Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 59

|Nuevos clientes|

— ¿Qué creen? —inquirió, sentándose sobre su escritorio de manera relajada. —Saquen una hoja, hay examen sorpresa. 

Y todos sus alumnos se quedaron de piedra. 

Incluso Izuku, quien debido al impacto se le escapó otro rizo de su peinado. 

_________________________________________

— ¿Eh? 

Dijeron algunos alumnos, impresionados. 

—Y que sea rápido, o menor tiempo tendrán para resolverla. —añadió Katsuki observando su reloj de pulsera. 

{...} 

Todos sus alumnos se retiraban del aula con un rostro realmente trágico. 

—Ahh… Creo que tendré que comenzar a estudiar mucho más seguido. —soltó Ojiro en un suspiro, saliendo del aula junto a Tokoyami quien asentía en silencio. 

Katsuki sonrió al instante. 

Era justamente eso lo que quería conseguir. Presionar un poco a sus alumnos para que sus calificaciones subieran aún más de lo que ya estaban. 

Y lanzó una carcajada divertido. 

Tampoco es que fuese tan malo, aquel examen y los próximos que vendrían no tendrían calificación, solo era un método para entender en dónde estaban débiles y al mismo tiempo presionarlos para que comenzaran a estudiar como malditos dementes. 

Era algo que necesitaba hacer, para así reforzar los contenidos y comenzar a dejarlos totalmente preparados para lo que se venía. 

Observó su libro encendido. 

El torneo de matemáticas. 

Algo que amaba era la maldita competitividad y sin duda, él ganaría el trofeo. 

Sí, él sería el que mejor puto profesor de todas las malditas academias del país, y su nombre quedaría grabado en todos los lugares posi—

—Uhmm… 

Bakugou salió de sus pensamientos al instante, para entonces observar a uno de sus alumnos frente a él. 

Alzó sus escarlatas y parpadeó al instante. 

Por un segundo había conseguido olvidarlo, pero como una pesadilla, él llegaba frente a él una vez más como un maldito recordatorio. 

Algo así como… 

"Mírame" 

Acumuló aire en sus pulmones y guardó su pluma en su bolsillo. 

— ¿Qué sucede? 

Izuku trago saliva y observó hacia un lado con un leve sonrojo. Miró de manera disimulada a Uraraka quien le hacía barras desde las afueras del aula. 

Sus jades observaban al suelo de manera nerviosa. 
—E-eh, ¿por qué usted… 

Bakugou alzó sus cejas confundido, intentando comprender qué demonios sucedía. 

E Izuku parecía no saber qué preguntar. 

El rubio ceniza sonrió ante ello, totalmente satisfecho. 

Ya lo entendía. 

Así que había hecho ese cambio por él, ¿no? 

Su pecho se infló de orgullo de un segundo a otro y su sonrisa orgullosa no se borraba de su rostro. 

— ¿Por qué yo qué? —inquirió el rubio ceniza, levantándose con su mano derecha en su bolsillo, acercándose a él. — ¿Tienes alguna duda, Izuku? 

Izuku tragó saliva y le observó con sus ojos esmeraldas tímidos. 

Y bajó su mirada esmeralda de inmediato. —Sí, yo, uh, quería decirle, eh, que el examen, uuhm, e-estuvo algo difícil y… 

Dios… 

Estaba haciendo completamente el ridículo. 

¡Uraraka-san, no puedo hacer esto!

Chilló a sus adentros. 

Cerró sus ojos con desespero y agitó sus manos sin darse cuenta. — ¡En fin, que tenga un buen día! —acabó exclamando para huir de ahí lo más rápido posible.

Y Bakugou le observó irse con una enorme sonrisa en sus labios y con sus brazos cruzados. 

Qué fácil eres de leer, idiota.

━─━────༺༻────━─━


— ¡Izuku-kun, cálmate! —exclamaba el castaño a su lado, observando de manera preocupante como éste sacudía los muebles de manera desenfrenada. 

Parecía un verdadero loco de la limpieza. 

— ¡Estoy tranquilo, estoy tranquilo! —exclamó el peliverde totalmente avergonzado pasando el plumero veloz. 

— ¿Qué demonios le sucede ahora? —inquirió Akiyama a un lado de Atsushi.

—Ahh… —soltó el castaño con preocupación. —Seguro y no tuvo un buen día hoy en la escuela. 

Akiyama avanzó hacia él y le tocó el hombro con firmeza. —Oye, principito. —soltó observándole con dureza, analizando el extraño peinado que traía hoy. —Más vale y vayas a por un jugo, te sientes y te calmes, de lo contrario te pateare el trasero y no de manera amigable. 

Izuku le miró y alzó sus cejas preocupado. 

— ¡Ahhh, yo lo arruine! —exclamó con sus ojos al punto del quiebre, tapándose su rostro con vergüenza. 

Akiyama puso sus dedos sobre la sien y le miró con cansancio. —Aquí vamos de nuevo… —murmuró observando como el menor estallaba en llanto. 

Giro sus zafiros hacia el castaño, mientras le acariciaba la nuca peliverde del pecoso. —Llama a Hideo y dile que me demoraré un poco más con los ingredientes y que abriremos quince minutos más tarde. —ordenó a Atsushi, quien asintió y corrió hacia el teléfono. 

—Y-yo no fui capaz de hablar con él y decirle lo que sentía… —chillaba secándose las lágrimas. —Solo acabé huyendo y haciendo el ridículo. 

— ¡Hideo-san dice que le da igual, que él está alimentando los patos del parque! —exclamó Atsushi corriendo a dónde ambos, preocupado por lo que acababa escuchar decir al pecoso. 

Entonces Akiyama y Atsushi se observaron, entendiendo un poco la situación. 

— ¿Ohh? —soltó Akiyama sonriente. — ¿Es por eso que te peinaste así? 

Izuku negó avergonzado. —No fue mi idea, Uraraka-san lo hizo para averiguar si yo le interesaba… —murmuró haciendo sonar su nariz. 

— ¡¡IZUKU-KUN!! —exclamó Uraraka entrando veloz al restaurante, agitada debido a la carrera que había tenido recientemente. 

—Está cerrado, mujer. —soltó Akiyama cruzándose de brazos. 

— ¡No, está bien! —añadió Atsushi sonriendo al instante. — ¡Es Uraraka-san, la amiga de Izuku! —añadió amigable. —Adelante, ven aquí. 

La castaña avanzó hacia él. — ¿¡Por qué huiste así!? —exclamó Uraraka tomándolo de los hombros, acuclillandose frente a él. — ¡Observé a Bakugou-sensei y te estuvo buscando!

—Y-Yo… —murmuró reteniendo las lágrimas. — ¡¡YO LO ARRUINE COMPLETAMENTE!! —chilló. 

—Un segundo. —dijo Akiyama con sus ojos azulinos potentes. — ¿Cómo es eso de que Bakugou-sensei? 

La situación y las emociones a mil por hora habían provocado que Izuku y Uraraka abrieran la boca. 

Y escucharon el tronar de los dedos de Akiyama frente a ellos. 

—Muy bien, creo que he sido demasiado paciente contigo, mocoso idiota. —soltó con voz amenazante. —Iremos a los vestidores y me explicaran qué demonios está sucediendo aquí… —murmuró acercando su rostro frente a ellos. — ¿¡ENTENDIDO!? 

Uraraka e Izuku fueron arrastrados hasta los vestidores por las manos del pelirrojo y el castaño observó preocupado la escena. Rápidamente cerró con llave el restaurante y corrió hacia ellos. 

— ¡Espera, Akiyama-san, no seas tan salvaje! 

Fue lo que se escuchó al final cuando los cuatro se perdían entre los pasillos. 

{...} 

— ¿QUÉ? —soltó Akiyama riendo a carcajadas. — ¡Maldita sea, esto es peor que los doramas coreanos! 

— ¡Oye, no seas grosero! —exclamó Atsushi. 

Izuku observaba sus rodillas totalmente avergonzado, y Akiyama se acuclillo frente a él. 

—Apenas escuche sensei, pensé que sería un caso preocupante. —Le dijo con neutralidad. —Pero viendo toda la historia que hay detrás, lo entendí de inmediato. —añadió.

— ¡ASÍ QUE ÁNIMO MOCOSO! —exclamó golpeandole la espalda con fuerza. — ¡SALDRÁN DE ÉSTA, YA VERÁS! 

Izuku le observó con esperanza, sonriéndole al instante mientras sentía un horrible dolor de espalda debido a los golpes energizantes del mayor.

— ¡Ahora ve a abrir o el jefe se dará cuenta que hemos tardado más de la cuenta! —ordenó señalando hacia la salida. 

— ¡Sí! —exclamó Izuku colocándose rápidamente sus patines. 

Y Uraraka le sonrió a Atsushi. —Gracias por lo del otro día. 

Atsushi le sonrió amablemente. —No fue nada. —añadió sonriente. —Puedes venir cuando gustes a visitarnos, Ochako-san. Tengo muchos dulces y té. —invitó. Entonces se acercó y le susurró en la oreja. —La verdad a mi no me gusta la comida picante, por lo que siempre suelo tener pasteles escondidos por ahí… —confesó. 

Y Uraraka soltó una pequeña risa divertida. —Gracias Atsushi-kun, lo tendré presente. 

El castaño le sonrió y se estiró con pereza. —Bien, es hora de trabajar. 

Uraraka no demoró en despedirse de Izuku, no sin antes sonreírle y hacerle notar que todo había salido bien. 

Y el pecoso se calmó de inmediato y continuó con su trabajo normal, sabiendo que hoy seria otra buena tarde de trabajo. 



O eso pensó. 

.
.
.

20:43

La noche había caído y con ello, las luces nocturnas de la ciudad iluminaban cada rincón del lugar. 

Más y más clientes entraban e Izuku se mantenía muy activo deslizándose a lo largo del local con sus patines. 

— ¡Izuku, el pedido tres ya está listo! —exclamó Atsushi desde su lugar mientras rápidamente organizaba los pedidos subsiguientes. 

— ¡Sí! —exclamó el pecoso una vez acabando de servir el té verde que uno de sus clientes recibía contento, luego de haber cenado uno de los platos más picosos del lugar. 

Recorrió el local rápidamente para recibir el plato que Akiyama extendía y fue hacia la mesa tres veloz. 

Y la pequeña campanilla sonó. 

Izuku giró su rostro y rápidamente exclamó: — ¡Buenas noches, sea bienvenido! 

Pero entonces sus ojos esmeraldas se congelaron. 

— ¡Buenas noches! —exclamó el cliente sonriente y con una de sus manos alzadas. 

Izuku trago saliva y fue hacia él con seriedad. —Buenas noches, ¿qué hace aquí? —inquirió. 

Y Ryuu sonrió. — ¿Es que no puedo cenar aquí? —preguntó. 

E Izuku le miró con seriedad, para luego lanzar un suspiro rendido. —La mesa cinco y siete está desocupada, ¿cuál desea ocupar? 

Ryuu le sonrió. —La cinco estará bien. —respondió avanzando junto a él. 

Se sentó suavemente en la silla y le miró sonriente. 

— ¿Y bien? —preguntó el pecoso con su libreta en sus manos. — ¿Qué desea ordenar? 

Y Ryuu sonrió. —Oye. —respondió agudizando sus ojos grises. —No hace falta que me odies tanto. —añadió. 

Izuku observó a sus alrededores y le miró con sorpresa. 

—Creo que no es el momento ni el lugar adecuado para hablar sobre eso, además, yo no tengo ningún problema con usted. —respondió sin quitar su vista de su libreta. — ¿Y bien? 

— ¿Ohhh? —soltó Ryuu con su mano sobre el mentón. — ¿Seguro que no? —inquirió burlesco. —Después de todo molesté a tu novio. 

Y los colores en el rostro de Izuku subieron veloz, enrojeciéndose al instante y dejando caer su libreta al suelo. 

Y se ensimismo sobre él, apoyando las palmas de las manos por sobre la mesa y frunciendo el ceño. — ¡¡Él no es mi novio!! —susurró con vergüenza. — ¡¡No vuelva a decir ese tipo de cosas y mucho menos en la academia!! 

Debía evitar a toda costa que Bakugou-san saliera perjudicado por un rumor de ese tamaño de parte de su profesor. 

Sus esmeraldas se mantenían firmes y cercanas a Ryuu, haciéndole notar la evidente molestia que sentía en aquellos instantes. 

Entonces... otra campana sonó. 

Y unas escarlatas observaron desde unos metros atrás él cómo aquel camarero que tan bien conocía estaba tan cerca de aquel hijo de perra. 

Sus puños se presionaron al instante y su ceño fruncido nació como una verdadera explosión volcánica.

E Izuku alzó su mirada, sintiendo al instante el cómo sus piernas se volvían temblorosas al observar aquellas escarlatas furicas mirarle. 

Se separó de manera instantánea y le dio una mirada corta a Ryuu.

Sus pulsaciones aumentaron como jamás lo había hecho nunca y avanzó temeroso hacia él. 

Con evidentes temblores que no pasaban desapercibidos por absolutamente nadie. 

Dios… ahora mismo su mente estaba hecha un caos.

Se posicionó frente a él y antes de que pudiera hablar, el rubio ceniza se le adelantó. 

—Veo que estás bastante entretenido. —respondió Katsuki con sus músculos tensos, observandole con aquel ceño fruncido bastante marcado. 

E Izuku trago saliva. —É-el llegó hace apenas un minuto y aghh… —murmuró rascándose la nuca con frustración. —Ni siquiera sé qué hace aquí… —Le susurró, pero Katsuki no pareció ceder.

Ahora mismo sus escarlatas hervían en un mar de lava ardiente. 

Y lanzó un suspiro. —No esperaba verlo por aquí, Katsuki-sensei. —Le saludo sonriéndole levemente. — ¿Qué es l—

— ¿Hah? —soltó Katsuki con molestia. — ¿Acaso no puedo venir a cenar a mi jodido local favorito? ¿Es eso lo que me estás tratando de decir? 

E Izuku parpadeó impresionado. 

— Eh… ¿no? —soltó con confusión. Entonces negó rápidamente. —Por supuesto que no, yo no he querido decir eso. —respondió sintiendo como la tensión aumentaba de manera considerable.

Reunió aire en sus pulmones e intentó calmarse, para entonces retomar la conversación con aquel rubio ceniza.

Aquel rubio ceniza que mantenía su mirada fija y furiosa sobre él. 

—Uhm, la mesa siete está libre, ¿desea ocupar esa? —preguntó el pecoso señalando la mesa. 

Y Katsuki alzó una ceja. —No, quiero la cinco. 

Izuku parpadeó y se rascó su mejilla con nerviosismo, con su dedo índice. —L-la mesa cinco está ocupada. —soltó. —No creo que pueda—

Katsuki intensificó su mirada con odio puro. — ¿Y qué si quiero la cinco? —insistió, al parecer no estaba escuchando una sola palabra que salía del pecoso en aquellos instantes. 

Izuku le observó esta vez con sus jades molestas, y frunció el ceño. —Dije que está ocupada. —respondió esta vez con sequedad. 

Y Bakugou dio un paso hacia él. — ¿Ah, sí? —escupió con molestia. — ¿Por quién? ¿Por tu querido profesor de ciencias? 

Izuku cerró sus ojos y contó hasta cinco de manera calmada. 

Entonces le sonrió amablemente. 

Con esa sonrisa que Katsuki conocía perfectamente.

Izuku estaba molesto, y honestamente a Katsuki le importaba una mierda. 

— ¿Crees que puedo llegar y cambiar a un cliente de mesa solo porque tú quieres eso? —preguntó con sus jades molestas. —Por favor, solo déjame hacer mi trabajo. 

Katsuki frunció el ceño y le lanzó un chasquido de lengua. 

—No necesito que me lleves, sigue haciendo tu jodido trabajo. —gruñó para dejarlo solo en la entrada y sentarse con firmeza, observando al imbécil de Ryuu sentado a unos pasos más de él. 

Izuku observó dos panoramas muy diferentes. 

Por un lado, Ryuu. Quien continuamente le movía la mano en modo de saludo con florecitas volando sobre los aires que respiraba, de manera literal. 

Por otro, Katsuki. Quien se había sentado con evidente enojo, de brazos cruzados y arrugando la servilleta en su puño, mirándole con ira pura. 

Algo le decía que en aquellos momentos, Katsuki estaba pensando...

Te mataré, bastardo, te mataré. 

Pensaba Katsuki de manera constante mientras hacía añicos su servilleta. 

Izuku realmente no se sintió capaz de atender a los dos al mismo tiempo. 

— ¿Ya viste quién llegó? —susurró Atsushi a Akiyama, quien asomó su cabeza entre medio de la estructura abierta rectangular que daba hacia la sala principal. 

— ¿Ohhh? Así que llegó el príncipe encantador. —soltó este sonriente. — ¿Cómo está el mocoso? —inquirió el pelirrojo con interés. 

—Creo que necesita ayuda… —murmuró Atsushi observando como el peliverde voló hacia él en menos de un segundo. 

— ¡Atsushi-kun, un cambio, un cambio, yo haré tu trabajo y tú el mío solo hasta que ellos dos se vayan! —exclamó totalmente angustiado. 

— ¿Ehhh? —soltó el castaño. — ¿Cómo que esos dos? —inquirió. —Creí que solo nuestro cliente estrella era el que—

— ¡Atsushi-kun, ellos dos se odian! —exclamó Izuku. — ¡Y yo estoy demasiado nervioso para atender a Katsuki-san ahora mismo! —exclamó desesperado. — ¡Y él ahora está furioso! 

Atsushi sonrió, dándole leves palmaditas sobre la cabeza del pecoso. —Ya, ya. —Le susurró. —Todo saldrá bien. —añadió calmadamente. 
Entonces posicionó su mano a por sobre su mentón. —Hmm ya sé, tú atiende a ese chico que se ve extremadamente tranquilo y yo atenderé al dragón, vamos. —respondió tocando su hombro con tranquilidad. 

Izuku parpadeó. —N-no estoy seguro de…

—Izuku-kun, hoy aprenderás a ser profesional. —respondió Atsushi sonriente. —Tranquilo, todo saldrá bien ya lo verás. 

...

—B-bueno entonces, continuando con su pedido… —susurró el peliverde sintiendo la presión de Bakugou por sobre sus espaldas. — ¿Q-qué desea pedir? 

Ryuu le sonrió amigablemente. —No hace falta que estés tan nervioso, Midoriya. —respondió amigable, mientras arrugaba una servilleta. —A decir verdad, vine a disculparme contigo. —añadió. 

Izuku parpadeó y le miró incrédulo. — ¿Eh? 

—Estoy avergonzado, ¿sabes? —soltó observando sus dedos. —El que tú hayas visto esa faceta mía fue horrible. Eres uno de mis alumnos, después de todo. —continuó. 

—Ah, p—

—Déjame terminar. —continuó de manera paciente. —Es cierto que odio a Bakugou, pero es porque hace mucho tiempo tuvimos nuestros propios conflictos que nunca intentamos solucionar. Yo no odiaría a nadie sin tener una buena razón, tampoco digo que él sea malo, simplemente nuestros temperamentos chocan, no somos para nada compatibles. —confesó. —Pero quédate tranquilo, yo no me entrometeré en nada acerca de ustedes si es lo que te preocupa. Tampoco le haré daño a él, solo me gusta molestarlo, solo eso. 

—Sensei… —murmuró Izuku sorprendido por su honestidad. Entonces negó rápidamente. —Pero, uh, Katsuki-sensei y yo no somos nada, no tenga ideas equivocadas. —agregó. 

Y Ryuu lanzó una carcajada suave. 

—Midoriya, sé lo que he visto. —dijo completamente seguro de sus palabras. —Además, lo que veo ahora da todas las señales de que Bakugou quiere estar contigo. —respondió sonriente. —Ánimo, y tranquilo que ya no te diré arbolito, sé que te molesta. 

—Ryuu-sensei, yo no quise que usted se sintiera así. —susurró empatizando con el pelinegro. 

—No pasa nada, no pasa nada, todo fue a causa de mi propia irresponsabilidad. —soltó éste. — ¡Ah, y quisiera una sopa bien caliente y picante para mí! —añadió sonriente. 

— ¡Sí, está b—

Su hombro fue tocado con disimulo. 

—I-Izuku-kun… —murmuró Atsushi agotado.

— ¿Atsushi-kun? 

—Lamento decirte que tú tendrás que atenderlo, él dice que no se moverá de aquí hasta que tú lo atiendas… 

Izuku le miró con pánico, entonces murmuró con sus labios temblorosos. —U-una sopa picosa para la mesa número cinco, por favor… 

___________________________________________

¡Yei! Al fin acabé.

Para quienes me han leído hasta aquí, dejenme decirles que falta muy poco para acabar este jodido genjutsu infinito!

Se viene el clímax del drama, en donde pasará de todo. Fuerza bellezas, ya falta muy poco para que esta tortura acabe.

Hasta yo quiero momentos tiernos y cursis, en serio, ya los extraño demasiado.

Así que bueno, gracias a quienes me han leído hasta aquí y siguen apoyándome continuamente, saben que eso me hace muy feliz, además de que estoy constantemente leyéndolos.

Por otro lado, espero y estén muy bien en sus casas y por sobre todo tranquilos.

Los adoro, un besote enorme y que tengan dulces sueños, y buenos días para los que aún siguen en pleno día!

¡Nos leemos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro