≡; O9.
La casa de Miyeon era muy grande, tanto que Doyoung llegó a pensar que vivían cinco personas por las múltiples habitaciones. Pero no, tan solo eran ella y su sobrina Yuna, quien aún estaba en preparatoria.
Sus piernas estaban rígidas y su postura apropiada a la de una estatua. Porque Doyoung se siente muy cohibido en casas ajenas, menos en la de Taeyong, ni la de Seo y Lee.
No fue hasta que Miyeon sacó conversación -nada referente a Jaehyun- que logró relajarse. Además de un té de manzanilla super relajante. Tan solo rogaba por no quedarse dormido.
Siempre le sucede cuando Jaehyun le preparaba ese té.
Jaehyun.
Mordió su labio inferior, tratando de volver a distraerse de su pensar. Sin embargo, no funcionaba.
No podía dejar de pensar en las fotos.
Tenía miedo, mucho. Tanto que la paranoia de ser observado se intensificó en potencia. No podía caminar por la calle sin sentir que lo perseguían.
Para ese momento, la taza posada en sus manos comenzó a temblar, deleitándose a sí mismo del estado en que se encontraba. Miyeon no tardó en darse cuenta.
— Doyoung —llamó la castaña, preocupada— ¿Qué tienes? Sabes que puedes confiar en mí.
Kim se aseguró de estar más calmado en el instante que se fijó en los orbes cafés de Miyeon, pero a pesar de que su postura haya cambiado, su mirada no lo hizo. Ella pudo leer el miedo en esos ojos de cachorrito.
— No es nada, noona —él continua sonriendo, teniendo en cuenta que pronto se rompería. Vamos, por favor, no pregunte más nada.
No es que Doyoung no se sintiese en comodidad con Cho, tan solo era... que no le gustaba llorar frente a otras personas. Ni siquiera le daba a Jaehyun el privilegio de ello, y sin embargo, aquel día no pudo evitarlo y se quebró frente suyo.
A pesar de ser muy dulce, Doyoung se dejaba llevar por el orgullo.
Miyeon suspiró, captando el significado de esas palabras. Lo es todo. Ella no tenía ni idea de cómo actuar frente a su menor, pero al menos intentaba animarle. Sé que muchos pensarán, se conocen de hace poco, pero la mente de la chica no recae en esa frase, sino en todos los momentos en que Jaehyun le contaba cuan enamorado estaba de ese niño, como el amor desprendía de él con tan solo mencionar su nombre, la fuerza que le daba un mensaje suyo para continuar con la dura jornada laboral.
Doyoung es muy saludable a Jaehyun, y ella como mejor amiga, ansía más que nada el bien sentir de Jaehyun.
Chaeyoung tan solo es una envidiosa, anhela bienes que no le pertenecen, y hace hasta lo imposible para conseguirlo. Pero este caso no terminará como los otros.
— Sé que es por Jaehyun, y también entiendo que no quieras hablar conmigo porque prácticamente soy una extraña —comienza suavemente, dispuesta a subir el ánimo de aquel niño tan adorabe— Pero, Doyoung, créeme cuando te digo que voy a ayudarte. Jae es importante para los dos, y yo soy testigo de que te ama. Siempre lo dice en la oficina, tú le haces bien, no debemos permitir que una relación tan bonita como la suya se quiebre. Y menos por una perra que no vale la pena.
La gran sala de estar quedó en silencio tras las cortas palabras, pero Doyoung no tenía ganas de hablar sobre sus emociones. Pero debía hacerlo, porque él estaba muy seguro de que no podría llegar a casa nuevamente sin haber soltado lo que se guardaba.
Si llegaba con todo eso dentro de sí... tenía el presentimiento de que le iba a saltar encima a Jaehyun, y no de la manera bonita.
Doyoung enojado era muy distinto al dulce conejito que conocemos.
— Tengo miedo, noona —el hilo de voz con el que soltó la oración, dio una puntada inexplicable en el pecho de Miyeon. Dios mío, maldita perra, no había segundo en el que Cho no insultara a Chaeyoung. Doyoung continúo con el mismo tono temeroso— Siento como si ella me viera en todas partes, me da miedo regresar a casa y que esté ahí con Jaehyun, que de alguna manera se le ocurra hacerme algo. Yo quiero estar bien, no quiero que me hagan daño, noona, no quiero.
Doyoung sentía un nudo del tamaño de una bola de golf en su garganta, no seas estúpido, no vayas a armar una escena de llanto acá, Doyoung. quería dejar de hablar, porque sabía que iba a llorar. pero, también debía desahogarse y justo ahora, Miyeon le daba la oportunidad.
No tenía a nadie más.
Temía ir a la casa de Taeyong después de lo ocurrido, y el departamento de Mark y Johnny era como el segundo hogar de Jaehyun. Y ahora, no lo deseaba mirar.
Miyeon era cálida y demostraba confianza verdadera. Así que lo hizo, lloró en su hombro mientras soltaba lo necesario.
Para el momento en que cayó la noche, decidió aceptar la oferta de quedarse en su hogar. Tan solo serían ellos dos, ya que, tal parece la sobrina de Cho se quedaría en la casa de su pareja, Jisu, Julia, Lia. No sabía, le había llamado por varios nombres, así que supuso que era la misma persona.
Después de cenar y ducharse, Doyoung se encontraba en una habitación de huéspedes, que era considerablemente grande. Miraba una pantufla que estaba abandonada en una esquina alejada del cuarto, pensando en todo y nada a la vez.
De pronto, la chica tocó la puerta, y tras una pequeña afirmación, asomó solo su rostro por la puerta con una gran sonrisa reconfortante.
— Traje cereal de chocolate para comer mientras conversamos —anunció la mayor con una risita traviesa. Como si no tuviese que haberlo hecho, pero lo hizo.
Él respondió el gesto con una sonrisa pequeña.
— Es de Yuna, pero... lo compré yo, por ende, es mío también. Vamos come, el chocolate hace feliz, está comprobado científicamente.
Probó un poco para que Miyeon calmase su repentina hiperactividad, y ella comenzó a hablar, más seria que antes.
Cambios repentinos de emoción, le dijo la mente de Doyoung.
— Bueno, Doyoung, sabes que te comenté por celular que descubrí algo de Chaeyoung que nos favorecería —Kim asintió— Bueno, es algo fuerte, pero, necesario que lo sepas.
Doyoung traga un poco del cereal, nervios llegando sin avisar— Est-Está bien.
— Anoche fui a buscar ayuda en Jaehyun por un trabajo algo dificultoso, y al parecer no estaba en la oficina —contó, llevando a Doyoung el recuerdo de anoche sin siquiera saber— pero, en su lugar, me desconcertó ver a Chaeyoung ahí, revisando las carpetas personales de Jaehyun, además de que... al parecer, sabe la clave de su portátil.
El cereal que ingería el pelinegro, tomó el rumbo equivocado gracias a la impresión, provocando que se ahogase y comenzara a toser. Miyeon le ayudó con unas palmaditas, y ofreciéndose a ir por agua. Doyoung se negó, necesitaba escuchar más.
— ¿Ya? —preguntó Miyeon, preocupada por lo que causó sin tener la intención. Cuando Doyoung dio un asentimiento, ella continuó con su relato— por lo que, Doyoung, yo quería preguntarte si estarías dispuesto a quedarte aquí. Al momento de ganar la custodia de Yuna, no hace mucho, fue que me mudé a esta casa, ni siquiera Jaehyun sabe la dirección, siento que sería más seguro para ti que ir a los lugares que frecuentas seguido.
No tomó mucho para que Doyoung asintiera. Él tenía ganas de cuestionar lo mismo, pero le daba vergüenza, y sentía que era un abuso de su parte. pero, necesitaba de alguna manera sentirse protegido.
Esa noche quedaron en acordar enviar por algunas prendas de Doyoung al día siguiente. Miyeon estaba dispuesta a hacerlo, por lo que le dijo a Doyoung que no se preocupara.
El plan se efectuaría en una semana, cuando llegaran los viajes por trabajo de la empresa. Miyeon ofrecería a Jaehyun como voluntario, sin que el supiese, y le haría creer que es un viaje obligatorio.
Con Jaehyun lejos, Chaeyoung tendría "pase libre" a su oficina, y por ende, a su portátil, que sería su cómplice en todo lo posible.
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