las manos no perdieron lugar en su rostro.
– Eres tan adorable conmigo... – Inmediatamente el rostro de Mark estaba rojo, riéndose nervioso. – te preocupas por mí cuando no es necesario; nunca me juzgaste por nada de lo que pude haber dicho o hecho. Sabes exactamente lo que me gusta y no, y por qué no me gusta. – Abriendo sus ojos, se sorprendió al notar la mirada brillosa de Lee y su notable sonrojo. – Sabes cuando algo me molesta sin preguntarme... me conoces más de lo que yo podría conocerme. – Lentamente, Yuta tomó la cintura del menor, juntando ambos cuerpos. – Porque sabes que exactamente el café de Starbucks que necesito para mejorar mi malhumor mañanero.
Ambos se miraban, ambos se sonreían embobados y se aferraban al otro. Temiendo soltarse, procurando no perder un segundo de la calidez del otro y como, poco a poco, la distancia de sus rostros comenzaba a desaparecer hasta que ambas narices se rozaron.
– Gomen... horechatta kamo... – Susurró sorpresivamente Mark para Yuta. Aquel japonés que lo observaba incrédulo sin poder creerse lo que oía.
– ¿Siempre supiste lo que te dije? – Y al obtener un asentimiento, Yuta se inclinó avergonzado, apoyando de su frente en el hombro del menor envuelto en las risas del rubio.
– La primera no supe, pero aprendí después de eso. – Reía divertido, porque Nakamoto no dejaba de lloriquear escondiéndose del pequeño canadiense.
– Entonces, siempre supiste que yo...
– Siempre lo supe, pero yo estaba interesado por ti hace mucho tiempo.
El corazón de Yuta nunca había palpitado tan emocionado, tan feliz y enamorado por alguien, porque ese muchachito de rostro tan expresivo, con una risa tan peculiar y sus cejas tan divertidas que a Yuta le gustaban, había sido la salvación de su corazón destrozado. Y no pudo esperar un segundo más cuando besó los labios de su chico.
Ya no temía amar a alguien más, porque ya no tenía miedo de ser rechazado y es que, sin saberlo, había encontrado a la persona indicada para llenar de alegrías su renovado corazón.
Todos lo supieron días después, donde ninguno temía expresarse en frente a sus compañeros. Donde Taeyong supo que había cometido un error cuando vio a sus dos amigos mirándose con estrellas en sus ojos; donde Doyoung los observaba con la boca abierta ¡Porque jamás se lo hubiera imaginado! Y a la par, Haechan gritando oh my god cada vez que los sorprendía besándose.
Yuta nunca pensó que sería tan feliz con ese niño que conoció a sus 16, aquel muchacho de 14 años que mostraba tanto entusiasmo al practicar Growl de EXO en las salas de prácticas y que gritaba por todos lados cuando estaba feliz y que aquella actitud, no había cambiado.
Porque desde que ambos pudieron confesarse el uno al otro, Mark rapeaba entre gritos líneas absurdamente románticas, bailando en medio de los pasillos y riéndose en medio de sus "oooooh..." cuando algo sorpresivo ocurría.
Nunca formalizaron exactamente hasta después del SMtown en Tokyo, donde al llegar a Seúl de regreso, supieron que participarían juntos en los ISAC, pero en diferentes categorías. Porque aquel día por la mañana, cuando Mark lo vio salir de la habitación que compartía con Taeil y Jungwoo con el deportivo rojo y su cabello negro perfectamente ondulado, quedó anonadado porque... wow, su japonés era demasiado guapo.
– ¿Estás bien, Mark-chan? – Burló el mayor al inclinarse y robarle un beso.
– Oh my god! – Exageró no pudiendo alzar la voz y obtener un "shhh" de Johnny. – No puedo creerlo, estas demasiado guapo. – Mark fingía echarse aire, aun cuando el clima era frío y llovía en la ciudad, pero ¡qué calor!
– Sí, y solo tuyo. – Lee podía mofarse, podía hacer bromas absurdas, pero siempre, a pesar de halagar una y otra vez a Yuta a su manera, este siempre demostraba su ego y de paso, destruirlo con sus palabras haciéndolo temblar y suspirar.
– Que asco. – Pasó Doyoung entre ambos, sin importar que los separase, demasiado adormilado y a medio vestir para notarlo.
Una vez pasaron la "alfombra roja" de los ISAC, como solía ser cada año se mantuvieron al margen del resto de las agrupaciones, donde nuevamente, ambos demostraban que no estaban interesados en lo que el resto podría opinar. Donde Yuta tomaba lugar descansando su cabeza en el regazo de su pequeño y el canadiense, acariciaba los cabellos ondulados del mayor.
– Me encanta como te queda el cabello así, podrías usarlo más seguido. – El japonés alzó su mirada hacia él y río divertido, porque conforme pasaban el tiempo juntos, este tomaba más confianza respecto a ese tipo de halagos.
– Entonces, lo haré solo para ti, bebé. – Las cejas de Nakamoto se alzaron, de una forma insinuante que estaba comenzando a utilizar con Mark, pero a diferencia de lo que pudo esperarse de su menor, este se inclinó peligrosamente hacia él, haciéndolo entrar en pánico al percatarse en dónde se encontraban y tal como pensó, el grito de las NCTzens se oyó fuerte de fondo.
– Perfecto, porque necesito quitarme las ganas que llevo acumulando, senpai... – Al alejarse de Yuta, dejándolo completamente sorprendido, Yuta conoció otro tipo de sensaciones que Mark le provocaba, pero uh... su entrepierna había dolido un poco por la actitud de Lee y la forma en la cual lo llamó.
– ¿Qué le hiciste a mi bebé? – Acusó, aún sorprendido, pero encantado.
– ¿Cuál bebé? Ahora son 20. – Con esa mirada socarrona, Mark fingió poner despreocupadamente su palma sobre el vientre bajo de Yuta que, nuevamente, lo miraba temerosos. – Tenemos cosas pendientes, Yuta-senpai.
;
Heeey, esto lo hice en un rápido momento y es que llevaba mucho tiempo buscando algo YuMark desde el episodio de Weekly idol. HASTA YO ME SORPRENDÍ LHSKFK de lo nervioso que se ponía Mark con Yuta.
Ahí nació mi nuevo ship. ¿?
No pensé que sería tan largo, pero quizá si lo quieren, haga otro capítulo +18 porque hay que darle más sentido a esos "ahora son 20" ¿? (Mark tiene 20 en edad "normal", sé que en Corea se pone un año más, pero meh).
(+) no shippeo a Johnny con Jungwoo, pero todo lo inspire en el capítulo de weekly idol y lo curioso que me pareció que Johnny no fuera con Mark ni Taeil porque "solo se iba acercar por una persona".
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro