Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

| 31 |

Christopher

—¡Mamá, ya te lo he dicho cientos de veces!. ¿Por qué insistes tanto?.

—¡Oh, vamos Chris!. Tu padre y yo estaríamos encantados de tenerlos con nosotros. Últimamente pasan demasiado tiempo en el trabajo y no nos visitan. —se queja, haciendo un puchero el cual contrariamente de causar ternura, me hace estallar en carcajadas.

El aniversario de mis padres se acerca, y estos se esfuerzan en querer pasarlo con Erick y conmigo. Llevo varios minutos cambiándole el tema para que no saque el tema a colación otra vez, ya que sinceramente no me apetece irme de viaje en estos momentos, pero mi madre parecer ignorarme. La que solía ser una corta videollamada para saludar, se ha extendido considerablemente.

—Cumplen treinta años de casados, deberían hacer las maletas y marcharse a Hawai de una vez y no insistir tanto. Sabes que Erick y yo estamos ocupados, él necesita estar para su familia y yo no puedo dejar a un lado la empresa. Ahora que Marco no está.. sería incapaz de abandonarla.

—Anastasia podría ocuparse..

No dudo que pueda manejar como se debe la empresa a mi ausencia, solo que no creo que sea necesario. WCC me necesita a mi, no a un sustituto. ¿Por qué hacerlo otro, cuando puedo hacerlo yo?.

—Estará ocupada en estos días, no creo que pueda. —miento, inventándole lo primero que se cruza por mi cabeza.

—Pero..

—¡Mamá, no insistas!. Yo en tu lugar preferiría estar a solas y disfrutar con ningún inconveniente.

—Mis hijos jamás serán un inconveniente. —se queja, frunciendo las cejas.

—Mamá.. no quise decir eso.

—De acuerdo, de acuerdo. Entendí. ¡Prefieres pasar más tiempo con ella que con tu madre!. —se pone la mano en el pecho dramáticamente, pero.. a pesar de su comentario, tardo más tiempo del necesario evaluando sus palabras.

—¿Con ella?. ¿De qué hablas?.

—Oh, bueno.. —parece pensar bien su respuesta por algunos segundos—, con Ivana, pues ¿con quién más, sino?. ¿Cómo van?. ¿Todo bien con la boda?.

—Amm.. si, supongo. —contesto desinteresado, el tema de la boda de la primogénita de los Miller y mía no es algo relevante.

Supuestamente los padres de la influencer y los míos se encargarían de cada detalle, por lo que preferí no meterme, después de todo, no es como si me importara tanto.

—Bien.. mejor te dejo. No quiero interrumpirte más, seguro tienes mucho trabajo.

Asiento.

Tarda un poco más de lo normal en despedirme; antes de colgar me reitera que debo tomar unas largas vacaciones, señalando al otro lado de la pantalla mis ojeras.

Suset ha pospuesto todas mis reuniones de la mañana para la semana entrante. Lo que menos necesito en estos momentos es oir proposiciones absurdas y decidir algo que, sin duda, podría esperar.

No he hablado con Anastasia desde ayer. Por la noche le mandé un simple «hola» con la intención de empezar una conversación, aunque no me respondió. ¿Le habrá sucedido algo?.

Levanto el teléfono de mi oficina y pulso el botón rojo que da directamente con el de mi secretaria. No pasan ni dos segundos cuando lo toma:—Si, señor Williams.

—Necesito que averigües si Anastasia Rumsfeld ha llegado.

—Según sé, señor, la señorita Rumsfeld no ha llegado y según la hora que es.. dudo que asista a..

—Bien. —corto sin preámbulos.

¿Dónde diablos estás, Anastasia?.

Mi celular suena, casi al instante. Lo tomo rápidamente, ansiando que de una vez la castaña se haya puesto en contacto conmigo, sin embargo..

—¡Chris!. —el chillido que oigo justo cuando acepto la llamada, casi me hace suspirar.

Estaba tan ensimismado que no noté que me llamaba..

—Carla. ¿Qué haces llamando a éstas horas?.

—Buenos días para ti también, mejor amigo.

Ruedo los ojos con impaciencia.

—¿Qué necesitas?. —voy al grano.

—La verdad es para darte un consejo. Acabo de hablar con tu recepcionista y es una mal educada, ni siquiera me dejó hablar cuando me dijo que no podía entrar a verte. Yo si fuera tú, me buscara otra.

Me levanto de la silla, aún con el celular en la oreja, impactado.

—¿Estas aquí?.

—¿Donde más, querido?.

Joder.

Si Ivana decide desafortunadamente pasarse a visitarme.. ni siquiera quiero imaginar lo que pasaría.

Posiblemente todo colisione.

—¿Qué carajos haces aquí, Carolina?. —avanzo a paso rápido hacia el elevador. Se cierra y pulso con prisa el botón que da a la primera planta.

—Joder, si ya sabes lo mucho que detesto ese nombre, ¿para que me llamas así?.

—¡Me importa un carajo!. —grito, agradeciendo estar solo en el ascensor. —¿Sabes lo que pasaría si Ivana se entera de que estás en la ciudad?.

Observo los número con impaciencia.

Mierda, juro que nunca he detestado tanto como ahora tener mi despacho en el último piso.

—Ya me conoces, sabes que no le tengo miedo a esa rubia oxigenada.

—Pues claramente no pensabas eso cuando te fuiste a París. —al instante en que mis propias palabras llegan a mis oídos, me arrepiento.

—Sabes bien que la razón por la que huí fue por.. —calla abruptamente, consciente de lo que iba a decir.

Sé perfectamente que el altercado con Ivanna fue la excusa perfecta para poder vivir con sus sentimientos lejos de mi. Sé que le rompí el corazón aquella noche cuando en medio de una borrachera decidió dar el primer paso y decirme sus verdaderas intenciones con respecto a mí, pero aún así.. prefiero vivir obviando el hecho de que perdimos meses de nuestra vida separados por haber confundido las cosas. Si tan solo se hubiera enamorado de Marco todo sería mejor. Estuvieran juntos y serían felices. Eso es lo que pasa cuando eres correspondido, ¿no?. Aunque ahora que lo pienso.. Marco en aquel tiempo era todo un capullo con las mujeres, seguramente todo hubiera terminado mal.

Mierda.

Gracias a un milagro divino las puertas del ascensor se abren en menos de un minuto. Cuelgo la llamada dejando a Carla sumergida en el tenso silencio que formó a partir de qué le reproché su huída a Francia. Enseguida noto se cabellera rosada chillona junto a Megan, la recepcionista, y me encamino hacia ella. Está de espaldas, por lo que rápidamente le dedico un sonrisa de labios cerrados a la chica de disculpas y tomo a mi amiga del brazo.

—¿Pero qué..?. —se gira cuando siente como es arrastrada con rapidez hacia el elevador.

Miro hacia todos lados, un poco asustado, pero me tranquilizo cuando noto que todos se encuentran sumerjidos en su trabajo correspondiente.

»—A veces te comportas como mi papá. —Y he aquí otra vez su faceta sarcástica. En parte me alegra que el ambiente no se encuentre igual de denso como hace unos segundos atrás, pero por otro lado, sé que así se comportará en lo que resta del día.

—Pues ganas no me ganan de darte unas buenas nalgadas. —digo entre dientes.

Me maldigo internamente al instante. Miro a Carla quien se enrosca coquetamente si corto cabello liso en el dedo y levanta la ceja reiteradamente.

—Si, daddy. —explotamos en carcajadas en sincronía; su actitud infantil y juguetona es contagiosa. Me alegra saber que volvemos a ser los que éramos antes de que todo sucediera, los mejores amigos unidos que todos envidiaban.

Por un momento, olvido que se puso en riesgo al visitarme a la empresa, pero al abrirse las puertas y dar frente a frente con mi oficina, vuelvo a tomarla por el brazo y la conduzco bajo la atenta pero disimulada mirada de Suset.

Nunca se puede desconfiar de Ivana, en cuanto a las apariencias podías deducir que es una niña mimada, caprichosa e insoportable —y lo es—, pero jamás pensarías que sería capaz de quitar de su camino a quien fuese con tal de lograr su objetivo. Ya lo hizo una vez con Carla, luego con cada pretendienta que ha querido sobrepasarse conmigo, y para rematar, con Anastasia. Sinceramente no sé que podía pasar si llegan a sus oídos los rumores de la llegada de Carla.

La siento en el pequeño sofá de mi despacho. Me planto frente a ella, con las manos en mis caderas como si fuera un papá regañón y su hija adolescente rebelde. Disimula la risa cuando me ve en mi pose autoritaria.

—¡No te rías, esto es serio, Carolina!. —al instante su semblante cambia al escuchar el nombre.

—¿Cuántas veces tengo que decir que no me digas así?. —bufa y se levanta. Se sirve un poco de alcohol y camina hacia los ventanales de cristal a nuestro lado, detrás de mi escritorio.

—Es tu nombre. —me cruzo de brazos.

—¡Es horrendo!. ¡Es un nombre de abuelita!.

Y aquí vamos otra vez..

No recuerdo cuando fue la primera vez que he oído sus quejas. Desde siempre ha odiado su nombre, y que lo lleve justamente su abuela paternal, la señora Carolina Price, más conocido como la segunda reina Isabel, tachada de malhumorada, fría y toda una prepotente, es la cereza del pastel. Solía darme miedo cuando era un niño, aunque ahora posee más arrugas qué edad. Le exigía mucho a su nieta, tanto así que la obligaba a tener dietas para nada balanceadas que rozaban lo inestable, exigiendo a toda costa la perfección que era imposible llevar a cabo, causando que más de una vez Carla se desmayara ante la ausencia de algún que otro carbohidrato en su organismo. A partir de ese momento sus padres hicieron que las visitas a casa de su abuela fueran cada vez menos, hasta que llegó el punto en el que dejó de asistir.

La anorexia que sufrió de pequeña la hizo tener una especie de odio hacia la señora, a quien detesta. A veces pienso que está exagerando, pero luego recuerdo que no puedo juzgar a las personas sin conocerse historia y ponerme en sus zapatos, por lo que tratado de apoyarla en todo lo que pueda.

El caso es, que empezamos a llamarla con el apodo que ella misma se impuso, siempre confundían su nombre en la escuela, y el hecho de que se obsesionara con Ester Expósito y su personaje en la serie española “Élite” fue más que suficiente.

—¿Y bien?. ¿Me dirás qué haces aquí?.

—Te extrañaba, es todo. Mi papá ha estado insoportable, y sinceramente necesitaba salir un rato de ese hotel. Sabes que no puedo pasar tanto tiempo encerrada entre cuatro paredes.

Ni me sorprende, tiene una personalidad un tanto alocada. No puede estarse quieta. Es muy temperamental, fiestera, liberal.. toda una rebelde. A veces me da escalofríos ver lo bien que la conozco.

—¿Y tenías, de los tantos de lugares que hay en Nueva York, venir a mi empresa?.

—¿A donde más, sino?.

—Estoy seguro de que Marco estaría encantado de recibirte. —Carla hace una mueca con el boca y deja el vaso de cristal en el escritorio. Camina sin prisa hacia mi silla, y se sienta con las piernas sobre la mesa, lo cual sin duda me recuerda a mi amigo. Toma mi celular y empieza a usarlo mientras habla.

—Te lo dijo, ¿no?.

—Somos mejores amigos, sabes que no tenemos ningún secreto.

Se aburre del celular y lo coloca al lado de sus piernas, sobre la mesa. Suspira y deja descansar la cabeza sobre el respaldo del asiento. Cierra los ojos y por minutos, permanece en silencio.

—Lamento que todo haya tenido que acabar así. Si hubiera sabido que... jamás me le hubiera insinuado.

Me siento frente a ella.

—Te conozco lo suficiente para saber que ni aún así te hubieras abstenido a hacer lo que querías.

Me regala una pequeña sonrisa, algo melancólica y sarcástica en partes iguales, mirando a la nada.

—Tal vez..

—Todo podría ser más fácil.. lo sabes ¿no?.

Me mira.

—No podemos forzar las cosas, Christopher. Él es un chico maravilloso.. merece algo mejor.

—No creo que exista algo mejor que tú, para él.

—No lo creo. —murmura convencida—. Somos muy distintos y..

—Los polos opuestos se atraen.

Suspira.

—No en este caso.

—Oh vamos, Carla. Es imposible que no te atraiga, Marco es un hombre guapo, inteligente.. es lo que todas las mujeres desean en un hombre ¿no?.

Carla me sonríe de lado mientras levanta un ceja.

—¿Ahora eres un experto en mujeres?.

—¡Qué va!. Y no me cambies el tema.

Rueda los ojos mientras gira en el asiento, como niña pequeña en un parque de juegos.

—No estoy preparada para una relación, Chris. —dice luego de unos segundos, más apagada, sin ese toque de diversión que siempre usa cuando habla.

—Pero puedes intentarlo. No quiero forzarlos a nada porque sean mis mejores amigos, aunque sin duda me gustaría verlos en un futuro como una pareja pero.. uno no manda al corazón.

Asiente ante mis palabras, a sabiendas de que tengo razón.

Nos quedamos en silencio un tiempo, en el que su mirada se pierde por los edificios que se vislumbran a través del ventanal. Por mi parte, mi cabeza trabaja a mil kilómetros por segundo. Se ve tan.. diferente. Es tan recatada con sus sentimientos que no podría decir que siente lo mismo que Marco. Ni siquiera cuando estaba enamorada de mi lo pude notar.

—Y.. ¿que sientes tú?.

—Mmm.. —se enfoca en mi, con confusión—. ¿Yo?. —asiento; su mirada se pierde por segundos de nuevo hacia el cristal y tras un lago suspiro, habla.

—No lo hago.

—¿Cómo?.

—No lo amo, Chris.

—¿Estás segura?.

—Completamente. Amo a otro..

Trago saliva.

¿No querrá decirme que..

»—No me mires así, Christopher. No eres tú, puedes estar tranquilo.

—Gracias a Dios.. —susurro.

—¿Dijiste algo?. —me mira, amenazante y burlona a la vez, sé perfectamente que me oyó.

—No, solo pensaba en voz alta. —carraspeo—. Y.. ¿quién es?. ¿Lo conozco?.

Sonríe levemente.

—No. Lo conocí en París, es imposible que lo conozcas.

—¿Cómo sabes si estás enamorada?. ¿Y si solo estás confundida?.

—Lo estoy, Christopher, estoy completamente segura de ello.

Desvía la mirada cuando la observó con curiosidad.

Oh, oh. Alguien está ocultando algo.

—Carlaa.. —arrastro la última vocal, en modo de advertencia.

—Vale, vale. Me haz descubierto. Debo decirte o.. explotaré.

—¿Sucede algo?.

Se muerde el labio inferior, con nerviosismo.

—La realidad es que.. usé a Marco para olvidarlo.

—¿De qué hablas?. ¿Quieres decir qué..

—Si, justamente lo que estás pensando. Sé que es injusto y cruel de mi parte pero.. era la única forma que tenía para olvidar a Patrick.

Mis corazón late descontrolado.

—¿Patrick?.

—Es su nombre. Si lo sé, toda una casualidad teniendo en cuenta que así se llama tu padre.

—Sin duda.. —murmuro con un mal sabor en la boca.

—Lo conocí en la universidad. Mi padre me hizo trabajar como asistente de la directora para que pasara desapercibida, ya sabes, con un perfil bajo. Luego de que Ivanna prácticamente destruyera mi reputación, algunos de sus fans me amenazaron y.. por miedo a eso, papá decidió que esa sería la mejor idea.

Asiento entendiendo sus palabras. Siempre me sentiré culpable de lo ocurrido con Ivana, estoy totalmente seguro de que el conflicto se pudo evitar perfectamente si hubiera defendido como debía a mi amiga, lo que estaba tan borracho en ese momento que lograba, a duras penas, mantenerme en pie. O tal vez si hubiera sido menos despistado y poder así, haber notado los sentimientos de la pelirosada. Pero es pasado, y por más que quiera no lo puedo cambiar.

Salgo de mis pensamientos cuando Carla continúa hablando:

»—Le llevo algunos años pero.. eso es lo que menos importa. Lo realmente importante es que estoy enamorada, Chris, lo sé.. lo supe cuando sonreía como una boba al regalarme las flores mal cortadas que recogía del jardín de la institución o cuando mi corazón latía ferozmente al decirme un cumplido.

—¿Y por qué decidiste dejarlo?. ¿Le confesaste tus sentimientos?.

—Iba a hacerlo pero.. descubrí que tenía novia. Tal vez haya sido mi culpa, ¿sabes?. Ilusionarme. A veces pienso que no tuve opción, que cualquier chica se dejaría embobar por alguien como él.. tan tierno, guapo, carismático.. pero por otro lado me pongo a pensar y.. sé que fue mi culpa. Confundí cada una de sus acciones.

—Hey, no pienses así. No elegiste enamorarte. De hecho, creo que sí fue culpa de ese malnacido por coquetearte estando comprometido.

Carla ríe juguetonamente ante mis palabras.

—Eres un.. —se detiene abruptamente cuando mi celular suena, sacándonos de nuestra conversación.

Palidezco cuando veo quien me llama, en la pantalla. Rápidamente intento tomar el celular pero Carla se adelanta, estando a menos distancia que yo.

Oh, no.

—¿Bombón?. ¿A quién le tienes agendado así?.

—Dame el celular, Carla. —exijo, siguiéndola cuando rodea el escritorio evitando que le quite el artefacto de las manos.

—Espera.. ¿tienes novia?. ¿Ivana sabe de esto?. Oh, moriría por ver la cara de esa loca cuando se entere que..

—¡Anastasia no es mi novia!. —digo demasiado alto para mi gusto.

Carla sonríe con maldad y sin dudarlo dos veces, toma la llamada.

Mierda.

—¿Hola?.

—Perdón.. ¿quién habla?. —oigo la voz de la castaña.

—Eso debería preguntarlo yo, ya que estás llamando al celular de mi novio. —se tapa la boca para no reír.

Joder, está loca.

—¿Novio?.

Por suerte, logro arrebatarle el celular cuando se distrae y me alejo unos pasos. Sigue ríendo sola como desquiciada.

—¿Ana?.

¿Christopher?. ¿Dónde estabas?. ¿Quién era la chica que.. ?. ¿Sabes qué?, mejor no me lo digas, no lo quiero saber.

—No es lo que piensas. —se que no debería insistir en querer explicarle, pero por alguna razón, me veo en la obligación de hacer justo lo contrario.

—Déjalo. —responde cortante—. Solo te devuelvo las llamadas. Me tenías preocupada, ¿ocurrió algo?.

—Eso me preguntaba yo. —me siento en la silla mientras observo como Carla presta atención a nuestra conversación desde su lugar—. Te llamé y texteé y no me respondiste. Pensé que..

—Estoy bien, guapo. Sólo me quedé sin batería, he estado.. ocupada. No he tenido tiempo para revisar el celular.

—De acuerdo.

La llamada finaliza luego de unos segundos en los que le reitero que si sucede algo me contacte inmediatamente. Se despide con un «nos vemos, titán» y me manda un beso. Insconcientemente sonrío.

—¿Por qué me mirás así?. —Carla me mira con una sonrisa de oreja a oreja, tan cómplice que casi me asusta.

—¿Quién era?. ¿Estáis saliendo?.

—Por supuesto que no. Sabes que no soy ese tipo de hombre.

—Pues tampoco eres de los que agregas a la mujeres con apodos ridículos y se preocupan en saber cómo están, y la verdad.. me haz sorprendido.

Ruedo los ojos, aunque en el fondo no quiero aceptar que sé que tiene razón.

—Sólo es sexo.

—¿Seguro?. Dicen que del roce nace el amor..

—Y ya comprobamos que en algunos de nosotros esa ridícula frase no funciona, ¿no es así?. —resopla con fastidio.

—Eres un caso perdido.

—Somos, querida, somos.

꧁_____________Continuará_____________꧂

NOTA DE LA AUTORA:
¡HOLA!. ¿Cómo están?. Yo muy bien, gracias. He aquí el capítulo de hoy.

Sé que no es lo que esperaban, ya que deben estar acostumbrados a los capítulos intensos y cargados de sexo, pero en éste, quería intentar algo diferente. Hasta ahora no habíamos conocido como se merece a Carla y aquí, conocemos un poco más sobre su retorcida amistad con Chris.

He de avisar que el próximo capítulo llegará antes de lo esperado. Estoy segura de que los dejará con boca abierta.

*Aviso: Sé que en el capítulo anterior dejé un avance, y de seguro todos se estarán preguntando (o eso creo yo) porque en este no se ve el diálogo que puse anteriormente. Y es que, señoras ya señores (si es que hay algún lector varón por allí escondido), nunca dije en que capítulo se pondría de manifiesto, je. Por lo tanto, podría ser el avance del siguiente capítulo o de la final, nadie sabe.

Me gustaría escuchar sus opiniones sobre el transcurso de la trama hasta ahora. No tengan miedo, no muerdo, pueden dejarme sus comentarios sin ninguna pena, aunque algunos no los responda, todos los veo.

Déjenme su voto 🌟, y recuerden recomendar la novela si les gusta lo. poco que les he enseñado hasta ahora.

**PD: Quiero aclarar que ésta historia una vez sea terminada, será corregida capítulo por capítulo, corrigiendo faltas de ortografía, parte de la trama que pueden no concordar, y alguno que otro fallo. No me juzguen, es mi primer libro y como todos los novato, cometo errores. Aún así espero que la lectura se les haga amena y puedan disfrutar como se debe.

¡Nos vemos! :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro