| 35 |
Anastasia
—¿Cristopher?. ¿Me estás oyendo?.
El alegado sale del embobamiento que posee y me mira. Hace dos días, desde que vió la noticia en televisión está así. Distante. Distraído.
El trabajo se le dificulta y ha confundido tres veces los planos que se debían entregar a los arquitectos del centro comercial.
No puedo evitar culparme por su sosiego, pero no me arrepiento de mis actos. Desde un principio supe que mis acciones harían que otras personas, fuera de mi venganza, saldriesen lastimadas, pero como diría Isa.. son solo daños colaterales.
Aunque muy en el fondo no puedo simplemente ignorar todo el daño que le he acusado y todo lo que me falta aún por hacer.
—Lo siento, ¿que decías?.
Suspiro y le doy la vuelta al escritorio, plantándome a su lado. Lo acorralo en la silla, plantando cada mano en cada reposabrazos.
—Christopher.. esto no está funcionando.
Suspira, apoyando la cabeza en la cabecera.
—Necesito un descanso.
—Si quieres puedo quedarme por ti estos días y así podrías descansar. Mereces unas vacaciones, todos los necesitamos en algún momento.
—No quiero dejar la empresa. Desde el primer día que me convertí en el jefe de WCC prometí ser constante con mi trabajo. No defraudaré a mis trabajadores.
—No lo harás. —me siento en sus piernas—. Solo demostrarás que eres una persona normal como todas que necesita alejar su cabeza de todo por un momento. Todos saben lo que sucedió con.. —evito mencionar el nombre de su padre, sé lo doloroso que debe ser recordarlo—. Lo necesitas Christopher, tanto trabajo te consumirá.
Niega con la cabeza lentamente y resopla. Me mira por segundos con una leve sonrisa de lado entre pícara y cariñosa y me besa con lentitud.
—No se que haría sin ti..
Le devuelvo el gesto.
Tomo su rostro entre mis manos y lo beso con profundidad, con ganas. El deseo me consume y termino sacando la necesidad que he estado aguantando estos dos días. Pocos, lo sé, pero me he vuelto adicta tanto a su cuerpo que 48 horas se me han vuelto interminables durante los últimos días.
—Anastasia.. sabes que no pod..
La puerta es abierta cuando sus palabras se vuelven inestables. No notamos como la persona que acaba de entrar nos ha encontrado en uno de nuestros más íntimos actos, solo nos separamos con rapidez.
—Oh, lo siento, yo.. —Sofía Williams nos intercala la vista. Se queda sin palabras mientras su hijo se acomoda la erección en los pantalones, notablemente incómodo y yo bajo mi vestido.
—Yo ya me iba. —le dedico una mirada al magnate y me despido con con un asentimiento de cabeza de la fémina.
La vergüenza me carcome. ¿Qué pensará Sophia Williams de lo que acaba de ver?.
Camino apresurada hasta mi oficina, hoy se supone que debo pasar tiempo con mamá. Es su cumpleaños y al parecer quiere pasar tiempo de chicas, por lo que quiero apurarme e ir a su tienda favorita y comprarle un regalo especial. Sam también llegaría más temprano del colegio para pasaras tiempo con ella.
Se preguntarán cómo va muestra relación hoy en día. Pues increíblemente, luego de la última conversación, supimos hacer de cuenta que nada había pasado. Para él sigo siendo su hermana mayor, quien le enseñó a manejar y a tratar a las chicas, su confidente y consejera.
Suspiro, la vida me ha sabido recompensar con una familia perfecta y no puedo pedir más, solo desearía poder vengar a mis antepasados y así, estoy segura, de que podría dormir tranquila sin saber que un asesinato quedó impune y un asesino suelto, de lo más campante.
Tomo mi bolso y camino hacia el elevador, dispuesta a marcharme de una vez. Las puertas del mismo se abren y ahí es cuando veo a Jason caminar con rapidez fuera de este, con tal distracción que no siquiera me nota.
Lo sigo, preocupada y mis nervios incrementan cuando oigo como le dice a la asistente de Marco—la cual empezó a trabajar para él cuando este empezó a sustituirlo—, que no quiere que nadie lo moleste en su oficina y cierra la puerta de un portazo. Obviamente, Sasha no me avisa ante él.
—¡Mierda!. ¡Dije que no quería interrupciones!.
—Pues no creo que se trate de interrupción cuando se trata de mi.
El nombrado se gira y juro que puedo ver su rostro adquirir su tono de nuevo. Suelta un suspiro al parecer de alivio y camina hacia mi con rapidez para pasar a envolverme en un abrazo. El acto me toma desprevenida pero se lo devuelvo, dudosa.
—¿Te sucede a..
—Por favor, sé que no soy el más indicado para pedirte esto pero por favor, quédate conmigo.
—Jason.. —lo separo de mi cuerpo y lo encaro—.. ¿qué pasa?.
—Yo.. ¿podemos hablarlo en otro lugar?.
—Pero..
—Por favor. —suplica, y veo en sus ojos grises la desesperación y la tristeza mezcladas. Jason siempre ha tenido una personalidad pintoresca, y verlo de esta manera me hace replantarme cuan grave realmente, es lo que con tanta intriga oculta.
—De acuerdo, sé de un lugar al cual ir.
Y así es como termino saliendo de su oficina con un Jason notablemente preocupado y una presión en el pecho. No hemos dado ni dos pasos cuando su mano me detiene y me gira con lentitud. Lo miro con las cejas entrecejadas.
—¿Qué suc.. —me besa en la mejilla con un beso casto y largo que dirá segundos. Sentir el calor de sus labios impactar contra mi cuerpo me hace sonrojarme.
—Gracias por estar ahí para mí, Stacy.
Le sonrío con sinceridad.
Me giro para continuar el camino cuando me detengo en mi lugar al vislumbrar la figura de Christopher parado en la puerta de su oficina.
Diablos.
Por su semblante serio y la manera en la que mira al hombre a mi lado y a mi, deduzco que nada bueno puede estar pensando..
—Vamos. —es lo que le dice a su madre y empieza a caminar ignorando mi presencia.
Mierda.
Camino hacia el elevador con Jason a mis espaldas y maldigo cuando veo al titán de ojos azules en el mismo lugar. En silencio me detengo a su lado y las puertas del ascensor se cierran. Los números parecen pasar con más calma de la debida y la tensión me hace tragar saliva y repicotear el tacón de mis zapatos contra el suelo, con impaciencia.
Cuando las puertas se abren, Christopher es ella primero en salir y su madre tras dedicarnos una despedida leve con un asentimiento de cabeza, trata de seguirle los rápidos pasos a su hijo.
Jason coloca mi mano en mi espalda baja y me invita a caminar hasta el enorme parqueo frente a la empresa. A no tantos metros, Chris la abre la puerta del auto a Sophia y por casualidades de la vida, justo cuando voy a hacer lo mismo, una mano grande y tatuada se me adelanta. Le agradezco el gesto a Jason y me siento de copiloto.
El auto de Christopher se dirige hacia el lado contrario, por lo que me concentro en informarle a Jason la dirección de la cafetería de la señora Dailys. Sé que le gustará tanto como a mí el ambiente y la comida del lugar, nada como los tacos de jamón con chile mexicanos que suelen preparar.
En menos de diez minutos el GPS nos hace estacionar frente al lugar y el olor a vainilla me embriaga. Se me antojan unos brownies con relleno de Nutella y un café con leche.
Gracias a Dios existen los gimnasios, o probablemente tanto dulce no me haga meterme en mis vestidos.
El lugar está repleto, como siempre. Se siente en el aire un dulzón aroma, y este junto al de cómoda me hace la boca agua.
La mesa en el centro no es de mi preferencia, siempre suelo apartarme de todo y todos para tener mis momentos de reflexión y soledad, pero solo por esta vez lo dejaré pasar. Hoy el hambre me domina.
—Oh, Ana. Que hermosa estás hoy, querida.
—¡Lis!. —abrazo a la señora que se ha convertido en una abuela para mí con entusiasmo. Sus mejillas cubiertas por harina me hacen reír; su espontaneidad es única en el mundo.
—Me alegra verte por aquí, la última vez parecías agobiada.
—Oh si, un poco. —recordar el día en que Tomás me dió la información sobre Patrick y el regocijo de estómago al tener que expandirla a los medios televisivos, me hace estremecerme. Aún recuerdo la cara de Christopher cuando vió la noticia en la televisión.
—¿Deseas lo mismo de siempre?.
—Asi es, solo que en ración doble todo. —miro a Jason a mi lado quien me mira con las mejillas encendidas.
—¡En marchaa!. —dice con la voz chillona y regresa a la cocina, sacándonos una sonrisa.
Esa señora es todo un caos. En el bueno sentido, obviamente.
—¿Y?. ¿Qué te parece?.
—Es.. tranquilo.
—Y la comida te seducirá, te lo aseguro.
Jason dibujo una sonrisa en sus lindos labios y asiente levemente. Mira el lugar con curiosidad y yo lo miro a él. Sé que he tratado de liberar su mente de lo que sea que lo esté atormentando pero ya es la hora de hablar. De poner las cosas sobre la mesa.
—Jay..
Me mira, con esa mirada grisácea que tanto me enamoró cuando era una adolescente. Su cambio es tan notorio física como mentalmente que es imposible no sentirme orgullosa al ver en lo que se ha convertido mi chico, como solía llamarlo hace unos años atrás.
Suspira sabiendo que no dejaré pasar por más tiempo mi curiosidad.
—Mi padre está muriendo. —dice escueto, pero es todo lo que necesito para preocuparme. Michael Argent siempre fue un hombre de gran intelectual y una inmensa inteligencia. Entre él y Emma siempre supieron hacerme sentir en familia y fue muy dura nuestra separación al terminar todos mis lazos amorosos con su hijo, eran como mis otros padres.
—¿Qué le sucede?.
—Cáncer. Al parecer se lo dignosticaron hace tres meses y vengo a enterarme ahora. —se pasa la mano con frustración.
—Lo siento mucho Jason, sé cómo te debes sentir..
Me mira. Toma mi mano por encima de la mesa y le permito ser el ancla que necesita. Más que nunca necesita emociones positivas y fé. A veces la vida suele ponernos retos en el camino, pero es solo para medir nuestra valentía y tenacidad para afrontar lo problemas. Bien lo dice la frase: Dios le pone sus más difíciles pruebas a sus mejores soldados.
—Eres muy especial para mí, Stacy. Todos estos años te he estado buscando por mar y tierra y no te había encontrado. Es irónico que tuviera que encontrarte en WCC. —ríe sin humor; acaricia mis manos con los pulgares y su tacto se me vuelve tan familiar como hace años atrás.
—No tienes de qué preocuparte, sabes que Michael siempre ha sido un luchador. Esto es solo una prueba más, la superará. —le sonrío brindándole apoyo.
Justo en ese momento Lis llega con una bandeja llena de dulces de chocolates en diferentes tamaños y rellenos y soltamos nuestras manos. Veo la lujuriosa mirada que le da Jason al tiramisú y no puedo evitar reír.
La tarde se nos pasa volando comiendo y riendo. Nunca me había sentido tan tranquila, lejos de todos los problemas del trabajo y mil cosas que habitan mi mente a diario.
—Si me disculpas.. creo que necesito usar del baño.
Asiente con la cabeza frenéticamente sin apartar la vista del plato y sonrió con la imagen a dar. Inevitablemente un par de dulces han hecho más por él que yo misma. Bien dicen que el chocolate es el mejor antidepresivo.
El tiempo en el baño es medianamente largo, aunque se que Jason disfruta más la compañía de los brownies que la mía en este momento.
Retoco mi maquillaje luego de vaciar la vejiga y acomodo mi vestido y cabello. Me estoy retocando el labial cuando mi movió suena avisando un nuevo mensaje. Lo tomo extrañada, sin saber de quién puede tratarse pero..
Titán<3 :
Videollamada?;).
Christopher..
Anastasia:
No puedo, estoy ocupada.
Contesto rápidamente y salgo del baño.
Desde la distancia veo a Jason riendo con Lis. La antes nombrada la acaricia el hombre mientras le pone otra bandeja con dulces y..
Salgo de mi distracción cuando siento a alguien chocar contra mi.
Siento parte de mi cuerpo y vestido quemar. Bajo la vista y veo una gran mancha color marrón en mi vestido negro, haciéndose más oscura esa parte mojada.
—¡Dios!. Lo siento, no la vi. —un joven bastante guapo con delantal suelta la bandeja con todo el café derramado en una mesa vacía y camina hacia mi con un paño.
—No te preocupes, fue mi culpa. Estaba distraída. —el calor del café pica en mi cuerpo. El chico seca mi brazo con el líquido derramado y cuando llega a mi pecho se detiene, y las mejillas sonrojadas se aparta.
—Oh, Liam. ¿Qué pasó aquí?.
—Fue mi culpa, yo..
—Estaba distraída, ya estoy bien. Solo es café.
—Oh, ¡pero tienes la piel roja!. —exclama Dailys.
—No es nada..
—Abuela, busca el kit en mi habitación. La señorita necesita al menos algún antinflamatorio para la piel quemada.
¿Piel quemada?.
¿Abuela?.
Lis vuelve en menos de lo que me toma pesar en todo lo ocurrido con un pequeño frasco blanco. Aplica la loción en mi antebrazo con suavidad.
—Listo. Realmente lamento lo ocurrido.
—Oh, no pasa nada de verdad..
—Anastasia..
Giro la cabeza cuando siento mi nombre resonar. Jason mira la escena con curiosidad.
»—¿Qué está pasando aquí?. Me preocupaba que no salieras del baño..
—Es una larga historia. Creo que será mejor que nos marchemos ya, mi madre me espera.
Asiente con la cabeza.
—Te esperaré en el auto. —dictamina mirando entre el chico «Liam, creo que se llamaba», y yo.
Tras quedar solo el chico y yo, limpia sus manos en el delantal que lleva y me ofrece su mano a modo de saludo.
—Soy..
—Liam, ¿no?.
—Así es. —sonríe abiertamente—. Llegué hace unos días, me quedaré algunos meses con mi abuela.
—Oh, si. Ella me ha hablado mucho de ti.
—Lo mismo digo. Pareces ser tu su nieta y no yo. —ríe avergonzado.
—Fue un gusto conocerte Liam, pero tengo que.. —señalo la puerta con la cabeza, en realidad me agrada y no quiero marcharme pero las circunstancias lo ameritan.
—Oh, si, claro. No quiero molestar a tu novio..
Justo le pienso aclarar que Jason y yo no tenemos ningún vínculo que no sea amistoso, pero Lis lo lo llama desde la cocina y se disculpa haciendo una torpe reverencia y se marcha rápidamente.
Camino hacia el auto de Jason, quien golpe con los dedos el volante, con impaciencia, mirando hacia la nada.
En todo el camino no pronunciamos palabra alguna, a excepción del corto momento en el que le digo mi dirección y se detiene frente al imponente edificio de cuarenta pisos.
—Gracias por el día de hoy. —dice de la nada.
—¿A pesar de que pasé más tiempo quitando el resto del café de mi piel y el vestido?. —bromeo.
—A pesar de eso. —ríe levemente.
Nos sonreímos mutuamente y por impulso le doy un beso en la mejilla más largo de lo que planeo dar. A pesar del poco tiempo en que llevamos de reencuentro, luego de años sin vernos, la gran relación que teníamos sale a relucir y el gran cariño que le tengo pulula alrededor. Los malos momentos y las lágrimas derramadas se quedan en el pasado y el rencor se borra, guardando cada nuevo recuerdo a su lado. Pero esta vez, como amigos.
Nos separamos y noto como sus ojos se mueven sin disimulo hacia mis labios.
Algunas cosas no cambian..
—Jay.. —demasiado tarde, sus labios ya habían impactado contra los míos.
No lo detengo.
Soy una mujer libre, después de todo, pero algo en mi se encoge. Cómo si estuviera fallándome a mi misma. Y dentro de mi cuerpo y alma sé el porqué de todo este revuelo.
No es un beso lujurioso. Me besa con lentitud, como si deseara probar cada centímetro de mi, luego de tanto tiempo sin unir nuestras bocas, pero eso no le impide morder mi labio inferior.
Es un beso tierno, cálido, un «me da mucho gusto verte», un «te extrañé».
—No quiero incomodarte. —susurra al separarse.
—No lo haces. Somos un hombre y una mujer soltera..
—Pensé que tú y Christopher..
—¿Christopher?.
—Por como te mira.. yo.. pensé que tenían algo. Si es así, no pienso meterme entre ustedes.
Suspiro, reincorporándome en el asiento.
Si tan solo fuera más fácil..
꧁_____________Continuará_____________꧂
NOTA DE LA AUTORA:
No me maten 😭🤣, en el siguiente capítulo entenderán el porqué de este final tan abierto y explícito.
No tengo mucho que decir, solo que no se pierdan el próximo capítulo ;)
M. ♥️
*PD: CAPITULO NO CORREGIDO
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro