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Capítulo 92


— ¡¡Deku de mierda, no me asustes de esa maldita forma!! —exclama dándole un golpe suave en la nuca. — ¡¡Regresa a la maldita camilla ahora mismo, bastardo!! —ordena volviendo a ser el mismo de siempre. — ¡Incluso tienes sangre correr de tu brazo, por un demonio! —exclama impaciente.

Y el rostro de Izuku palidece en cuanto le escucha. — ¡Sí, lo siento! —chilla saltando de un impulso y quedarse en la cama obediente.

Kirishima Kenjirou lanza un suspiro aliviado en cuanto ve a Bakugou cerrar la puerta tras de sí de un golpe y notar que había vuelto a ser el de siempre.

—Él realmente se veía asustado. Jamás lo había visto así. —susurra.

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Bandana roja

Han pasado tres días luego de la crisis de amnesia, e Izuku se mantiene con su mirada vacía.

«¿Tú... Me recuerdas?»

El rostro sollozante y voz quebrada de Katsuki le había marcado notoriamente.

Con su rostro apoyado sobre sus rodillas, sentado en el suelo y mirando las estrellas que se filtraban por su ventana a altas horas de la madrugada, presiona sus labios.

Sus deducciones estaban navegando de forma veloz, y sólo salían ideas catastróficas de su mente de las que no tenía prueba alguna.

— ¿Y si es a él a quien debo recordar?

Es lo que sale de sus labios con su rostro inmerso en la noche oscura. Aquellas palabras que le había entregado desde la desesperación solo tenía tintes de angustia y dolor.

—Tendría sentido si tengo en cuenta su expresión facial, pero... —murmura observando la punta de sus dedos. —Puede que solo se refiera para cuando me visitaba años atrás. Pero entonces, ¿por qué se veía de esa forma tan frágil?

Aún si su suposición era correcta, Izuku Midoriya no tiene cómo comprobarlo.

Además, en estos días, Bakugou parecía distante. Izuku no entendía el motivo, pero decidió darle espacio.

Sus cejas aceitunadas fruncen, decidido una vez se pone de pie. —No planeo seguir así toda mi vida. Le preguntaré personalmente qué es lo que sucede.

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Es miércoles por la mañana. La licencia médica del pecoso había acabado el día de ayer.

Con su rostro un tanto cansado y con leves ojeras por el insomnio que ha tenido, avanza de forma positiva hacia la academia.

En cuanto entra al aula, nota como todos le miran con preocupación.

— ¡Midoriya!

— ¡Midoriya-chan, supimos que enfermaste! —aproxima Tsuyu de inmediato hasta él, preocupada.

—Sí, dijeron que tenías una gripe muy fuerte... —agrega Uraraka aproximándose y entregarle un paquetito envuelto. —Ten, este es un secreto que solía hacer mi abuelita cuando yo estaba muy enferma. —añade sonriéndole de forma cálida.

Izuku sonríe un tanto nervioso al tener que seguir la mentira que asume expandió su madre. Lleva su mano tras su nuca y acepta el pequeño paquetito de Uraraka con su mano libre. —S-sí... Muchas gracias, pero ya estoy bien. —suelta el pecoso guardando el obsequio. —De todas formas lo tomaré en cuanto llegue a casa, Uraraka-san. —añade sonriendole de forma cálida causando que la castaña le sonría de igual forma y desvíe su mirada nerviosa a un lado.

De forma inmediata hace una reverencia totalmente agradecido. —Lamento haberles preocupado.

—Te guarde apuntes, Izuku. —irrumpe Shoto extendiendole unos cuadernos. —Bueno... Sólo algunos. —añade neutral mientras observa a Tenya a su lado.

— ¡Sí, con Todoroki-kun nos dimos la misión de dividirnos en dos en cuanto a tus apuntes! Aquí tienes los de matemáticas y literatura. En ciencias hemos hecho experimentos muy interesantes. —explica Tenya acomodando sus anteojos y apilando bastantes cuadernos sobre las manos del pecoso.

—Chicos... —susurra Izuku con su rostro completamente agradecido mientras su visión es tapada por libros que sigue agregando Tenya sin descanso.

—Este para que te prepares para ciencias, este libro es muy interesante, no es de clase pero habla sobre ecuaciones complejas, este es de física cuántica. —continúa Iida sin descanso.

— ¡Gracias! ¡Ustedes son muy buenos conmigo, qué afortunado soy! —chilla sintiendo como sus ojos brillan más de lo usual ahora teniendo una pila de libros sobre sus manos y tapando su visión completamente del resto.

Todos ríen de forma cálida y le entregan sonrisas y gestos de apoyo.

—Para eso somos los amigos. —responde Tenya de forma confiable. — ¡Bien, a sus pupitres!

Izuku observa como todos regresan a sus responsabilidades y no puede evitar sentirse dichoso. Había formado vínculos verdaderos.

Aún así, de él nace una sonrisa torcida e intenta caminar con cuidado hasta su propio pupitre con la pila de libros sobre sus manos, tambaleándose.

—Hermano, yo si fuera tu no leo nada de esto. —susurra Kirishima cogiendo la mitad y ayudarle. —Solo di que fueron muy interesantes y ya. O haz como yo, dí que no tienes capacidad de retención.

Izuku parpadea. — ¿Eh?

Kirishima sonríe y pasa su mano tras su nuca. —Bueeeno, es que me cuesta concentrarme y así, y cuando digo eso todo el mundo lo entiende. Seguro que tú puedes hacer lo mismo y te liberas de este infierno. —añade sonriente alzando su dedo de forma confiable.

Izuku le analiza un segundo y se sienta. —Kirishima-kun, ¿cuándo estudiarás conmigo? —inquiere el pecoso ordenando sus libros y guardar unos tantos en su mochila. —Siempre dices que quieres hacerlo y nunca asistes. Además, eso que dices de que te cuesta concentrarte es algo que podemos trabajar, ¿qué dices?

Un escalofrío nace de la espalda de Kirishima en cuanto ve a Izuku mirarle decidido.

Mierda, me quiere llevar por el camino correcto... Así no tendré tiempo para jugar.

Es lo que piensa instantáneo en cuanto desvía su mirada. — ¡Ah, olvidé que tenía que revisar algo por allí! —exclama escabullendose.

—Kirishima-kun... Regresa aquí. ¡Trabajaremos en eso! —exclama Izuku observando como sale del aula, causando que escape un suspiro de sus labios. — ¿A dónde es que va? Ya va a comenzar la clase.

Aún así, acaba viendo el calendario con cierta tristeza. —Hoy no nos toca matemáticas... —susurra al instante en que ve entrar a Shinsou con sus libros.

El profesor de literatura ingresa y deja sus libros sobre el escritorio. En cuanto observa a sus alumnos, sonríe de forma sutil.

—No puedo creer que ya es casi fin de semestre. —dice nostálgico apoyado en contra el pizarrón. —Este año ha estado un tanto caótico, pero nos las hemos arreglado, cada uno a su manera. —añade observando de forma sutil a Tenya y ver a Kirishima ingresar al salón.

Por supuesto que no olvidaría la rebelión estudiantil y cómo había acabado con sus dos alumnos en una fiesta de campo.

—Pero así mismo como fin de semestre, ha llegado el momento perfecto en que tendrán que entregar su último y máximo esfuerzo. —añade volviendo a su labor como docente sentándose en su asiento acolchado. —A mitades de diciembre harán una obra de teatro, tal y como a inicio de este año en que se les pidió un diálogo, solo que esta vez será en grande. Desde la planificación de la historia, diálogos y vestuario, todo estará bajo su cargo. —añade entusiasmado. —Y toda la academia estará cordialmente invitada, incluyendo externos. Deberán entregar un buen ejemplo a los de nuevo ingreso, como estudiantes de ya casi último año. Esa será su calificación final y de mayor porcentaje.

Todos quedan boquiabiertos en cuanto escuchan a su profesor.

— ¿¡Una obra de teatro!? ¿¡De lo que sea!? —exclama Ashido emocionada. — ¿¡De lo que sea!?

Shinsou sonríe ante la emoción de su alumna. —Desde luego yo supervisare todo, pero sí, ustedes tendrán que decidir y poner en práctica todo lo que hemos aprendido a lo largo del año.

Tokoyami alza la mano. — ¿Y para los que sufren de pánico escénico?

En cuanto Shinsou le ve, navega en su pasado como estudiante que se caracterizaba por ser similar a él, con rechazo hacia la gente y autoseñalandose como una persona introvertida más que cualquier otra cosa.

—Tendrás un mes para prepararte y enfrentar tu miedo, Tokoyami. —es lo que sale de sus labios al instante en que observa a todos sus alumnos. —Escuchen, sé que esto es sorpresivo e inclusive hasta desagradable para algunos, pero en la vida, tendrán muchas situaciones en donde no tendrán otro camino más que enfrentar sus miedos. Huir, con el tiempo solo empeorará las situaciones.

Todos los alumnos se cuestionaban el qué harían, muchos aún siquiera asimilaban lo que deberían hacer. Desde luego, era costumbre que todos los estudiantes de último año hicieran obras o se pronunciarán más en actividades de la academia en busca de generar recuerdos, pero que estudiantes de penúltimo año también lo hicieran era algo que en realidad les había tomado con mucha sorpresa.

A un mes del evento principal, su nivel de estrés iba en aumento, aún si Shinsou permaneció dando la clase de forma activa por el resto de la hora.

El joven docente entendía que sólo algunos lograron retener la información y que, la gran mayoría estaba o muy emocionado por el proyecto final o por el contrario, muy estresado, ansioso e incluso con pánico.

—Bien, eso es todo por hoy. —responde Shinsou guardando sus libros y notando como todos apresuran a huir. — ¡Ah, pero antes de que se vayan! —exclama observando como todos se detienen y le miran. —Tomen asiento por favor, hay otro anuncio que les deben dar... —agrega esta vez sonriendo nervioso.

Sabía que si ya a algunos esta noticia les había causado evidente estrés, entonces lo que se les venía a continuación era un verdadero caos.

Todos los estudiantes se miran con cierta tensión y regresan a sus asientos al instante en que la puerta abre con salvajismo.

Bakugou Katsuki, el docente de matemáticas entra al aula vestido como un verdadero...

— ¿¡Yakuza-sensei!? —exclama la gran mayoría observando a Bakugou entrar con una bandana larga y roja, con atuendos oscuros propios de un verdadero delincuente japonés.

Con su pecho al descubierto, solo con un abrigo delgado negro, largo y abierto cubrir su espalda. Pantalones anchos y negros, casi tan anchos como sus ganas de gritar que todos se mueran en ese mismo instante.

El rostro de Izuku Midoriya expresa más de lo que siquiera podía decir, y es que ver a Bakugou vestido de esa forma generaba que su corazón se volviera muy impaciente.

— ¡Muy bien, perras! —exclama malhumorado, con un pliego semejante a un bate sobre su diestra reposar tras su cuello de forma impaciente. — ¡Ya que todos insistieron con llamarme Yakuza-sensei, aquí me tienen! ¡No sé qué demonios pasó por sus malditas cabezas al quererme de vuelta, mocosos masoquistas! —lanza irritado mientras niega, pasando sus dedos sobre su cien. —De verdad no los entiendo... —susurra en el momento que clava sus escarlatas sobre Izuku por un segundo y los desvía.

Entonces se cruza de brazos y mantiene su rostro altanero. — ¡Como bien saben, el torneo de matemáticas ya está aquí! ¿¡Querían que Yakuza-sensei regresara!? —inquiere al instante que abre un pliego y lo extiende.

¡¡Bienvenidos al maldito curso intensivo de matemáticas sangriento!! —lanza con amenaza extendiéndose el pliego con letras oscuras relacionadas al horario y gotas sangrientas esparcidas por doquier.

— ¿E-es sangre? —inquiere Kaminari pálido señalando el cartel.

—Ah. —suelta Bakugou observando su papel. —Nah, es ketchup. —añade inclinándose de hombros.

—Qué alivio...

— ¡Sensei! Según las indicaciones que nos señala en aquel pliego, luego de las clases normales en la academia tendremos cinco horas diarias de solo matemáticas, ¿es correcto?

—Así es cuatro ojos, los haré mierda. —agrega Bakugou neutral. — ¡Ganaremos ese torneo a como dé lugar! —exclama extasiado. — ¡Tú, tú y tú! —añade señalando a Kaminari, Kirishima y Mineta quienes tenían las peores calificaciones. —Se quedarán una hora extra por su pobre rendimiento escolar. —añade amenazante.

— ¡Y tú! —reitera esta vez azotando su palma en contra el pupitre de Izuku Midoriya, acercándose. —También te quedarás, tu inseguridad es un maldito peligro para el torneo.

Las esmeraldas de Izuku abren con sorpresa ante aquello mientra escucha los quejidos de Mineta y Kaminari.

— ¡Qué injusto!

Bakugou lanza un suspiro en cuanto se endereza. —Si ganamos el torneo... —murmura. — ¡¡Todos iremos por una jugosa barbacoa de campeones!! —exclama mientras todos parecen emocionarse.

— ¡Así que más vale que den lo máximo de ustedes para este evento que hemos esperado durante todo el año! ¡De lo contrario, ya no será simplemente ketchup lo que estará aquí! —lanza riendo con horror.

Shinsou lanza un suspiro y niega en cuanto ve a algunos temblar. —Él no lo dice en serio... —suelta tranquilizandolos.

— ¿¡Hah!? ¿¡Cómo que no!? —gruñe Bakugou instantáneo.

— ¡Aquí estabas! —exclama Takeyama entrando con el director sobre sus hombros. —Director, me cuesta mucho seguirle el paso a este demonio. —lanza cansada.

—Sí, lo sé, ánimo. —suelta Nezu observando a todos sus estudiantes. — ¿Cómo va la escuela, niños?

Todos los alumnos les observan sin creer lo que sucedía ante sus ojos.

—Todo esto es demasiado surreal. —lanza Ojiro.

— ¡Me largo de aquí! —exclama Bakugou en cuanto nota la presencia de Takeyama. — ¡Nos vemos a partir de mañana, mocosos! —añade escabullendose veloz.

— ¡Ah, escapó otra vez! —chilla Takeyama corriendo tras él. — ¡Espera, Bakugou-kun! —exclama saliendo del aula con el director despedirse de sus alumnos con su manita, feliz.

Nezu posa sus manitos alrededor su boca de forma tranquila. — ¡Bakugou-chan, soy yo quién quiere hablar contigo~! ¡Solo estoy usando a Takeyama-chan como chófer!

Takeyama gruñe bajo. —Rata.

Bakugou detiene su carrera al escuchar aquello y les observa llegar. — ¿Qué rayos quieren? Estoy ocupado anunciando el nuevo plan de entrenamiento para el torneo, jefe. —lanza a regañadientes.

Nezu sonríe montado sobre los hombros de Takeyama como si de un niño se tratase. —Es solo que olvidé mencionar un pequeño detalle.

— ¿Hah? —suelta Bakugou comenzando a avanzar por los pasillos esta vez de forma más lenta en busca de la próxima aula para notificar el evento. — ¿Qué detalle? —inquiere distraído.

Nezu deja pasar unos segundos. —Tú, tendrás que disfrazarte como la mascota de la UA.

— ¿¡HAAAAAH!?

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