Intocable
Para compensar mi falta de entusiasmo a viajar con Braulio los siguientes días salimos a realizar diferentes actividades , había que aprovechar el tiempo que podíamos antes de su partida, su familia se opuso a que las alcanzará después , como hubiera querido.
Fuimos al cine, a un parque con actividades extremas como la tirolesa, caminamos por el centro, y otras tantas actividades que nunca había realizado con alguien.
Fue agradable pasar tiempo juntos,
comenzaba a creer que era como le había dicho a Oscar, cuestión de pasar tiempo con Braulio para que surgiera más la chispa.
El ultimo día disponible para pasarlo juntos quise hacer algo especial, y decidí organizar una cena.
Buscando en Internet encontré un restaurante con terraza, me pareció el lugar idóneo para la ocasión, reservé una mesa para el día siguiente en la noche y pedí que la decoraran un poco, no quería algo demasiado exagerado, para empezar no eran detalles que soliera tener con alguien, para continuar podía espantarlo si se veía demasiado esmero al fin y al cabo apenas estábamos conociendo.
Las personas del lugar me mandaron una foto de como había quedado la mesa, habían colocado unas luces sobre los arbustos que la rodeaban y encima de esta un ramo de rosas mediano, aunque había quedado satisfecho con el resultado me parecía un poquito exagerado.
Además de la cena también conseguí su regalo de Navidad, después de quebrarme la cabeza pensando que seria lo mejor, acabé decidiendo por una funda, me había comentado que deseaba cambiar la suya.
Ya tenia el lugar de la cita y el regalo, solo faltaba ver lo que me iba a poner.
Mi plan era pasar por él pero al final fue al revés, quedé con Braulio de que viniera por mí cerca de las siete de la noche. Era increíble lo nervioso que comencé a sentirme mucho antes de la hora acordada. Era la primera vez que tenía una cita de ese estilo y sobre todo que yo la organizará, pase la tarde decidiendo qué ponerme.
Acabé pidiéndole auxilio a mi hermana por que me sobrepasó, le realicé una video llamada.
—¿Quién murió? —cuestionó apenas contestando
—Mi estilo, mi inspiración, mi buen gusto—lloriquee.
—Suena grave —respondió riendo—En serio hermanito, apenas y me mandas mensaje y ahora hasta videollamada, me preocupas —dijo mirándome fijamente, suspiré sentándome en la cama.
—Perdona, se me olvida que hay más seres vivos al rededor—reconocí, Boo sonrió.
—Como si no te conociera Ali, lo sé de sobra. Pero a ver dime que te pico el día de hoy.
—Organice una cena muy linda para Braulio pero no se que ponerme.
Mi hermana por un momento se quedó con la boca abierta en un mudo ¡oh!
—¡No puede ser! ¡Ya tengo cuñado! —gritó tal fue su emoción qué casi se cae el celular.
—Aun no, no oficialmente al menos.
—Te lo dije Ali, te lo dije algo bueno saldría de AHÍ ¡ay! Que felicidad me da hermanito, vale la pena tus desapariciones.
—¿Me ayudas? —pregunté antes de que me hiciera entrar en detalles, quería mantenerle la ilusión.
—A ver pues, enfoca lo que tienes —giré la cámara para que pudiera ver—Ah un perro —exclamo al aparecer de repente un hocico..
—No te vayas a echar en la ropa eh loco
—¡Ikki! —exclamó Mariana con emoción, al escuchar su nombre ladró y lamio el teléfono
—¿Cómo sabes...
—Oscar me dijo—respondió sin prestarme muchas atención —¿Cómo estas peludito?
—Oscar te dijo...
—Solemos hablar de vez en cuando
—Ustedes hablan...
—Vaya qué si te trae sonso, pero a ver lo importante, elijamos tu outfit para que lo dejes babeando.
No dije más ya sospechaba que ese par se mantenían comunicados, la siguiente hora fue un vestirme y desvestirme a órdenes de esa pequeña niña, finalmente logramos algo que le convenciera.
—Si no fueras mi hermano si te volteó a ver—exclamo sonriente.
—Quizás en otra vida soy tu marido —hizo un gesto de desagrado.
—Guacala, qué la boca se te haga chicharrón. Bueno ya quedaste guapísimo, debo irme Iván quería ir al cine.
—¿Lo vas a llevar tu solita? —cuestioné asombrado
—Ja, hasta crees. Andrés apenas y me deja salir a la tienda con él, vamos con mamá y papá.
—Bueno, diviértanse.
—Espero verte pronto Ali, te extraño mucho..
—Yo también te extraño Boo, ya pronto será navidad —mi respuesta provocó un puchero
—No es posible que estando tan cerca te vaya a ver hasta ese entonces—se quejo.
—Ven a verme—sugerí.
—¿Y encontrarme con tu ex? No gracias— repuso de inmediato.
—¿Tu también?
—Bueno me tengo que ir ¡Bye! —y antes de que pudiera hacer o decir algo más colgó.
Esta Escuincla... Pensé.
Me vi en el espejo, mi hermana me había elegido un pantalón crema con una camisa del mismo tono y un suéter verde olivo, para los zapatos no quedo más que unos cafés, quede listo casi una hora antes de la cita. El siguiente rato me quede quieto en la cama con Ikki entrando y saliendo a su gusto mirándome con cara de ¿Qué haces humano?
Finalmente, el mensaje de Braulio avisándome qué estaba fuera llegó, me miré un última vez al espejo, me eche un poco más de loción y me dirigí a la salida, Ikki caminó conmigo, antes de irme me agache.
—Pórtate bien, regreso más noche—le dije acariciándolo, me correspondió con un lengüetazo.
Una vez fuera caminé por el pasillo tratando de no parecer agitado, hasta que llegué fuera del edificio, cuando vi a Braulio recargado en su moto, por un momento el aire se me fue, realmente se veía bien, vestía un suéter con cuello de tortuga pegado por completo a su cuerpo denotando sus músculos, con un pantalón de mezclilla todo negro a excepción de un saco largo color beige.
—No se si estoy a tu altura—musitó a mi oído una vez estuve cerca.
—La verdad es que me estoy cuestionando lo mismo —respondí en el mismo tono.
—Me encanta como te ves—dijo dándome un beso en la mejilla.
—Tu te ves mejor —repuse repitiendo el gesto, sonrió complacido.
—¿Y adonde vamos?
—Tu sigue el celular —asintió con una sonrisa, le di mi celular con una dirección cercana al restaurante para darle la sorpresa, me lo cambio por el casco qué me había regalado.
En lo que Braulio lo colocaba en el soporte qué traía en la moto yo me lo puse, una vez listos emprendimos el viaje.
Como siempre, lo abracé, inmediatamente detecté un olor suave amaderado, era algo agradable al olfato, disfrutaba de su aroma pero la loción hacia un excelente complemento, hundí mi rostro en su abrigo, para disfrutarlo más.
Cuando llegamos a nuestro destino, Braulio giró la cabeza como buscando el sitio a donde iríamos, lo tomé de la mano haciendo que regresará su mirada hacia a mí.
—Ven, yo te dirijo—dije con voz suave, me sonrió y asintió, comencé a caminar, el restaurante era discreto y apenas visible, la entrada era estrecha y por dentro se ampliaba. Llegamos ante una empleada que nos recibió con una sonrisa.
—Bienvenidos ¿Mesa para dos?
—Tengo una reservación a nombre de Alan García —al escuchar eso Braulio mostró cierta sorpresa.
—¡Claro! Su mesa esta lista síganme por favor —comenzó a caminar y nosotros detrás de ella, pasamos por algunas mesas hasta el fondo, casi recorrimos el sitio hasta llegar a nuestra mesa que estaba justo en la terraza desde donde podíamos apreciar la ciudad—su mesa—anunció.
—Alan—susurro Braulio al ver el ambiente, tuve la intención de soltarle la mano porque me empezaban a sudar pero no me lo permitió.
—Enseguida les toman su orden—dijo retirándose.
—¿Te gusta? —pregunté con timidez.
—Me encanta —respondió acercándose a mi y besando mi mejilla. —Me sorprendiste.
—Era la idea—dije con una risita nerviosa, Braulio sonrió ampliamente, después arrimo la silla para que me sentara, fue un gesto extraño por que nadie había sido tan caballeroso conmigo, una vez que los dos nos sentamos un mesero se acerco a nosotros con dos copas en la mano.
—Sus bebidas —anunció poniéndolas sobre la mesa , Braulio las miro con desconfianza—Son aptas para veganos—añadió con una sonrisa amable, mi acompañante de nuevo me miró con sorpresa, yo le guiñe un ojo.—Aquí están las cartas—dijo sacando dos carpetas de piel sintética—Regreso en un momento para tomar su orden—hizo una inclinación y se retiro.
—Pusiste atención en cada detalle—observo.
—Claro, para que ambos pudiéramos disfrutar y son si alcohol —añadí.
Braulio estaba notablemente sorprendido, no podía dejar de sonreír, parecía que no era algo que esperara, tomo un sorbo.
—Eres un encanto—exclamó tomando mi mano, se la estreche y después nos soltamos para poder ver el menú, una vez que elegimos lo que íbamos a cenar, llamamos al mesero que se acerco para anotar nuestro pedido, una vez hecho esto se fue de nuevo.
Teníamos el lugar para nosotros solos, por lo que se sentía aun mas intimo el momento.
—Hagamos un brindis—sugirió tomando su copa, sonreí e hice lo mismo.
—¿¿Por qué brindamos? —quise saber.
—Por nosotros—exclamó alzando su copa, sus palabras me perturbaron un poco—¿Alan?—me llamó, alce mi copa en automático, haciendo lo posible por no perder la compostura
—Por nosotros—musité apenas saliéndome las palabras, Braulio lo tomo como que estaba demasiado nervioso y si, en parte era eso, pero también era por su ocurrencia del brindis.
En la siguiente hora una vez que llegaron nuestros platillos, pasamos un momento agradable sin mas sobresaltos, platicamos un poco y tomamos otro tanto, estaba siendo una velada muy agradable, todo parecía de ensueño.
Cuando nos retiraron los platos consideré que era el momento de darle el regalo, estaba por hacerlo cuando el se me adelanto.
—La comida ha estado deliciosa—comentó tomándome la mano.
—Me alegra que te haya gustado—respondí sonriéndole, acariciándolo con mi dedo pulgar.
—No quería irme sin darte tu regalo de Navidad.
—No era necesario— sonreí tímidamente
—Quizás pero quería darte algo para que me recordaras mientras no estoy—dijo correspondiéndome la sonrisa, me soltó para poder sacar lo que traía, sobre la mesa coloco una caja de terciopelo color vino, mi corazón se aceleró y el pánico se apodero de mi, las voz de Oscar comenzó a retumbar en mi cabeza "Ya no mas te falta el anillo" no podía tener razón, contemplé el objeto e intenté razonar, la caja era de mayor tamaño como para contener un anillo, además no podía saltar como tres pasos para llegar a este punto. —Ábrelo—pidió Braulio expectante.
No me quedo de otra que hacerlo, con las manos temblorosas lo abrí de a poco casi entrecerrando los ojos con temor de lo que me encontraría, cuando levanté la tapa por completo pude ver su contenido, al menos no era un anillo pero tampoco sentí un alivio.
—¿Qué es? —quise saber tratando de parecer tranquilo, me invitó a sacarlo de la caja con un gesto, eso hice. Era una cadena plateada no muy gruesa, de ella colgaban dos letras pequeñas.
—Son nuestras iniciales—explicó sonriente, en efecto era una A y una B
—Ah—exclamé quedándome sin palabras—esta muy bonita—atine decir.
—Deja te la pongo—Braulio se paro y me ayudo a colocármela, me rodeó con sus brazos y me dio un beso en la mejilla.
—¿Te gusto?
—Por supuesto—respondí con la voz temblorosa, no podía explicar lo que estaba sintiendo en ese momento. Braulio me soltó y regreso a su asiento.
—Te sienta bien —dijo observándome, sonreí.
—No necesitabas darme nada, te voy a tenerte presente siempre—comenté intentando endulzar el momento, para lograr salir un poco de mi estupor.
—Eres muy lindo Alan,
—Yo también te traje algo
—¿Después de esta magnifica cena? No era necesario—respondió mirándome detenidamente manteniendo una sonrisa amplia
—Tal como tú, quería que me recordaras—saqué una cajita envuelta donde había puesto la funda, lo puse sobre la mesa para que Braulio la tomara.
—Pues tal como dijiste tu, siempre estas en mi mente—hizo una pausa—corazón. —me estremecí ,muy pocas personas me habían dado un apodo tan dulce, sentí que mi cara se ponía roja y que una sonrisa apareció en automático
—¡me encanta! —exclamó, ya había abierto su regalo en el minuto en el que yo había tratado de recomponerme.
—Mencionaste que deseabas una funda así, por lo que considere que seria buen regalo.
—No te equivocaste—de repente se puso de nuevo de pie y se acerco a mi, tomo mi rostro en sus manos, me miro un momento directo a los ojos y después me beso—Gracias—susurro, lo único que pude hacer es mostrar mi mejor sonrisa , y haciendo lo posible por mantenerme en calma
—Quiero mostrarte un lugar ¿Vamos?
—Claro—respondí apenas saliéndome la voz.
Salimos del establecimiento , con el pretexto de ayudarme a ponerme el casco , acercó su rostro al mío y me beso, fue algo breve, pero definitivamente algo había cambiado, no supe dilucidar que.
Nos subimos al moto y me llevó al lugar que había mencionado, condujo por una gran avenida, había poco tráfico por lo que llegamos pronto a nuestro destino, en si no era algo especifico, simplemente era un espacio a lado de la carretera donde podías estacionarte sin mayor problema. Apago la moto y bajamos.
—Este es mi lugar favorito —explicó—suelo venir cuando tengo algún problema o necesito pensar algo, quería compartirlo contigo—dado que estaba en una parte alta funcionaba como mirador, si bien podíamos ver la ciudad desde el restaurante, en esta perspectiva se podía apreciar un poco mas.
—La vista es excelente, no había venido por aquí—pese a ser una zona muy transitada no eran mis rumbos—gracias por traerme.
—Esta ha sido de las mejores noches que he tenido—exclamó acercándose a mi, abrazándome de la cintura , hundió su cara en mi cuello, me hizo estremecer, estaba en terreno totalmente desconocido ,nunca había experimentado algo así
—Quería que te llevaras un buen recuerdo antes de tu viaje.
—Lo lograste—respondió estrechándome un poco más—tomémonos una selfie—sugirió—accedí, Braulio sin soltarme me dio su teléfono para tomar algunas—Podrías poner esta de fondo—sugirió cuando empezamos a ver como salían.
—¿Notaste la foto que puse? —pregunté un poco avergonzado, Braulio recargo su barbilla en mi hombro.
—Por supuesto, no comente nada porque sabia que te apenaría— me soltó y se puso frente a mi.
—No te equivocaste—admití con una risita nerviosa.
—Sabes, empiezo a sentirme seguro de esto. —dijo acercándose, abrazándome de nuevo—te voy conociendo mejor y puedo decir que me encantas—continuo, pese a que la noche estaba fría, yo sentía que sudaba, quería encontrar las palabras adecuadas para responderle—Espero que la Navidad del próximo año podamos celebrarlo de nuevo juntos.
Hundí mi cabeza en su pecho, escondiéndome. No esperaba que se sincerara por lo que no fui mentalizado, con mi mano jugué con la cadena que colgaba de mi cuello, había llegado el momento en que debía decidir si seguía adelante, tome aire armándome de valor y de nuevo alcé la cabeza.
—Quiero seguir conociéndote, este tiempo que llevamos saliendo ha sido increíble—comencé a decir casi tartamudeando—Creo que algo bueno puede llegar a pasar cuando regreses—Braulio sonrió.
—Entonces ansió por eso, sino fuera por mis sobrinos ahora mismo cancelo el viaje.
—Disfruta a tu familia también es importante.
—Lo sé, pero en estos momentos no quiero estar lejos de ti—respondió acercándose a un más, eche mis manos a su cuello y después me beso. Fue muy suave y despacio, contrario a otras ocasiones mi corazón era el que estaba a mil por hora y no otras partes de mi cuerpo. Nos detuvimos por un momento mirándonos de frente.
—Ojalá no tuvieras que viajar—dije, beso mi nariz.
—Te llamare por facetime cada que pueda, para que me extrañes lo menos posible, volvimos a besarnos—¿Tienes que regresar esta noche? —quiso saber, eso interrumpió el momento, una gran parte de mi decía que si pero Ikki vino a mi mente, no podía dejarlo solito tantas horas. —Tienes que cuidar al perrito ¿Verdad? —concluyó antes de que pudiera responderle.
—Si, no puedo dejarlo solo, le ha sido complicado separarse de su dueño—respondí con cierta tristeza.
—Está bien, comprendo—agradecí que fuera tan comprensible—quisiera quedarme contigo, pero me da miedo que me quiera comer antes que tú lo hagas—me reí.
—Ikki es un amor.
—No es precisamente lo que demostró, pero no te preocupes, entiendo la situación
—Gracias—respondí, me agradaba que fuera mas razonable que la vez anterior.
—Creo que empiezo a quererte—me susurro al oído, si con todo lo que me había dicho me había puesto de nervios ese fue el remate para casi causarme un colapso nervioso, fui incapaz de responderle, simplemente lo atraje mas hacia a mí y jugué con su cabello, quería darle una respuesta similar pero no pude, al menos me pareció una señal positiva dado que en relaciones pasadas me había sido muy fácil desperdiciar te quieros y te amos en vano, pero en esta ocasión tenia un revoltijo de emociones, aunque no dudaba que con mas tiempo compartiendo juntos podría llegar a pronunciarlas. —No tienes que responder, solo quería que lo supieras—añadió estrechándome.
Parecía que no se tomo a mal silencio, sino que lo interpreto a que me había tomado por sorpresa y por lo tanto sin palabras, en parte así fue.
Nos quedamos un rato más mirando hacia el abismo contemplando la noche, desde ese lugar aún se podían apreciar las estrellas, en especial esta noche que estaba por completo despejada, el ambiente tenia un toque mágico que me agrado compartir con Braulio, platicamos de algunas como aventuras de nuestra adolescencia o travesuras de niños. También compartimos parte de momentos de miedo e incertidumbre, se abrió a compartirme como se sintió cuando tuvo que cambiar de país y el trabajo que le costo adaptarse.
Esas platicas son las que te acaban acercando a la persona, las que te llevan a crear un vinculo profundo, me sentí más cercano a él.
Cerca de la medianoche me fue a dejar a mi departamento, todavía tardamos un rato mas en despedirnos, me parecía increíble que para ese momento ya tuviera un fuerte sentimiento de no querer que se fuera, pero al final después de otro largo beso lo deje ir.
Como si fuera protagonista de alguna novela me quede contemplando como se iba yendo hasta que se perdió en la longitud de la calle del centro.
Entre al edificio sintiéndome como toda una quinceañera alborotada, era la mejor cita que había tenido, la mejor noche, el mejor día.
Estaba por abrir cuando escuché un murmullo que me dejo con la llave suspendida cerca de la cerradura, acerque la oreja a la puerta para escuchar mejor.
—Ikki... ¿Qué he hecho con mi vida? —indudablemente era la voz de Marck que se escuchaba quebrada—Creí que siempre hice lo correcto y parece que ha sido todo al revés—no sabia que hacer, si seguir escuchando o interrumpir—Por que no tengo la misma valentía de Claire—conocía demasiado bien el nombre de ese personaje, era de una película que significaba mucho para mi por lo que también entendí a lo que se refería, eso me detuvo aun mas de entrar—porque la vida me trajo de nuevo a su vida, que clase de karma es este—cada vez se oía peor por lo que considere que era momento de interrumpir por su propio bien
No dije nada, simplemente entre como si nada, alce la mirada para encontrarme a Marck tirado en el piso abrazando al perro, cuando me vio lo soltó y este aprovecho para irme a saludar.
—Hola perro loco ¿Me extrañaste verdad? —su respuesta fue tumbarme para seguir lengüeteándome—Solo fueron unas cuantas horas loco—dije riendo ante su entusiasmo.
—Déjalo llegar—le pidió Marck con voz gangosa, era evidente que había llorado. Ikki no hizo caso por lo que se levanto para jalarlo del collar—va a jalar tu suéter—comento viéndome, note que se detuvo un momento en mi cuello, por instinto escondí el collar, me puse de pie aprovechando que el perro estaba sujeto.
—¿Ya ceno? —quise saber.
—Si, también lo saque a pasear.
—No te hubieras molestado.
—-No es molestia disfruto estar con el —dijo acariciándolo.
—Se va el dieciséis—comenté recordándolo.
—¿Mañana? —exclamó con una verdadera tristeza que hasta los ojos se le veían empañados.
—¿Mañana?—me cuestioné, el tiempo se me había ido tan rápido que ni siquiera estaba consciente del día—Mañana—afirme—Quisiera quedármelo hasta que regrese Oscar pero es bastante complicado cuidarlo además voy a irme con mi familia—añadí con un suspiro.
—Me da gusto saber que ya están en buenos términos.
No supe que responder o que decir, el ambiente era incomodo o mas bien yo lo sentía así por lo que había escuchado.
—Voy a acostarme—anuncié, yendo hacia mi cuarto.
—¿Puedo acompañarlos? —pidió de repente. —a dejar a Ikki.
No esperaba esa propuesta, parecía que se había encariñado bastante con el.
—Si claro, tenemos que dejarlo a las tres.
—A esa hora estaré listo—respondió con una ligera sonrisa poco sincera, asentí con la cabeza.
—Buenas noches—dije sin mas y me fui a acostar, no podía encerrarme porque a Ikki le gustaba ir y venir durante la noche, ni siquiera me cambie simplemente me dejé caer en la cama.
El ánimo con el que había regresado se esfumo , me sentía de la misma forma que cuando vi la película en el cine, confundido, con muchas dudas, no podía seguirme aferrando a Marck, no había nada que esperar, las palabras de mi hermana vinieron a mi mente: No le tengas miedo a empezar de nuevo con alguien.
Quizás ya no solo era miedo sino un sentimiento extraño de que yo estuviera avanzando y en cambio a Marck se le estuviera viniendo el mundo encima, sin embargo ya había hecho demasiado ,todos estos años mi mente y mi corazón habían estado con él aunque había intentado lo contrario, no había puesto mucho ahincó de salir de esa situación, pero ahora estaba Braulio en mi vida, alguien que me estaba ofreciendo algo seguro y estable, quien desde un principio dejo muy claro mi lugar en su vida, a estar alturas de mi vida era lo que mas quería.
Me pareció escuchar que alguien sollozaba en la habitación contigua, me dolía lo que le estaba pasando pero no podía seguir aferrándome al pasado, Había querido avanzar sin soltar la piedra durante tantos años apenas de manera consiente, ya era momento de soltarla, no podía negar lo importante que seguía siendo Marck para mi pero ya era momento de hacer un lugar a alguien más.
Ese pensamiento me hizo hacer algo drástico, tomé mi celular y publiqué en mi Instagram una de las fotos que me tomé con Braulio, era la primera vez que publicaba algo que hiciera referencia a él aunque ya era de madrugada apenas la subí mi celular empezó a vibrar como loco, posiblemente eran mis hermanos, vaya manera de enterarse de mi vida, pero no deseaba dar explicaciones, estaba decidido, lo intentaría con Braulio, cuando regresara de sus vacaciones familiares me atrevería a dar el siguiente paso.
Me acomodé de lado y contemplé la lámpara de lava que tenía en mi buro, pese a todo lo que sucedió entre nosotros la conservé, y en mis momentos más obscuros me hizo compañía hasta el punto en que ya era parte de mi rutina encenderla cada noche, sino sentía que algo me faltaba provocándome sentirme solo, aunque entendía su significado y el valor que tenía para mí, hice lo que debí haber hecho desde hace mucho, estiré mi mano y la apagué, de inmediato la habitación quedo casi en penumbra, la poca luz que entraba era la de la calle.
Una opresión en el pecho me invadió haciéndome contraerme como cochinilla, me aferré a mi llama y cerré los ojos con fuerza, tenía que acostumbrarme a dormir sin esa suave luz morada, no podía seguir encendiéndola cada noche; debía empezar una nueva vida que dejaba de estar atada a la de Marck.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro