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Capítulo 93

Nezu sonríe montado sobre los hombros de Takeyama como si de un niño se tratase. —Es solo que olvidé mencionar un pequeño detalle. —suelta Nezu.

— ¿Hah? —suelta Bakugou comenzando a avanzar por los pasillos esta vez de forma más lenta en busca de la próxima aula para notificar el evento. — ¿Qué detalle? —inquiere distraído.

Nezu deja pasar unos segundos. —Tú, tendrás que disfrazarte como la mascota de la UA.
— ¿¡HAAAAAH!?

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Confesión embriagante


Las manos de todos los estudiantes tiemblan y creen fervientemente que están cercanos a padecer artritis, mientras sus ojos permanecen agobiantes y no hacen más que observar los problemas matemáticos complejos, que se desarrollan en infinidad a centímetros de sus rostros.

Bakugou Katsuki se pasea de brazos cruzados a lo largo del aula dando pasos firmes, observando de forma detenida el progreso de cada uno de sus estudiantes.

En su diestra lleva un arma.

Entonces alza su abanico de papel y azota en contra un rubio. — ¡Malo! —exclama al instante que Kaminari Denki sobresalta en su pupitre. — ¿¡Desde cuándo es que el signo negativo se ignora y se asume que es positivo!? ¿¡Huh!?

— ¡Lo he hecho ya cinco veces de forma repetida y me da negativo, sensei! —exclama Kaminari frustrado, mientras observa el rostro de su profesor estudiando el ejercicio con su mano sobre el mentón de forma rápida.

—Cinco veces y te sigues equivocando en la misma mierda. —gruñe el cenizo señalando con su abanico de papel un número específico, en donde estaba el error. —Ahí, lo escribiste mal.

Los ambarinos de Kaminari abren y brillan como si hubiera alcanzado algún tipo de iluminación divina. — ¡Ohhhhh! ¡Con que eso era! —exclama alzando la hoja frente a él.

Bakugou rueda sus ojos y continúa su recorrido, observando como Iida Tenya se ha mantenido en una especie de modo automático resolviendo todos los ejercicios sin parar, mientras que Todoroki se mantiene observando a la nada misma.

— ¿Y tú qué? —inquiere Bakugou de malhumor a su lado.

El bicolor le mira neutral. — ¿De qué?

— ¿Ya terminaste o qué?

Bakugou entiende que ciertamente la comunicación que tenía con aquel mocoso era cada vez peor. Y no era por algún tipo de recelo o algo así, simplemente su personalidad le irritaba lo suficiente para entender que aún si se esforzara para que la relación alumno-docente mejorara, estaría solo con resultados cercanos al caos.

Era eso, o tal vez que sus propias habilidades sociales no estaban del todo pulidas como profesional dedicado a la docencia, pero por supuesto, era algo que jamás admitiría y aceptaría fácilmente, aún si tuvo que admitir un par de estupideces para cuando le tenían cautivo con aquel curso de ética, completamente innecesario que tuvo que tomar con Best Jeanist.

—Si algún día lo veo conducir en su motocicleta, ¿me llevaría hasta mi casa? —inquiere Todoroki Shoto neutral.

Bakugou baja rápidamente de sus pensamientos y abre sus ojos indignado, mientras cierra su boca por un momento.
En aquel momento, Izuku también eriza.

Ahí estaba, de esa mierda hablaba cuando decía que aquella personalidad que tenía aquel bastardo sencillamente no conocía el significado del maldito sentido común.

Bajo su ojo izquierdo nace un tic mientras sigue observando aquel par de heterocromáticos que le ven en absoluta calma, aún si acaba de preguntar algo que claramente le dejaba al descubierto si se indagara un poco más.

Por supuesto, ningún superior estaría de acuerdo con la cercanía que tiene con Midoriya Izuku y sería fácilmente sancionado de ser revelado.

Es por eso que mira a Todoroki Shoto con cierta furia interna agravarse conforme avanzan los segundos, como si se tratara de una maldita bomba de tiempo.

Todos observan curiosos e Izuku es un manojo de nervios. Uraraka lo nota, pues le observa rascar su nuca y jugar con su lápiz dejando de lado sus ejercicios, prestando suma atención a la interacción de Shoto con su profesor.

Es entonces que Bakugou Katsuki lanza un suspiro mientras acaricia su sien. —Eres un maldito descarado. Seguro… —lanza con malhumor, rendido. — ¡Pero no respondiste mi maldita pregunta, bastardo mitad-mitad! —gruñe apoyando sus manos en su pupitre. — ¿Ya acabaste?

—No, me estoy tomando un descanso. —dice Todoroki con sus manos tranquilas.

Bakugou está a punto de regañarle, pero el timbre suena y casi todos son libres. Es entonces que observa hojas volar y casi todos huir, exceptuando a tres que logró retener como niños del jardín.

—Malditas sanguijuelas escurridizas. —lanza en un gruñido un tanto agitado con Kaminari y Kirishima de un lado y a Mineta del otro. —No crean que me he olvidado de ustedes.

En un segundo su mirada se dirige hacia el pupitre de delante, observando a Izuku sentado tranquilamente como un niño bueno, mientras que el trío de irresponsables forcejea por huir.

—Midoriya, ve a cerrar las puertas. —ordena Bakugou intentando contener a los tres que no planean rendirse.

— ¡No, Midoriyaaaa! —exclama Kaminari mientras Kirishima está duro como piedra, sintiendo el brazo de Bakugou envolver su cuello con firmeza.

—No puedo respirar bien... —solloza Kirishima intentando liberarse del agarre firme de Bakugou.

—Lo siento chicos, no tengo opción… —susurra Izuku con preocupación al instante que cierra las puertas y Bakugou les deja libres. Kirishima recupera el aliento y huyen lo más rápido que pueden.

—Estúpidas mierdecillas, ¡a sus pupitres! —exclama Bakugou al instante en que ve como corren a sus asientos con cara de mala muerte, mientras que sus escarlatas clavan confusas al detectar un bicolor sentado tranquilamente. — ¿Y tú qué demonios sigues haciendo aquí? —inquiere observando a Todoroki Shoto aún en su asiento enterrando una pajita en su jugo.

—Estoy tomando un descanso. —dice mientras bebe jugo.

—Ahhhh… —suelta Bakugou en un suspiro irritado, mientras observa la cabellera de Izuku pasar frente a él. De forma innegable posa su mano sobre sus cabellos verdosos y los acaricia suavemente. —Buen chico, Midoriya. —dice al instante en que le observa regresar a su pupitre y observa un leve tinte rojo en sus mejillas pecosas surgir.

— ¡Bien, tal como habíamos quedado con la programación, seguirán ejercitándose por tres horas más, perras! —exclama sonriendo de forma amenazante.

— ¡Pero usted dijo que solo sería una hora extra! —exclama Mineta indignado.

Bakugou le mira con evidente enojo, mientras se dirige hasta él. — ¿Ah, sí? —inquiere al instante en que azota sus palmas sobre su pupitre. — ¡¡Sorpresa, perra!! ¡¡Ahora serán tres por ser unas malditas sabandijas traicioneras!! ¡¡Felicitaciones!!

Todos suspiran como si ya casi no tuvieran sus almas en su cuerpo, mientras el sonido del jugo casi inexistente de Shoto decora como música de ambiente.

Este apenas era el primer día de entrenamiento.

...

Para cuando había pasado todo, Izuku procuró seguir a Bakugou a escondidas, se había prometido a sí mismo que hablaría con él. Es un hecho que trataría en lo posible de que se cumpliera.

Así, a la salida cuando ve a Bakugou ajustar su casco, pretende salir de los arbustos y dirigirle la palabra, mas la presencia de alguien más en la escena evita que salga.

Sus esmeraldas abren con cierta sorpresa.

—... ¿Todoroki-kun?

Allí, Todoroki Shoto avanza hasta Bakugou decidido. —Lléveme a casa, sensei.

La silueta de Bakugou eriza en cuanto escucha esa voz irritable. Le mira ahí con su cara de poker, de pie.

— ¿Haaaah? Muérete. —lanza con malhumor al instante en que está por acelerar, causando que Todoroki se cruce y agarre el manubrio.

—Usted me lo afirmó en la clase.

Bakugou se detiene para evitar un accidente y le mira un tanto sorprendido, cruzándose de brazos y analizandole de pies a cabezas.
— ¿Por qué demonios quieres que te lleve, huh? Mocoso malcriado.

Todoroki desvía su mirada un segundo, y un pequeño y casi imperceptible rubor en sus mejillas nacen. —Cool. —susurra en apenas un hilo de voz.

Bakugou entrecierra sus ojos y acerca su oído, pero no le escucha de igual manera. — ¿Hah? No te entiendo, habla más fuerte, ¿quieres?

Todoroki Shoto reúne aire en sus pulmones y queda en pausa por un segundo. —Es cool. —vuelve a susurrar casi tan bajito como la primera vez.

Bakugou logra entender sus labios y lanza un suspiro cansado, mientras sonríe. —Hay que ver lo que tengo que hacer por estos mocosos de mierda. —suelta encestandole el casco en el estómago. — ¡Ya póntelo y sube de una maldita vez! Tengo muchas cosas que hacer.

Todoroki posiciona su casco y sube. — ¿Y por qué a Midoriya le arregla usted mismo el casco? —inquiere curioso y con tintes de inocencia, casi como si se tratara de una obvia desigualdad.

Bakugou ha erizado tantas veces a causa de Todoroki que ya casi siente que de algún modo ese cara de poker lo está manipulando para hacer las cosas a su maldito antojo.

—Eso no es de tu maldita incumbencia. Además, ¿eres una clase de psicópata o porqué demonios manejas tanta información? —gruñe al instante que acelera y comienza el recorrido.

—Midoriya es mi amigo. —responde instantáneo y se acomoda. —Vivo en calle cinco por avenida Ryo. —indica Shoto neutral mientras se ve casi tan emocionado como un niño pequeño, afirmandose lo más que puede de la chaqueta de Bakugou.

—No sé en qué maldito momento me convertí en una especie de uber… —murmura Bakugou exhausto.

...

Todoroki Shoto se despide de su profesor a las afueras de su casa. Había cumplido uno de sus tantos sueños de niño pequeño, subirse y recorrer la ciudad en una motocicleta.

Desde luego, para cuando vio a Izuku bajar de la motocicleta de su profesor hace unas noches anteriores su chispa había activado. Era el destino mismo quien le decía que su próxima misión sería tener a Bakugou como chofer personal aunque sea por una sola vez.

Aún si su método para lograrlo no había sido del todo limpio, Shoto se mantiene con la consciencia tranquila, pues sabe que era la única manera de que aquel hombre colérico accediera a tal propuesta, teniendo muy en cuenta que ambos desde siempre no se han llevado bien.

El fin justificaba los medios.

Una vez su profesor se pierde a través de las calles, Todoroki se gira y observa la puerta, lanzando un suspiro agotador. Está por abrir para cuando esta abre instantáneamente, dejándose notar un Todoroki Enji con un delantal de cocina rojo y rostro totalmente decrépito, inclusive con su barba sin rasurar.

—Hijo, te he estado esperando. —dice con su voz baja y ojos inseguros titubeantes.

Quien quiera viera aquella escena diría que aquel hombre era un simple impostor de lo que en algún momento fue su padre.

Las consecuencias de la televisión habían brindado frutos y la imagen de aquel empresario prestigioso había acabado sucumbido en la miseria.

Al no ser capaz de dar frente a las acusaciones y simplemente seguir con su camino, ignorandoles, había provocado que sus inversionistas y ventas bajaran de forma estrepitosa. Así mismo es como Shoto se dio cuenta que lo que hasta aquellos tiempos era su padre, se reducía a simplemente una enorme masa de ego y poder que intentaban cubrir y proteger a aquel hombre inseguro, con abundantes miedos y frustraciones internas.

Todoroki Shoto le mira neutral y simplemente pasa. Ya eran días que había tenido que asumir que aquel hombre se había instalado a vivir con él.

Aún si quisiera echarlo a la calle, su corazón no se lo permite por el mero hecho de ser su propio padre.

Enji Todoroki mueve sus manos mientras le sigue por la casa, tras él. — ¿No tienes hambre? Hice soba... —murmura inseguro.

Pero Todoroki Shoto no le responde y acaba cerrandole la puerta de su habitación en la cara.

Enji observa su delantal sucio y presiona sus manos mientras lo toca, estrujandolo. Es entonces que alza su mirada con el color blanco de la puerta de su hijo frente a él.

—Gracias por permitirme vivir contigo, hijo. —dice con tintes de arrepentimiento para luego, quitar su delantal y hundirse en su propia cama.

La baja de su reputación habían enterrado la autoestima que había logrado forjar a través de los años, era como si todos los errores que cometió alguna vez hubiesen regresado multiplicados por una buena cantidad de veces.

No suficiente con ello, ya no tenía respuesta y comunicación con Hawks.

Desde que le había otorgado la misión de obtener información acerca del responsable del caos inicial en Musutafu años atrás, no había sabido de él.

Por un lado piensa en que tal vez, Hawks se ha arrepentido de estar cerca de él por los medios de comunicación, quienes también se habían encargado de investigarle.

Aún si esa opción puede ser desolada, hay otra que le preocupa muchísimo más, y es la remota posibilidad de que esté en cautiverio o en el peor de los casos, muerto.

Sus ojos azules intensifican con ira y tristeza, mientras observa a la nada.

—No soy nadie. —murmura con auras completamente deprimidas, dejándose comer por la depresión. —A lo largo de toda mi vida solo me encargué de dar órdenes y controlar a todos para mi propio beneficio. No he logrado nada. —agrega mientras siente que sus ojos quieren quebrar. —Soy tan miserable que hundí a mi propia familia y dejé todo en manos de Hawks, mientras que yo solo me envuelvo entre las sábanas.

Todoroki Enji se encuentra en el estado más deprimente, notando que en realidad nunca había logrado nada para sentirse realmente orgulloso.

Él se siente vacío y miserable.

────────༺༻────────

Izuku Midoriya espera paciente en la puerta del apartamento de Bakugou.

Desliza sus dedos sobre la manilla para quitar una mancha sutil y observa el cielo azulado que se filtra a través del pasillo.

— ¿Y esta sorpresa?

Es la voz de Bakugou emerger a través de las escaleras en cuanto observa aquel muchacho esperar paciente.

El par de esmeraldas desvían de la puerta y clavan sobre él como si se tratara de lo más importante y preciado del mundo.

— ¡Kats! —exclama sonriendo al instante en que le abraza con fuerza.

Inclusive Bakugou se siente un poco asfixiado por la potencia de los brazos de Izuku.

—Has estado ganando fuerza, ¿huh? —suelta una vez es liberado, mientras acaricia sus cabellos verdosos.

Bakugou le analiza por un par de segundos. —Parece que estas más alto... —menciona esta vez un tanto sorprendido, notando que ahora Izuku le llega casi a los hombros, a diferencia de a inicios de año que estaba cercano a su pecho.

— ¡Por supuesto! —exclama Izuku orgulloso. — ¡He crecido cuatro centímetros! —agrega señalando con su mano frente a él. — ¡Cuatro! —reitera como si no hubiese sido suficiente recalcarlo.

— ¿Y cómo es que el guardia te ha dejado pasar? Ese sujeto es casi tan amargado y asocial como yo. —inquiere Bakugou mientras desliza las llaves a la cerradura de su puerta. —Normalmente no deja subir cuando los dueños no están.

—Ah, Yuo-san es muy amable, hace tiempo que he hablado con él un par de veces. Él sabe que yo soy una persona de fiar, supongo que por eso me ha dejado pasar. —suelta Izuku restandole importancia.

Y Bakugou le mira con una sonrisa torcida. —Eso es algo que solo haría un maldito psicópata o una persona excesivamente amable... —murmura observando a Izuku detenidamente. — ¿Por qué perder el tiempo para hablar con el guardia?

Izuku sonríe tiernamente. —Porque me importas. Es bueno tener asegurada la entrada en caso de alguna urgencia, ¿no lo crees?

Las escarlatas de Bakugou dilatan en cuanto entra a su apartamento y ve a Izuku hacer lo mismo. De forma instantánea le frena, posicionando su mano sobre su cabeza. — ¡Eres un maldito psicópata! —exclama sonriendole juguetón.

— ¡No seas así! —exclama Izuku intentando avanzar pero siendo frenado por la mano de Bakugou.

—No hasta que haga una revisión completa. ¿Cómo podría estar seguro de que no lleves un cuchillo carnicero por ahí escondido? —inquiere Bakugou con mirada coqueta, una vez cierra la puerta tras de sí.

Izuku lanza un suspiro. —Sí, sí... —suelta al instante en que deja su mochila a un lado y extiende sus brazos, mientras Bakugou comienza a toquetear desde sus tobillos.

Así, hasta que se detiene en un punto en específico, causando que Izuku paralice. — ¡Debí suponerlo, degenerado! —chilla el pecoso al instante en que se separa de un salto al sentir las manos de Bakugou muy cerca de su trasero.

— ¡¡S-sólo estaba sacando algo de tu bolsillo, maldición!! —exclama Bakugou sonrojado al instante en que le enseña. — ¿¡Ves!? —exclama al instante en que la abre.

—Wow, qué amenaza, una boleta... —susurra Izuku de forma sarcástica.

Bakugou infla su pecho y lanza la boleta lejos como si fuera una señal de descarga de ira.

Es entonces que su rostro se calma. — ¿Cómo quieres que reaccione? Si de pronto estás a las afueras de mi apartamento después de no verte por días por tu licencia médica... —susurra Bakugou sentándose rendido en el sofá. —Gracias por venir, Deku.

Izuku sonríe enternecido en cuanto le escucha decir eso, sentándose a su lado.

—Estoy aquí porque realmente te extrañé. —confiesa el pecoso mientras desliza su dedo índice por la mejilla del mayor. —Sentí que te distanciaste de mí luego del incidente. —agrega.

Bakugou frunce su ceño y desvía su mirada hacia el otro extremo. —No me distancie, solo te estaba dando espacio para que te recuperaras en calma. No quería agobiarte con mis estúpidas inseguridades.

Y aquello último enciende la chispa en la mirada de Izuku. — ¿Qué inseguridades?

Bakugou abre sus ojos por un segundo al escuchar aquella pregunta e intenta desviarla. —Yo que sé...

— ¿No lo sabes? —inquiere Izuku a su lado, prestando máxima atención al rubio ceniza. —Uhmmm... Aquel día, en el hospital... —suelta de forma lenta y calmada, con sus ojos bien clavados sobre él. —Mencionaste algo de que yo aún te recordaba. —dice directo al instante en que se levanta para buscar la mirada de Bakugou.

El rubio ceniza se mantiene estático y no quiere mirarle a los ojos. De pronto, el ambiente se tensa y los ojos esmeraldas le cazan, a apenas centímetros de su rostro, dejándole sin escape.

— ¿Qué es lo que sabes tú acerca de mi amnesia, Katsuki?

Bakugou abre sus ojos con asombro y se va un poco hacia atrás, esa era una pregunta que desde luego no veía venir.

Es entonces que mantiene sus escarlatas densas sobre él. — ¿A qué te refieres con eso? —inquiere en cuanto sus pupilas desvían de las esmeraldas. — ¿Amnesia? ¿Tienes amnesia?

Izuku Midoriya endurece su mirada en cuanto le escucha decir eso. — ¿Cuáles son tus inseguridades? ¿Por qué ese día parecía como si realmente temieras y asumieras que no te recordaría? —insiste el pecoso notando como Bakugou se levanta y comienza a caminar a lo largo del apartamento.

Izuku le sigue. — ¿Por qué evitas responderme? —inquiere frunciendo sus cejas aceitunadas hasta que siente que no es escuchado. — ¿¡Por qué nunca quieres decirme qué es lo que pasa!? ¿¡Por qué!? —exclama con tintes de dolor y desesperación en su voz.

Bakugou le observa con sus ojos un tanto asustados ante la reacción del pecoso.

Es entonces que traga saliva de forma amarga y guarda sus manos en sus bolsillos. —Justamente por eso, no quiero volver a hacerte daño. —murmura al instante en que le mira con sus ojos tristes. — ¡Y si te alteras las cosas se pondrán peor! ¡Todo está bien, maldición! —exclama frustrado. — ¿¡Por qué te empeñas en buscar respuestas a algo que ya es parte del pasado!?

Los ojos de Izuku comienzan a brillar ante la gran frustración que guarda en su interior. El pecoso tensa sus puños y cierra sus ojos a lo que más puede.

— ¡¡Porque siento que estoy olvidando algo muy importante para mí!!

El par de escarlatas abren asombradas, sintiendo un calor invadir todo su cuerpo.

Como si se tratara de un hombre embriagado por tal confesión de Izuku, aproxima hasta él a paso lento, hasta que le captura entre sus brazos con potencia.

A través de ese abrazo le expresa el profundo amor que siente. Izuku abre sus ojos sorprendido, pues Bakugou había tenido una reacción muy contraria a la que él esperaba.

Y no le deja ir, se asegura de mantenerlo dentro de él.

Izuku nota el cómo aún entre sus brazos, éste captura una de sus manos y la entrelaza con la suya, mientras le da pequeños besos sobre su cabellera.

—Todo estará bien... Confía en mí, Deku. —ronronea el rubio ceniza cerca de su oreja, con profundo amor transportarse desde su corazón hasta los mismos labios del pecoso.

Izuku sonroja y se embriaga también de aquella sensación que Bakugou le transmite. Aún no entiende su reacción, pero acaba simplemente dejándose llevar.

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¡¡Felices fiestas!!

¿Qué tal? ¿Cómo estuvo?
Yo por fin bien contenta de estar aquí nuevamente y en modo recargando baterías :D

¡Espero que tengan un grandioso año nuevo!

Nos estamos leyendo, besosss♡ 

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