Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Yo no sé mañana


A como se había presentado todo lo relacionado con Marck, prefería no volverme a involucrar con Marck, ya había conseguido mantenerme al margen en semanas pasadas por lo que creí que podría regresar a la misma dinámica, sin embargo, ese perro loco no solo puso de cabeza mi casa.

Los siguientes días fue un batallar para sacarlo a pasear porque al Don Canino le entro la maña de querer hacerlo también con Marck por lo que a veces Ikki llegaba a su propio límite con tal de esperarlo, no sabía su horario pero a juzgar por lo que había visto apenas y pasaba por el departamento, había estado pensando que clase de trabajo tenía en el que su horario fuera nocturno, el más decente qué se me ocurría era guardia o algo así, las otras ideas no podía visualizarlo a que hubiera llegado a ese punto de desesperación.

Obviamente que todo esto afecto en mis otras actividades y también me atrasaba para salir con Braulio, dado el poco tiempo que teníamos para pasarlo juntos le había pedido que me acompañará a ver oficinas para después ir a algún lado, sin embargo, mi cuadrúpedo amigo complicaba todo.

No me quedo de otra que averiguar más de Marck para que al menos una vez nos acompañará.

De nuevo coincidimos por la tarde, Ikki fue el más feliz ya qué apenas lo había visto en esos días, se le fue encima brincoteando o al menos intentándolo porque no tenía mucho espacio.

—Vaya qué me extrañaste—observó tratando de pasar.

—Déjalo llegar Ikki—exclamé yendo por el como pude lo jalé del collar casi sentándome encima para aplacarlo, Marck nos sonreía, creía querer que era más hacia el perro que hacía a mí

—Me recordó a Silvio—musitó.

—¿Tu gato? —pregunté en automático, me miro un momento con asombro como si no esperara que supiera de quien hablaba, pero después asintió.

—Era quien me recibía con verdadero gusto.

El can se sacudió de tal manera que logró zafarse y de nuevo corrió hacia Marck brincoteando después noto su correa colgando y de un tirón la zafó con todo y portallaves.

—¡Ikki! —exclamé, el perro cayó en cuenta de su acto y se quedó repentinamente quieto, sentado a dos patas muy erguido —perro loco casi te llevas media pared—dije acercándome a recoger el tablero.

—Creo que está esperando para salir—observo el otro, aunque estaba quieto su cola denotaba la emoción que estaba conteniendo.

—Te ha estado esperando—comenté.

—¿A mí?

—Le agarro el gusto de que nos acompañaras a pasear —Marck de nuevo sonrió y se puso en cuclillas para acariciarlo.

—Vamos pues. —dijo volviendo a estar de pie, con esas palabras Ikki dejo de fingir calma y volvió a su estado eufórico.

—¿No quieres comer algo o descansar un poco? —cuestioné dado que ni chance había tenido de dejar sus cosas.

—Puedo esperar, Ikki creo que no tanto—el mencionado confirmo con un fuerte ladrido, por lo que le recibí su mochila para dejarla en el sofá y salir a dar el paseo.

Nos dirigimos hacia la Alameda qué estaba frente a mi edificio, fue una caminata silenciosa, aunque no tan incómoda, llegamos a un espacio donde el perro pudo correr a sus anchas mientras nosotros lo observábamos sentados en una banca, fue en el momento que finalmente me atreví a hacer la plática al fin y al cabo necesitaba saber su horario.

—Hoy regresaste temprano —comenté.

—No hubo tanto trabajo—respondió con la mirada perdida en Ikki quien corría tras una ardilla.

—¿En qué trabajas? —quise saber, con esa pregunta hice qué volteara, parecía extrañado por mi repentino interés—tus horarios son bastante irregulares—añadí dejándolo más sorprendido.

—De todo un poco—respondió —A veces soy auxiliar en bodega, en otras ocasiones acompaño a hacer entregas, en otras más simplemente hago limpieza o lo que se ocupe.

Me parecía increíble que con una carrera acabará trabajando en algo así, no demeritaba el trabajo, como decía mi padre mientras fuera honrado trabajo era trabajo, pero Marck siempre había aspirado a algo más, sobre todo dentro de su rubro.

—Es en lo que más fácil y rápido te contratan—añadió como leyéndome la mente, asentí con la cabeza sin tener palabras que decir.

—O sea que no tienes horario.

—No, pero si Ikki se inquieta puedo hacer lo posible para que sea fijo al menos en estos días que se va a quedar.

De nuevo me dejo mudo.

—No quiero causarte inconvenientes—fue lo único que atine decirle, me sonrió de manera amable y negó con la cabeza.

—No me causa ninguno problema, me gusta pasar tiempo con Ikki —Por un momento me miró fijamente como pocas veces lo hacía ya que en general siempre agachaba la mirada frente a mí, nos quedamos viendo por un instante cara a cara, sentí como si una corriente eléctrica me recorriera por todo el cuerpo, mi corazón latía como cuando correteaba el camión y mis manos sudaban. Por fortuna el momento se vio interrumpido por unos ladridos, cuando volteamos a verlo nos dimos cuenta de que parecía muy dispuesto a ir por un pobre perro chihuahueño que se acercaba corrimos por el antes de que nos metiera en problemas.

Después de esa salida quedamos de acuerdo en pasear juntos a Ikki por las mañanas, ya con un horario más establecido pude salir al día siguiente con Braulio, ya solo nos quedaban cuatro días para pasarlos juntos, no tuve mas opción que hacer dos citas en una, aproveché para ir a ver una oficina más, reuní la información relevante para dársela a conocer a mi socio y finalmente terminé con ese asunto ya qué solo nos quedaban dos opciones.

Una vez concluido ese asunto me enfoque solo en Braulio que parecía bastante conforme con el tiempo que compartíamos, aunque tuviera que hacer otras cosas previamente

Fuimos a comer a un bonito restaurante en el centro donde me aseguré de que hubiera algo de comer que no fueran garbanzos, el menú consistía en un variado buffet con distintas opciones de alimentos. Una vez con nuestros platos llenos nos fuimos a sentar a una mesa que se encontraba en un espacio al aire libre detrás de un gran helecho.

—Desconocía este lugar—comentó mientras se sentaba.

—Descargué una app para encontrar lugares donde comer —dije acomodándome también.

—Qué lindo—expresó con dulzura guiñándome un ojo—Alan—dijo para llamar mi atención.

—Dime

—¿Ya no tienes más pendientes del trabajo?

—Solo debo llamar a Oscar. —ese nombre hizo que frunciera un poco el ceño, pero no comento nada al respecto

—Entonces, estas libre—prosiguió.

—¿Tienes algún plan? —pregunté con cierta coquetería, tomo mi mano y sonrió.

—Si, de hecho, si —confirmo—¿Y si nos fugamos?

—¿A las Vegas? —cuestioné con una sonrisa que me correspondió.

—Claro y que nos casé Elvis Presley—la palabra casarnos provocó que me atragantara un poco, tosí intentado recuperarme, Braulio me sirvió un vaso con agua que bebí casi de un trago.

—Eso es algo trillado—comenté con un hilo de voz, Braulio soltó una carcajada.

—Lo sé, pero podría ser un gran plan, aunque no era lo que tenía en mente.

Me alivio la aclaración.

—¿Cuál es tu plan? —quise saber acariciando su mano una vez que me recuperé.

—Unos días en la Peña de Bernal—sentí como si mi sangre de repente se enfriara, ese lugar tenía algo especial para mí, y definitivamente no quería regresar menos con otra persona.

Hacía tiempo atrás, en un intento de olvidar a Marck quise explorar mi estado, sin embargo, el transporte complicaba todo por lo que cuando él se ofreció a acompañarme me costó muy poco negarme. Fue la mejor tarde que compartimos no es que no disfrutará los demás días que pasamos, pero fue de las pocas veces que salimos de su departamento. Y una de esas contadas ocasiones en que lo vi realmente disfrutar algo.

—¿Alan? —me llamo Braulio, su mano que sostenía la mía la sentía ajena, era una sensación extraña.

—Perdón, estaba pensando que otros lugares de Querétaro desconozco.

—Supongo que muy pocos

—No, con tantos hermanos mis padres apenas y nos llevaban a San Juan del Río, muy ocasionalmente llegamos ir más lejos.

—¿Quieres ir a otro lugar? Podemos ir a Pinal de Amoles —sugirió.

—En verdad me encantaría ir contigo —comencé a decir, me interrumpió antes de pudiera terminar.

—¿Pero? — dijo inquieto empezando a dejar un poco la dulzura de lado

—No puedo dejar a Ikki solo—me excuse.

—Tienes a su paseador, por un dinero extra seguro lo cuida—exclamo dejando de jugar con mi mano, esa sugerencia me erizo dada la mentira que dije, era claro que no podía dejarle todo el paquete a Marck, sería demasiado irresponsable de mi parte.

—Sería demasiado estrés para el pobre perro—Con esa respuesta me soltó y recupero una postura más erguida.

—Podemos llevárnoslo—sugirió.

—¿En moto? Además, el hospedaje...

—Mejor dime que no quieres estar conmigo—exclamo ya sin disimular su molestia, lo entendía todo lo que decía sonaban a puros pretextos.

—No es eso—intente conciliar tratando de tomar su mano. —Solo que los tiempos no son favorables, además ya tenemos el día encima.

—Le dije a mi hermana que los alcanzaba el quince, pero por lo que veo de plano mejor me voy mañana—exclamo soltándome y cruzándose de brazos.

—Braulio, enserió que si no estuviera Ikki te diría vámonos ahora mismo—muy dentro de mi sentía que estaba mintiendo, por algún motivo me daba cierto pánico pasar todo el día juntos aun no me sentía listo.

Me miro un momento y tal como la vez a anterior se relajó.

—Perdóname Alan, pensé que podíamos pasar más tiempo juntos, conocernos—dijo recuperando su tono de voz suave, de nuevo tomo mi mano—quisiera pasar más tiempo contigo—le sonreí.

—Lo tendremos cuando regreses—fue suficiente para que se relajará por completo, todo volvió a fluir de la misma forma, con uno que otro coqueteo.

Para la noche me llevo a mi casa, nos despedimos y se fue mientras yo entraba. Ikki corrió hacia a mi apenas me oyó se me abalanzo saludándome justo en ese momento mi celular sonó, aun con el perro encima lo saque para ver quien era, justo se trataba de la persona con la que no quería hablar en ese momento, tome la videollamada.

—Acabas de llegar—dijo de manera acusadora apenas se conectó.

—¿Como sabes? —le cuestione a mi mejor amigo.

—Porque Ikki esta como loco, más de lo normal —el aludido al escuchar su nombre con el tono de su dueño se alteró aún más, comenzó a aullar y mirar el celular como tratando de encontrar a Oscar.

—No está aquí chato, solo es su imagen.

—Hola perro loco —lo saludo el otro con un tono de voz que casi se quiebra-como te extraño chencho—exclamo observándolo mientras Ikki lloraba lengüeteado el celular.

Me acabe tumbando en el piso a acariciarlo, finalmente se quedó manso acostado casi encima de mí.

—Son demasiados días—chilló Oscar viendo a su perro.

—No es la. Primera vez que lo dejas—observe.

—No, pero al menos te tengo a ti cerca—no supe como tomarme esa respuesta.

—Estas diciendo que sustituyo a un perro.

—Confiesa, ¿dónde estabas? —interrogó recuperando su fiereza ignorándome.

—Salí a ver la oficina de centro sur.

—Aja y hasta orita llegas ¿No?

—Salí con Braulio—admití.

—Ya sabía—sonrió triunfante —te vas todo guapito, era más que obvio ¿Y qué tal? —quiso saber.

—Me invito a pasar unos días a la Peña o a cualquier otro lado.

—Ya vas a perder hermano—dijo riendo.

—No acepte —mis palabras lo dejaron boquiabierto.

—¿Te negaste a unos románticos días con el señor musculoso?

—No me siento listo para pasar la noche con él.

—Ay por favor, Alan, como si no te hubieran ya dado como cajón que no cierra—exclamo quitado de la pena.

—¡Oscar! —exclamé haciendo que Ikki alzará la cabeza, mi amigo soltó una carcajada.

—¿O ha sido al revés?

—Bueno, ha sido un poco de las dos—reconocí—¡Oscar! —volví a exclamar al caer en cuenta de lo qué me estaba haciendo decir, de nuevo se carcajeo.

—Hablando enserió ¿Qué tanto le huyes? —Ikki ya había vuelto a dejar caer su cabeza por lo que lo seguí acariciando con mi mano libre.

—No es que le huya, solo que quiero que haya una verdadera conexión cuando pase y aun no la siento con Braulio.

—Eres un cuuuursi—exclamo sacudiendo la mano—además eso lo sientes desde que conoces a la persona.

—Me atrajo cuando lo conocí —le recordé.

—Pero tú estás hablando a algo más allá de lo físico.—me rebatió

—Quizás solo sea que necesitamos conocernos más, convivir, pasar tiempo juntos, realmente casi no hemos salido.

Oscar negó con la cabeza exasperado.

—Eso se siente de inmediato, es como cuando comes un pastel, si en el primer bocado no te convenció no lo van a hacer lo siguientes.

Sus palabras me dejaron pensativo.

—Mejor háblame del trabajo antes de que me regrese a darte una sacudida de ideas.

Accedí porque ya no quería seguir hablando del tema, duramos un largo rato hasta que Pame apareció para llevárselo a cenar por lo que dimos terminada nuestra "reunión".

Me quede en silencio con todo el ruido en mi mente al cien, saque a pasear a Ikki esperando que me ayudara a despejarme un poco, pero no resulto, la soledad conllevaba a reflexionar y sobre pensar aún más. Regresamos al departamento, cenamos y aunque era temprano me fui a acostar, era increíble como esa cosa peluda parecía percibir lo que me pasaba por que no se me separo, se hecho a mi lado haciéndome compañía.

Quizás Oscar tenia algo de razón, era indudable que mi cuerpo reaccionaba de muchas maneras cuando estaba con Braulio, sin embargo, mi corazón apenas y se sacudía de la misma forma que llegaba a hacerlo con Marck y eso era problemático dado mis objetivos que tenia de pasar página.

Pese a eso, aun quería seguir intentándolo, todavía me quedaba esperanza de que las cosas funcionaran, que tendría la oportunidad de conocer mejor a Braulio y podría acabar enamorándome de él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro