Capitulo 21
Acacia
Complicadamente
Si las personas fuéramos sencillas, todo sería más aburrido. Los seres humanos somos complicados, es algo natural en cada uno de nosotros. La dificultad que nos da entendernos entre nosotros, incluso a nosotros mismos, nos hace ser una raza lenta y complicada. Historias llenas de conflicto, confusión, desazón... Hemos lidiado con ello desde el inicio de nuestro tiempo en la tierra, sin embargo, tanto tiempo no ha bastado.
Pasé gran parte de mi vida enamorada sin saberlo, encantada inconscientemente, cegada por mil cosas triviales. Tampoco entiendo cómo funcionan del todo los sentimientos, ni mucho menos las cosas que nos pasan. Pero estuvimos y estamos ahora, en un interminable carrusel de ignorancia.
—Tengo muchas cosas qué decirte, muchas cosas que no entiendo.
—Lo sé, también yo —me dijo.— Te prometo, que haré lo posible porque entiendas que he estado perdido por ti durante mucho tiempo, todas tus risas enredadas en tus poemas viven en mi memoria y no se van, lo intenté, admito que lo intenté, hacer que se fueran. No lo logré. Pensé que cuando volviera, todo estaría en mi contra pero me prometí que si no era así, ya no ocultaría lo que siento por ti nunca más, al menos intentaría decirte que te quiero.
Le sonreí.
—Yo te quiero a ti, Luciano. Gracias por guardar tu amor tanto tiempo. Prometo cuidarlo... Justo ahora, solo quiero la seguridad de que mañana seguirás queriéndome—le regalo una mirada tímida, puedo ver los nervios que le genera está situación—. Disfruté cada beso, disfruté cada caricia y descubrí que quiero que me pertenezcan siempre a mi. Es por eso, que si quieres una oportunidad conmigo, desde este momento, debes empezar a ganartela porque no estoy dispuesta a regalarte eso sintiendo tanto temor—alcanza a mirarme, sus ojos brillantes miran los míos fijamente—. Necesito que me lo demuestres.
—Lo haré.
°°°
La fiesta del primer día del festival terminó no mucho después de nuestra conversación, no había visto más a Federico, Franco o Francesca. Tampoco tuve la oportunidad de despedirme correctamente de Daphne pues luego de los fuegos artificiales también desapareció con su hermano. Eran las tres de la mañana e íbamos camino a mi casa. Mañana a primera hora debo presentarme ante Franco, estoy segura de que no se fue hasta que me vió tranquila pues en toda la conversación que tuve con Luciano, sentía su mirada en nosotros. Hasta que ya no.
—Llegamos, piccola fiore.
Qué día tan esplendoroso y refrescante. Ojalá todos puedan ser así a partir de ahora.
—Gracias por traerme a casa, amargado.
—Tu mamá me mataría si no te dejo yo mismo sana y salva en casa
—En eso tienes razón—. Ambos reimos—. Estoy muy emocionada de saber cómo me conquistarás mañana.
—Yo estoy emocionado de poder intentarlo, pero da por realizada la conquista. Ya tiene mi nombre escrito.—dijo guiñandome un ojo, ruedo los ojos, beso su mejilla y salgo de auto.
—Nos vemos, iluso.— le digo entrando al pórtico de mi casa.
—¡Descansa, florecilla!—. Me grita desde el auto, nos despedimos con la mano y no se va hasta que se asegura de que entré a mi hogar. El día de hoy, me quedaré en casa de mamá.
Una vez lista para dormir, llega la hora de reflexionar mil veces todo lo ocurrido hasta quedarme dormida.
Al día siguiente llegué puntual, con varios vasos de café en la mano.
—Buenos días, Ángelito.
—Hola, Calli. Expreso para ti, latte para Daph, ¡Nos vemos en un momento!— le grito pasando de largo la oficina luego de dejar los cafés en su escritorio.
—¡Suerte con tu ogro, Fiona!— alcanzo a escuchar
Suelto una carcajada y sigo avanzando hasta el fondo del largo pasillo hasta llegar a su oficina. Toco tres veces y un «Adelante» se escucha. Abro la puerta y me apresuro hasta llegar a su escritorio.
—Puntual y con café en mano, señor.—bromeo con postura militar.
—Gracias, Acacia. Puedes retirarte si eso es todo.—no me ha volteado a mirar, está concentrado en su computador y
enterrado en su silla.
Me descoloqué.
—Franco, yo...
—Acacia, estoy ocupado.—se ajusta los lentes y por fin me mira, está enojado. Se toma el puente de la nariz y suspira.—No me siento bien hoy, lo siento. No es tu culpa. No sé cómo lidiar con esto justo ahora.
—¿Puedo ayudarte en algo? Sabes que lo que sea...
—Lo sé, no, no puedes. Estoy bien, ve tranquila. Calliope solo hizo tiempo en el computador, hay un montón de evoluciones atrasadas. ¿Puedes ayudarme con eso, por favor?
—Claro.—le respondo enseguida, acabo de drenar toda mi energía de repente.
Él de la nada se levanta, camina directo hasta mi y me abraza con fuerza. Hunde su rostro entre mi hombro y cuello, su respiración se vuelve más tranquila.
—Lo siento, bonita. Es mi culpa haberte desanimado, fui muy duro contigo.
Suspiré, no me gustó eso.
—No vuelvas a hacerlo.
—Nunca más.
—Sabes que puedes contar conmigo para cualquier cosa que necesites, lo sabes.
—Siento mucho que en esto no me puedas ayudar, de verdad.
—¿Hubo alguna complicación en la empresa?
—Nada que no pueda resolver, nada que no pase con tiempo.—deja un beso en mi frente y antes de que vuelva a su lugar lo detengo, se vuelve a mirarme y me regala una sonrisa.— Te lo prometo.
Asiento, le aseguro que me encargaré de lo que me pidió y ambos volvemos a nuestras obligaciones diarias.
Me preocupa, pero no puedo hacer nada si él me deja por fuera de eso. La única forma de que la tranquilidad de Franco se altere es por alguna situación de gran tamaño. Debo estar atenta, no puedo dejar que vuelva a enfrentar algo solo. Siempre tendrá mi apoyo incondicional, así no lo quiera.
Horas más tarde Calli, Daphne y yo entramos al restaurante donde almorazariamos. Nos sentamos cerca de la ventana, hacia un día soleado y conversábamos mientras decidimos qué ordenar
—Alguien tuvo una noche movidita...—Calliope me miró subiendo y bajando sus cejas con una sonrisa torcida de la burla—. ¡Cuéntanos todo lo que hicieron! Quiero detalles.
—Calla ya, no es tu problema. Nadie te hostiga cuando vas de motel con tu novio.—hizo comillas con las manos—. Discretamente—.le dice seriamente Daphne.
—buh, aburrida—. Abucheó Calliope. Daphne en cambio parecia querer decir algo más, me miraba con incomodidad y divagó antes de ordenar una oración.
—Acacia... Hay algo que me gustaría aclarar contigo—. Ella se aclaró la garganta y la miré interrogante—. Sé que no me incumbe pero tú amiga, la del hotel...
—¿Francesca?
Ella asiente y me mira con preocupación.
—¿Hay algo mal? Ayer en el festival, no me agradó como te miraba.
—¿Por qué?
—Me pareció ver rabia en su forma de mirarte y me alarmó aún más que cuando pilló que la miraba, cambió por completo su expresión a una feliz. Si tienes algún problema, puedes confiar en nosotras.
—Seguramente ha estado bajo mucha presión...—. le dije y no sé por qué hay una parte de mi que sabe que no es solo eso.
Ella me miró un momento y luego asintió.
—Aun así, por favor sé atenta y cuídate.
—Tranquila, Daph. No hay nada de qué preocuparse, es una buena amiga. Tú también, gracias por preocuparte por mi.
Volvio a mirarme seriamente y a asentir antes de dejar pasar el tema y conformarse con mi respuesta.
—Es un placer.—es lo último que dijo al respecto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro