🌈 SEGUNDO AVANCE | SEGUNDA TEMPORADA 🌈
He hecho lo que he podido, la he hecho de intermediaria, recadera, consejera, cupido y buena amiga. O al menos, lo he intentado. Sin embargo, Dae mantiene su distancia sin saber las verdaderas intenciones de mi amiga y al intentar ser amable, accede a convivir habitualmente con ella, aún así, en el fondo sé que lo hace por mí, porque se lo he pedido un sinfín de veces. Mina aún no ha tenido la oportunidad para declararse, aún.
El tiempo no perdona y yo no puedo hacer nada, nada más que aguantarme, aguantar el nudo que siento y la herida que me produce verlos juntos; ¿Amor o amistad? Ahora la espada de doble filo me apunta a mí.
Es frustrante y mentalmente agotador seguir la función cuando cada vez me cuesta más no sentirme herida y una inútil, saboteando mis propias oportunidades.
Al pensarlo solamente logro sentirme sofocada, abro la ventana y cierro los ojos disfrutando el aire fresco, escucho un partido de fútbol y al abrirlos, efectivamente se trata de un equipo jugando energéticamente y justamente, Dae es uno de los participes.
—¿Puedes cerrar la ventana?—la voz grave de un chico se presencia y me lo pide de manera neutral. Volteo y me lo encuentro casi al frente mío con una expresión seria, lo que me deja sin palabras.
Es altísimo, tiene el cabello de color rojizo y tiene un estilo mullet junto con su cabello medio recogido, ojos cafés y una presencia intimidante. Incluso usa algunos accesorios como aretes, collares y anillos que destacan su estilo.
—¡No lo hagas! Quedémonos juntos, no necesitamos seguir buscándola. Al fin y acabo es lo que quería ella, ¿no?—Mina lo interrumpe, haciéndome sentir alivio y a la vez sintiendo crecer el pesar de mi corazón.
¿Lo abrazaría o le agarraría la mano al decir eso? Me inquieta el hecho de verlos tan cerca y juntos. Escucharlos e imaginarlo es una tortura.
El vibrador de mi celular me salva aunque veo la llamada de Dae perderse, no pudiendo hacer nada al respecto.
—Está bien si es lo que quiere ella, quedémonos juntos—accede siguiéndola y podría asegurar que sonrió amable, no tan convencido, aún así lo hace por mí y mi falsa petición.
Yo no quiero que estén juntos, pero no puedo retractarme, aún no.
Busco las fotos en donde estamos Mina y yo, hasta encontrarme una foto de la primaria, siendo la foto del viaje escolar antes de la graduación, la cual se la mostré a ella. Decido encender la luz de la mesita de noche y observo una de las repisas de mi habitación en donde tengo la bufanda que me dió Dae, la cual estaba en la caja que le entregué y al final, me quedé como debería haber sido desde un principio a sus palabras, acelerándome el corazón y trayéndome una oleada de recuerdos, así como salados.
No quiero renunciar a tu amor, Dae. Hemos pasado por un sinfín de obstáculos por estar juntos y decido elegir tu amor por encima de todo, aunque me pese y cueste el alma, quiero pelear por lo nuestro sin importar qué, aunque aún no encuentro el modo adecuado, solamente el silencio y la reciprocidad de mis sentimientos.
Mi mente da vueltas y decido ponerme primero, mi sentir y mis mayores deseos frustrados y enjaulados hasta este momento. Decido liberarlos.
—Te quiero y quiero estar a tu lado, pero no puedo.... No quiero renunciar a ti—me aferro a la agridulce ilusión de estar juntos, por fin. Y al decirlo, siento un peso cayéndome de encima, sintiéndome libre y como si liberará las mariposas que enjaulaba y mantenía esclavizadas en lo profundo de mí.
—No lo hagas, no renuncies a mí, lucharé porque sea así—contesta con determinación e irrumpe con la distancia que nos separaba hasta hacerla nula, abrazándome fuertemente y acariciando mi cabeza suavemente.
Sintiéndome segura en sus brazos, lo abrazo fuertemente hasta que nuestra mirada vuelve a encontrarse y ahí en medio del pasillo solitario, parecía ser nuestro momento.
Parece que nos detallamos con la mirada hasta que, cediendo a sus impulsos, se acerca a mi rostro y lo sostiene delicadamente en sus manos.
Me quedo sin palabras un instante hasta responderle con una leve sonrisa:
—¿Has estado bien, Yuli Yu?
Ella se queda quieta y muda, sorprendida de mi respuesta, tal vez pensando que le guardaba rencor.
Asiente, reaccionando y aclara la garganta, cruzándose de brazos, mirándome de arriba a abajo, notando mi evidente cambio de imagen.
Sin importarme lo que digan para detenerme, me escapo de las mesas de la cafetería que están llenísimas, voy tan rápido que me tropiezo con un escalón de bajada y termino cayéndome al suelo, aventando mi bandeja al aire y siendo el centro de atención, el hazmerreír de todo el maldito lugar.
El ruido de las cosas caer provoca un silencio ceremonioso, no tardando en aparecer las risas, junto con el sonido del celular al estar tomando fotos y seguramente videos, sin parar.
No tengo escapatoria, las piernas me duelen, los pies me pesan. Bajo la mirada, cerrando los ojos queriendo desaparecer, y cuando estoy a punto de llorar con una mezcla de vergüenza, desesperación, impotencia, alguien me cubre y me carga en sus brazos, siendo el mismísimo Dae a mi rescate.
—Sosténme firmemente—me aferro a él, pareciendo una súplica, queriendo huir de ahí lo más pronto posible.
—Te sostendré firme y fuertemente—en un acto heróico, me sujeta y me eleva hasta retirarme de esa escena, con una expresión dura, yéndose sin importarle el alboroto que dejamos atrás con los sonidos de asombro, el sonido sin cesar de las fotos y las personas acercándose mirando lo que acaba de ocurrir como si fuera un momento de una novela.
—Me confesaré en la rueda de fortuna, después de este siguiente juego hay que ir para allá—me pide y se nota inquieta, nerviosa aunque con una radiante sonrisa iluminando su rostro.
Casi escupo el agua que bebía aunque me aguanto y asiento sin más, con los cachetes inflados.
Trago el agua y toso, intentando poder hablar, sintiendo una ola de adrenalina inundarme y contestarle:
—Mina, a mí me gusta...—me armo de valor y se lo digo siendo impulsiva.
CONTINUARÁ...
ESTRENO EL 14 DE FEBRERO DEL 2024
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