Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

04 ⭐ ¿AMOR O AMISTAD?

—¡Es suficiente hielo! —exclamo al comenzar a sentir que me quema.

Dahaek-Ho aleja la bolsa de hielo y la deja al lado de la camilla de la enfermería. El lugar donde hemos ido a parar después de mi célebre caída por las escaleras, por la cual terminé teniendo un vendaje en el tobillo y varios raspones cubiertos con curitas de colores.

—Debe doler, ¿Ya tomaste el medicamento? —busca con desespero y asiento.

Lo detengo, agarrándolo del brazo.

—Está bien, solamente es un tobillo torcido. No me rompí un hueso, tranquilo—me burlo y lo suelto.

Suspira.

—Rodaste por las escaleras como un cubo de basura, claramente no ibas a salir ilesa—se ríe.

Agarro el empaque de vendas y se lo aviento indignada.

Se cubre, defendiéndose.

—Tengo que recuperarme, no fastidies, aish—me cruzo de brazos y seguimos esperando a la enfermera que minutos antes nos dejó.

—Me siento responsable por lo que te sucedió.

Lo miro extrañada.

—Fue mi torpeza actuando. Estaré bien en unos días, no es para tanto, Dahaek-Ho—lo intento tranquilizar. —No es la primera vez que me pasan y pasarán este tipo de tragedias.

—¿Eres la niña tragedia? —deduce.

—Supongo—me río.

Trae un pequeño tazón con comida sosa. Algo parecido a un puré o comida de bebé, aunque son vitaminas en sí. El platillo principal de la visita a la enfermería.

—Abre la boca—me ordena para alimentarme.

—¡Estoy chueca, no manca! —me niego.

—No seas necia. Te hace falta—vuelve a intentar y fallar.

—¡¿Me estás diciendo débil o tonta?!

Resopla mientras mira al techo, frustrado.

—Jiyu...—me mira serio.

—No tengo hambre, gracias—concluyo.

Deja la comida en la mesita con las demás cosas de cuidado y atención, quedándose libre para sentarse a mi lado.

—La lluvia es densa—comenta.

¿Esa es su respuesta?

—Deberíamos buscar a la enfermera—me muevo y me detiene.

—No vas a ir a ningún lado, déjame ir a buscarla—se levanta.

—Está bien—le hago caso.

Lo veo marcharse y deslizar la puerta.

Su pregunta en la escalera, antes de mi tragedia me deja pensando.

» ¿Te gusta Dongju? «

¿He sido muy obvia? O es por nuestra cercanía, nuestra amistad, nuestro lazo; nosotros. En sí, creo que sería muy extraño que no se notase, siendo recíproco. Emanando en el aire, acomplejándome.

Busco mi celular y veo un mensaje de Dongju:

¿Dónde estás? Te estoy esperando.

Es de hace una hora, debería contestarle.
 

Te dije que no era necesario, estoy con Dahaek-Ho. Estoy en la enfermería, no te preocupes, iré a casa en cuanto la enfermera llegue. Ve a casa con cuidado.

La luz se va, desconcentrándome, provocando que no se envíe el mensaje por la señal. Aumentando al hacerme brincar del susto en cuanto la puerta azota y un trueno adorna la escena.

—Vámonos—comienza a agarrar nuestras cosas con desespero. Esta penumbra apenas nos dejará ver, hay que darnos prisa.

—¿Podemos irnos? —le pregunto con ingenuidad.

—Es tarde—es lo único que responde y se acerca a mí, para acompañarlo.

—Es peligroso si no podemos ver—intervengo.

—Alumbra con tu celular—me indica. Lo dudo un instante antes de dárselo.

Niega y se agacha, quedándose en la posición de cuclillas.

—Súbete.

—¡¿Qué?!—me exaltó. —¡No seas ridículo! Nos caeremos.

—Te cargaré hasta la escalera.

—¡Sabes la mala fama que tienen las escaleras! —apunto a mi pie vendado.

Procesa lo que le dije y se levanta, analizando las opciones. Agarra mi celular y alumbra partes de la habitación mientras camina.

Escucho un ruido y hasta estar frente a mí me doy cuenta de que se trata de una silla de ruedas.

—Iremos por la salida de emergencia, tomándola como una rampa. Volver a subir escalón por escalón dando brincos no es nuevamente una opción—le da unos golpecitos a la silla de ruedas y lo único que puedo hacer es quedarme boquiabierta.

—Te indiqué en el recorrido que esa salida está prohibida... ¡Porque es para emergencias!

—Entonces, hágamos esto—se va de la habitación con mi celular y mientras espero, no tarda en sonar la alarma de emergencia.

—¡Dahaek-Ho! —lo regaño molesta. —¡Nos meteremos en problemas!

Llega corriendo y con uno tono alegre me dice:

—Ahora es una emergencia.

Me empuja por la salida de emergencia mientras cargo nuestras pertenencias. Sintiéndome temerosa por las posibles consecuencias.

Suspiro resignada.

—No puedo ver si no alumbras el camino—exclama.

—Oh, lo siento—ilumino y seguimos con el recorrido. Siendo algo complicado porque en cualquier momento podríamos resbalarnos debido a la rampa cuesta abajo.

A medida que bajamos, mi corazón late más rápido, sintiendo un mar de emociones. No sé qué esperar después de esta situación tan imprevista. Los problemas se asomarán cuando menos lo esperemos.

Seguimos y el silencio entre nosotros permanece, la oscuridad es apenas iluminada y el ruido por la lluvia adorna el fondo.

Es cuando estamos por la mitad cuando rompe el silencio:

—No respondiste mi pregunta.

—¿Cuál? —me hago la loca y lo veo de reojo.

Sonríe vacilante.

—Tampoco la negaste—se responde a sí mismo.

—¡Déjame hablar! —me altero.

Se burla riéndose.

—Adelante, no te estoy interrumpiendo—se calma aclarándose la garganta, cambiando su tono a uno serio. —Antes de tu caída por las escaleras.

Me quedo sin habla por un instante, impactada de lo que directo que es. Es por ello por lo que debo responderle de la misma manera. No debo sentirme avergonzada de lo que siento.

Deberé admitirlo en algún momento y sé que no me dejará en paz hasta decírselo. Algún intento de chantaje no funcionará conmigo. Es ahora o nunca.

—Lo admito, me gusta Dongju. Aunque mi amor es más grande por nuestra amistad, es por ello por lo que lo cuidaré—expreso mi sentir con toda la sinceridad posible.

—Es una cursilería—es lo único que dice.

Sintiendo sus palabras como una bofetada, hago un sonido de indignación.

—¡¿Es lo único que dirás?!—le reclamo.

—De igual manera, ya lo sabía. Sigamos—sin darle importancia de su parte seguimos, aunque justamente ahora me comienzo a sentir incómoda, arrepintiéndome un poco de mi impulsiva revelación al presenciar su reacción.

El recorrido termina, quedándonos frente a frente a las puertas de la salida de emergencia.

—Hay que apurarnos —se da prisa para abrir las puertas, pero mis palabras lo frenan:

—Dejaste de lado mis palabras como si no hubiera dicho nada. Eres un insensible. ¿Acaso tienes sentimientos? —me cruzo de brazos y dejo de iluminar.

Se queda un momento en esa posición, dándome la espalda, antes de responderme con otra pregunta.

—¿Sabías que las personas que menos expresan son las que más sienten? —me dice dándose la vuelta, dejándome sus palabras grabadas. —Mostrarte débil no debe ser una opción. Menos, es más.

—¡Demostrar lo que sientes no te hace débil! —le respondo al instante, contradiciéndolo. —Entonces, más es menos.

—Pero sí vulnerable, debes diferenciar el sentimiento de la razón y la emoción. Clasificar, no combinar. Menos y menos, es más, ¿algo más?

Me cuestiono profundamente, queriéndole responder, pero concuerdo con ese argumento. Nos quedamos sin palabras, haciendo un esfuerzo al apenas poder mirarnos en la penumbra. Un instante antes de que las puertas se abran de repente y una luz nos encandile. Presenciándose un rostro conocido que no esperábamos apreciar.

—¡¿Dongju?!—gritamos con sorpresa al mismo tiempo, provocando eco en el lugar.

Se sobresalta y lo aturdimos por su expresión, aunque sigue como si nada:

—Me llamaste por accidente. Escuché su conversación y aquí estoy... Empapado.

—¡¿Escuchaste qué?!—repetimos al mismo tiempo.

—Sí, cuando lo estabas regañando por irse por la salida de emergencia. Colgué y vine corriendo hasta acá, ¿Nadie se va a preocupar de que estoy empapado?

Siento un alivio enorme cayendo no sólo de mis hombros, sino de mi bendita alma. Sintiéndome agradecida.

—Te puedes resfriar, vayamos a casa—le digo dulce y sonrío.

Me ilumina y al percatarse de mi situación, hace un sonido de preocupación. Se acerca de prisa y se pone de cuclillas, revisándome.

—¡¿Qué fue lo que pasó?!—se comienza a alterar. —Debí cuidarte mejor, perdóname—se acerca a abrazarme, sintiendo unas gotas impactar contra mí.

Me quedo quieta, recordando la confesión que le hice a Dahaek-Ho hace unos instantes y ahora tenerlo de espectador me provoca nervios, haciéndome temblar.

—Es sólo un tobillo torcido, en unos días me recuperaré, no exageres—río nerviosa y le acaricio sus cabellos empapados.

—¡A este paso también terminarás resfriada! —Dahaek-Ho interrumpe y mueve la silla de ruedas lejos de él.

Dongju se aleja y se disculpa.

—No estorbes—avanzamos hasta salir de aquel lugar, sintiendo unas pequeñas gotas impactar. Dongju lo detiene.

Se miran uno al otro.

—Yo la llevo—se interpone.

Él niega y avanza. Lo vuelve a detener y parece perder la paciencia porque me aleja y después se pone al frente suyo.

Comienzan a alegar de quién me llevará a lo tipo "Yo la llevo", "No, yo la llevo", "¡Qué yo la llevo!", "¡Qué no, yo la llevo!" y después a culparse uno al otro por lo que me pasó. Provocándome ganas de pegarme en la frente.

Comienzo por mojarme y busco el paraguas de Dahaek-Ho, al no encontrarlo, decido moverme por mi cuenta para cubrirme, pero me resbalo lentamente hasta llegar a rozar un escalón de bajada.

—¡Chicos! —los alarmo. Me ignoran y al ser demasiado tarde, caigo hacia atrás, teniendo encima todas las cosas como carrito de supermercado. El impacto y mi grito chillón los hace parar y correr a mi rescate en la lluvia.

Los tres temblamos empapados debido a la lluvia, sentados en el taxi que nos llevará a casa. Al vivir cercanamente es más sencillo irnos juntos y después irnos cada uno por su lado.

Hemos permanecido callados, estoy en el medio de ambos para evitar que estén como "gallitos" peleando. Me recuesto en el hombro de Dongju y él me sonríe. Le sonrío de vuelta, antes de cerrar mis ojos siento la mirada de Dahaek-Ho, que, al mirarlo, me mira por un instante y después se voltea a ver por la ventanilla.

Al llegar, ambos chicos me ayudan por cada extremo, agarrándome del brazo. Ayudándome al apoyarme en ellos, mientras yo sostengo torpemente el paraguas hasta llegar a mi casa. Entramos todos y me dejan en uno de los sofás individuales.

—Quédense—les invito y ambos se sincronizan para mirarme con atención. —La tormenta sigue y es tarde. Pueden tomar una ducha caliente y les puedo prestar ropa seca. No quiero que se enfermen por mi culpa.

Dahaek-Ho y Dongju se miran. Niega de inmediato, repetidamente, en cambio Dongju dice:

—No es tu culpa, Jiyu—sonríe y me acaricia la cabeza. —¿Qué hay de tu familia? —cambia de tema y lo dice con naturalidad. Se ha quedado a dormir repetidas veces, así que no tiene problema con ello. Más si es por cuidarme a su manera.

—A excepción de Poky, no llegarán hasta que la tormenta pase, se quedaron atascados en ella. Cuando la enfermera llamó a mi mamá, me dijo que estaban de visita en la casa de mis abuelos y que vendrían lo más pronto posible. Aunque, al parecer eso tardará.

—¿En Gyeonggi-do? —pregunta.

Asiento.

El sonido de llamada de Dongju suena y se queda viendo el nombre un instante antes de contestar. Atiende la llamada mientras se aleja lentamente, presto atención tratando de descifrar de quién se trata.

—Debería irme—Dahaek-Ho se aleja, me apuro y le jalo la manga del húmedo suéter, deteniéndolo.

—Quédate, por favor. Como muestra de mi agradecimiento, quédate a mi lado hasta que la tormenta pase, no quiero que nada te pase—le suplico.

Se queda viéndome con una expresión confusa, hasta dibujar suavemente una sonrisa.

—Está bien—accede.

Sonreímos fugazmente y asiento alegre.

Se detiene a prestar atención a mi mano y frunce el ceño con extrañes.

—Estás herida—agarra mi mano y la analiza notando un gran rasguño.

No lo había notado, solamente sentía un ligero ardor al rozar mi mano con algo.

—Debió ser por la caída, no es nada. Aparte, tengo piel de princesa, está bien—digo sin importancia. Lo toca y me quejo fuertemente. —¡¿Por qué hiciste esto?!—lo regaño.

—Eso no me suena a que no es nada, déjame ayudarte. Iré por las curitas que quedaron de la enfermería—hace caso omiso queriendo ir donde están las mochilas para lograr su cometido, lo agarro fuertemente de la mano y lo detengo con éxito.

Parece extrañarse, aunque me ve seriamente, mira nuestras manos y después lo jalo, apretando su mano junto la mía como si fuera un soporte.

La puerta se abre de repente y nos soltamos inmediatamente, como en un acto reflejo.

—¡Jiyuuu! —Kia se acerca corriendo y corre a abrazarme mientras finge llorar. —¡Estaba tan preocupada por ti! Tu mamá me llamó para avisarme de tu trágica situación.

Le doy unos golpecitos en la espalda con lentitud.

—¡Estoy bien! Solamente es un tobillo torcido, no exageres—río nerviosa, intentando sonar convincente, ya que ella sabe leerme bien.

—¡Mentirosa! —grita. —Preparé un baño caliente, sopa y mantas calientes. Ahora yo me haré cargo aquí, estos chicos apestan para cuidar decentemente—mira furiosa a Dahaek-Ho antes de darse cuenta de quién se trata. —¡Tú, cara de guanábana! —la pequeña chica se acerca a dar brincos amenazantes, el chico solamente se queda perplejo. Él ríe y al ver a Kia echar fuego, la abrazo deteniéndola.

—¡Hay que tomar un baño caliente! —la distraigo, lo cual funciona porque la pongo a pensar. Dongju regresa y mira el inusual encuentro con diversión.

—¿Qué pasa aquí? ¿Dijeron baño caliente? Comienzo a helarme—se une a nosotros.

—¡Ni crean que se bañarán juntos! —grita Kia.

—¡¿QUÉ?!—los tres gritamos al mismo tiempo.

—Jiyu a mi casa. Dongju y... ¿Cómo se llama el cara de guanábana? ¡No importa! Ellos se quedan aquí. Se turnan o se bañan juntos y se ponen la mejor ropa que encuentren de las cajas de caridad que están debajo de la escalera—impone y me sostiene como puede para llevarme a su casa con rapidez, dejando a los chicos que veo que están mirándose y gritándose, "¡Por separado!", acordando los términos y condiciones del uso de la ducha.

Miramos acobijados el dorama que puso mi querida amiga, convirtiéndose en nuestra mamá por el día de hoy por lo cual me siento bendecida de tenerla en mi vida. Nos obligó a comer la sopa de verduras que hizo para nosotros y si la terminábamos, nos daba el chocolate caliente que ahora en conjunto bebemos. Estamos los tres en el sofá grande y Kia nos vigila de reojo en el sofá individual, a la vez que babea por su actor favorito.

Igual que en el taxi, estoy en el medio de ambos chicos, quienes parecen tan opuestos. Dongju está atento a la televisión y en cambio, Dahaek-Ho está mirando la humeante taza que sostiene con ambas manos con lo poco que le queda, moviéndola un poco para después dejarla en la mesita de al lado. Ambos visten ropa dispareja como pijama y Kia nos eligió suéteres de animal que tenía en su armario para estar con ellos en conjunto, excusándose de que eran los que mejor abrigaban y que era necesario usarlos. Lo cual me da gracia y al mismo tiempo, me siento agradecida de que estén a salvo mientras pasa la tormenta.

Bostezo y se me quedan viendo todos. Los veo rápidamente preguntándome la razón de ser el centro de atención de repente. Me pongo el gorro de unicornio que tiene mi pijama para intentar ocultarme y Kia siguiéndome, se pone el suyo que es de gato. Pareciera que es una pijamada si dejamos el contexto de lado.

—¡Pongamos películas de terror! —anima Dongju siguiéndonos a ponerse su gorro de pingüino. —Jiyu se está durmiendo con esa aburrida novela de señoras.

—¡Oye! ¡Cuidado con lo que dices! Mi futuro marido sale ahí—Kia se cruza de brazos ofendida y nos avienta el control antes de darse la vuelta, acostándose de lado.

Dongju me da el control y niego. Se lo paso a Dahaek-Ho como último quien es el único que aún no se pone su gorro, tal vez sintiéndose incómodo o que no encaja, ya que nuestra convivencia y confianza es diferente a la que tenemos consigo.

—Dejemos que él escoja. Ha estado muy callado, probablemente tenga mejores opciones, ¿no? —sonrío. Kia hace un sonido de burla y Dongju resopla no tan convencido.

Dahaek-Ho mira el control e intenta elegir entre las opciones. Cuestionándome qué elegirá, tomo ventaja de que está distraído y le pongo su gorro de koala. Voltea inmediatamente sorprendido y justamente cuando está cargando una película que eligió o puso por accidente, todo se paga y suena un trueno, dándonos un susto de muerte. Gritamos y Poky ladra corriendo a nosotros.

Kia se levanta, corre al sofá donde estamos y se escabulle como puede entre nosotros, específicamente a mi lado y al lado de Dongju. Quedamos todos apretados, obligándonos a sentir nuestro calor corporal. Nos tapamos hasta la cabeza con la manta y mientras Kia me abraza asustada, los demás ríen. La intento calmar acariciando su cabello y abrazándola. Permanecemos así esperando que la luz vuelva, hablando de historias de miedo japonesas o intentándolo hasta que Kia comienza a callarnos malhumorada. Quedándonos en silencio hasta quedarnos dormidos con la cabeza recargada entre nosotros, incluyendo la compañía de mi acompañante fiel, Poky, quien se quedó en mis piernas hasta sentir los párpados pesados.

Los días de la semana después de ese día pasaron rápidamente y a la vez, de forma pasiva al quedarme en casa descansando. Mis abuelos me cuidaron y consintieron cuando mamá no estaba en casa. Mi hermano hacía el intento, aunque a veces se divertía molestándome al no poder correr detrás de él. Mi perro se la pasó todo el tiempo conmigo, haciéndome sentir mejor con su compañía. Mis amigos y compañeros de equipo venían después de salir de clases, turnándose para apoyarme con los apuntes y actualizarme de las indicaciones escolares para estar al tanto de las clases y los deberes como líder. Sintiéndome completamente apoyada y cuidada. A pesar de que no todas las personas que creía que vendrían lo hicieran, los demás me mostraron su apoyo incondicional y atención. Incluso más de lo que habría esperado.

Ese tiempo en casa me ayudó a preparar y desarrollar mejor las ideas y proyectos para el equipo. Incluyendo poder volver a escribir, volviendo a mi pasatiempo, así como dibujar. Al volver a la realidad, sintiéndome muchísimo mejor, renovada. Decidí no decirles que ese día me presentaría, sorprendiéndolos antes de tiempo y mostrarles la fortaleza que había obtenido gracias a sus cuidados y atenciones.

Decidida, bajo del taxi y sigo mi camino a la entrada de la escuela. Con una gran sonrisa me aliento y motivo a subir las escaleras para llegar a mi salón. Es temprano, aún quedan varios minutos para el inicio de clases, pero quiero aprovechar para sorprenderlos debidamente.

Escucho voces y pasos dirigiéndose hacia abajo, al reconocer la voz de Kia y Thea, me escondo debajo de las escaleras, en el pequeño espacio que parece un escondite.

—¡Paren, es suficiente! Están haciendo un escándalo—escucho a Jae Ji.

Preguntándome qué pasa, intento ver hacia arriba y bajan, quedándose en medio de las escaleras.

—¡¿Descaradamente te haces llamar su amiga?!—le grita Kia a Thea. Parece arrebatarle algo que tiene en las manos, la chica alta de cabello corto y negro se queda en silencio. Conociendo a Thea, debe estar furiosa por dentro, pero por fuera permanece serena.

—Llamaré a alguien si siguen así— interrumpe Jae Ji, siendo algo típico de ella odiar el alboroto y el desorden. Es por ello por lo que se la pasa corriendo detrás de Thea, siendo contrarias y a la vez similares.

—Arreglaré esto, espérame en el salón—le pide Thea, Jae Ji balbucea y ella reafirma con un tono más serio. —Por favor.

A Jae Ji no le queda de otra que aceptar e irse a regañadientes con pasos pesados. Veo su alta y delgada figura alejarse en su típico uniforme deportivo que usa siempre a pesar de que eso le cause problemas, mientras se acomoda su cabello castaño oscuro en una media coleta.

—No mereces a Jiyu, eres una mala amiga, Thea Woo—siento un pinchazo en mi corazón al escuchar esas palabras. Dos de mis grandes amigas enfrentándose, ¿debido a mí?

Thea niega y ríe amargamente.

—Hemos sido amigas desde niñas, no seas ridícula. Tengo derecho a colaborar en la caja sorpresa. Ella merece que esté ahí para ella cuando más lo necesita.

¿Caja sorpresa? Las dudas y preocupaciones me comienzan a invadir.

Escucho envoltorios y después veo a Kia aventarle unos dulces a Thea.

—Ella merecía que estuvieras ahí con ella, no solamente para ella dándole unos dulces baratos igual que tu amistad—Thea ladea el rostro del impacto y después intenta quitarle la caja, abalanzándose sobre Kia.

En un rápido movimiento, Thea cae al suelo y Kia se agarra del barandal, dejando caer por la escaleras la caja, tirando su contenido. Los dulces, cartas, notas, accesorios y el yogur de colores caen lentamente junto los coloridos brillos que contenía.

Decidida a acabar con este enfrentamiento, me levanto.

—¡Basta! —llega Dongju con un tono que nunca había escuchado. Está furioso y camina hacia ellas con determinación, poniéndose en medio para evitar otra confrontación.

—¡Yo también tengo asuntos de los cuales encargarme! —Thea explota. —No pude estar a su lado antes, es por ello por lo que ahora que puedo estoy intentando arreglarlo. ¿Pueden dejarme en paz?

—Dejen de acorralarla, no está bien—llega Dahaek-Ho.

Se quedan mirándolo sin decir nada. Él prosigue:

—No es que no podías, simplemente no quisiste y está bien, preferiste darle prioridad a tu amorío pasajero y hacer de lado a tu mejor amiga—se acerca y comienza a recoger las cosas con calma.

Thea se queda boquiabierta, ofendida. Kia disfruta la escena y Dongju se queda sin palabras presenciando lo ocurrido.

—¿Por qué dices eso? —Thea dice rápidamente, pareciendo nerviosa.

—Juraría que hace unos minutos estabas presumiendo con tu otra amiguita de lo bien que la pasaste en el parque de diversiones junto con tu... ¿Cómo era? Ah, sí. Junto tu "Boo"—al final se burla y después se disculpa, diciéndolo todo con un tono sarcástico.

Dahaek-Ho llega a estar en frente suyo y le ofrece su mano para levantarse, pero ella lo rechaza con un manotazo.

—¿El amor acaso es un delito? No soy su madre para estar siempre a su lado—se levanta por su cuenta y se queda apoyada sobre sus rodillas, cruzándose de brazos.

—Hay muchos tipos de amor, Thea. Y el que te ciega y aleja, no se le puede llamar así—Dongju por fin intercambia su pensar. —Y lo otro; No debes ser su madre, más que deber estar para ella, debes estar con ella cuando más lo necesite, eso hace la amistad, ¿no?

Kia asiente y aplaude.

—¿Ahora soy la mala? —dice Thea amargamente.

—Dejemos los papeles de villano y víctima que todos lo somos en cierto punto—interrumpe Dahaek-Ho. —Te daré un consejo, querida Thea; Nunca cambies una amistad por un amor fugaz.

—¿Y cómo sabes que es fugaz cuando lo sientes con tanta intensidad? —interfiere y lo mira atentamente.

—Los amores fugaces suelen sentirse así, pero no por eso quiere decir que son verdaderos—le ofrece un dulce que recogió y ella niega. Agarra su brazo y deja el dulce encima de su mano—se baja la mascarilla y le sonríe.

—No sabes lo que dices...—se queja.

—Así como tú no sabes lo que haces ni lo que quieres, pero sí lo que sientes. Te recomiendo que seas sincera contigo misma, que tus intenciones sean genuinas, no trates de engañarte—cierra su mano con el dulce.

Intenta decir algo para defenderse, pero él la interrumpe.

—Seguramente dirás que qué sé yo, la verdad no lo sé, pero sí hay algo de lo que estoy seguro es que; Hay una diferencia entre querer y necesitar. No necesitas fingir que te preocupa tu querida amiga por la culpa que sientes. Eso no es recíproco, es egoísmo. No quieres elegir, ¿verdad? —se pone de cuclillas a su lado.

—¿Elegir? —repite.

—¿Amor o amistad? —cuestiona.

Thea se queda pensando y al quedarse sin palabras, se va corriendo hacia arriba, dejando caer el dulce que sostenía. Cayendo al lado mío. Lo recojo y siento los ojos cristalinos.

Lo último que escucho son pasos, la campana sonar y la voz de Dahaek-Ho diciendo que él se encargará del desastre. Antes de tirarme al suelo y llorar con tantos sentimientos encontrados, mezclados mientras sostengo fuertemente el dulce.

Sabías dónde buscarme, pero decidiste no encontrarme. Hiciste de lado nuestra amistad por tu efímero amorío que, aunque no tuviera certeza, mi dolor sería más duradero por dejarme en el olvido, que su amor correspondido.

—¡No quiero ser un estorbo! —aviento el dulce con impotencia.

—¡¿Jiyu?!—Dahaek-Ho se da cuenta de mi presencia y corre hacia mí. Niego su compañía al no querer que me vea llorar, sin importarle permanece a mi lado y deja la caja sorpresa al lado, dañada, al igual que mi corazón.

—Me siento igual que esa caja en este momento, por favor aléjate de mí—le pido y me alejo.

—Es una caja feliz. Es una caja sorpresa con el objetivo de hacerte feliz con su contenido.

—La felicidad se siente muy lejana a este punto—le respondo.

—Es una caja feliz, solamente que se dañó, aunque no estará así por siempre si se cuida debidamente. La distancia es a veces necesaria para sanar el corazón, pero no para cubrir la frialdad del alma—lo escucho acercarse y lo volteo a ver, quedando frente a frente.

—¿Y qué se hace en esos casos? —me limpio las lágrimas y lo miro fijamente.

Sonríe dulcemente.

—Esto—me envuelve en sus brazos fuerte e inesperadamente, acaricia mi espalda y me susurra: —Un abrazo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro