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El joven estacionó su auto con una gran sonrisa en el rostro, al salir de este inhaló el aire a su alrededor.

¡Que delicioso es salir de la contaminación de la ciudad! ¡El aire del campo es mucho mejor!

Quería aprovechar su estancia en el lugar al máximo, después de todo, sólo estaría dos semanas, pero vamos, no debía pensar en cuándo volvería a su casa, debía pensar en todo lo que haría en estas vacaciones.

Probablemente ayudaría a su hermanito a cuidar el rebaño, o quizá a su madre a cultivar las frutas y verduras, ayudar a su padre en la granja tampoco era mala idea.

¡Bah, que más da! ¡Los puede ayudar a todos!

Jeremy tomó sus maletas de la cajuela, eran dos bolsos, bastante pesados, a decir verdad. Traía regalos para su familia.

—¡Jeremy! —exclamó Spring, su “madre”, aquel que le había proporcionado amor y afecto desde el día en que fue adoptado.

—¡Mamá! —sus maletas cayeron al piso, corrió a abrazar aquellos cálidos brazos llenos de amor y protección.

—¡Mi niño! ¿Cómo te ha ido? ¿Estás cansado? ¡No sabes lo mucho que te extrañamos aquí!

—Lo sé, lo sé. —suspiró, levantando uno de los bolsos— Saben que el trabajo no me permite venir demasiado, pero tranquilos, solo trabajaré tres años más y podré volver aquí y...ayudarlos...

Su figura maternal asintió con una sonrisa, levantando el otro bolso. Ambos avanzaron entre charlas hacia aquella casa bien cuidada, rodeada por animales, cultivos y graneros.

Los ojos de Jeremy se llenaron de lágrimas al ver al pequeño niño de diez años con cabello verdoso acercarse a ellos, deteniéndose al ver al castaño.

—...¿Jeremy?...—preguntó confundido.

El nombrado asintió, sin poder creer lo que veía —Hermanito...

La sonrisa del rostro del menor se ensanchó— ¡Jeremy! —exclamó, lanzándose a sus brazos.

—¡Plush, mirate! ¿Cuánto has crecido, pequeño?

—¡Te extrañé mucho! —era incapaz de soltarse de aquel abrazo.— ¡Mira, mira, gané una medalla en el concurso de calabazas!

—Plushie—Llamó Spring, sonriendo —Dejemos que tu hermano se acomode, que salude a su padre y explore un poco el lugar, ¿hm? Hace tanto que no viene aquí, los animales deben de echarle de menos.

—¡¿Puedo mostrarle yo el lugar?! —preguntó el pequeño con un brillo en su mirada.

Spring rió ante la reacción.

—Por supuesto, cariño. —miró a Jeremy— Iré a preparar la cena, Plush, lleva a tu hermano con tú padre, ¿si? Estoy seguro que se alegrará de verlo.

La mano del mayor fue tomada por su hermanito, quien corrió entre los cultivos, en dirección al granero, dejando las maletas contrarias tiradas en el césped.

El castaño miraba su alrededor con asombro y melancolía, el lugar no había cambiado en nada. Todo era igual a como recordaba.

Un ladrido llamó su atención, algo asustado, debido al gran miedo que poseía hacia los perros, volteó.

Su rostro cambió al ver de quien se trataba.

—¡Foxy! ¡Amigo! —Dio unas palmadas en sus piernas, provocando que el can se levante sobre sus patas traseras, lamiendo su rostro y agitando la cola.— ¡Me extrañabas, ¿no es así?

Con sus manos acarició el pelaje rojizo del perro, como si no lo hubiese visto en años, lo cual era verdad.

—¿Dónde está Maho? —preguntó al no ver a la perrita cuidar del rebaño.

—Allí es donde vamos. —Plush le sonrió.

Jeremy avanzó siguiendo a su hermano, siempre seguidos por Foxy, quien agitaba su cola, demostrando su felicidad.

Finalmente llegaron a aquel viejo y resistente granero, donde se podía ver a los lejos al hombre cortar la leña.

—¡Papi! —el menor jaló la manga de su mayor, obligándolo a seguirle— ¡Mira quien llegó!

El padre de los chicos dejó el hacha en su mano para voltear, no pudo evitar una sonrisa al ver de quien se trataba.

—¡Jeremy! ¡Cuánto tiempo!—un apretón de manos, seguido de un abrazo bastó para saludarse.

—¡Pá! ¿Qué tal todo en la granja?

Golden suspiró satisfactoriamente —Los cultivos crecen rápido, los animales tienen su apoyo aquí, tienen crías a montones, ¡nunca nos ha ido mejor! —sonrió.

Foxy ladró, llamando la atención del resto.

—Oh, ¡Jeremy quiere ver a Maho! —chilló el menor, alegre.

—¡Oh, es cierto! ¡No te has enterado aún! —el padre sacudió sus manos en su ropa para hacer una seña al interior del granero— Sigueme.

El castaño fue tras él, Foxy y Plush iban también, la alegría se desprendía del ambiente. Jeremy siempre traía las mejores sensaciones cuando pisaba el lugar.

Su rostro de asombro fue inevitable al ver como aquella perrita, que conoció desde una temprana edad, se encontraba acostada, amamantando a unas pequeñas crías.

—No puedo creerlo. —aseguró, acercándose al can.

Mahogany al verlo no pudo evitar agitar su cola, en una señal de alegría.

Jeremy acarició su cabeza, demostrando afecto y respeto, junto a su alegría. Se detuvo unos segundos a observar a las crías, sintiéndose levemente atraído por un par.

—Hey, pá. —llamó, mirando.—Estas son diferentes.

—¿Hm? ¿Cuáles? —El nombrado se acercó a ver, sonriendo al enterarse de quienes hablaba— Oh, sí, no son suyos.

—¿No?

Golden negó —Esos son gatos, Jere.

El castaño le miró asombrado, ¿oyó bien?

—¿Dijiste...gatos?—su padre asintió con una sonrisa— Pero...¿Cómo pasó?

El rubio acarició la cabeza de su compañera, ahora madre, antes de hablar.

—Una gata dio a luz aquí, dejó a las crías y...bueno, se fue. Creo que no podía cuidarlas. Intentamos que la gata las cuide, pero ella ya había tenido una camada un mes antes, su leche no era lo suficiente nutritiva para los pequeños, y ya estaba ocupada en sus propios hijos. Fue una suerte que Maho haya dado a luz unos días antes de que los pequeños llegarán. Los acogió enseguida.

—Son lindos—afirmó Jeremy, acariciando el pelaje de uno.— ¿Cómo se llaman?

—El blanco se llama Mangle, es hembra. El macho es el de pelaje morado, lo llamamos Vincent.

—¡Mango! —exclamó Plush, acariciando a la gatita.

—Sí, Plush insiste en llamarle así.

—¿Cuántos meses tienen?

—Tienen una semana, Jeremy. Estamos preocupados, podemos quedarnos con uno de los gatitos, no con ambos... Ya hay demasiados gatos, todos estarán en adopción, excepto esta pequeña, ella nos dará más crías cuando crezca...

Su hijo le miró —¿Qué pasará con el otro?

—Esperemos que pueda conseguir hogar, y espero que sea alguien cercano o conocido, Maho le echará de menos...ya los ve como sus hijos, ¿sabes?

[...]

Spring terminaba de preparar la cena, Golden alimentaba la chimenea, esperando disminuir el frío, los dos hermanos arreglaban la habitación donde Jeremy se quedaría las próximas dos semanas, y la perrita que anteriormente se encontraba en el granero, ahora estaba junto al fuego, otorgándose calor en este, y a sus crías también.

—¡A cenar! —gritó la madre de esta familia, con una sonrisa, cambiando su rostro a uno disgustado al ver la mesa— Golden, ya te he dicho que no pongas la madera aquí.

—¡Lo siento! Lo había olvidado.—se disculpó, retirándolo de allí.

—Uh, ya no importa.—unos pasos corriendo se hicieron oír, miró de dónde provenía el sonido, sonriendo al ver a sus hijos llegar— Sientense, ya les doy la cena. —regresó a la cocina, buscando los platos.

Jeremy se acercó a la mesa, y al sentarse miró a Maho, luego a los dos gatitos.

—¿Creen que alguien lo adopte...y que pueda volver a ver a su madre? —preguntó.

—Eso espero.

—Es un gatito muy lindo, pero son delicados, necesitan mucho cuidado...—comentó Spring, poniendo dos platos con la cena en la mesa.

—Yo podría cuidarlo. —aseguró.

Plush le miró con un brillo en su ojos— ¡¿Enserio?!

Su padre le miró también, acercándose a la mesa— ¿Estás seguro, Jeremy? Necesitará leche...

—Sí, cuando me vaya tendrá tres semanas, puedo comprar esa leche especial para estos casos, además, me siento algo solo por allá, un compañero no hace daño...

—Bueno...—su padre dio una bocanada a la comida— Está decidido.

—¿Cómo lo llamarás? —cuestionó Spring, limpiando la camisa manchada con salsa de Plush.

Jeremy pensó un poco —Me gusta el nombre que tiene, Vincent está bien.

Adoptar un gato no es difícil, ¡claro que no! Lo difícil es cuidarlo, ¿pero qué tan difícil sería? Cumpliendo todos los caprichos que un gato desearía lo harían más que feliz.

Un gato extraño, a decir verdad, de pelaje morado y ojos blancos, pero bastante lindo a la vez.

Aquel minino capturó toda la atención de Jeremy con tal solo verle. No sabía el por qué, pero se enamoró de él con tan solo ver su carita. Solo quería adoptarlo.

Cuidarlo, fingir ser su madre, encariñarse con él. Son los primeros pasos para mimar a un gato.

✶✶✶
Teníamos planeado que en el primer capítulo vieran el cómo Vincent fue adoptado, y la familia de Jeremy, aquí el resultado.

Espero que les haya gustado, descuiden, ya pronto aparece nuestro perrito callejero

Canni, ya estoy publicando, no me mates :'v

Panni (Sigo muriendo al escribir esto)

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