Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 09

Acacia

Estuve estancada

•••

—No, de hecho no interrumpes nada—dice Franco—, en realidad creo que nos iban a presentar. Un gusto, mi nombre es Franco D'angelo.

Franco le extiende la mano y Luciano con una expresión sombría que rápidamente se transforma a una simpática.

—El gusto es mío, Franco. Soy Luciano, gracias por darle tiempo a Acacia para apoyarme en mi proyecto. Estas más que invitado a la inauguración.

Así que con cualquier otra sí puede mantener una conversación. Lo miro con una sonrisa incómoda, Franco asiente hacia él y le da las gracias.

—En realidad, Franco vino a buscarme. Ya debo irme—él me mira un breve momento, me hace una mueca con el rostro como diciendo «¿Todo bien?»—, te dejaré mi auto para que vayamos mañana a mirar los establecimientos que tenemos citados. Franco me mira interrogante, pero lo disimula muy bien.

—De acuerdo. Cuídense mucho entonces—me da un beso en la mejilla, me abraza y se separa un poco de mi—de verdad lo siento, sé que lo arruiné hoy. Te lo compenaré.

Nos despedimos prometiendo vernos mañana, y Franco me guía a la salida con su mano puesta en mi espalda.

—¿Debo preocuparme por esto? Básicamente me estás echando de esta casa.

Río junto a él y lo miro fijamente

—No te preocupes, de verdad. Por hoy ya fue demasiado, es todo.

—Tu solo pídemelo y te quito esos dos días libres.

—Tan considerado—él deja salir una melodiosa risa.

Luego de despedirnos y subirnos al auto, por fin voy camino a casa. Hablamos de muchas cosas, nos reímos de muchas otras y cuando llego, el tiempo parece que pasa volando. Cuando se estaciona frente al edificio donde vivo, tengo la necesidad de agradecerle muchas cosas.

—Franco...

—¿Si?

—Gracias por disfrutar mi compañía—le sonrió, le doy un beso sonoro en la mejilla y bajo del auto—. ¡Te quiero muchísimo!—le grito mientras él sonríe y yo entro al edificio.

°°°

Las personas se equivocan tanto, en tantas cosas. Se dejan manipular por una apariencia, por unos cuantos logros, por cuanto dinero hay en tu cuenta bancaria, de quien eres amigo, hijo o hermano.

Detesto tanto eso, lo detesto casi tanto como cuándo me llaman «Ángel» Porque yo sé que no soy así de digna, yo sé cuan inestable puedo llegar a ser. Es de esas cosas que no puedes controlar, que no sabes controlar. A veces mi lado putrefacto sale sin más, sin que yo lo vea venir... Solo algunas veces lo he visto marcharse.

No soy pura, ni perfecta.

Soy lo contrario a eso. Y al mismo tiempo, puedo ser tan contradictoria, tan confusa como corrientes en diferentes direcciones uniéndose en el mar.

No soy milagrosa ni mucho menos. Pero a ellos les gusta tanto engañarse, les gusta tanto autodespreciarse creyendo que alguien es único, capaz y que ellos jamás podrían.

Cuando la verdad es que sí, sí pueden. Cualquiera puede hacer lo mismo que admira, lo mismo que desea su corazón. Pero se limitan porque no se creen capaces, porque es más fácil idolatrar a alguien que hacer algo para sentirse orgullosos de ellos mismos.

Y lo que más detesto, es que la mayoría de las veces esa admiración no es más que envidia. No pueden vivir sabiendo que alguien más pudo, simplemente no lo soportan.

Y se descomponen.

Su carne empieza a pudrirse de tal manera, que son capaces de todo por verte fracasar.

Y eso les dará placer.

Porque la verdad es, que el mundo está tan podrido como ellos. Porque aunque odie aceptarlo, es más común de lo que debería.

Ya solo lo dejo pasar, mi epoca de quitar la ceguera a las personas acabó hace mucho y no del todo bien; Me dí cuenta de que no puedes quitar la venda a quien se aferra a ella.

Simplemente hay personas que disfrutan vivir así, que aman ver el sufrimiento del mundo. Que solo esperan la oportunidad de anonimato que da la oscuridad para salir con una sonrisa cínica de efecto neón, para dañar... Una vez llega la luz, fingen estar heridas, se camuflan entre las víctimas.

Luego están las víctimas, cansadas, adoloridas y rendidas.

La cosa es, que las personas descompuestas también son víctimas.

Y las víctimas, también son personas descompuestas.

Loco.

Veía los árboles distorsionados mientras avanzábamos rápidamente por una de las calles más lindas de la ciudad, hasta que nos detuvimos frente a un lugar bastante conocido para mi, es muy temprano por lo que todo se mira brillante, desde el vidrio en las paredes del local, hasta las piedras decorativas en la pared bañadas en enredaderas y flores. Todo estaba levemente humedo.

—Ya llegamos, ¿Lista? —Me pregunta Luciano desde el asiento de conductor—. Hora de cazar unos buenos establecimientos, sorprenderemos a los negocios hoy; No sabrán quién los noqueó.

Está tan alegre que me contagia y me irrita a la vez. ¿Es normal cambiar de humor tan seguido?

Hoy está tan... Nada que ver con como estuvo ayer.

—Sí —iba a abrir la puerta del vehículo cuando él me impide hacerlo.

—Oye... ¿Está todo bien? Digo, es que estás tan... A penas he escuchado tu voz desde que llegué, prometí que iba a compensarte. No sigas enojada conmigo.

Aprieto tanto la mandíbula que no me doy cuenta de la fuerza que estoy haciendo hasta que siento dolor en mis dientes. Esto es tan increíble, quisiera darle un buen golpe en la frente para que revise sus actitudes.

¿Si quiera se había visto actuar? Estoy ofendida y es mejor llevar las cosas por la paz. Tampoco puedo estar enojada por siempre y está situación requiere profesionalismo.

Tomo una gran respiración e intento relajar mi cuerpo. Tengo que tragarme mis amarguras, aunque no sé cuántas gotas falta para que se desborde mi vaso.

—Luciano, ¿Quieres que todo salga bien? Hagamos las cosas bien, por favor, no necesitamos inestabilidad en este momento. Te quiero muchísimo, pero déjame las cosas claras si necesitas a una amiga o si no me necesitas. También tengo cosas que hacer y como tú, no quiero perder el tiempo.

No tengo que decirle nada más, él me mira serie, no me responde más que un asentamiento. Salgo rápidamente de ahí empezando a caminar por el largo tramo de madera también adornado con piedras y flores al alrededor para poder llegar a la entrada del local.

Este local le pertenece al Señor Marco, antes aquí solía haber una boutique con temática vintage. Yo misma habia comprado prendas aquí varias veces y me parecía un buen lugar.

La ubicación es fantástica, igual que la iluminacion y el tamaño del local era un sueño. De lo único que debíamos hablar sería el precio, ya que aunque está en muy buen estado le hace falta mucha mano de obra si queremos cumplir la intención que tenemos con él y el precio estaba por las nubes.

El señor Marco accedió a hacernos una cita. Según tengo entendido han venido muchos interesados por el local y él ya había cerrado para nuevos interesados. Por suerte para nosotros hasta ahora ninguno de los compradores le ha dado respuesta definitiva hasta ahora.

Escucho un portazo y sé que ahora está molesto. No entiendo por qué, es decir sí, yo tuve un día para digerir qué decir y él unos pocos minutos pero aún así no debe molestarse. ¿Acaso no es lo que quería? ¿Que dejara de molestar? También tengo límites, también estoy cansada.

—¿A qué te refieres con dejarte las cosas claras, Acacia? ¿Qué historia te inventaste esta vez? —Llega hasta donde estoy, está alterado. Lo noto por su forma de respirar.

Lo que dijo me ofendió y me dolió pero no hice más que rodar los ojos. Era típico en él cometer errores y decir que yo me los había inventado. 

—¿Sabes qué, Luciano? Ya no tengo doce años. Ni tu tampoco, si no asumes tus actitudes al menos no uses la típica excusa.

—¿¡De qué hablas!?

Y nada más me bastó ese grito para saber que el vaso no estaba vacío sino, desbordandose.

Al carajo todo, claro que puedo perder los papeles por algo infantil.

—¡Dios, ya estoy cansada! ¿Quieres fingir que todo está perfecto siempre? ¡Bien! Pero no me incluyas en tu obra de teatro, porque no estoy dispuesta a seguir el ritmo de esto cuando mañana no quieras actuar.

—¡No estoy fingiendo nada! Pensé que me habías perdonado, ¡Pensé que estábamos bien!

—¡No pides perdón porque sí! ¡Se supone que pides perdón porque aprendiste, porque lo sientes! No puedes pedir perdón y siguir cometiendo los mismos errores... Porque entonces solo estarías mintiendo —Odio estar destruyendome en cada palabra, pero simplemente está muy reciente todo como para que piense claramente. Es la primera impresión que saqué y es la que hasta ahora he mantenido. No sé si estoy loca, pero él ni siquiera se da cuenta de que ayer exceptuando su llegada y la despedida, no intercambiamos palabra alguna.

—Tu realmente no lo hiciste ¿Cierto?—cierro los ojos con fuerza— Eres... Eres increíble, no pasó mucho tiempo para que volvieras a buscar una excusa para gritarme en la cara ¿No?

—No pasó mucho para que quisieras volver a alejarte.

—¡No es eso!

—¿Entonces qué es?—ambos estamos demasiado alterados.

—¡Realmente yo estaba mal pero notas solo lo que quieres ver! Te pedí perdón por eso. Sigues siendo la misma inmadura adolescente de quince años. Tú no cambias. Sigues pareciendo la niña que lloraba por todo ¿Cuando saldrás de esa nube de autocompasión? Ayer no parecias necesitarme cuando apareció Franco y te fuiste. Me alegro al menos no haber estado cerca de ustedes ayer.

—y tu no pareces necesitarme nunca cuando cualquiera es mejor que yo. Pues bien, también yo encontré personas geniales, personas que me hicieron no necesitarte más tampoco—él me mira con dolor, da un paso atrás y toma una larga respiración.

Mi corazón, antes afligido ahora se hunde en pedazos de dolor y se revuelca en sus propios fragmentos. Porque se había hecho pedazos en el momento en el que él me gritó la verdad en la cara. Y duele más porque ni siquiera toma en cuenta las razones del por qué estoy dolida.

Sus palabras se enterraron en lo más profundo, no solo ellas sino su forma de hablarme. A pesar de haber pensado de forma coherente ese día también me había dejado guiar por los pensamientos dañinos, yo lo dañé, me había dejado guiar por mi lado putrefacto al igual que él ahora.

Y ahora lo veía marcharse, feliz por un trabajo bien hecho solo porque estaba hundida en mí. Hundida en mi propia lastima... Él se había equivocado, sé que lo sabe. Pero yo también.

Y no me habia dado cuenta de cuánto, hasta que él se puso delante mio y abrió la boca. Tampoco consideré qué lo tenía así.

Su mano va directo a su frente perlada por el sudor, su tambaleo es tan imperceptible que si no fuera porque llevo rato observándolo no me daría cuenta. Él cierra sus ojos y suspira fuertemente. Estoy temblando y supongo que es porque habían pasado muchos años desde que habiamos tenido una discusión así, por alguna razón, esta se sintió diferente y él se ve muy mal.

—¿Estas bien..?—murmuro haciendo el amago acercarme.

—¡Señorita Fiore, la estaba esperando!— Grita el señor Marco de la nada. Volteo a verlo y esta saliendo del local, camina hacia nosotros con una enorme sonrisa.

—Necesito aire —es todo lo que me dice Luciano, camina hacia la calle en dirección contraría a nosotros.

Suspiro. Jodida mierda.

—¿Todo bien? Entremos, le daré un vaso con agua. Aquí está todo listo.

Asiento, miro una ultima vez por donde se fue Luciano y sigo al señor Marco.

— Está todo bien. ¿Qué tal está usted, Señor Marco? Disculpe mis modales, me ha tomado en un mal momento.

—Lo sé... —Me mira—. No era mi intención escuchar, perdoneme. Pero estaban gritando, mí único impulso fue detenerlos antes de que alguno se hiriera más... A veces es peligroso discutir de ese modo cuando se conocen mucho, cuando se aman. Resulta, el triple de doloroso.

Me tenso.

—No, perdoneme usted por mayor alboroto... Estoy muy avergonzada— bajo la mirada.

—Comprendo. Si me permites agregar algo...

La verdad es que no me gustan las personas que intentan inmiscuirse en problemas ajenos a ellos, menos si no son personas de confianza. Pero dado al espectáculo que monté frente a su local, lo aceptaré. Porque en serio no quiero causar más problemas por hoy, además un consejo de buen corazón siempre es bien recibido.

—Seguro.

—Piensen bien las cosas, Fiore. Y observe, que no es la única sufriendo; si quiere una técnica para que esto se le haga más fácil, intente mantener la mente fresca y comuníquense. No acumulen rencor, porque acumular rencor... Es acumular odio, y una vez que estés ahí se le hará difícil salir. Aplica para los dos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro