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Anastasia
La mañana me recibe con sus molestos rayos de sol entrando por mi ventana. No necesito un despertador, no he podido dormir en toda la noche y es que ha vuelto a ocurrir. He vuelto a tener una pesadilla. He vuelto a soñar con mis padres.
Y es que ese día está tan cerca..
Prefiero ignorar la punzada de dolor que surca en mi pecho y me levanto de la cama para mí encuentro con Tom en nuestra cafetería favorita dentro de algunos minutos. No ha querido decirme porqué tanta urgencia pero conociéndolo.. estoy segura de se trata de algo sumamente importante.
No tardo nada en la ducha, la curiosidad me mata. Me pongo mi ropa deportiva —ya que sí, hoy es uno de esos días que dedico totalmente a mejorar mi apariencia física—, y salgo del apartamento.
La cafetería se encuentra llena, como cada miércoles a las diez de la mañana. Justo hoy, dan cupcake's de chocolate gratis, y yo no me los pienso perder.
La campañilla de la puerta hace su acústico sonido. Visualizo a Tom en nuestro mismo sitio de siempre, pero esta vez está acompañado. Daylis, la dueña del lugar le sonríe amablemente mientras deposita una bandeja llena de dulces a mi amigo. La señora regordeta le acaricia el cabello mientras el rubio come como un niño y se ensucia las comisuras de los labios. La escena me resulta sumamente divertida; Tom siempre ha tenido una personalidad de un niño de seis años, detrás de todo su profesionalismo.
—Oh, Ana. —me sonríe cariñosamente Daylis y sus mejillas se inflan tiernamente. Los años siguen pasando pero sigue siendo la misma mujer agradable de siempre.
Desde el primer día que Tomás y yo visitamos Dayli's Coffe nos ha tratado considerablemente. Luego, con las visitas frecuentes, nos ganamos su amistad y un poco de dulces gratis, además. Es un amor de persona.
—Hola, Lis. —le doy un fuerte abrazo—.¿cómo has amanecido hoy?.
—Oh, muy bien. —se acomoda las gafas que se le resbalan por la nariz—. Mi nieto llega hoy de Alemania luego de siete años sin vernos. ¿No es un increíble noticia?.
—Me enseñó su foto. —interviene Tom—. Deberías verlo, es muy guapo.
—Si. Es todo un hombre ya. —murmura melancolía Daylis.
Se sienta en nuestra mesa y nos cuenta de nuevo como conoció a su difunto esposo y como migró desde Colombia buscando un mejor futuro para sus hijos. A pesar de que Tom y yo ya hemos escuchado más de una vez la historia, le prestamos toda la atención. Nunca paro de emocionarme al escuchar como luchó contra un caimán enterrándole una gruesa rama en el ojo. Me río insconcientemente de imaginarme a una Daylis más joven toda empoderada luchando contra semejante animal.
Se despide cuando una de las camareras la llama desde la cocina y se marchan no sin antes darnos un beso en la mejilla a cada uno. Con el pasar del tiempo, se ha vuelto muy importante para Tom y yo.
—Bien, ahora que estamos solos.. —murmura mi amigo cuando estamos completamente solos—. Tengo algo para ti.
—Sorpréndeme.
Toma una carpeta que se sitúa a su derecha sobre la mesa y me la entrega. Su color se me hace conocido y enseguida recuerdo los documentos que me dió en este mismo lugar hace unas semanas atrás, con la información con la supuesta otra mujer de Patrick. Si no me fallo, esto debe ser..
—Son las pruebas que necesitas.
Oh Dios.
Lo abro rápidamente. Reviso letra por letra hasta llegar al final. Siento mi corazón latir apresuradamente en mi pecho e insconcientemente una sonrisa se forma en mis labios.
—Esto.. —las palabras no salen de mi boca.
—Este documento afirma que Patrick Willims tiene otro hijo, fuera del matrimonio además.
—Dios. ¿Cómo conseguiste esto?.
Tom sonríe con orgullo.
—Fue muy fácil hackear la cuenta bancaria de Patrick, aún así se me dificultó un poco, pero no hay problemas, todo está en orden.
—¡Dios, Tom!. ¡Eres como el rey de la informática!. —no puedo evitar reír ante el absurdo apodo.
—Pasé toda la información a mi laptop y detallé a fondo los pagos que hace mensualmente a la cuenta de Camille Durand. Ahí están las pruebas.
—Es.. genial. —murmuro perdida en los documentos.
—Y eso no es todo. Hackeé su celular.
—¿Qué hiciste qué?. ¿Cómo?.
—Un informático jamás puede revelar sus trucos, belleza. —me guiña un ojo coquetamente y come de sus cupcakes—. El caso es.. que ahí están las copias de sus conversaciones con la señora Durand, dónde claramente le dice que la ama y pregunta por su hijo. Y aquí —levanta la mano y me enseña una pequeña USB azul—, sus llamadas grabadas. No sé si era estúpido pero el idiota grababa cada conversación.
Me muerdo el labio tomando la USB. Miro alternativamente de los papeles y el pequeño artefacto en mis manos. Estoy a solo un paso de empezar a acabar la vida del hombre que tanto odio y que más daño me hizo en mi vida, ¿y estoy dudando?. Se lo debo a mis padres, ¿porque debería pensarlo tanto?.
Christopher.
Me preocupa hacerle daño, a pesar de que desde el principio he sabido que cada carta jugada en contra de Patrick lo afectaría.
Aún así, debo hacerlo. No solo por mí, Sofía, Erick y él deben saber quién es el hombre al llaman "esposo" y "padre".
—¿Anastasia?. —Tom me hace salir del limbo de mis pensamientos tocándome el hombro.
—¿Si?.
—¿Qué harás con esa información?. Digo, ¿piensas hacerla viral?. ¿Tal vez mostrárselo a algún paparazzi o periodista?.
—Sé muy bien lo que tengo que hacer, Tom —pronuncio decidida.
—Bien, solo quiero que lo pienses bien, podrías arrepentirte y ya sería demasiado tard..
—Creeme, jamás me arrepentiría.
Se lo debo a ellos..
La tarde pasa cuando menos me lo espero, charlando con el rubio y riéndome cuando se autohalaga sobre sus espectaculares habilidades informáticas. La señora Daylis nos acompaña de nuevo y nos menciona que su nieto llegaría en algunas horas y lo buscaría al aeropuerto.
Ya cuando hacen las once de la mañana, me despido excusándome con que debo entrenar, pero en verdad, es que no me encuentro mentalmente en forma para correr. Sigo dándoles vueltas a la cabeza, pensando en lo que debería ser un hecho para mí y odiando el terrible sentimiento agridulce que nace en mi pecho.
¿Por qué estoy tan indecisa?.
Y su bello rostro aparece en mi mente. Sus ojos azules y su cabellera lacia y negra como la noche. Vienen a mi mente cada encuentro sexual y la maravillosa estancia en la casa de la playa de Patrick.
Pero.. los rostros ensangrentados de mis padres me hacen cambiar de opinión y olvidar en un parpadear el rostro del titán, haciéndome caminar decidida hasta mi departamento.
Ya una vez en el, me doy una ducha y aún con el cabello mojado, busco mi celular. Una vez más, agradezco tener tantos contactos por mi estatus en la sociedad, cuando la voz de Jade inunda mis oídos.
La conocí cuando apenas empezaba a manejar la presidencia de RACC, cuando tuve que darle una larga entrevista sobre cómo a mis dieciocho años, pasé de ser la hija de Olimpia y Dereck Rumsfeld a la presidenta de la empresa más famosa en América y parte de Europa. Las redes estallaron y la televisión ansiaba desesperadamente una entrevista con la mujer más joven en convertirse en CEO, y Jade, tuvo la primicia.
Nos despedimos cuando le doy los últimos detalles y envío la información a su e-mail. Me asegura que mañana a primera hora tendrá noticias de ella, y con una sonrisa ladina, me siento en el sillón a sabiendas de lo que eso significa.
Conecto la USB a mi laptop. La voz de Patrick y quién debe ser Camille se oyen perfectamente y se escucha con claridad, como intercambian apodos cariñosos y saludos cargados de emoción.
No pierdo más tiempo, envío cinco de los ciento cincuenta audios en los que habla con su amante y cierro la laptop, soltando un suspiro, cuando las dos palomitas en la pantalla me notifican que el mensaje ha sudo enviado.
Me siento nerviosa. Sé que a partir de mañana más de la vida de uno cambiará drásticamente y me siento preparada para ello. El principio de mi venganza comienza en tan solo horas y debo preparar mi mejor actuación para cuando llegue el momento.
Tomo mi celular y hago una nueva cuando releo una vez más los mensajes de Christopher. Últimamente lo estoy ignorando. Pensarlo se ha vuelto un vicio y me asusta hasta donde puedan llegar las cosas, por lo que supuse que sacarlo de a pocos de mi espacio personal funcionaría. Sin embargo, ya está tan metido en mi cuerpo que es imposible. Es como un órgano vital, lo necesito y no puedo simplemente deshacerme de él y ya.
Suelto un suspiro y decido devolverle las llamadas. Sé que está preocupado, ¿y que mejor que hacerle saber que estoy bien?.
El celular vibra levemente cuando toman la llamada y justo cuando estoy al hablar..
—¿Hola?. —la voz aterciopeladamente femenina me responde al otro lado de la línea.
¿Qué diablos?.
—Perdón.. ¿quién habla?.
—Eso debería preguntarlo yo, ya que estás llamando al celular de mi novio.
—¿Novio?.
¿Es esto una broma?.
No es Ivana, estoy totalmente segura, conocería su voz chillona hasta a cien kilómetros de distancia.
¿Entonces quién..
—¿Ana?.
—¿Christopher?. ¿Dónde estabas?. ¿Quién era la chica qué.. —«no quiero ni siquiera pensar que sea una de las tantas con las que se ha acostado.. o se acuesta»—.. ¿Sabes qué?. Mejor no me lo digas, no quiero saber.
«De hecho.. si que quieres».
¡No es momento para aparecer conciencia estúpida!.
—No es lo que piensas.
Ruedo los ojos.
Es una frase tan usada por los hombres cuando justamente pasa lo contrario de lo que niegan hacer..
—Déjalo. Sólo te devuelvo las llamadas. Me tenías preocupada, ¿ocurrió algo?.
—Eso me preguntaba yo. Te texteé y llamé y no me respondiste. Pensé que..
—Estoy bien, guapo. Sólo me quedé sin batería, he estado.. —«planeando como acabar con tu padre»— ocupada. No he tenido tiempo para revisar el celular.
Mentiras y más mentiras.
—De acuerdo.
—¿Cómo ha ido tu día hoy?. —me atrevo a preguntar cuando nos quedamos en silencio por algunos segundos.
—Extrañándote. Digo, ya sabes.. hace mucho que no estamos a solas y bueno.. ya sabes.. —sigue diciendo incoherencias.
¿Está nervioso?.
—Entendí. —me río levemente—. Podríamos vernos esta noche.. si lo deseas. —me muerdo el labio, una buena sección de sexo me vendría bien.
—Allí estaré, bombón.
Sonrío pervertidamente.
Oh sí.
***
Termino de retocarme el cabello cuando escucho el timbre sonar. Ni siquiera sé para qué me esfuerzo, al fin de cuentas mi cabello terminará como un nido de pájaros al final de la noche.
Me apresuro a abrir la puerta, alizando mi vestido rojo entallado. Sé que a Christopher le encanta ese color..
No pasan ni dos segundos de abrir la puerta que me empuja y me devora la boca como si no hubiera un mañana. Le sigo el beso; su caraterístico perfume embriagándome.
—Hermoso vestido. —dice al separarse y recorrerme entera con la mirada—. Que pena que no durará hasta media noche..
—¿Tanto me extrañaste?. —acaricio su cabello.
—¿Para que mentir?. No veía el momento en poder verte. —deja un corto pero húmedo beso en mis labios; parpadeo dos veces para salir del ensimismamiento que me proporciona la suavidad de sus labios.
Me lleva a rastras, aún comiéndome la boca hasta el salón principal; chocamos una que otra vez con los muebles, deteniendo el beso para soltar pequeñas risitas y volvernos a devorarnos.
—Espera. —lo detengo, empujando levemente su pecho.
—He esperado demasiado, ¿no crees?. —hace el amargo de acercarse nuevamente y retomar la reciente seción de besos pero me le adelanto, retrocediendo.
—¿Quieres algo de tomar?. Tengo Bourbon. —le regalo una sonrisa tranquilizadora mientras insconcientemente arreglo el labial esparcido fuera de mis labios por los besos.
Christopher suspira, sabiendo que no pararemos en la cama tan rápido como esperaba, y se sienta en el sofá, rendido, desabotonando un poco su camisa y quitando por completo la corbata.
—Una copa de Bourbon no estaría mal.
Asiento y camino hasta la cocina; tomo las dos copas de cristal con una mano mientras que con la otro sostengo el cubo con hielos que mantiene fría la botella de Bourbon.
Me inclino sobre la mesa dejándole a Christopher una perfecta vista de mi escote. El susodicho ríe levemente negando con la cabeza, mientras toma la copa que le sirvo. Sonrío inocentemente, a pesar de que la noche promete más que simples y castos besos en los labios.
—¿Brindamos por algo especial?. —pregunta mientras me siento a su lado; el brazo que reposa en el respaldar del mueble me encierra más contra él. Se acerca más a mi, aturdiéndome con su sola presencia y la complicidad en sus ojos azules.
—Sólo trato de hacer la estancia más larga. —le guiño un ojo y tomo de mi copa, enderezándome en el asiento. Es tanta la tensión que existe que sé que si me le acercó solo unos centímetros más, acabaría encima de él sin pensarlo dos veces.
Siempre me he querido tomar las cosas con calma; a pesar de las excepciones en las que mi autocontrol parece odiarme y no puedo soportar tener semejante hombre a mi lado sin acariciarlo, pero hoy, después de tantos días sin probar su cuerpo, siento que debería tomarme mi tiempo para saborear cada espacio, lunar, milímetro y vello de su piel.
—¿Sabes que lo estás haciendo debería considerarse ilegal?. Me estás matando, Anastasia. —no sé en qué momento se me ha acercado tanto; solo lo logro discernir cuándo siento su aliento y respiración en mi cuello. Lo besa con lentitud, dejando un camino de besos húmedos por cada extremo en los que sus suaves labios se deslizan.
La copa de cristal se resbala un poco entre mis manos; mis ojos se cierran disfrutando las reconfortantes caricias que me proporciona. Se me es difícil resistirme y pensar en algo coherente estando a tan solo un paso de mandar todo a la mierda y montarlo hasta que el dulce clímax sacuda nuestros cuerpos.
En un movimiento rápido e inesperado por mi parte, me subo a horcajadas sobre él; mis piernas a cada lado de sus caderas. Bebo de lo poco que queda en la copa mirándolo a los ojos. La dejo en el liso reposabrazos del mueble.
Dejo pequeños besos en su cuello. Lentamente subo hasta su mejilla, evitando rozar sus labios. Lo tiento, sonriendo cuándo siento su respiración acelerarse.
—Bésame, Christ.. —el susurro se apaga en mis labios cuando sin esperar siquiera a que termine la oración, se apodera de mis belfos sin compasión.
No parece querer la misma calma que tanto ansío en lo que queda de la noche. Me toma con furia, como si le molestara el hecho de haberlo hecho esperar tanto para darle lo que pide entre besos.
Tomo sus mejillas entre mis manos y profundizo el beso, saboreando el dulce sabor de la bebida alcohólica en su boca. Su lengua se cuela sin aviso en mi cavidad bocal, saboreando, luchando con la mía en una batalla que no parece tener fin, pero si un objetivo: el roce de nuestras pieles desnudas.
Aprovecho el momento en que se desvía hacia mi mandíbula, mordiéndola a su paso y busco con mi mano la copa a mi izquierda. Tomo uno de los pequeños cubos de hielo y lo coloco en mi boca.
Christopher luce agitado cuando lo separo de mí de golpe. Sin embargo, no le doy tiempo a pronunciar palabra cuando desabotono con una agilidad impresionante su camisa. Rozo mis labios en la delicada —y expuesta—, piel de su pecho. Recorro mi boca hacia los cuadritos instalados en su abdomen; el hielo mojando conforme se va derritiendo.
Llego a V que acaba en sus caderas y sobresale encima de su pantalón. Desabotono el primer botón, excitándome con solo ver el notable Calvin Klein en la cima de sus bóxers negros.
Muerdo lo que queda del cubo de hielo en mi boca, derritiéndolo por completo. Succiono la piel de su pelvis, dejándola mojada a mi paso. Oigo los bajos gruñidos de Christopher; levanto la cabeza para observarlo: su cabeza se encuentra en el respaldo del sofá, sus ojos cerrados y la boca entreabierta respirando lentamente.
Dejo mi labor en sus piernas, y deslizo mi lengua por todo el recorrido mojado en su cuerpo. Llego a su cuello, dejando una pequeña mordida.
—¿Hasta cuánto piensas alargar mi tortura, Anastasia?.
—Te lo mereces por acostarte con ella. —Christopher me mira frunciendo sus cejas pero lo interrumpo cuando abre la boca para replicar, besándolo.
Le transmito todo mi enojo besándolo con fiereza. Muerdo su labio inferior con rudeza, y no es hasta que siento el leve gruñido que hace y el sabor metálico en mi boca que detengo mi labor.
Él limpia la poca sangre en su labio y me mira.
—No entiendo. ¿De qué..?
—Shh. No es momento para explicaciones, Chris. —beso sus labios por cortos segundos en un pequeño beso de pico—. Ven.
Ya de pie, le ofrezco mi mano y sin pensarlo dos veces me sigue. Lo guío por todo el salón hasta llegar a la tan conocida para él, puerta de mi habitación.
La ropa empieza a estorbar cuando el calor se apresa en mi cuerpo. La temperatura sigue siendo la misma que hace unas horas pero lo que está a punto de suceder entre las cuatro paredes de mi refugio me hace sentir como si estuviera en el más caluroso verano.
No sé en qué momento pasé de estar moviendo mis caderas sobre su regazo, con él sentado en mi cama, a encontrarme bajo su cuerpo semidesnuda. El tiempo pasó volando mientras nos besábamos y ninguno de los dos notó aquello.
Fue una seción de sexo ruda, eso sí. Aún podía sentir como se clavaba dentro de mi, mientras le exigía más presionando sus glúteos. Mis uñas se enterraron en su espalda múltiples veces, y a pesar de podría ocasionarle amargas consecuencias, a él parecía no importarle. Estábamos tan consumidos y dedicados a terminar que lo pasaba alrededor nos importaba un carajo. De hecho, podría asegurar que ni aunque el tiembre de mi departamento sonara hasta cansarme los oídos, sería capaz de alejar su cuerpo del mío.
No bastó con solo una, por lo que una segunda y tercera ronda llegaron. En esta última, apenas duré unos segundos, moviéndome sobre su entrepierna, ya cansada y sudorosa. Christopher lucía igual, aunque nada de lo pasado anteriormente le impidió, desde su posición sumisa, acostado de espaldas en la cama conmigo encima, qué sus caderas se moviera arriba y abajo buscando satisfacernos a ambos. Gemía como nunca; estaba tan delicada que solo bastó un minuto más de embestidas para alcanzar el orgasmo por tercera vez en la noche.
Supe de inmediato, cuando mi cara se estrelló contra su fornido pecho, que no aguantaría una ronda más. Estaba tan adolorida pero satisfecha en partes iguales que, a pesar de todo mi esfuerzo de darle la espalda y dormir tranquilamente, como debía haber sido desde un principio, el cansancio no le dejó. Eso, sumado al hecho de que por más que lo pidiera, no podía alejarme de Christopher. Sentía que la la barrera de incomodidad y cero intimidad entre los dos había sido derribada. Teníamos la total confianza para hablar de nuestro pasado, reírnos como dos niños mientras hacíamos travesuras y a la vez decirnos apodos cariñosos. Ya había pasado mis límites y estaba segura de que él pensaba igual.
Esto ya había dejado de ser solo sexo entre los hace mucho, sin embargo, ambos parecíamos no definir todavía lo que pasaba. O más bien, no queríamos. O por lo menos a mí, me asustaba.
—¿Por qué insinuaste que me había acostado con otra mujer?. —murmuró de repente, mientras seguía acariciando mi desordenado cabello.
—¿Y no lo hiciste?.
—No.. digo, ni siquiera he estado con otra mujer desde que te conocí. —admite. La sinceridad en sus palabras es notable, por lo que, sorprendida, levanto la cabeza y apoyo la barbilla mirándolo interrogante—. Si te soy sincero, no he tenido tiempo para pensar en otra mujer. Me has sentido satisfecho en todos los ámbitos, no tengo porque estar con.. otra. —no me mira mientras habla, sin embargo, noto la vergüenza con la que habla, como si pronunciar esas palabras le hiciera replantearse muchas cosas o el simple hecho de no follarse a más de una mujer en tan pocos días le asustara.
—Yo tampoco he estado con otro hombre. —me asincero, ganándome su fija mirada—. Supongo que con ninguno me he sentido tan.. cómoda.
Sonríe levemente.
—Carla es solo una amiga.
—¿Carla?.
—Fue ella quién contestó tu llamada. Solo quiso gastarte una broma.
Asiento, creyendo en sus palabras. A este punto, estoy totalmente segura de que con ninguna otra hubiera tenido esta conversación. A ninguna le hubiera explicado porque otra mujer contestó su celular, lo que me hace sentirme.. ¿importante?.
—¿Por qué siento que esto está mal?. —susurra de repente, su vista fija en el techo de nuevo.
—¿Esto, qué?.
—Nosotros..
Sé a lo que se refiere. Joder, ¿cómo no saberlo si yo también me planteo más de las veces que podría admitir si lo que hago está bien?. Pero a pesar de todo, me hago la tonta, queriendo que el confiese lo que tanto le fatiga—¿De qué hablas?.
Calla por unos interminables segundos que parecen no tener fin. Hace muecas con la boca, pareciendo indeciso.
Habla, no sin antes soltar una risa carente de humor, más bien, sarcástica—Creo que me gustas.
Sus palabras no me sorprenden, sin embargo no paso por alto el revuelo en mi estómago.
Me alzo, aún sobre su pecho y aún desnuda. Beso sus labios con lentitud, sosteniendo su rostro como si temiera que mi repentina acción luego de su confesión lo tomara por sorpresa. Se queda quieto por unos milisegundos en los que solo mis labios se mueven, pero no tarda en seguirme el ritmo, posando sus manos en mi espalda y trazando con los dedos la curvatura de mi esta hasta el principio de mis glúteos.
—¿Y te sientes abrumado por eso?. —murmuro sin despegarme por completo de su boca.
Suspira.
—Un poco, si. Nunca me había gustado una persona. Ya sabes, nada pasaba de la atracción física y una noche de sexo.
—Entiendo.
—¿En serio lo haces?. —juro que puedo ver sus ojos divagar, tratando de encontrar la respuesta entre los míos.
—¿Por qué lo dudas?.
—No se, pensé que..
—También estoy confundida, Christopher. —termino admitiendo, soltando un suspiro de derrota—. Solo he tenido tres relaciones formales en mi vida y todas terminaron siendo un fracaso. Me asusta imaginar que esto llegue a más y no sepa manejarlo.
Hundo la cabeza en su cuello, evitando su mirada.
Siempre he sudo sincera en cuanto como me siento con todos, y con Christopher no es la excepción. Sin embargo hablar de mis sentimientos todavía es un tema tabú, eso sumándole el hecho de que hace unas semanas nuestra relación era solo basada en mucho sexo. No sé cómo todo cambió. Cómo pasé de querer vengar a mis padres a terminar entre los brazos de Christopher Williams, sin saber aún que es lo que siento por el susodicho.
Cada uno divaga en sus propios pensamientos; el silencio hace acto de presencia, pero sus caricias en mi espalda no cesan.
Papá, mamá.. ¿está bien lo que hago?. ¿Es normal que me sienta tan relajada en los brazos del hijo de mi mayor enemigo y el posible asesino de mis progenitores?. ¿Se sienten traicionados?. ¿Estoy cometiendo un error?.
Tantas preguntas.. una detrás de la otra de forma en mi cabeza sin dejarme siquiera formular la respuesta de esta.
«¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?» pienso mientras siento el suave beso que deja en mi cabeza el ojiazul antes de desearme buenas noches.
¿Por qué tienes que hacerlo todo más difícil, titán?.
꧁_____________Continuará_____________꧂
NOTA DE LA AUTORA:
Bueno, bueno.. aquí estoy después de tanto tiempo. Juro que si pudiera escribiría cada capítulo con tan solo imaginar las palabras en mi cabeza mientras el teclado escribe por mi. Tengo tantas ideas para los demás capítulos..
En fin, ahora sí, díganme ¿cómo están? :)
¿Qué les parece el capítulo?. Hasta ahora no podido saber si les gusta o no, o si solo lo leen porque no tienen nada más que hacer, ya que algunos solo se dedican a ser lectores fantasmas y otros solo votan y votan, pero no me dejan su opinión :(
Aún así, sigo escribiendo porque estoy consciente de que me gusta la trama de mi novela, pero como todo, me agradan los comentarios (aunque sean pocos) de mis lectoras.
Bueno, a lo que íbamos.
¿Qué les parece Christopher?.
¿Está siendo más sentimental de lo esperado?.
Quiero aclarar que el hecho de que el uno no le haya dicho "Te amo" es por el simple hecho de que aún ambos no lo sienten. Los dos están experimentando por primera vez (en caso de Christopher, con más ímpetu) lo que significa enamorarse empezando con la etapa del "gustar". Ya saben, que nadie se enamora en tan poco tiempo, y eso es lo que quiero que vean. ¿No sé si entienden lo que les quiero decir?.
Ambos personajes están sintiendo ya el cambio, y obviamente no van ya a querer una relación formal cuando ni siquiera ellos saben lo que sienten. Claro está, que con pasar del tiempo el vínculo se hará más fuerte, y este no es el típico libro cliché en el que en dos capítulos pasa de todo entre los protagonistas y en el tercero se casan.
ok, no ^_^
Entonces, les recuerdo dejar su voto 🌟, el cual es GRATIS, no les fuera nada presionar la estrellita que está debajo y dejarme saber su apoyo.
¡Nos vemos en otro capítulo! (el cual se subirá pronto porque ya lo tengo bastante adelantado).
M.♥️
*PD: en multimedia el vestido que traía puesto Anastasia antes de que.. ya saben *tose*
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