
Capítulo 90
Las apuestas ya casi están concluidas, y el trío de chicos normales han sido bautizados para el resto de los maleantes como las señoritas de compañía del chef asesino.
Todoroki Shoto a las orillas tiene una toalla, Izuku Midoriya la botella de agua y Atsushi... Atsushi.
— ¡¡DALE PERRA, NO DEJES QUE SE TE ESCAPE OTRA VEZ!!
Shoto e Izuku observan con gran sorpresa como la personalidad del castaño se había transformado completamente a medidas que transcurría el enfrentamiento, dejando al sutil y tierno Atsushi enterrado en lo más profundo de su inconsciente.
Atsushi se había vuelto influenciado por el amplio olor a axila y testosterona de forma clara y concisa.
Y el teléfono de Izuku Midoriya iluminaba de forma constante en su bolsillo, pero él no lo notaba porque olvidó quitarle el silencio... Otra vez.
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Agujas punzantes
Su curiosidad hacia el mundo homosexual le había llevado hasta esta instancia. Aunque, no sabía si realmente era curiosidad.
Pero su corazón solo quería descubrir qué era lo que su mejor amigo, Kirishima Eijirou, había descubierto.
Desde que se le había declarado tan sorpresivamente, su mente no le había dado un descanso. Dando vueltas una y otra vez de lo que realmente significaba que sintiera atracción hacia él, hacia otro hombre, hacia su propio mejor amigo.
Tal vez debería sentirse incluso algo molesto por entender que ya no volverían a ser amigos, no después de esto. O quizá, no volvería la relación que han tenido desde siempre, pues era un hecho que había marcado un antes y un después.
Pero era muy frustrante para él comprender que no tenía ni una pizca de molestia y más bien, se encontraba con una especie de sensaciones extrañas que, de vez en vez cuando recordaba esa declaración, su estómago cosquilleaba.
Kaminari Denki niega, de pie a mitad de la calle con sus ambarinos abiertos y al mismo observando a la nada, en lo más profundo de su ser. Es por eso que niega, porque siente que la gente que pasa por su lado le mira un poco extraño.
Si de algo estaba más que claro, era que culpaba a Kirishima de todo lo que estaba sucediendo en su interior en aquellos precisos instantes.
Y finalmente, su curiosidad y el tratar de entender solo genera que su cuerpo actúe de forma estúpida. Realmente no sabía porqué demonios había acabado ahí, simplemente su impulso fue más rápido que su propio raciocinio.
Así es como Kaminari Denki, había acabado intentando hablar con dos sujetos que irradian de sus poros las suficientes señales de ser gays.
—Entonces...
Sus manos presionan temblorosas mientras presiona la lata de bebida. Nadie dijo que hablar con dos personas desconocidas como si se tratara lo más normal del mundo sería fácil.
La pareja se mira entre sí curiosos, sentados en la banca mientras ven a aquel joven rubio con su rostro pálido en frente y con su voz vacilante.
—Ustedes, ya saben... —repite Kaminari Denki pasando su mano tras su nuca y mirar al cielo en un momento de escape. — ¿Son gays? —lanza como una daga clavando sus ojos en ambos, avergonzado de lo que estaba haciendo.
Inclusive se estaba arriesgando a una paliza, por ir preguntando cosas que no le incumben a dos extraños adultos.
Uno de ellos mira al otro riendo con obvia burla. El primero y quién se veía más grande, es un hombre de cabellos negros amarrados a una coleta. Su rostro es serio e impenetrable.
El otro, es un pelirrojo de cabello corto que parece tener mayores habilidades sociales.
Al no obtener respuesta y solo miradas, Kaminari Denki se esfuerza un poco más. — ¿Cómo se dieron cuenta de que eran... Ya saben... G-gays?
Ambos observan a aquel adolescente quien apesta a desarrollo hormonal confuso.
—Él está en esa edad... —murmulla sonriente el pelirrojo mientras se estira y acomoda su gorra amarilla, levantándose.
—Está en esa edad. —responde el mayor imitando la acción y quedando frente a Kaminari Denki, quien abre sus ojos ante aquella estatura monstruosa frente a él.
Es por eso que da un paso hacia atrás, dubitativo hasta que ambos le tocan ambos hombros en un intento de caza.
—Si lo dudas, entonces lo eres. —dicen al unísono dejándolo libre y perderse entre la gente.
Kaminari parpadea al escuchar aquello. — ¿¡Q-QUÉ!?
Es lo primero que sale de su boca desesperada y al borde de comenzar a hiperventilar, en pánico.
Su corazón confuso no ayuda, y ahora mismo que la duda estaba latente, escucharles decir eso solo hizo que cayera en una especie de crisis existencial.
— ¿Qué significa eso?
Es lo único que escapa de sus labios, con su mente en blanco.
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Los ojos de Midoriya Izuku habían captado nueva luz al notar el triunfo ferviente de su gran colega, el chef Akiyama. No sabía que este tipo de escenarios ilegales y de lucha lograrían hacer palpitar de esa forma su corazón.
Es por eso que se mantiene activo frente a Todoroki y sus dos colegas dando golpes al aire, ahora dentro de la pequeña habitación de descanso de los contrincantes.
— ¡Y luego hizo así! —exclama emocionado con sus cejas aceitunadas fruncidas de la energía, dando puños al aire. — ¡Y luego la cadena! —exclama lanzándose en contra de Todoroki y arrojarlo al suelo, imitando la cadena de Akiyama, envolviendo sus piernas en el cuello de Todoroki por detrás y jalando su brazo derecho hacia atrás. — ¡Justo así!
—... Sí, justo así. —murmulla Todoroki con dificultad dejándose atacar por Izuku como si se tratara de alguna especie de juguete.
Todoroki Shoto había aceptado su destino sin resistencia.
Atsushi mira la escena de ambos con horror. —Izuku-kun cayó en el mundo oscuro. —suelta el castaño lanzando un suspiro y entregándole una mirada regañadora al pelirrojo, quien permanece sentado recuperándose, lleno de sudor. —Deberías sentirte avergonzado, eres una mala influencia para Izu-kun. —añade Atsushi cruzándose de brazos.
— ¡Tú... Lo corrompiste!
— ¿¡Por qué debería!? —exclama Akiyama con su pecho inflado por su triunfo, pasando su toalla por la espalda, secándose. — ¡Quién quiera que esté en el campo de batalla, sabría las emociones que se sienten! Si al chico le gusta, entonces está bien. —añade con tranquilidad.
Izuku asiente activamente al instante en que deja ir a Todoroki y de un salto apoya sus manos en las rodillas de Akiyama, completamente emocionado. — ¡¡Akiyama-san, hazme tu pupilo!! —exclama con sus esmeraldas brillantes. — ¡¡Yo quiero ser fuerte!!
Los azulados de Akiyama abren sorprendidos mientras lo piensa un segundo. — ¿Estás seguro? ¿Tanto te gustó o es solo la euforia del momento? —inquiere curioso, cuestionando la emoción del pecoso.
E Izuku Midoriya mantiene su mirada decidida y emocionada. — ¡Sí! ¡Estoy seguro! —exclama alzando sus puños cerca de su propio pecho. —Jamás había sentido esto en mi pecho como ahora mismo. ¡Yo quiero hacerme fuerte y darle frente a todo sin miedo!
Y en la mente de Todoroki Shoto mientras se pone de pie a su ritmo, algo hace click al instante que entre abre un poco sus labios, pensativo.
—Yo también quiero ser fuerte. —agrega Shoto de forma neutral, posicionandose a un lado de Izuku. —Así podría darle una paliza al maldito de mi padre.
Era una razón y motivación suficiente para entrar en la oferta.
Los ojos de Akiyama clavan sobre Todoroki, con extrañeza. —Ni siquiera te conozco, chico. —suelta al instante en que lanza un suspiro y acaricia su entrecejo. —Ahhh... No sé como es que saltamos de que me observaran luchar, a ser la próxima mamá pollito... —lanza con tintes a responsabilidades que quería evitar.
—Es el precio de tu irresponsabilidad al pensar que traer a menores de edad en un sitio así sería una buena idea, idiota. —responde Atsushi de forma reprobatoria.
—Cierra la boca. —suelta Akiyama al instante que se estira y se levanta, lanzándole la toalla impregnada de sudor en la cara.
Atsushi la quita de inmediato con repelús.
—Escucha chico, no creo que aprender este estilo de pelea sea para golpear a tu padre, pero... —murmura Akiyama observando el par de ojos heterocromaticos neutrales frente a él y los ilusionados de Izuku a su lado. —Bueh... Como sea, ¿quién soy yo para apagar esa llama en sus corazones?
— ¡Sí! —exclama Izuku y Todoroki al instante en que chocan ambos pechos por el triunfo.
—Pero se los advierto... Yo como maestro no soy amigable.
Es lo último que recuerdan de Akiyama para cuando habían abandonado el lugar.
—Eso fue realmente emocionante. No pensé que sentiría tanto. —suelta Izuku sonriente. — ¡Además, podré entrenar con muchísima más dedicación y firmeza que antes, sí! —exclama motivado.
El par de heterocromaticos se desvían con curiosidad a su lado. — ¿Por qué es que quieres hacerte fuerte, Izuku? —inquiere Shoto mientras mastica un chicle.
—Oh. —suelta Izuku pensativo. —No lo sé, últimamente no dejo de pensar en que si supiera pelear, las cosas desde siempre habrían sido diferentes... —responde recordando eventos pasados en los que debió ser protegido por Katsuki. —A pesar de que entreno todas las mañanas sin falta, me siento estancado y débil. —añade mirando a la nada. —Esa es la razón, quiero seguir creciendo en cuerpo, mente y espíritu, sin volver a detenerme.
Todoroki no logra comprender como es que Izuku logra ser tan profundo de vez en vez, es por eso que cuando habla de esa forma, de sus labios no sale mucho, pues prefiere seguir escuchándole.
—Oh.
Y el par de esmeraldas se mantienen serias y centradas, observando a su propia palma extendida frente a él. —Hay veces en que la vida puede cambiar de forma drástica, es por eso que quiero volverme más fuerte y proteger a lo que amo. —añade volviendo su diestra un puño. —Quiero que... confíen en mi. Lo decidí hace un tiempo.
La vida sin duda, a lo largo de su adolescencia le había enseñado que un día podría estar feliz y disfrutando el caliente platillo de su madre y al siguiente, estar acorralado en un callejón sin final.
La vida es un viaje impredecible.
Izuku Midoriya no planea permitir que durante toda su vida sea protegido por Katsuki, porque sabe que no se trata de ninguna clase de héroe con dones especiales, se trata de solo un ser humano.
Si Katsuki Bakugou había logrado entrenar a raíz de golpes y la dura calle para convertirse en el hombre confiable que era hoy, dispuesto a dar cara a lo que sea le viniera como obstáculo, él no pensaba quedarse atrás.
Definitivamente no.
Usaba a Bakugou como ejemplo a seguir, porque a pesar de que se tratara de su propia pareja, su admiración hacia él no hacía más que crecer.
...
Luego de una caminata en conjunto, Todoroki Shoto decide despedirse del pecoso una vez vio una noticia en vivo en la que su padre estaba implicado. Asumiendo que ya no estaría en su casa, regresa en calma.
Midoriya, por otro lado, se desvía del rumbo usual dispuesto a pasar por las calles de la ciudad de Musutafu. Aún siendo fin de semana, se siente con la completa libertad de pasear y ver sus tan añorados cómics.
Héroes.
No había algo más apasionante para él que los cómics de héroes, cuyos personajes entregaban su propia vida para proteger sonrisas. Héroes que actuaban brillando desde lo más alto y siendo reconocidos, hasta héroes que actuaban desde las sombras y que nunca nadie supo de su propia existencia y hazañas.
Había algo que lo conectaba todo... Era la llama encendida en sus fervientes corazones, sin esperar absolutamente nada a cambio.
Era la magia del heroísmo puro.
—Yo quisiera, algún día... —susurra con una sonrisa evidente mientras no deja descansar su mirada de las atractivas imágenes de lucha.
Mientras permanece leyendo activamente los cómics de pie a las afueras de una tienda, siente de pronto un mal presentimiento.
Sus ojos parpadean levemente y no entiende la razón, pero por cada segundo que pasa, su instinto de supervivencia comienza a activarse.
Sus pulsaciones de a poco comienzan ir en aumento y su cráneo comienza a presionar.
Izuku Midoriya intenta concentrarse a sabiendas de que quizá es solo idea de él, pero cuando pasa la siguiente página del cómic y observa un gato gris mirarle fijamente, su mente instantánea rememora la escena del gato muerto de su sueño.
Quince segundos.
Son quince segundos en los que Midoriya Izuku queda paralizado, y no entiende el porqué, pero simplemente su mente no tiene la capacidad para pensar.
El suelo de pronto tambalea y sus manos tiemblan, dejando caer el cómic y retrocediendo desorientado, observando hacia todos los lugares.
Las personas chocan con él y siguen su camino, no involucrándose en su crisis.
Se alejan de él, como si se tratara de una amenaza.
— ¿D-dónde estoy? —inquiere con sus ojos asustados mientras mira como la gente que pasa por su lado y le observan con extrañeza. — ¿Qué hago aquí? ¿Cómo llegué aquí?
Todo el lugar había pasado a ser un lugar completamente irreconocible para él.
— ¿C-cómo fue? ¿Qué lugar es este?
Sus pulsaciones van en aumento y el dolor en su cabeza es insoportable.
Las punzadas de agujas infinitas habían regresado, esta vez más fuertes que la última vez.
Quiere gritar, pero muerde sus labios.
Quiere gritar, pero solo tambalea y clava sus dedos en su cabellera aceitunada.
Quiere gritar, pero solo abre sus ojos que están enrojeciendose cada vez más, sintiendo la presión que va en aumento.
— ¿En dónde? ¿Cómo fue?
Sus ojos abren de pronto, paralizado.
— ¿Quién soy?
El vendedor de la tienda de cómics que hacía un buen rato le observaba, acercó corriendo hasta él con preocupación.
—Ey, chico, chico. —insiste tomándolo de los hombros y bajando su rostro levemente para mirarle por la diferencia de estatura. — ¿Te encuentras bien? ¿Qué pasa?
Pero el dolor que Izuku Midoriya siente en su cabeza es muy intenso, y el terreno está inestable para sus pies. — ¡M-me duele mucho! —exclama con dolor en el instante en que el hombre lo sacude y le hace señales a un chico de enfrente.
— ¡Oye, llama a la ambulancia!
Las agujas punzantes venían con un sin fin de voces de niños que no conoce, y le duele mucho.
— ¡ME DUELE, MI CABEZA VA A ESTALLAR! —exclama agachandose con desesperación con sus manos bien clavadas mientras aquellas voces abundantes se mantienen como una clase de torbellino. — ¡¡YA BASTA, NO QUIERO ESCUCHARLOS DE ESTA FORMA!! ¡¡YO NO QUI—
Para cuando Izuku Midoriya abrió nuevamente sus ojos, se encontraba en el hospital.
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Holis, les debo muchas actualizaciones pero namas denme chance que estoy en modo salvando el semestre ><
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