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11. ¿Quieres venganza?

Trevor —dijo Mailen sonriendo mientras me tendía la mano.

—Mai —dije en susurro y arrastrando una sonrisa. Avancé hacia ella, pero por una extraña razón no pude tomarle la mano.

Por favor, no me sueltes —dijo con su mano extendida y borrando lentamente su sonrisa.

Arrugué mi frente algo preocupado y comencé a correr, el espacio estaba todo en negro y solo estaba ella de pie en el centro del lugar.
Cada vez que daba un paso, Mailen se alejaba más y más.

¡Mailen! ¡Espera! —dije largando un grito desesperado.

Trevor —dijo en un llanto —. ¡Ayúdame! —un hilo de sangre comenzó a descender por su cabeza.

No —me quedé inmóvil —... ¡No!

Me duele, me duele mucho... ¿Por qué me dejaste sola? ¿Por qué me abandonaste? —dijo tomando su estómago agonizando por el dolor. Los hematomas no tardaron en aparecer en su rostro y brazos.

Lo siento —me tiré de rodillas al suelo —. No puede alcanzarte, no pude llegar —bajé mi cabeza frustrado y con un leve dolor en el pecho.

De un momento a otro sentí un golpe sobre mi mejilla e hizo que me cayera de espaldas al suelo. Mailen me acorraló tomando mis hombros y gritando mi nombre sin cesar.

¡Abre los ojos! ¡Mírame a la cara cobarde! —me sacudió de un lado a otro, permanecí quieto y con mis ojos totalmente cerrados.

Estaba asustado.
Estaba desesperado.
Estaba perdido.

—¡Trevor despierta maldita sea! —sentí una fuerte cachetada y abrí mis ojos de golpe.

Tomé un suspiro profundo, como sino hubiera estado respirando.
Tomé mi cabeza por un dolor punzante y comencé a quejarme en voz alta.

—Noelle —dije sin aliento —. ¿¡Por qué mierda me pegas una cachetada?! —miré su rostro sumido en ira.

—Lo siento, estabas gritando. No tuve otro recurso más que recurrir a la violencia —tiró su corto cabello hacia atrás de sus hombros y ocultó un mechón detrás de su oreja —. Ten, es una aspirina. Supuse que al levantarte tendrías resaca.

—¿Por qué no te fuiste? —tomé de mala gana la aspirina y el vaso con agua —. Es mi apartamento, y no quiero que estés aquí.

Noelle sonrió de costado y se cruzó de brazos en tono divertido —. Ya preparé un baño caliente, por favor ¿Hace cuanto no te lavas el cabello? —rodó sus ojos y caminó hacia la cocina.

—¡Quiero que te vayas! —cansado tomé mi almohada y la aplasté sobre mi rostro.

—Cuando salgas del baño, estará listo el almuerzo —dijo sin siquiera escucharme —. Ayer vi en la televisión como hacer una tarta de verduras, y me pareció muy interesante los ingredi...

—¡No me importa! —me levanté de la cama y fui arrastrando mis pies hasta la puerta del baño, la observé de reojo mientras lavaba sus manos y preparaba unas cuantas verduras sobre la mesada.

—Te levantaste con un humor de mierda —dijo negando lentamente —. Pero te perdono.

La miré extrañado —. Nunca pedí disculpas, me había olvidado lo invasiva que eres —refregué mis ojos cansado y sin ganas de discutir me fui a bañar. Al fin y al cabo me dolía tanto la cabeza, que un baño caliente puede que me ayude a sentirme un poco más relajado.

Me producía escalofríos cada vez que cerraba mis ojos ya que el rostro, todo magullado, de Mailen se hacía presente constantemente en mis recuerdos.
Apreté el puente de mi nariz alejando aquellos pensamientos, y apagué la ducha.
El vapor rondaba en toda la habitación, el espejo estaba empañado y sentía las pequeñas gotas que caían de mi cabello a mis hombros.
Con una sola mano traté de dispersar el vapor del espejo empañado, y luego me puse desodorante. Me cambié rápidamente y la camisa se humedeció al contacto con mi piel.
Colgué la toalla a un costado y suspiré un poco más calmado, al notar que el dolor de cabeza casi había desaparecido.
Apoyé mi cabeza sobre la puerta blanca de madera, y me puse a pensar en todas las cosas vividas con Noelle.

Recuerdo que la conocí con Isaac cuando teníamos catorce años, ella era la hija de un amigo muy cercano a Nelson. Era una niña asustadiza y no le gustaba mucho los negocios que realizaba su padre.
Cuando la conocí hacía poco había perdido a su madre, y estaba tan destrozada. Su padre al parecer fue un pésimo soporte en su vida, y en cierto punto la pude comprender.
Yo por mi parte nunca me llevé bien con mis padres, y es por eso que escapé y Nelson me tomó como a su propio hijo. La calidez en sus palabras hizo que me encegueciera y que hiciera todo lo que él necesitaba.
Si había que matar, mataba. Si había que espiar o investigar, lo hacía sin dudarlo. Lo veía como una forma de agradecimiento a las tantas cosas que hizo por mí en el pasado.
Fui un tonto que le llevó un tiempo ver todo el trabajo sucio y la sangre que llevaba en mis manos culpa de Nelson.
Noelle se acostumbró a esa vida con nosotros, más que todo conmigo. Isaac en cierto punto era excluido en algunas misiones por su debilidad en momentos cruciales. Era simple, en aquel trabajo dudar podría costarle la vida a cualquiera.
Noelle fue mi compañera, ambos crecimos y aprendimos de aquel mundo oscuro y sin rendijas de luz. Ambos éramos impulsados por un odio interno, que por momentos no tenían una justificación.
Ella sufrió tanto como yo al descubrir la falsa imagen de Nelson, tanto que necesitó alejarse de todos nosotros. Supongo que para encontrarse de vuelta, a mí me costó, y me hubiera ido si Mailen no hubiera aparecido como mi ancla sobre tierra firme.
Gracias a Mai logré sentirme tan relajado, tan bien conmigo mismo.
Ahora la perdí y me di cuenta que ya no tenía una plataforma en la cual apoyarme.
Estaba flotando, me estaba yendo, perdí las ganas, ya nada era lo mismo.

Salí del baño y un olor gustoso me atrajo hacia la cocina.
La tarta estaba sobre la mesa, y Noelle sentada en una de las sillas sin despegar su mirada de mí.
Me senté sin cortar el contacto visual, me propuse a observarla mejor.
Estaba cambiada, su cabello ahora era más corto, apenas le llegaba a los hombros, estaba más delgada y una pequeña cicatriz se asomaba en una de sus cejas.
Hice una mueca y llevé un pedazo de tarta a mi boca.

—No comas con las manos, allí te dejé un cuchillo y un tenedor —se cruzó de piernas y relajó sus hombros.

—La tarta se come con la mano, no hace falta utensilios —alcé una ceja y arrojé el cuchillo y el tenedor al suelo.

Noelle me miró seria —. Eres un bruto, un idiota, un imbécil, un —mientras ella mencionaba todos esos insultos yo sonreía y asentía con la cabeza de modo irónico —... tonto, un inconsistente, un debilucho...

En cuanto escuché esa palabra salir de su boca, golpeé mi puño a la mesa con todas mis fuerzas —. Cállate.

—¿Sabes? El otro día estaba de viaje y me llamó Isaac —cambió su postura y me siguió hablando de forma muy indiferente —. Me contó todo lo que pasó, y lo que estabas haciendo. No iba a venir, no iba a venir porque sabía que tú sólo saldrías de todo éste enredo —tensó su mandíbula y bajó su cabeza —. Hasta que vi la noticia de hace unos días atrás, Trevor. ¿Qué haces? ¿A dónde quieres llegar con todo ésto?

—No te incumbe. Ni a él, ni a ti, ni a nadie —dije sin elevar la mirada, mientras seguía masticando la comida.

Noelle se recostó sobre la silla sin decir ni hacer nada. Sólo me observó en silencio, como si intentara leerme la mente.
Dejé la tarta a un costado, y me incliné en mi asiento para conectar su mirada con la mía.
Sus ojos marrones estaban más oscuros por la poca luz que entraba de la ventana, y su boca estaba torcida en una leve mueca.

—Te voy a ayudar, ¿Quieres venganza? La tendrás —dijo finalmente sin pausas entre medio —. No me importa si me dices que no, no pienso dejarte sólo. Pero si te ayudo, lo vamos a hacer a mí manera ¿Entendido?

Me puse de pie y fui hasta la puerta principal, la abrí de par en par y lo acompañé con un movimiento de manos —. Vete ahora mismo de mi apartamento.

—No me iré a ningún lado, todos estamos preocupados por ti ¿Acaso es tan difícil de entender? —dijo Noelle de pie a un costado de la mesa.

—A veces hay personas que no quieren ser salvadas —apreté mis dientes y fruncí mis cejas.

—Esas personas claramente no saben mentir —Noelle me tomó del cuello de la camisa y me estampó en contra de la pared —. Estás gritando pidiendo auxilio pero te niegas a admitirlo, sabes lo jodido que estás y aún así no lo reconoces —me miró llena de furia y su agarre comenzó a ser cada vez más fuerte —. ¡Tú mejor que nadie sabe lo que es vivir en la oscuridad de uno mismo! —sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas que cayeron ferozmente sobre sus mejillas rojizas —. ¡Me ayudaste a superar mis miedos! ¡Me habías ayudado a ser más fuerte! ¡Y ahora no soporto verte tirado en el suelo con ataques de pánico y ebrio! —me sacudió de un lado a otro y yo no hacía más que mirar al suelo en pleno silencio —. ¡Te voy a ayudar imbécil!

Me soltó de forma brusca y fue hacia la puerta para cerrarla de un portazo.
Tomó los platos y los llevó al lavavajillas.
Secó sus lágrimas y después esbozó una pequeña sonrisa.

—Noelle... —dije apretando el puente de mi nariz sin saber que decir o hacer.

—No hace falta que digas nada, así que acostúmbrate a verme en tu apartamento a partir de ahora —dijo como si supiera la confusión que estaba teniendo en ese preciso instante.

Me crucé de brazos fingiendo indiferencia y miré hacia un costado pensativo —. Klein Barton es el siguiente en la lista.

—Ya lo sé —dijo mientras lavaba los platos.

—¿Cómo? —dije sorprendido al escuchar sus palabras.

—La lista estaba en el maletero de tu auto, debes ser más cuidadoso en donde guardas las cosas. Eso es un error de novatos, también vi el arma que usas y los elementos de tortura —dijo Noelle señalando el bolso que había tirado anoche en el sillón —. Estudié el patrón que sigues y prometo que encontraremos a Derek.

La miré mudo de palabras. Me senté nuevamente en una de las sillas, y pensé en lo bien que me conocía Noelle.
Por más que pasaron unos cuantos años, al parecer no cambió en nada.
Aún así me genera curiosidad la cicatriz en su ceja, aunque ahora no era el momento de preguntarle. Más adelante me dirás que estuviste haciendo todo éste tiempo alejada de todos nosotros.
Aún no me siento cómodo con la decisión de que me siga con el tema de mi venganza, pero ella no es la única que sabe intimidar o manipular a las personas.
Si Noelle pensaba que acepté su compañía, estaba tan equivocada.

Nota autora:

Hoy era un día que se merecía una actualización, aproveché mi tiempo libre y he aquí el nuevo capítulo 🖤

Nos leeremos muy pronto amores 👀
Después cuéntenme que piensan de la historia, me gusta ver sus opiniones 🖤

Trevor en multimedia 💫

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