Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 99

Dos días después.

Izuku Midoriya duerme plácidamente sentado a un lado de Bakugou quien persiste en la camilla, su rostro está lleno de heridas pero la inflamación ha disminuido notablemente, solo quedan los tintes violetas y verdosos proveniente de los hematomas de la confrontación con Twice.

Es entonces que por un agarre brusco en sus mejillas despierta asustado. Sus esmeraldas adormiladas abren y brillan intensamente en cuanto ve la causa del agarre.

Es Bakugou Katsuki quien yace con sus ojos escarlatas tan abiertos y de forma tan amenazante que su propia aura desprende sed de sangre.

— ¿Qué demonios te sucedió en la maldita cara, Izuku?

_____________________________________________

¡Es una promesa de sangre!

A pesar del gran desencanto y desilusión que la academia Yuei se había llevado con el accidente directo sobre su profesor de matemáticas, había algo evidente que la gran mayoría intuía con solo conocer un poco la situación.

Bakugou Katsuki era un jodido súper humano. Era un espécimen extraño que luchaba a puño limpio contra la inmortalidad.

— ¿Has escuchado el dicho, mala hierba nunca muere? —Inquiere Kenjirou con felicidad y alivio grabado en su mirada mientras enciende un cigarrillo, observando hacia las nubes.

Se había enterado que Bakugou estaba despierto solo y exclusivamente por el grito que había lanzado recientemente y el ajetreo de los médicos en la zona. Su corazón azota contra su pecho feliz intentando ser paciente e ir a verlo en cuanto su médico tratante diera el pase.

El profesor de ciencias se reincorpora estando antes en cuclillas, apoyado en contra la pared del centro hospitalario y chasquea la lengua ante la acción de su acompañante. —No fumes cerca de mi preciado oxígeno. —dice de un arrebato quitando el cigarrillo de la boca del pelirrojo, apagarlo y pisotearlo con asco. —No lo vuelvas a hacer, estás advertido. —amenaza desprendiendo de sus ojos oscuros desagrado.

Kenjirou abre sus ojos impactado por lo que acaba de presenciar. — ¡Oye! —exclama frunciendo su ceño sin importarle nada de lo que él acaba de decirle. Estampa su diestra a un lado de la pared en la que él está de inmediato y con amenaza evidente nacer de su cuerpo. — ¡Ese era mi último cigarrillo, gran pedazo de imbécil! —gruñe señalandole con el dedo, furioso. — ¡Me lo vas a tener que pagar! —emerge de Kenjirou mirándole con desagrado. —Ahora.

El pelinegro le mira con cara de pocos amigos. —Seguro. —suelta distante mientras ajusta su chaqueta y se aleja de la palma azotada de Kenjirou a su lado. — ¿Prefieres efectivo o transferencia? —agrega sarcástico pasando de él.

Kenjirou frunce aún más su ceño en cuanto le ve con intenciones de irse. — ¡Genial! Vienes, apagas mi último cigarrillo que iba a fumar para festejar el despertar de mi mejor amigo... ¿¡Y ni siquiera te quedarás aquí conmigo!?

— ¿Ah? —suelta el pelinegro mirándole por el rabillo del ojo. — ¿Por qué debería hacerlo? Iré a darle mis buenos deseos a la mala hierba.

────────༺༻────────

Diez minutos antes

Izuku Midoriya, distraído y tan feliz que no lo soporta no se molesta en responder, quita el agarre de los dedos de Bakugou sobre sus mejillas y se lanza a sus brazos. Le abraza intensamente en el momento en que comienza a llorar desconsoladamente. Olvida por completo la herida, se olvida de todo.

— ¡Qué alivio, qué alivio, qué alivio! —chilla sin despegar su rostro junto a sus lloriqueos sobre el pecho de Bakugou, quien le mira con cara de pocos amigos y un tinte intenso sobre sus pálidas mejillas por la reacción de Izuku sobre él.

Bakugou chasquea la lengua y no hace más que posicionar bruscamente su mano sobre su cabellera verdosa. — ¡Oye! —suelta con voz ronca. — ¡Responde la mierda que te pregunto! —gruñe saliendo de sus casillas.

De pronto lanza un suspiro y mira hacia el horizonte. —Ah... Tengo la boca seca. Muero de sed. —suelta con agotamiento desplomandose en la camilla.

Las esmeraldas de Izuku abren con sorpresa y de un salto corre a su mochila, rebuscando con rapidez. — ¡Ten! —extiende una botella de agua, quitándole veloz la tapa para facilitarle el trabajo.

Bakugou recibe la botella y la bebe tan rápido que acaba estrujandola en su puño. —Ahh... —suelta con alivio. Entonces clava sus carmines otra vez en Izuku. — ¿¡Entonces qué demonios tu cara, nerd!? —gruñe tomándolo de la muñeca y jalandole hacia él, apoyándolo una vez más en su pecho para observar su rostro más de cerca. Con su mano libre apreta de sus cachetes pecosos y examina con detenimiento cada hematoma.

Izuku en cuanto le ve tan cerca no puede evitar sonrojarse, comenzando a balbucear y murmurar cosas inentendibles.

— ¡No entiendo una mierda de lo que dices! —gruñe Bakugou profundamente intentando mantener la compostura. —Se acabó. —suelta presionando el botón para llamar a la enfermera a la vez que le libera del agarre.

Luego de un minuto, la enfermera no tarda en entrar y abrir sus ojos sorprendida al ver a Bakugou despierto.

—Oi. —interviene el rubio ceniza con los balbuceos de Izuku de fondo. — ¿Qué demonios le paso a este sujeto en mi ausencia? —señala al rostro del pecoso.

La enfermera observa a Izuku y después a Bakugou, aún sorprendida. — ¡No puedo creer que estés despierto! —exclama la enfermera juntando sus palmas por inercia mientras coge su planilla y observa sus signos vitales, anotando veloz e ignorándole completamente.

Bakugou Katsuki no puede evitar chasquear la lengua. — ¿¡Por qué nadie responde mi pregunta!? —gruñe impaciente.

La enfermera ríe bajo al notar la energía de su paciente, es entonces que observa a Izuku con ojos llorosos intentar modular siendo un fracaso olímpico.

—Un delincuente hizo de las suyas con él. —responde la chica mientras anota información en su tarjetero. —Aún lo están buscando. Llamaré al médico... —añade mientras observa a Izuku ser un manojo de nervios. — ¿Por qué él está tan nervioso? Ha sido un buen chico, ha permanecido toda tu estadía cuidando de ti. —Inquiere curiosa notando como Izuku eriza.

Bakugou le resta importancia. —Nada. Sólo sabe que una vez salga de esta mierda le irá muy mal. —gruñe al instante en que dirige sus dedos hasta la mariposa quitándosela de un tirón salpicando sangre por toda el área.

— ¡Ah, no puede hacer eso! —chilla la mujer observando como Bakugou está por levantarse, al ver hombre de tal estatura solo atina a correr a por el médico antes de que el paciente escape. Ni de broma intentaría ella detener a tal animal.

Izuku eriza en cuanto le ve con intenciones de levantarse y se levanta él primero. — ¡Espera, aún tiene que examinarte el médico! —exclama dándole un leve empujón para obligarle a mantenerse sentado.

Bakugou recae otra vez en la camilla por el toque forzoso del pecoso. — ¿Es eso o solo temes por tu maldito trasero desobediente, perra? —gruñe con enojo profundo.

Las esmeraldas de Izuku le miran inquietas y no duda en abrazarle veloz en cuanto ve que se acerca el médico. — ¡S-Será mejor que avise a tu mamá que ya has despertado mientras el médico te examina! —suelta rápido escabullendose tan rápido como conejo en apuros.

Por supuesto, aquella actitud evasiva no pasó desapercibida por Bakugou. Es por ello que presiona las sábanas en sus puños mientras sonríe de forma peligrosa observando la espalda de Izuku desaparecer de la sala.

—Tú... Pequeño idiota. Solo espera. —suelta internamente en modo de amenaza al instante en que el médico aparece.

...

Todoroki Shoto lanza suspiros evidentes en la sala de espera mientras observa una cabellera verdosa correr a toda velocidad hacia él.

Ayuda.

Es lo único que sale de los labios de Izuku en el momento en que toma de la muñeca de Shoto. —Cubreme, di que tuve un imprevisto, Kats— Niega instantáneo. —Bakugou-sensei despertó.

Todoroki Shoto le mira intentando asimilar por la velocidad en la que Izuku habla.

—Sus padres ya vienen en camino, necesito preparar el discurso, ¡no me detuve a pensar en eso!

Todoroki Shoto cree comprender un poco. — ¿Qué tal si solo le dices la verdad?

Izuku traga saliva. —La sabrá aún si no se lo digo, solo quiero aplazar mi paliza lo más que pueda. Si tengo suerte, pasará el tiempo, bajará su malhumor y me libraré de él.

Todoroki Shoto sonríe. —Tú y Bakugou-sensei realmente son muy cercanos, Midoriya. —responde.

Izuku parpadea a la vez que niega con sus manos. — ¡E-Es solo porque mamá hizo que fuera mi profesor privado por un tiempo! —justifica mientras escucha la voz de Katsuki gritar su nombre.

Un escalofrío intenso invade sus vértebras en el instante en que le sonríe de forma forzosa a Todoroki. —Es todo, lo dejo en tus manos. —suelta desapareciendo del lugar.

Segundos después, Todoroki aun medio boquiabierto por la rapidez del evento, ve los ojos escarlatinos más que despiertos sobre él.

—Oi.

No puede evitar imaginar una especie de bestia que acaba de escapar del zoológico, con su súper traje de enfermo mientras escucha pasos de médicos y enfermeros caminar veloz hacia la dirección en la que está.

— ¿Qué demonios haces tú aquí, mitad-mitad? —Inquiere Bakugou cruzandose de brazos y observando a los alrededores.

—Yo... —Balbucea pensativo, tocandose el mentón con tranquilidad e inclinando levemente su cabeza hacia la derecha.

Bakugou alza una ceja, esperando.

Su cabeza endereza luego de varios segundos.
—Pasaba por aquí. —responde Todoroki inclinándose de hombros mientras clava su mirada en una esquina.

— ¿Pasabas por aquí? —Inquiere Bakugou mientras le mira con cara de pocos amigos.

—Sí, pasaba por aquí. —repite.

Realmente es pésimo mintiendo, no entiende porqué Midoriya le encarga tan difícil tarea.

—No te creo una mierda, ¿en donde está el maldito chihuahua?

Todoroki niega instantáneo. —En su casa, supongo. —agrega convincente. Realmente, no suena para nada convincente, pero su mente le hace porras convenciendolo de que está haciendo un gran trabajo.

Bakugou lanza un suspiro mientras rasca su pecho. —Y pensar que tengo un viaje gratis que regalar para el primer bastardo mitad-mitad que se anime a decirme el paradero del mocoso.

Todoroki no dice nada, pero sus pupilas desvían rápido hacia una dirección sin quererlo por un milisegundo. Segundos después, Bakugou se escabulle casi tan rápido como un rayo.

—No confíes en mis ojos, Midoriya. —suelta Todoroki mientras observa sus palmas en el segundo que Bakugou se esfuma del lugar. —Son traicioneros.

— ¿¡Hacia dónde fue el paciente!? —preguntan enfermeros buscándole impaciente.

Todoroki Shoto suspira y vuelve a inclinar sus hombros. —A su casa, supongo. —vuelve a repetir, no tenía más ideas.

...

Izuku Midoriya está sentado fuera del hospital sin saber mucho qué hacer en una banca blanca, mas espera ser paciente y reencontrarse con Katsuki una vez las cosas se calmaran. Aunque muy en el fondo sabe que no tiene tiempo.

A decir verdad, aún seguía impresionado por la rapidez en la que Bakugou había despertado. Recuerda con claridad cuando su médico tratante había indicado que mínimamente estaría inconsciente por cinco días.

Además, había tenido mucho que pensar luego de todo lo sucedido, desde el incidente de Bakugou hasta su propia paliza con ese sujeto llamado Twice.

Había algo que quedó grabado en su mente desde aquel encuentro.

Eres débil, mocoso.

No puede evitar fruncir el ceño con frustración, cabizbajo. Esa frase le había dado directamente en el ego. Odiaba admitirlo, pero tenía razón.

Palpa sus brazos de forma sutil, el entrenamiento matutino que solía tener como estilo de vida no era suficiente. Ya no lo sería si tenía un nuevo objetivo que cumplir.

— ¿Entonces?

Bakugou Katsuki se sienta a su lado notando el ambiente tenso y desolado que Izuku desprende.

Izuku gira levemente sus esmeraldas idas mientras junta sus palmas, lanzando un suspiro. Se rinde, Bakugou era tan genial que incluso recién despertando luego de tal apuñalada no había tardado en encontrarle.
—Te desobedecí. —confiesa. —No pretendo quedarme siempre con los brazos cruzados o paralizado por el miedo. —añade Izuku mientras le observa de forma sutil a su lado.

Observa cómo de su brazo gotea sangre de su mariposa extraída recientemente, observa como algunas de ellas habían manchado sus ropajes blancos.

Bakugou le observa en silencio. Esa mirada que Midoriya tiene le recuerda a él mismo, navegando a años atrás.

Era una mirada llena de frustración. La frustración de sentirse débil e incapaz.

—Hay un sujeto. —continúa el pecoso observándolo serio. —Es Twice, asumo que te estaba vigilando para cuando estabas inconsciente y recién herido. Solo pensar en lo que buscaba es... —lanza con enojo y miedo mientras presiona sus puños. Es entonces que se levanta de la banca y enfrenta a Bakugou. — ¡Yo tome una decisión! —declara mirándole con sus cejas aceitunadas fruncidas.

Las escarlatas de Bakugou le observan serias y en silencio. Está interesado en lo que Midoriya quiere decirle, pero a la vez intuye a qué decisión llegó.

Y lo que intuye no le agrada para nada.

— ¡Me volveré fuerte y te protegeré! ¡Es una promesa de sangre! —exclama Izuku Midoriya a todo lo que dan sus pulmones, tratándose de una verdadera confesión.

Bakugou Katsuki baja su mirada y observa sus ropajes de enfermo. Su corazón duele, su intuición nunca se equivocaba y este era otro momento en el que tampoco lo había hecho.

—Patético... —suelta cabizbajo poniéndose de pie y alzando su mirada observando a Izuku.

— ¿Eh?

Bakugou deposita la palma de su mano sobre la cabellera de Izuku y la acaricia con energía.
—Inténtalo. —le responde avanzando y sonriéndole por el rabillo del ojo, notando como los enfermeros ya le han localizado. —Al final del día te darás cuenta que el único protegido serás tú. No pretendo permitir que mi princesa se ensucie las manos de sangre por mí. —agrega risueño dejándole libre.

— ¿Ah? ¿Princesa? —suelta Izuku frunciendo su ceño mientras observa cómo se aleja. — ¡Soy de todo menos eso! ¡Ya lo verás, te demostraré que también puedo ser fuerte, como tú! ¡Incluso más! —exclama a todo lo que dan sus pulmones mientras Bakugou se despide alzando su diestra, observando a los médicos esperarles impacientes. — ¡Seré tan estúpidamente fuerte que lo pensarás dos veces antes de volver a llamarme princesa otra vez! ¿¡Oíste!?

Bakugou le escucha fuerte y claro, pero no le responde.
—Con solo pensar que Deku quiere protegerme por todo lo que ha sucedido, solo porque bajé la guardia un maldito segundo es... Patético. —gruñe de forma profunda.

—Con que Twice, ¿eh? —murmura observando su palma, furioso. —Esos bastardos han hecho que me enoje... —gruñe intensamente mientras entra a la sala.

Es hora de volver a la zona roja.

Así fue como de pronto, una semana había pasado y todos estaban tensos, a sabiendas que el ambiente estaba pronto a explotar... Tal y como en los viejos tiempos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro