Y por consecuencia, Yu le sigue. —Nos vemos pronto, Midoriya-kun. —se despide la mayor mientras vuelve a sacudir sus cabellos.
La rubia se abalanza y toca la espalda de Bakugou. — ¡Vamos, vamos, no seas tan gruñón, Bakugou-sensei! —lanza de forma coqueta tras él.
— ¡Que no me toques!
Las esmeraldas de Izuku les ve a ambos alejarse, y no puede evitar sentirse molesto. Es por eso que sin darse cuenta, mantiene el ceño extremadamente fruncido mientras mira aquella cabellera rubia larga y sedosa.
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Helado gratis
—Izuku.
Los ojos bicolores le observan pacientes, pero no hay respuesta.
—Izuku.
Vuelve a insistir y entonces el ceño fruncido del pecoso desaparece, regresando a la realidad. Por algún motivo había quedado sucumbido en aquella cabellera rubia que había despertado en él cierto enojo.
—Todoroki-kun, lo siento. —apresura a responder Izuku recogiendo sus cosas y salir del aula junto a él.
—Estuve esperando afuera pero no vi señales de que quisieras salir pronto. —agrega el bicolor mientras acomoda su bolso y camina tranquilo. — ¿Por qué estás molesto?
Las esmeraldas de Izuku abren de inmediato sorprendidas, observando el rostro de Todoroki mirar al frente neutral. — ¿M-molesto? ¡No, no, no estoy molesto! —apresura a negar con nerviosismo de forma veloz.
Todoroki observa a Izuku nervioso mientras ambos salen de la academia. —Ah, mi error. —responde neutral creyéndole instantáneamente a su amigo. —Parecías mirar a la nueva asistente de una forma extraña, yo me confundí. —agrega honesto.
Y una sonrisa torcida nace en Izuku mientras soporta su propia respiración, avanzando en silencio.
— ¿Qué te pareció la asistente? De todas las cosas que me podría esperar venir de él, jamás pensé que necesitaría algo así.
El cuerpo del pecoso se tensa de forma inmediata. —No lo sé... —suelta con temblores. —Pero creo que Bakugou-sensei no necesita de algo así. —lanza con rapidez. —Sí, definitivamente no lo necesita, me parece innecesario. —responde tomándoselo de forma muy personal.
Es por ese motivo que Todoroki lo mira detenidamente un par de segundos. —Creo que es una opción razonable de parte de la academia si tenemos en cuenta el caos que generó Miyamoto. —murmura mientras toma su teléfono y escribe un par de mensajes. —Quiero ir al parque, Izuku. —dice con soltura mientras mantiene su mirada sobre la pantalla. — ¿Irías conmigo?
Izuku le observa con cierta sorpresa, que Todoroki pidiera salir con él era algo realmente nuevo para él. —Sí, por supuesto. —dice sonriente mientras avanza. — ¿Quieres ir al que está cercano a la academia?
—No. —responde Todoroki guardando su móvil y mirar al frente. —Quiero ir a uno que está cerca de la estación.
— ¿Y por qué en ese, específicamente? —inquiere curioso mientras mantiene sus manos sobre las correas de su mochila amarilla.
—Porque cerca de ahí venden soba. —lanza honesto. —Ya no quiero comer fideos instantáneos.
Izuku parpadea un tanto sorpresivo. — ¿Comes fideos instantáneos seguido?
—Casi todos los días.
— ¿Por qué no comer algo de comida casera? Me habías dicho que tu hermana era muy buena con eso.
Todoroki se mantiene en silencio un segundo, hasta que responde con honestidad. —Yo ya no vivo con ellos.
Y las esmeraldas de Izuku abren con sorpresa.
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Aquel par de escarlatas no pueden estar más irritadas, y aún si intenta mantenerse profesional, en su hora de almuerzo no dudó en correr hacia la dirección.
— ¿¡No podías asignarme a alguien más profesional!? —exclama Bakugou frente a Nezu, interrumpiendo su hora del té. — ¡Esa mujer me ha interrumpido en mis clases! ¡Cree que porque debe vigilarme puede hacer lo que se le venga en gana! —gruñe apoyando sus palmas sobre el escritorio con enojo. —No estoy de acuerdo con tu decisión, Nezu.
El director clava sus ojos oscuros en él. —Pero fuiste tú quien decidió pelear con Miyamoto y ser su karma, ¿no es así, Bakugou-kun? —responde Nezu sonriente. —Luego de que tú fueras su karma, eso hizo que llegara tu propio karma, siguiendo tu lógica. —añade paciente.
Y el rostro de Bakugou le mira incrédulo. — ¿Por qué no asignas a otra persona? Esa mujer no me agrada una mierda. Invade mi maldito espacio personal, ¿sabes?
—Porque en el trabajo existe algo que se llama compañerismo y trabajo en equipo, Bakugou-kun. Es hora que comiences a aprender de eso.
— ¿¡Haah!? —exclama con ira. — ¡Simplemente déjenme hacer mi maldito trabajo en paz y ya!
Y Nezu lanza una pequeña risita. —Es como cuando un alumno rebelde viene a dirección... —murmura mientras deja la taza a un lado y observa la hora. —Escucha, ciertamente toda esta situación es un tanto estresante para ti, pero ahora que has venido hasta aquí, me has adelantado un poco el trabajo.
— ¿A qué te refieres con eso?
— ¿No lo recuerdas? Estás condicional, y el único que captura a quienes están condicionales es solo una persona.
El rostro de Bakugou palidece. —Pero aún tengo clases que dar. —lanza veloz intentando escabullirse.
—No te preocupes, no demoraremos más de quince minutos. —expone Aizawa mientras lo envuelve en una cuerda y comienza a tirar de él.
— ¿¡Qué!? ¿¡Por qué de pronto me amarran como un animal!? ¿¡Ya les dije que esto era una mierda!? ¡¡Entonces lo vuelvo a repetir, esto es una mierda!! —gruñe ofendido mientras es jalado por Aizawa hacia una sala en especial.
— ¡Más vale me pagues más por esto, eh, Nezu! —lanza Aizawa cansado y escuchando los gritos y forcejeos de Bakugou por liberarse.
—Sí, sí. —añade Nezu esta vez comiendo galletas con tranquilidad.
— ¡Una mierda, es una mierda! —gruñe el cenizo sin poder creer lo que de pronto tenía que soportar. — ¿¡Qué clase de trabajo es este!? ¡¡Y los derechos de los docentes qué!! —lanza gruñidos con ira.
—Eso sucede cuando un Yakuza ejerce como docente. A partir de hoy tendrás clases de ética y el bien, felicidades.
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Sus pasos eran rápidos y su ceño se mantenía fruncido. Aún si ya habían acabado las clases, él se mantenía activo en busca de una cabellera rojiza que se había escabullido con éxito.
Los ambarinos permanecen molestos mientras marca incansable a través de su móvil y espera que respondan, pero diferente a esto solo aparecía el buzón de voz.
Continúa corriendo a través del pasillo hasta que es jalado por el cuello.
—Vas demasiado rápido, rayito. —saluda con simpleza Kenjirou, quien camina con relajo a través de los pasillos con la guitarra tras su espalda. — ¿Por qué tanta prisa?
Kaminari Denki abre sus ojos con sorpresa. — ¡Senpai! —exclama siendo liberado por el agarre. — ¿¡Has visto a Kirishima!? —exclama con urgencia trotando de forma activa en su lugar.
El pelirrojo piensa por un minuto. —Asumo que ya ha de estar yendo camino a casa. —responde tranquilo hasta que se infarta. Kenjirou parece conectar sus ideas y se tensa. — ¡Ah! ¡¿Le pasó algo?! —exclama frunciendo el ceño de forma inmediata.
—No, no. —apresura a responder Kaminari negando con sus manos. — ¡Es solo que me ha ignorado durante toda la mañana! —lanza con molestia, cruzándose de brazos.
—Ohh… así que es eso. —responde Kenjirou pensativo. —Cosas de pubertos.
Kaminari Denki abre sus ojos con obvia molestia. — ¡Senpai! —lanza con enojo.
Y Kenjirou lanza una carcajada. —Es broma, es broma… —suelta relajado mientras comienza a marcar y espera la llamada. — ¿O tal vez no? —inquiere bromista esperando paciente. — ¡Hermanito! ¿¡En dónde estás metido, huh!?
Los ojos ambarinos abren en cuanto escucha la voz de Kirishima al otro lado de la línea.
— ¿Ehh? —suelta Kenjirou escuchando a su hermano menor. —Bueno, hay alguien que te quiere hacer compañía, sé buen chico y espera ahí. —dice mientras cuelga la llamada.
Entonces desordena los cabellos rubios de Kaminari y le sonríe. —Está en la azotea. —suelta para comenzar a avanzar a través del pasillo.
— ¡Azotea, entendido! —exclama Kaminari comenzando a correr con su ceño fruncido.
Sus pies corrieron veloz y mientras subía las escaleras un eco resuena. Aún si abrió la puerta y le señaló con el dedo, cansado y con una gota de sudor caer por su sien, fue ignorado.
Eso es lo que piensa él, pero en realidad, Kirishima Eijirou solo se mantiene ahí, recostado y observando las nubes con su rostro neutral.
Como no hay ningún movimiento aparente, Kaminari avanza hasta él. —Tú… ¿¡Qué es lo que te pasó de pronto!? —encara el rubio con su entrecejo fruncido. — ¡Me hiciste la ley del hielo por toda la mañana, hermano!
Kirishima Eijirou aún si no quita su vista del cielo, debe confesar que se siente un tanto confundido y avergonzado.
—Yo simplemente no tenía ánimos de hablar con nadie. Lo siento. —suelta honesto.
Y Kaminari transforma su rostro neutral a uno un tanto confundido. — ¿Ah? —suelta esta vez acomodandose a su lado. — ¿Por qué?
Kirishima simplemente se inclina de hombros. —De pronto sentí rabia y solo quería estar tranquilo. Ni siquiera entiendo porqué me siento así.
Las cejas ambarinas se alzan con cierta preocupación. —Pero hermano, tú sabes que cuentas conmigo, ¿no?
Y las orbes carmín se clavan sobre él durante largos segundos, lo que hace sentir al rubio bastante observado.
— ¿Qué? —inquiere Kaminari al no ver respuesta y solo sentir su mirada insistente sobre él.
—Es que eres tú. —confiesa Kirishima sin señales de querer ocultar lo que siente. —Tú me molestas.
Y los ojos de Kaminari abren y parecen temblar. —... ¿Eh?
Los labios de Kirishima presionan con fuerza, mientras observa hacia otra dirección. —Hay ciertas cosas que están causando ruido en mí, y solo pasa cuando te veo hacer algo con alguien más. —dice con honestidad mientras se levanta. —Es extraño y definitivamente no me gusta.
Y Kaminari le mira sin entender. Es por eso que se cruza de brazos. — ¿Qué? Eso es ridículo. —lanza un tanto incrédulo. — ¿Estás seguro que no hay algo más? No lo sé, ¿quizá cuando me comí tu almuerzo?
Kirishima lanza un suspiro mientras rasca su nuca. —Escucha, no entiendo qué es lo que me pasa pero definitivamente no es culpa de nadie. —dice mientras le mira neutral. —Pero creo que necesitaré un poco de tiempo para meditar.
— ¡No bromees, hermano! ¿¡Y qué pasará con nuestros días de videojuegos!?
El pelirrojo le mira de forma detenida. —Si tú sintieras que hay cosas que te molestan de mí, ¿qué pensarías?
—Mmm… —murmura pensativo Kaminari. —No le pondría atención.
—Pero llevo intentando no ponerle atención durante mucho tiempo, Kaminari. —responde Kirishima avanzando hasta la salida. —Y ya estoy cansado de eso.
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El parque invita a pasear a una infinidad de hojas que se unen a la suave brisa. Es por eso que los cabellos bicolores de Shoto se mecen también.
—Últimamente cuando veo a mis hermanos a la cara, recuerdo la cara de mi padre. —expone Todoroki con su rostro herido. —No puedo evitar sentir que cada día mi odio crece hacia él. Mamá no tiene señales de mejorar y eso solo hace que aumente mi ira.
Sus manos se transforman en puños y duda si seguir hablando, pero de igual forma lo acaba haciendo. —Aún si provoqué a los periodistas y yo mismo acelere las cosas, no sentí alivio. Más bien... Con el pasar de los días no me sentí muy bien al hacerlo.
— ¿Y ahora sientes que hiciste mal?
Todoroki le mira por un segundo y asiente en silencio. —Es patético.
Izuku Midoriya le observa con sus ojos comprensivos. —Creo que solo es humano. —responde honesto. —Te sientes arrepentido de causarle problemas a tu padre aún si has tenido problemas con él.
—Además... —lanza Shoto un tanto agobiado. —Ese sujeto no me da un solo momento de descanso, desde que hablé con los periodistas se la ha pasado fuera de casa para cuando regreso de la academia. Seguramente por la noche, cuando salga de su trabajo estará ahí otra vez...
—Ohh, ya veo. —responde Izuku esta vez entendiendo a mayor profundidad el problema. —Ha comenzado a invadir tu espacio.
Y Shoto asiente de forma veloz, como si le dieran en el clavo.
—Y ya no sabes... Qué hacer. —agrega Izuku posicionando su mano en el mentón.
El bicolor se mantiene activamente asintiendo en silencio.
—No has pensado en, uhm... ¿Hablar con él?
—Yo no quiero hacerlo. —lanza de forma inmediata. —No lo haré.
Pero aún si quiere continuar hablando, es obligado a cerrar la boca porque un sujeto de traje colorido se acerca con un carrito de helados.
—Pequeños estudiantes, han de estar agobiados luego de un día de clases, ¿no es así?
La música alegre solo decora el ambiente, mientras que un centenar de helados aparecen.
Izuku le mira pero nota que aquel vendedor mantiene una máscara con una gran sonrisa.
—Te veo muy interesado en mi carrito feliz, pequeñín. —añade el heladero acercándose a Izuku de forma extrema por un segundo, analizando su mirada. —Hmm... Esos ojos, ¿son de tu padre o de tu madre?
Izuku tensa su musculatura al instante que retrocede su rostro al sentirse invadido por el heladero. —De mi madre, definitivamente.
— ¿Ohhh? —lanza el heladero regresando al carrito y armando dos helados. — ¿A quién de aquí no le gusta el chocolate? Definitivamente a todos les debe gustar un delicioso helado de chocolate, ¿no es así? —añade risueño extendiendo un helado listo sobre Todoroki.
— ¿Cuánto es? —inquiere el bicolor observando el helado de cerca.
—Gratis, esto que estoy haciendo lo veo más como un hobbie. —responde el heladero sonriente. —Cuando tengo un muy buen día de ventas, suelo obsequiar un par.
Y Todoroki acepta el helado. —Helado gratis.
—Helado gratis. —repite el heladero esta vez extendiendo otro hacia Izuku. — ¿Qué creen que es la vida, pequeños estudiantes?
Izuku parpadea mientras recibe el helado. —Uhmm... Creo que es experiencia.
—Competencia y superación. —añade Todoroki.
Y el heladero lanza una carcajada mientras se presiona el estómago. Entonces, endereza su postura y su tono de voz cambia a uno completamente sombrío. —Yo pienso que es tan desbordante que termina siendo una locura... Catastrófica. —lanza esto último con profunda oscuridad.
Todoroki e Izuku cruzan miradas de forma inmediata, un tanto confundidos por la actitud del heladero.
— ¡Que lo disfruten! —exclama el heladero alejándose. — ¡Por favor no olviden a este heladero enmascarado feliz! —añade despidiéndose a la lejanía.
E Izuku parpadea perdiendolo de vista. — ¿Qué rayos fue eso?
Todoroki mantiene su mirada en la misma posición que Izuku. —Hay personas en verdad excéntricas por aquí. —responde comiendo helado. —Pero está dulce.
—Sí, dulce. —añade Izuku comiendolo sin pensarlo demasiado. —Entonces, continuando con nuestra charla, Todoroki-kun...
Y los heterocromaticos de Todoroki se clavan sobre Izuku mientras le escucha atentamente.
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Sus labios están secos y de su silueta solo nacen temblores.
—Yo insisto, realmente no sé más de él. P-por favor, déjenme ir... ¡Prometo que no le diré nada a nadie, nadie jamás sabrá de mí ni de ustedes!
Y una cuchilla pasea por la comisura de sus labios de forma instantánea, lo que genera que el muchacho comience a temblar con mayor intensidad aún si guarda silencio.
—No grites tanto... Miyamoto-sensei. —lanza la chica rubia con sus ojos divertidos. —Si no sabes más de él, ¿entonces porqué comenzaron a pelear? ¿Huh?
— ¡Sí! ¿¡Por qué!? ¿¡Pooor qué!? —exclama Twice saliendo por detrás de Miyamoto y gritar en sus orejas.
Miyamoto cierra sus ojos con fuerza. — ¡Y-ya les dije, solo estaba molesto porque los estudiantes lo preferían a él antes que a mí! —exclama con honestidad.
— ¡Te dije que no gritaras tanto! —exclama Toga perdiendo la paciencia y clavando la cuchilla en su brazo izquierdo, generando que el castaño comience a gritar de dolor.
— ¡Mierda, grita como un cerdo! —exclama Twice posicionando sus manos sobre sus propias orejas.
Y el rostro de Toga se ve extremadamente molesto. —Escúchame bien. —lanza cogiendolo del cuello de la camisa a la vez que quita la cuchilla. — ¡Si no colaboras con nosotros, yo misma me encargaré de rebanarte y repartirte en pequeños pedacitos a lo largo de todo Musutafu! —lanza amenazante mientras limpia la sangre de la cuchilla en la propia camisa sucia de Miyamoto. — ¡Si quieres ser libre, entonces tendrás que sacar las mismas agallas que tuviste para enfrentarte a Bakugou y hacerlo de nuevo! Pero esta vez, de verdad. —añade sonriendo de forma sádica.
Miyamoto niega con dificultad. —Aún si me piden hacer eso, yo... No entiendo porqué quieren que haga algo así.
—Y jamás lo vas a entender. —responde Dabi apareciendo tras la puerta con un pequeño bolso en sus manos. —Eso es confidencial.
— ¡Dabi! —exclama Twice. — ¿¡En dónde estabas!? ¿Trajiste de mis panecillos favoritos?
El azulino le mira aburrido. — ¿Por qué debería traerte panecillos? —inquiere rodando sus ojos al instante en que rebusca en los bolsillos de su largo abrigo negro y le lanza una bolsa.
Y Twice los coge con emoción en el aire. — ¡Maldito mentiroso! ¡Eres muy amable, qué buen amigo eres! —lanza contento comenzando a comer.
—Tienen veneno para ratas. —suelta el pelinegro riendo al instante en que observa a Toga mirarle en silencio. — ¿Qué?
— ¿Dónde está él?
—Dijo que iría a vender helados. Ah, es cierto, ya no lo volveremos a ver por aquí. —agrega en un bostezo mientras se estira, avanzando hasta Miyamoto, quien se mantiene entre sollozos tratando de no moverse.
Tenía miedo que volvieran a apuñalarlo.
Toga expresa una mirada llena de decepción mientras guarda su cuchilla. — ¿Por qué?
—Mencionó algo de que se tomaría en serio su regreso, una mierda así. Dijo que pronto llegaría alguien a cargo. —responde Dabi esta vez frente a Miyamoto con el estuche en mano.
— ¿Hm? ¿Un sujeto nuevo? —inquiere Twice curioso mientras mastica.
—Sí. Como sea, debemos lavarle luego el cerebro a este sujeto para que comencemos a movernos. —añade sentándose, abriendo el bolso y preparando una jeringa. —Ah, Twice, uno de los de afuera estaba en tu busca. —señala hacia la salida.
Y Twice parece verse feliz ante ello. — ¡Seguro y necesitan de mi experiencia para algún tipo de encargo!
—Solo recuerda que perteneces aquí. —agrega Dabi observando el líquido azul traspasar la jeringa.
— ¿Por qué lo mencionas?
—Porque eres como un perro necesitado de amor. —añade Toga. —Quién quiera te vea bonito ya le estás moviendo la cola.
— ¡Incluso tú, Toga-chan! —exclama Twice sin poder creerlo. — ¡Estúpidos y crueles! ¡Los amo!
Dabi pasa su mano por su sien en busca de paciencia. —Así es, eres un mafioso defectuoso. —lanza mientras coge de la muñeca temblorosa de Miyamoto. —Ya encárgate de ese sujeto, no quiero ratas merodear cerca de aquí.
— ¡Ya voy! —exclama Twice instantáneo mientras va hacia la salida.
—Es hora de dormir, Miyamoto-sensei... —murmura Dabi sonriéndole abiertamente. —A ver si para cuando despiertes otra vez, estarás más cooperativo. —lanza inyectandole el líquido de forma instantánea.
— ¿Q-q-q-qué es lo que m—
Toga rueda sus ojos y con aburrimiento pega una cinta en sus labios. —Este sujeto me irrita demasiado. —lanza con malhumor.
...
Había salido veloz de la guarida, y luego de unas largas caminatas, había llegado al usual callejón en dónde todo conectaba.
— ¡Twice, aquí!
Un hombre de contextura extremadamente delgada se le acerca. —Hombre, ¿en dónde diablos te habías metido? No podía dar con tu paradero.
Twice posiciona sus manos sobre sus caderas. —Eso es confidencial. Me dijeron que estabas en mi busca.
—Y aún con la máscara, huh. —añade el sujeto mirándole detenidamente.
El muchacho toca su propia máscara por inercia. —Es parte de mi, no te importa. ¡Sí, qué imbécil! ¿Está bonita, verdad?
—Bueno, no te pongas así... —lanza el sujeto ya acostumbrado a la personalidad de Twice. Y su mano toca su hombro en forma de cercanía hacia él. —Escucha... Hay un novato que dice desear divertirse. Entonces pensé en presentartelo, ya sabes.
— ¿Divertirse? ¡Claro, yo le enseñaré! —exclama alegre al instante en que su tono de voz cambia de forma abrupta. —De ninguna manera. No quiero conocer a nadie más.
— ¿Ehh? —lanza el sujeto incrédulo. —Creí que te gustaba conocer nuevas personas.
Twice se cruza de brazos, decidido. — ¡Ahora tengo nuevas prioridades, y es tomar el control de todo Musutafu otra vez junto al líder!
...
Hawks, quien se mantiene en las grandes oficinas de Enji Todoroki, deja a un lado su café en cuanto de sus oídos escucha las palabras dichas por Twice, a través del micrófono que había insertado en el adicto de las calles oscuras.
Su ceño frunce con evidente molestia y frustración, dejando escapar un chasquido de lengua de forma inmediata.
—Tch.
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