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Capítulo 84

—Quería escuchar qué tan buen docente es... Ya sé que estás despierto.

La voz emerge en el lugar y con pasos suaves acerca un hombre de traje oscuro y piel nívea, arrastrando una silla con él.

El hombre se sienta apoyando su mentón y brazos en el respaldo de la silla, mientras permanece con sus piernas abiertas.

—Abre tus ojos, Miyamoto-sensei.

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¡La psicóloga cibernauta, ahora ya no tan cibernauta!


El ambiente está nuboso aún si Izuku se siente dentro de su propio hogar. Ahora las cosas se ven más grandes, inclusive Inko tiene que mirar hacia abajo para poder hacer contacto visual con él.

Y un minino de colores grises roza sus piernas. Izuku no duda en alzar al pequeño gato y le acaricia. Es entonces que nota que de su plato hay poca comida.

—Mami, gatito desea más atún.

Inko se acerca hacia él y se acuclilla. — ¿Oh, es así? —inquiere sonriendo de forma cálida y observar el plato. —Pero gatito aún tiene atún en su plato.

Las enormes esmeraldas de Izuku observan el atún restante y luego regresa su mirada hasta su joven madre. —Pero eso no será suficiente para saciarle.

Inko lanza una risita ante la ternura de Izuku. —Ve por más atún, Izu. —responde la mujer mientras tararea, comenzando a esparcir especias sobre la olla caliente.

Izuku asiente mientras deja libre al pequeño felino quien se abalanza en el atún restante. Atraviesa los pasillos con dificultad y observa en todas las direcciones.

Su mirada se torna confusa y rebusca por todos los rincones del lugar. — ¿Pero en dónde está el atún?

— ¡En la entrada, cariño, en la entrada!

El pecoso avanza y en la entrada observa una bolsa, rebusca en ella y encuentra el atún. Su camino de pronto presenta dificultades cuando va rumbo hasta la cocina otra vez, tropezando con dos grandes zapatos de hombre.

Sus cejas aceitunadas se fruncen confusas y coge uno de esos zapatos. Izuku jamás los había visto, es por eso que lo lleva con él con dificultad, avanzando hasta su madre usando sus pequeñas piernas. —Mami…

Inko Midoriya parece centrada en el almuerzo, por lo que no le mira. — ¿Hmm?

—Este zapato… ¿De quién es? —suelta en apenas un balbuceo curioso.

Y de pronto el ambiente comienza a oscurecer. Los muebles, el suelo, incluso su madre comienzan a derretirse.

El ambiente cálido es manchado por horror.

— ¿M-mami?

Su madre da la vuelta con un rostro terrorífico mientras sus cabellos y parte de sus ojos se mezclan en una especie de líquido humano, agachándose cada vez más hacia él. —Oh no, cariño, dime que no lo tocaste, por favor, dime que no lo hiciste…

Izuku abre sus ojos con horror y parpadea. Entonces todo desaparece y solo oscuridad le envuelve.

Vuelve a parpadear, y para cuando lo hace, todo el ambiente ilumina de carmín.

Sus esmeraldas tiemblan con desespero cuando aquel pequeño felino aparece frente a él, muerto y cubierto de sangre.

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— ¡¡AHHH!!

El grito desde la habitación de Izuku fue fuerte y claro, su corazón aún palpitante parece lentamente bajar su intensidad al percatarse que claramente aquella no era la realidad.

Alza su mano temblorosa y quita sus cabellos desordenados de su rostro. —Fue solo un sueño… —susurra aliviado clavando su mirada en el reloj.

No puede evitar lanzar un suspiro mientras rasca sus cabellos tras su nuca y se levanta. —De todos modos, ¿qué rayos fue eso? —lanza con confusión aproximándose al baño somnoliento.

Las seis de la mañana solo indicaba que el día había comenzado.

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Con su café en mano y su rostro neutral, avanza hasta la sala de docentes.

—Bakugou-kun…

La espalda de Bakugou se eriza en cuanto ve a Nezu recostado en el mesón de los docentes.

—Sabía que llegarías pronto.

Bakugou le mira incrédulo, observando que incluso tenia una pequeña manta de color crema cubrirle. —La mesa no es una cama, director. —suelta el rubio ceniza mientras rebusca en los estantes el curso correspondiente.

Nezu le ignora y simplemente se acomoda, observandole incansable. Nota cómo su peinado de cabellos cenizos parece más formal de lo habitual y cómo había vestido un traje negro ajustado y formal con él. — ¿Estás ansioso de retomar tu trabajo? —inquiere sonriente.

Bakugou rueda sus ojos con discreción. —Demonios, sí. Estoy tan emocionado que cortaría mil cabezas. —lanza a regaña dientes.

Los ojos grises se mantienen pacientes sobre él. —Entonces será aún más emocionante para ti luego de que descubras la sorpresa que te tengo, Bakugou-kun. —suelta Nezu sonriendo con sus cabellos desordenados mientras baja del mesón.

Las escarlatas se giran lentamente y hacen contacto visual con el director. —... ¿Hah?

— ¡Es tu momento! —exclama Nezu al instante que lanza confeti en todas las direcciones posibles.

De inmediato, una mujer de mirada seductora entra con un traje completamente ajustado y sonriente. —Buenos días, Bakugou-kun. —lanza con su dedo índice sobre sus propios labios.

— ¡Te la presento, será tu nueva vigilante especial! ¡La psicóloga cibernauta ahora ya no tan cibernauta, Takeyama Yu! —presenta Nezu con emoción.

Y la mujer rubia hace una pose seductora al instante en el umbral de la puerta. —Tú puedes llamarme Mt. Lady. A tus servicios, Bakugou-kun~. —suelta guiñandole el ojo.

Bakugou Katsuki queda blanco como papel y su rostro está asqueado. Un tic bajo su ojo izquierdo es lo único que nace de él y su peinado formal se eriza de forma inmediata.

— ¿Qué mierda?

Es lo único que balbucea.

Nezu y Takeyama se mantienen congelados en sus poses y ahora cubiertos de confeti.

Inclusive Bakugou de pronto está lleno de confeti.

Pero ni Takeyama ni Nezu logran preveer el azote que hace Bakugou de su frente en contra la pared de forma instantánea una vez termina de analizar la situación. —Esto es una real mierda.

Takeyama saca un lápiz y abre su libreta. —Ya veo…

Los escarlatas de Bakugou se abren con irritación. — ¿¡Debo suponer que todo lo que haga ahora será supervisado por esta perra!? —suelta con furia señalandola.

—No solo supervisado, también será evaluado y de ser necesario, denunciado, cariño.

Nezu avanza hasta Bakugou con sus manos tras su espalda. —Bakugou-kun, más vale comiences a dar lo mejor de ti desde ahora. Ya no habrán más oportunidades para ti.

— ¿¡Por cuánto tiempo tendré que estar así!? ¿¡Hah!?

La rubia avanza hasta él y le abraza por detrás. —Vamos, no seas tímido con mamá... La pasaremos muy bien, ya lo verás.

— ¡No, esto es una mierda! —exclama erizandose y despegandose de ella de forma instantánea. — ¡Tú, no invadas mi espacio personal! —exclama señalandole con él dedo índice con ira. — ¡Y si me vas a seguir, habrán malditas condiciones! ¿¡Oíste bien!? —añade avanzando hasta la salida y apegandose al umbral. — ¡Muérete! —exclama huyendo del lugar en cuanto pudo.

Yu parpadea curiosa en cuanto le ve alejarse y entonces sonríe de forma juguetona. —Qué tímido es. Es como un niño. —murmura llevándose el lápiz a la boca, emitiendo una pequeña risa.

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El día estaba lo suficientemente cálido para que Kaminari Denki saliera agitando un poco su propia camisa. Con sus audífonos puestos camina hasta el parque, esperando encontrar a Kirishima Eijirou de camino.

Mientras las personas avanzan, no puede evitar lanzar un suspiro. La rutina lo estaba consumiendo completamente. Desde un inicio era agotador si recordaba lo activo que se mantuvo con el movimiento estudiantil, ahora mismo le dolían un poco los músculos luego de la huída.

Había tenido ciertos problemas con su padre en cuanto le vio en la televisión diciendo groserías y bailando de forma descarada, para Kaminari Denki había sido agotador escuchar sus sermones hasta las tres de la madrugada, es por eso que lleva notorias ojeras bajo sus ojos ahora mismo.

—Ah, es cierto… —susurra con sus ambarinos centrados en el camino. —Huí tan rápido que olvidé por completo a Kirishima. —suelta para luego observar a su compañero de clase apoyado en contra la pared.

—Llegas tarde. —murmura Kirishima incorporándose a su perezosa caminata.

—Hermano, ¿qué fue lo que hiciste el día en que apareció la policía?

Kirishima Eijirou le mira por un segundo y luego mantiene su mirada al frente. —Escapé con Iida y Shinsou-sensei.

— ¿¡Shinsou-sensei!? —exclama Kaminari Denki con sorpresa, abriendo sus ojos ambarinos sin poder evitarlo. — ¿¡Cómo así!?

—Fuimos los últimos en escapar, la policía quería llevarse a Shinsou-sensei así que intervine. —responde mientras hace memoria. —Primero fui en busca del bastardo de mi hermano pero él ya no estaba ahí. —suelta con enojo. —Ese idiota como hermano mayor no es para nada confiable. Siempre está en su propio mundo.

El rubio no puede evitar recordar a Kenjirou de manera instantánea. —Siempre que hablas de senpai lo haces con mucho enojo. —responde. —Dices que es cruel contigo pero yo lo veo incapaz de hacer ese tipo de—

Las escarlatas de Kirishima Eijirou le miran con evidente pesadez y Kaminari lo nota, es por eso que guarda silencio de manera abrupta.

—Había olvidado que mi mejor amigo se ha convertido en el simp oficial de mi hermano mayor. —lanza con desagrado mientras guarda las manos en sus bolsillos.

Los colores en el rostro de Kaminari Denki suben veloz. — ¿¡Qué!? ¡Qué asco, claro que no! —exclama indignado.

Kirishima mantiene su mirada molesta sobre él. —Desde ahora pensaré en si quiero hablarte de él. —suelta desviando su mirada. —Tal vez necesite un nuevo mejor amigo.

El rubio abre sus ojos con impresión. — ¿De qué estás hablando de pronto? —inquiere mirándole sin creer lo que escucha.

Kirishima no le mira. — ¿Que de qué estoy hablando? ¿Es en serio?

— ¡Yahooo!

Mina Ashido salta sobre ambos y enlaza sus hombros entre ambos cuellos. — ¡Los alcancé, sus pelos desordenados son inconfundibles para mí! —interviene sonriente. — ¿De qué hablan?

— ¡Ah, Mina! —apresura a responder Kirishima con sorpresa mientras Kaminari se mantiene con sus ambarinos sorprendidos sobre él. —No lo sé... ¿De qué estaba hablando? Ya lo olvidé. —suelta riendo nervioso.

—De Bakugou-sensei. —responde Kaminari inmediatamente, acomodando su bolso. — ¿No es sorprendente que de pronto haya regresado de la nada, Mina? —añade con soltura.

—Y persiguiendo a Miyamoto como un asesino, ¿qué habrá sucedido entre ellos? —añade Mina caminando en medio de ambos con sus brazos cruzados, pensativa. Es entonces que junta ambas palmas con energía. — ¡Bueno, él realmente hace valer su título de Yakuza!

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De forma paralela y a pesar de que el sol mantiene la gran mayoría de los lugares iluminados, había uno en especial que aún mantiene tonalidades oscuras, envuelto en la sombra de los grandes edificios abandonados.

—Entonces, ¿crees que las calles ya no están solas? —inquiere un joven mientras extiende y abre una caja de cigarrillos.

— ¿Solas? Nunca lo han estado. —responde un sujeto de rostro delgado mientras saca un cigarrillo y lo enciende. — ¿Por qué lo preguntas, polluelo?

El rubio sonríe mientras mantiene sus ojos centrados en él. —Digamos que me gusta la diversión que hay por aquí. —dice sacando un cigarrillo y encendiendolo. — ¿No conoces a alguien influyentemente divertido?

El hombre le mira por el rabillo del ojo. — ¿Y qué ganaría yo a cambio?

Hawks sonríe mientras de su bolsillo extrae una buena cantidad de billetes. —Solo quiero divertirme y explorar nuevas experiencias. —suelta sonriente y amigable.

El hombre sonríe interesado. —Veo que nos estamos entendiendo mejor de lo que parece. —dice tomando los billetes sin pensarlo y guardarlos dentro de su chaqueta. —Aunque no sé qué le encuentras de divertido a un lugar que apesta a orina, la verdad. —añade asqueado. —De no ser por mi contínua urgencia de polvo mágico, ya habría salido de esta mierda. —suelta con sus manos temblorosas.

Hawks sonríe mientras observa sus propias botas e inhala el humo del cigarrillo. —La diversión es subjetiva... —suelta paciente.

—Conozco a un sujeto que dice divertirse. —añade el hombre a su lado, generando que los ojos de Hawks le miren con claro interés.

—Le llaman Twice.

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El rostro pensativo de Izuku Midoriya se mantiene aún si ya está sentado en su pupitre listo para comenzar con sus apuntes de la clase.

Había una imagen mental que no podía sacar de su cabeza, y era aquel gato ensangrentado. No había caso, cada que cerraba sus ojos aquella imagen de su sueño volvía a aparecer.

— ¡¡¡BAKUGOU-SENSEI!!!

La gran mayoría de sus alumnos se habían pegado a él como garrapatas.

Y del rostro del pecoso emerge un sonrojo sutil al observar el traje que lleva Bakugou.

Se ve... Impresionante. Piensa embobado olvidando todo pensamiento de manera inmediata. Y es que aquel traje negro que llevaba le quedaba tan bien que inclusive su corazón había saltado de la impresión.

— ¿¡Pero qué!? —exclama Bakugou con obvia irritación notando como el hermano menor de su estúpido mejor amigo le abraza como nunca.

Ashido, Sero, ¡inclusive el renacuajo de Mineta! La gran mayoría le abrazaba con cariño.

— ¡Bakugou-sensei, lo extrañamos mucho!

— ¡Sí, sí, con usted podemos aprender!

Yu mira sorprendida por el extremo amor que manifiestan los estudiantes hacia Bakugou.

Y los ojos de Midoriya Izuku miran con claro interés lo que sucedía.

Yo también quiero hacerlo... Nadie sabe que somos cercanos, pasará desapercibido y además... ¡Yo también quiero abrazarlo!

Es lo que piensa al instante en que se deja caer y abraza a Bakugou.

— ¡¡Mocosos del demonio, largo!! —exclama Bakugou golpeandolos a todos en la nuca. — ¡A sus asientos! —gruñe con amenaza.

Todos inclusive Izuku se alejan de inmediato.

—Sí...

—Qué vergonzoso es Bakugou-sensei... —murmullan algunos.

— ¡Escuché eso! —exclama Bakugou mientras acomoda su traje y regresa a su escritorio para ordenar sus cosas. Intenta respirar hondo para recuperarse de aquel ataque de abrazos. —Hay un par de noticias que debo darles antes de comenzar la clase, primer—

— ¡Buenos días, mis pequeños estudiantes! —interviene Yu con sus manos entrelazadas, entrando sin ninguna espera.

—Esa perra me interrumpió en mi propia clase... —balbucea Bakugou a regaña dientes mientras se lanza en el asiento rendido. — ¡Oye, tú, te dije que esperaras afuera! —gruñe golpeando en el escritorio.

Los ojos de Yu se clavan en él con burla mientras continúa. — ¡Soy la nueva compañera íntima de Bakugou, espero y nos llevemos bien! ¡A partir de ahora, me verán en todas sus clases! ¡Por siempre! —añade coqueta. — ¡Ustedes pueden llamarme Mt. Lady!

Los ojos de Izuku abren sorprendidos. — ¿Eh?

— ¿¡QUÉ!? ¿¡Esa es la mejor presentación profesional que puedes dar!? —lanza Bakugou con repelús. — ¡No sé en qué demonios estaba pensando Nezu cuando te dejo a cargo de esto, en serio! —exclama furioso. —Como sea, a partir de hoy tendremos una maldita vigilante así que procuren no decir groserías o que se quieren morir, yo que sé. —lanza con desgano levantándose y quedando a un lado de la chica.

—Ve y siéntate en algún maldito lugar de aquí y no estorbes, ¿quieres?

Yu le mira sonriente mientras posa sus manos tras su espalda. —Ahh... ¿Esa es la manera en la que les hablas a tus mayores, Bakugou-kun?

Bakugou Katsuki rueda sus ojos y azota su palma en contra su frente. — ¿Quieres por favor... Irte a la mierda? —lanza en un susurro inaudible que solo ella podría escuchar.

Yu sonríe satisfecha mientras comienza a caminar hasta el fondo del aula, tarareando. De camino aprovecha de acariciar los cabellos verdosos de Izuku. —Qué suavecito y sedoso. —susurra sonriente.

Los ojos de Bakugou abren con ira. — ¡No distraigas a mis alumnos! —gruñe mientras ve cómo la chica le saca su lengua en modo de burla y se sienta, ahora poniéndose seria.

Bakugou Katsuki suspira mientras permanece de pie. —Bien, la siguiente información es importante. —suelta mientras nota como la gran mayoría observa a Yu.

—Sabía que sucedería algo así, esto es un maldito desastre... —susurra notando que solo Izuku le miraba.

Entonces azota su palma en contra el pizarrón, provocando que todos sus alumnos se centren en él. — ¡Luego de todo el revuelo de la protesta estudiantil, estamos en boca de muchos! ¡Si hay un momento para darnos a conocer en el torneo académico, es ahora! —lanza encendido. — ¿Han estudiado? Más les vale, lo que se les viene ahora es el maldito infierno.

Los rostros de todos palidecen.

— ¿Cómo así, Bakugou-sensei? —inquiere Shoji confuso.

—Así como escucharon, a partir de hoy comenzaremos a entrenar como malditos desquiciados para ganar el trofeo en un mes más.

{...}

La clase había terminado y Bakugou lanza un suspiro agotado. Observa como Yu se acerca hasta él. —Hay muchas cosas que debemos mejorar, Bakugou-sensei. —dice la mujer.

— ¿Quieres al menos hablar de esto en la oficina de docentes? —inquiere Bakugou con evidente fastidio. —Realmente no siento que seas lo suficientemente profesional ahora mismo. Vete y déjame tomar mi debido descanso.

La rubia sonríe. —Nezu fue claro contigo, no puedo dejarte solo. —suelta a un lado de él mientras observa a la gran mayoría de los estudiantes ordenar sus pertenencias.

Todoroki Shoto guarda sus lapices y apresura a ir a un pupitre en especial. —Izuku.

Izuku clava sus esmeraldas en él. —Todoroki-kun, dime.

— ¿Tienes tiempo ahora? —inquiere neutral manteniendose de pie frente a él.

Izuku parpadea. —Uhm, sí, sí tengo.

—Vamos al parque, hay algo que quisiera hablar contigo.

Las esmeraldas le miran curiosas, y de pronto se siente doblemente observado.

Son aquellas escarlatas mirarle por el escritorio. Y no puede evitar mirarle también.

—Entonces te esperaré a la salida, Izuku. —responde Todoroki saliendo del aula.

— ¡Ah, sí!

Izuku procura guardar sus apuntes y aproximarse hasta el escritorio de Bakugou, quien se mantiene quieto en su lugar. —Bakugou-sensei, me siento muy feliz de que haya regresado. —dice Izuku honesto siendo consciente de la presencia de Yu a su lado.

Bakugou le mira por varios segundos. Aún si quiere decirle muchas cosas, no puede más que escucharlo. —Solo hago mi trabajo. —dice levantándose y tomando su bolso. —No olvides estudiar la clase de hoy, Midoriya. —añade sosteniendo su mirada por largos segundos y avanzar a la salida del aula, con sus manos en sus bolsillos.

Y por consecuencia, Yu le sigue. —Nos vemos pronto, Midoriya-kun. —se despide la mayor mientras vuelve a sacudir sus cabellos.

La rubia se abalanza y toca la espalda de Bakugou. — ¡Vamos, vamos, no seas tan gruñón, Bakugou-sensei! —lanza de forma coqueta tras él.

— ¡Que no me toques!

Las esmeraldas de Izuku les ve a ambos alejarse, y no puede evitar sentirse molesto. Es por eso que sin darse cuenta, mantiene el ceño extremadamente fruncido mientras mira aquella cabellera rubia larga y sedosa.

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