Capítulo 13
Acacia
Ahí lo enfrenté
•••
Luciano
¿Estas disponible mañana? Estaré en el café Nyx a las ocho de la mañana, si tienes tiempo te espero ahí.
9:45 p.m
Vuelvo a leer, he perdido la cuenta de cuantas veces lo he leído desde que me ha llegado.
Son las dos de la mañana, estoy en mi cama, mirando la oscuridad de mi habitación esperando que ella me dé la respuestas que necesito, solo... Esperando.
Ni siquiera sé qué espero, el tiempo es algo que nunca he sabido valorar. Nunca he sabido qué hacer con él, a pesar de haber logrado algo con mi vida lo cual no considero gran cosa, soy de ese grupo de personas que no sabe que hacer con el tiempo y solo deja que los días pasen y pasen, esperando.
Me da tanta rabia, antes mucha más. Logré ganarme mi independencia, he adquirido experiencia y conocimientos pero aún así a veces cuando me propongo hacer algo me quedo paralizada sin haber dado más de cinco pasos, mi mente y mí cuerpo entran en un estado de parálisis total porque no sé cómo hacer algo, cómo proceder. Es como una pared, una infinita pared frente a mi que solo me da una advertencia: Da la vuelta.
El tiempo y el "¿Qué hacer con él?" es una de las cosas más abstractas de la vida, tienes que descubrirlo al paso... a veces y a ella misma; hay personas que solo se limitan a luchar por una estabilidad, procrear, criar, morir. Porque por más que se partan la cabeza intentando darle un sentido, él mismo se les va.
Como a mi, como siempre.
Otras veces, soportas. La vida se trata de soportar, algunas veces soportas tanto que simplemente no hallas salida y cuando la encuentras, te da miedo. Pero ¿Quién no le teme un poco a lo desconocido?
No quiero preocupar a Fran con mis jodidos dilemas, menos ahora que está tan llena de ellos y al mismo tiempo de felicidad. Odiaría tener que arruinar eso solo para que exprima su cerebro junto al mío en esto.
Porque a pesar de todo, a pesar de cuán alta sea la dificultad de la situación, yo sé que puedo.
No le respondí, se hicieron supongo las seis de la mañana porque Francesca está a punto de irse y yo sigo aquí.
-¡Si no te levantas ahora llegarás tarde, te dejo el desayuno listo! -Grita desde la sala, no sé qué otras cosas parlotea para después volver a gritar-. Me voy, ¡te quiero, inútil!
Luego se escucha un gran portazo, así ha sido estos días. Ella sale con mil cosas encima y a pesar de ir más temprano de lo usual y con tiempo de sobra, va corriendo como si estuviera a punto de perder el día.
En todo ese tiempo, no ha visto a Luciano en el hotel y no me sorprende. Juraría que él ha pasado varias veces por su lado y ella va con la mente tan ocupada que ni se percata.
Y no son palabras a base de suposiciones, son palabras a base de experiencia.
El festival es mañana, mi auto está en el taller y por lo que veo me pondré la misma ropa que la primera y única vez que fui.
El festival me produce varias cosas
Nervios, por Luciano
Fatiga, porque sé que estaré sola la mayor parte del tiempo
Emoción, por ver a Mario, por los fuegos artificiales
Y ansias, por otra gloriosa piña colada
Me quejo profundamente antes de levantarme, asearme y vestirme. Tomo mis cosas y salgo de mi cuarto yendo a la cocina, tomo el peculiar desayuno guardado en una bolsa de papel que preparó mi amiga y abro la nevera.
-Dios, si se vuelve loca demandare a ese hombre
Poco a poco voy poniendo cada cosa que saco de la bolsa en un lugar de la nevera.
Un pimentón rojo, un pastelito crudo, una bolsa fría de guisantes, un huevo crudo y un sobre de mostaza.
Nutritivo, muy nutritivo.
Miro la hora, 7:45 a.m
Exhalo exageradamente y asiento
Necesito hacerlo. Es la oportunidad para por fin hacerle frente a las cosas, él mismo me citó. Solo espero que eso salga bien
Salgo del edificio y camino a la avenida principal que está a una cuadra para tomar un bus.
Porque la realidad es que el café no está tan lejos como para ir en taxi pero tampoco está tan cerca como para ir caminando.
Una vez ahí espero unos diez minutos y llega el que se dirige a mi destino, subo en él para luego pagarle al conductor y buscar un asiento para sentarme.
Otros diez minutos después estoy frente a la cafetería.
Muerdo mi labio inferior y empiezo a dudar si debería entrar
Lo que me preocupa no es el trabajo, por suerte o tal vez no para mi dignidad, hoy entro a medio día.
Lo que me preocupa es el lugar, las reacciones que podamos tener... No creo que sea el lugar correcto para esto.
Un niño se me queda mirando desde dentro, pega su cara al vidrio del ventanal y empieza a hacer caras extrañas, despega su cara, llena de saliva todo el espacio que ocupaba su rostro hace un momento en el vidrio y vuelve a pegarla.
Lindo, realmente muy lindo. Bufo y entro por fin
Busco por todo el establecimiento, veo al niño del vidrio mirándome, veo a sus padres ignorándolo y al fondo, casi en la última mesa lo veo soplando una taza de té. Parece imperturbable, se ve relajado
Lo envidio, lo que daría por estar relajada. Camino en su dirección, lo mas relajada que puedo aparentar estar, dando hondas respiraciones. Me detengo
- ¿Sabías que más de 5 niños hacen eso al día? ¿Sabes cuantos señores sudorosos pegan su espalda y brazos de ahí? Porque todo eso está en tu boca ahora -Le doy una sonrisa al niño, si la tragedia fuera una cara, justo ahora sería la suya- Ve a lavarte. -él asiente muchas veces y sale corriendo en la que supongo es la dirección del baño.
Sigo caminando hasta llegar a él, sé que me ha visto hace un momento. Dejo mi bolso calmadamente en su mesa y me siento frente a él.
Él me sonríe
-Hola, florecilla
Me acomodo mejor en el asiento y pongo un mechón tras mi oreja.
-Hola.
-Estas muy linda, ¿Qué te has hecho?
Y si la confusión también tendría una cara, fuera la mía en este momento.
-Nada. ¿Cómo has estado?
-¡Muy bien! -exclama en seguida, alzo una ceja- Todo está perfecto, ¿Debería haber algún problema?
Y entonces, entiendo lo que intenta hacer.
-¿Qué pretendes?
-¿De qué hablas?
-No vine aquí para verte fingir, vine aquí para resolver de una vez nuestro problema ¿Por qué más si no? No es el mejor lugar pero...
-Por que somos amigos, por eso vendrías.
-¿Por qué estás actuando así? -Reclamo
Él se toma el puente de la nariz y luego pone ambas manos en su cara
-Acacia, no empieces otra vez ¿Quieres ir por ahí de nuevo? Intento dejarlo pasar.
-¡Sí! ¿Por qué tiene que ser tan complicado, eh? ¿Por qué debemos dejarlo pasar?
-No es así, no lo hago así.
- Yo... Sé que estuve mal, sé que tengo muchas cosas por mejorar y eso no lo hace más bonito... Pero lo acepto, acepto eso y acepto que me equivoqué ¿Pero tú? ¿Cuándo vas a admitir los tuyos? ¿
No todo es risas y buenos momentos, vivamos los momentos incómodos también, ¿Cuándo vas a hablar?
Eso debió enfurecerlo mucho, porque golpeó con sus manos la mesa levantándose. Hice lo mismo, no dijo todo aquello para solo dejarlo en mi memoria y ahora hacer cómo que nada pasó. Estoy cansada de que se esconda, de no reconocerlo.
Me dijeron: Si quieres preguntar algo, hazlo. Si quieres decir algo, dilo.
Y eso estoy haciendo, quiero estar bien con él de una vez por todas. Pero no puedo ser yo la única que se haga cargo de sus errores, necesito que volvamos a ser el reflejo del otro
Lo que solo me falta preguntar es... ¿Lo necesitará él?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro